Houston, tenemos un problema: SpaceX

Hace unos días escribí en un reportaje que, 45 años después del último salto del ser humano más allá de la órbita baja terrestre (Apolo 17, en 1972), los viajes espaciales se iban haciendo tan distantes en el pasado como aún nos lo parecen en el futuro. Si no fuera porque el diario en el que escribí esto es digital, haría como el año pasado hizo un columnista del Washington Post, que literalmente se comió sus columnas en las que había asegurado que Donald Trump jamás sería el candidato republicano a la Casa Blanca.

Bien, tampoco es que lo mío fuera exactamente una predicción, sino más bien un comentario colateral, pero confieso que no esperaba tener que informar aquí tan pronto de lo que parece será un muy pronto regreso de los terrícolas al espacio profundo. Si Elon Musk cumple su promesa.

El fundador de SpaceX –entre otros ambiciosos y visionarios proyectos que están dejando a otros famosos genios tecnológicos como simples fabricantes de teléfonos– ha anunciado que su compañía está ya formalmente inmersa en una operación destinada a enviar a dos civiles a un vuelo alrededor de la Luna, como hizo por primera vez la misión Apolo 8 en 1968. La identidad de los dos pasajeros no ha sido revelada, ni he leído que hayan empezado las especulaciones al respecto; lo único que se supone de ellos es su condición de milmillonarios.

Ilustración de la nave Dragon 2 de SpaceX. Imagen de SpaceX.

Ilustración de la nave Dragon 2 de SpaceX. Imagen de SpaceX.

Si tuviera que apostar, y dado que este artículo tampoco se publicará en papel, diría que alguno de los pasajeros de pago que volaron a la Estación Espacial Internacional (ISS), o alguno de los que reservaron billete pero no llegaron a hacerlo, tendría el dinero y las ganas necesarias para ocupar uno de esos dos asientos. Pero ya veremos.

Musk se propone lanzar esa histórica misión de circunvuelo lunar a finales del próximo año. Un retraso sería esperable; las nuevas compañías espaciales suelen arriesgar en sus anuncios de previsiones. Antes de eso, Musk necesita demostrar que su cohete y su nave funcionan. Respecto a la segunda, la versión 1 de la cápsula Dragon, no tripulada, ya ha volado al espacio e incluso a la ISS. De hecho una de ellas, lanzada al espacio el pasado 19 de febrero, se encuentra actualmente anclada a la estación. Pero la versión tripulada, la Dragon 2, aún no ha debutado; se espera que lo haga en noviembre sin ocupantes en una misión a la ISS, y que en el segundo trimestre de 2018 vuele con sus primeros tripulantes, astronautas de la NASA.

Respecto al cohete, también queda mucho camino por delante. Para la Dragon 1, SpaceX ha estado utilizando su propulsor ligero, el Falcon 9. Pero el monstruo que deberá llevar la Dragon 2 a la Luna, el Falcon Heavy, aún no ha debutado. El cohete más potente que jamás ha volado desde el Saturno V de las Apolo debía haberse estrenado a comienzos de este año. La previsión actual de Musk es que lo haga el próximo verano.

Y la NASA, ¿qué opina de esto? La relación entre Musk y la agencia espacial de su país adoptivo es más que cordial: es comercial. SpaceX es una de las compañías contratadas por el gobierno estadounidense para proporcionar los nuevos vehículos espaciales con los que aquel país evitará tener que seguir comprando carísimos pasajes en las Soyuz rusas. Actualmente SpaceX tiene previstas, según su contrato con la NASA, cuatro misiones Dragon 2 a la ISS cada año, de las cuales tres serán de carga y una de tripulación.

Lo que esto significa es que quien ha pagado el desarrollo de la Dragon 2 es la NASA. Y ahora, de repente, Musk se descuelga con el anuncio de que utilizará su cápsula pagada por los contribuyentes para pasear a millonarios.

No es que la NASA debiera tener objeciones al respecto, dado que los precios astronómicos que (muy apropiadamente) SpaceX cargará a sus dos pasajeros (aún no se han revelado las cifras) ayudarán a reducir los costes para el gobierno a largo plazo, según el comunicado de la compañía.

