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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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¡Increíble! Así bailan los estorninos con un halcón peregrino

La naturaleza nunca deja de sorprendernos. Salgo al campo a última hora de la tarde y me encuentro nubes negras moviéndose rítmicamente por el cielo. Son estorninos.

Un puntito negro, algo más grande que los demás, parece marcar cual director de orquesta el hipnótico movimiento de formas que se abren y cierran dibujando formas extrañas en los aires. Es un halcón peregrino.

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Bandos de un millón de estorninos en el Valle del Ebro

Me llaman mis amigos desde el coche. Van por la autopista camino de Barcelona, son las cinco de la tarde y acaban de pasar Alfaro. De repente, una apretada nube de un millón de pájaros negros cruza por encima de ellos camino del Ebro. “Fue como si se hubiera hecho de noche”, me explica aún sorprendido Paco, quien asustado incluso puso los intermitentes de emergencia del automóvil. “Parecía la película de Los pájaros de Hitchock”, asegura Maribé.

Yo les tranquilizo, pues nada tiene de extraordinario lo que acaban de ver. Se trata sin duda de un nutrido bando de estorninos camino de su dormidero, algo habitual en estas fechas invernales, cuando se agrupan por cientos de miles ejemplares de la especie ibérica (mayoritariamente negros) con los migradores pintos llegados de Centroeuropa. Las mismas o parecidas concentraciones que de pequeños veíamos en los hilos de los postes de teléfono y que nuestras madres nos señalaban como una boda de los tordos. “Pues en esta boda había más invitados que en la de la hija de Aznar”, sentencia Paco con su habitual sorna.

Les cuento que hace tres años la cosa fue peor en la vecina ciudad de Logroño, donde se formó un inmenso dormidero de estorninos en el cementerio municipal de nada menos que dos millones y medio de ejemplares. En poco tiempo las tumbas acumularon una espesa capa de excrementos de 15 centímetros de espesor. Un maloliente problema para el consistorio, aunque a la vista de la espectacular fotografía que les hizo José Luis Gómez de Francisco no me negarán su belleza.

En Logroño, como en Haro, Huesca, Zaragoza, Valencia, Gijón, Avilés, Pontevedra y la mayoría de las ciudades españolas, las incómodas, sucias y ruidosas concentraciones nocturnas se están combatiendo de todas las maneras posibles, con grabaciones estridentes de los gritos de alarma del pájaro, disparos de aire comprimido, petardos e incluso halcones. En Ávila han ido aún más lejos y este año han estrenado un dormidero artificial con el que el Ayuntamiento trata de convencer a las aves para que se vayan a dormir fuera de la ciudad monumental. Todo con tal de poder echarlas.

¿Y por qué se instalan los estorninos en nuestras urbes en tan abrumador e incómodo número? Pues básicamente por dos razones. La primera, porque donde nosotros vivimos no hay más depredadores que nosotros mismos, y por las noches no les molestamos. Es por lo tanto un lugar seguro y tranquilo. La segunda y aún más importante, porque gracias a nuestra iluminación artificial, nuestro asfalto, nuestra contaminación y nuestras calefacciones, en las ciudades hace siempre más calor que en el campo. Y eso lo saben los estorninos como pocos.

Con trabajo y suerte podremos quizá alejarlos algo de nuestras casas, pero nunca será definitivo. Tan sólo nos queda disfrutar de la asombrosa sincronización de los bandos haciendo mil garabatos imposibles en el aire, y ante todo evitar aparcar el coche debajo de donde ellos duermen.

Para terminar, les incluyo un documental italiano, ciertamente exagerado pero muy gráfico, sobre el problema de los estorninos en Roma, donde se juntan a dormir tres millones de ejemplares, extraído de la siempre interesante página de Forestman.