Antes de que la gigantesca ascua llameante tocara el suelo, el negocio de los zepelines ya valía menos que una pavesa. En una época en que aún no se estilaban las largas listas de advertencias y disclaimers de hoy, probablemente muchos pasajeros del Hindenburg viajaban ignorando los 200 millones de litros de hidrógeno rodeados de materiales combustibles que llevaban sobre sus cabezas. La gloria del poder aéreo nazi ardió como el pelo de una muñeca el 6 de mayo de 1937 sobre el aeródromo de Lakehurst en Nueva Jersey (EE. UU.), matando a 36 personas.
Los dirigibles, un concepto que se remonta a los orígenes de la navegación aérea, quedaron desde entonces reducidos a usos especializados y más o menos exóticos, como los espectáculos deportivos, en los que prestan soporte a cámaras cenitales por gentileza de la cerveza Duff o cualquier otro patrocinador. Sin embargo, hoy existe un interés por resucitar la idea del barco aéreo, y entre sus defensores se cuentan instituciones tan dispares como la NASA y la banda británica Iron Maiden.
Todo buen fan de los Maiden sabe que Bruce Dickinson, vocalista del grupo, no solo es un apasionado de la aviación, sino un experimentado piloto comercial que ha volado profesionalmente, incluso a los mandos del Boeing 757 fletado por la banda en algunas de sus giras. Dickinson es uno de los accionistas de la compañía Hybrid Air Vehicles, que el viernes pasado presentó a los medios en la localidad inglesa de Cardington (Bedfordshire) su HAV304 Airlander, el nuevo dirigible con el que sus creadores esperan abrir una nueva-vieja era en el transporte aéreo y que comenzará a volar este mismo año. En esta ocasión, naturalmente, con helio en lugar de hidrógeno.
Dickinson resaltó que el aparato, «un 70% más verde que un avión» y ocho metros más largo que la mayor aeronave jamás construida, es capaz de mantenerse en el aire durante más de tres semanas y de cruzar el Atlántico a 148 kilómetros por hora. Los medios británicos ya han sacado punta: el Mail Online, siempre tan chisposo, lo llama «el culo volante» por su peculiar aspecto, y tampoco ha tardado el chiste de que Iron Maiden pilotará a Led Zeppelin.
La compañía espera inaugurar sus vuelos comerciales en 2016, y a través de su web sortea dos billetes para los afortunados que compartirán vuelo, charla y copas (quizá sin alcohol) con Dickinson y otras celebridades. Nunca hubo mejor ocasión de aprovechar que la expresión inglesa para «vuelo inaugural» es precisamente «maiden flight«.
A la altura del ‘Hubble’, pero a menor altitud
La de Dickinson no es la única iniciativa para recuperar los zepelines. El Instituto Keck de Estudios Espaciales, dependiente del Instituto Tecnológico de California (Caltech) y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, acaba de publicar un estudio titulado Dirigibles: un nuevo horizonte para la ciencia. En sus 60 páginas, más de treinta expertos analizan «el potencial de una variedad de dirigibles actualmente operativos o en desarrollo para servir como observatorios y plataformas de instrumentos científicos para la ciencia espacial, atmosférica y terrestre».
Los autores concluyen que los dirigibles podrían complementar las observaciones científicas de aviones y globos en todo el rango de altitudes, incluso reemplazando a los satélites. «Un telescopio óptico de uno o dos metros situado a unos 20.000 metros con estabilización de encuadre tendría mayor poder de resolución que cualquier telescopio en tierra», señala el informe, añadiendo que tales observaciones competirían con las del mismísimo telescopio espacial Hubble. «La ciencia, y no la guerra, podría ser la gran motivación para empujar a la industria hacia el desarrollo de dirigibles estratosféricos».
Entre las utilidades científicas de estas aeronaves, los expertos sugieren la monitorización ambiental en las megalópolis y en los ecosistemas, o la observación astrofísica de objetos tales como agujeros negros y discos protoplanetarios en estrellas jóvenes. Y para engrasar el trabajo en esta línea, proponen lanzar un concurso de desarrollo de dirigibles estratosféricos con un premio mínimo de un millón de dólares. Ingenieros, ¡a las pizarras!
Solo para valientes http://adf.ly/eHxdV
03 marzo 2014 | 08:53
Yo es hablar de un dirigible y acordarme de Indiana Jones, no lo puedo evitar!!
http://areaestudiantis.com
03 marzo 2014 | 09:03
Los zeppelines molan. Hacer un viaje trasatlántico de tres o cuatro días de duración en uno de esos como si de un crucero de lujo se tratara debía de ser toda una experiencia.
03 marzo 2014 | 09:34
Pues yo me apunto, debe ser una experiencia inolvidable http://xurl.es/9ik46
03 marzo 2014 | 11:04
Yo creo que los dirigibles están muy infravalorados porque son capaces de sostenerse a flote sin aporte de energia externa.son como si dijeramos una máquina de movimiento perpetuo que nunca pierde su energia antigravitatoria y eso es algo fascinante y físicamente admirable que se da rara vez en el universo.el dirigible vulnera la ley de la termodinámica ejerciendo una fuerza infinita contraria a la gravedád manteniendose a flote sin perdér su propia energia y sin aportes de energia externa.el aporte de energia se le da para su desplazamiento horizontál y para bajar y subir pero no para mantenerse a flote.
03 marzo 2014 | 12:07
El problema es que según tengo entendido el helio en la tierra es bastante limitado.
05 marzo 2014 | 18:34
Es interesante, pero no estaría de más informar que el helio es muy escaso y los americanos no quisieron vender el helio entonces a la Alemania nazi, y por tanto no les quedo otra que utilizar hidrógeno.
En Alemania en Friedrichshafen hay una empresa que tiene Zeppelines y sobrevuelan regularmente el lago Konstanza, para el que pueda rascarse el bolsillo claro.
06 marzo 2014 | 10:08