Y sin embargo, fíjense en lo que dice la segunda de las cuatro escuetas frases con las que la NASA ha reaccionado al anuncio de Musk: «Trabajaremos estrechamente con SpaceX para garantizar que cumple con seguridad las obligaciones contractuales de devolver el lanzamiento de astronautas a suelo estadounidense y continuar transportando suministros con éxito a la Estación Espacial Internacional». No suena demasiado a felicitación, ¿no creen? Yo diría que más bien la frase podría resumirse aún más en solo tres letras: ¿WTF?

4 comentarios

  1. Dice ser José Luis Blanco Coli

    Todo es una farsa. Los cohetes de Von Braun se han estancado, en cuanto a desarrollo y posibilidades. Ya no vale una gran cañón como el de Jules Verne, se necesita una nueva técnica de transporte espacial, completamente alejada de la conocida técnica de la coheteria, eso es muy simple y no tiene recorrido.
    Mientras tanto, con objeto de mantener la llama de la esperanza encendida de una astronomía de futuro, se lanzan historias inverosímiles basadas en meros indicios espectroscópicos, unas veces y de limitadas pruebas ópticas otras, que a nada conducen cuando hablamos de la Luna, que está muy cerca o de Marte que cuanto más próximo está es a 60 millones de kilometros de la tierra y todo es confuso y facilitando aberrantes teorías que no se sostienen.
    Y ahora pretenden enredarnos con unos sistemas solares externos a cuarenta años luz de la tierra…………….con toda clase de detalles sobre la presencia de agua en alguno de ellos. ¡¡¡Paparruchas, mentiras desde el punto de vista científico enormes, que sólo hacen que confundir y mezclar conceptos, pero eso si, sacar jugosas subvenciones para la Nasa y para aprovechados astrónomos que quieren obtener o relevancia o dinero.

    01 marzo 2017 | 09:21

  2. Dice ser Yo Discrepo

    José Luis blanco, has estado brillante en tu exposición, estoy plenamente de acuerdo

    01 marzo 2017 | 09:30

  3. Dice ser ElSiguientePaso

    Deberían dejar de liarnos con sistemas solares exteriores y demás descubrimientos, que si bien son un gran paso de conocimiento no llevan más que a eso, CONOCIMIENTO, que esta bien, no digo que no, pero… se deberían centrar en:

    1. Un sistema lo más económico posible para lanzamiento de naves.

    2. Una nave eficaz y sistema de propulsión que permita explorar lo más cercano.

    3. Mineria espacial. Que el siguiente paso sea colonias en otros planetas que permitan extraer recursos para la industria terrestre de forma eficaz, más o menos segura – porque en el espacio, nada es seguro – y de esto modo dejar de explotar los recursos de la tierra y empezar a dedicarnos a sanar las heridas que desde la revolución industrial del sXIX hemos causado al ecosistema de la Tierra.

    Para esto, mínimo 100/150 años ¡Y soy demasiado optimista!

    Y luego…. DIOS DIRÁ!!!

    01 marzo 2017 | 09:40

  4. Dice ser J.J.

    Hola,

    Creo que el verdadero problema del «despegue» de la exploración espacial, es la gravedad.
    Personalmente opino que los esfuerzos, osea, el dinero y el material humano, se debería destinar al estudio y comprensión de la gravedad, así como su manipulación y control.
    Solo hay que preguntar, a cualquier ingeniero espacial, cual es la mayor dificultad que existe a la hora de llegar a cualquier cuerpo celeste del sistema solar?. La más acuciosa y costosa es la salida y la entrada o en el caso de la tierra la reentrada. Y todo es debido a la atracción gravitatoria de dichos cuerpos celestes.
    Después de controlar este aspecto, se podrá estudiar formas viables de salvar las distancias inmensas que separan unas galaxias de otras o un sistema solar de otro.
    Para concluir, es posible que en la exploración espacial, el divide y vencerás, no es de momento aplicable. El focus o la centralización de esfuerzos y recursos sobre una sola área son actualmente mucho mas productiva.

    01 marzo 2017 | 11:43

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