Alfred López 08 de enero de 2021
Es muy común encontrar en algunas novelas, series o películas la referencia a ‘husmear’ como un sinónimo de estar investigando un asunto, curioseando o intentando indagar sobre algún asunto. Es un término suele estar muy relacionado con detectives, policías e investigadores privados y habitual que se les referencie con expresiones del tipo ‘andar husmeando’.
Husmear también es lo que realizan algunos animales (como los perros) cuando andan olisqueando y rastrean algo con el olfato. Esta acción también es conocida como ‘husmar’, aunque es menos utilizada.
Proviene del término ‘husmo’, utilizado para referirse al olor que desprende la carne cuando empieza a estar pasada o en mal estado. Esa pestilencia es la que atraía olfativamente a los perros de presa u otros animales.
No hay consenso respecto a la procedencia etimológica de husmo, aunque la mayoría de expertos señalan que proviene del griego ‘osme’: olor.
De este vocablo también han derivado otros como ‘husma’ (el diccionario lo define como ‘rastreo mental de algo’) o ‘husmia’, que aunque no está recogido por la RAE es utilizado en algunas regiones españolas (sobre todo de Castilla y León y Extremadura) y que se utiliza como referencia al ‘metomentodo’ o ‘entrometido’ (el que mete sus narices en asuntos ajenos).
Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones
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Alfred López 27 de marzo de 2017
Octava entrega de la serie de post dedicados a traer al blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que conocías con otro nombre muy distinto.
Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.
Asueto: Jornada de fiesta que se toma una persona en sus obligaciones laborales o estudios, en un día que no es festivo, normalmente utilizado para arreglar ‘asuntos propios’ como ir al banco, hacer recados o simplemente descansar. Entre los funcionarios españoles se conoce este día también como ‘moscoso’ en referencia al exministro Javier Moscoso.
Cuesco: Nombre que recibe los huesos de la fruta; como el de la ciruela, cereza, nectarina. También se llama de este modo a la ventosidad (pedo) ruidosa, debido a que esa flatulencia recuerda al sonido de uno o varios huesos caer al suelo.
Saltatriz: Término que proviene del latín y que se usaba en la Antigua Roma para referirse a la mujer que tenía como oficio saltar y bailar, con el fin de entretener al público.
Chozno: Cuando alguien nombra a un chozno se está refiriendo a un nieto en cuarta generación o, para decirlo de otro modo, es el hijo del tataranieto de una persona.
Cabrillas: Las cabrillas son aquellas manchas coloradas que aparecen en las piernas cuando se está mucho tiempo al lado del fuego de una chimenea, hoguera…
Intonso: Se usa el término intonso para referirse a una persona inculta o que nunca ha leído. Dicho término proviene de llamar así a dos páginas de un libro que siguen unidas y cuyo pliego no ha sido cortado.
Efélide: Modo en el que también se le llama a las ‘pecas’ (manchitas que salen en la piel)
Siguemepollo: Se trata de una cinta de adorno que colgaba en la parte trasera del vestido de una mujer. Solía usarse en los vestidos elegantes usados en fiestas y actos sociales en los que siempre había algún joven muchacho (llamados antiguamente pollos) que iba detrás de alguna dama con el fin de cortejarla. Había todo un código de lenguaje no verbal en la forma de llevar dicha cinta, que indicaba las intenciones de la muchacha respecto al ‘pollo’
Vidajenear: Fisgonear, cotillear, chafardear sobre la vida ajena de otras personas.
Diastema: Se trata del espacio que queda entre dos dientes (por ejemplo entre los incisivos central superior)
Escrúpulo: Medida de peso utilizada antiguamente por los boticarios (farmacéuticos) que correspondía al equivalente a 1,55517384 gramos. Dicha medida se calculaba mediante 24 granos de piedra debido a que el término ‘escrúpulo’ proviene del latín y quiere decir ‘piedrecilla’.
Maridillo: Se conocía como ‘maridillo’ a un pequeño brasero que se utilizaba antiguamente y que servía para calentar los pies, muy usado por amas de casa mientras realizaban tareas sentadas. Existía el dicho (hoy en día totalmente desfasado y machista) que indicaba que estos pequeños braseros mantenían calientes los pies de la mujer durante el día al igual que lo hacía el marido en la cama durante la noche.
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Alfred López 15 de abril de 2015
Al acto de hablar en voz baja o al oído a alguien y de modo que otras personas no se enteren de lo que se dice se le llama ‘cuchichear’. El origen etimológico del término lo encontramos en ‘cuchichí’ que es como se le conoce al canto que realiza una perdiz.
Tal y como señala el Diccionario de la RAE, cuchichí es una voz onomatopéyica, debido a que este ave parece repetir dichas sílabas en el momento que se comunica.
Y fue precisamente el modo en que tiene la perdiz para comunicarse, conocido como ‘chuchichiar’, lo que propició el término que utilizamos como referencia a aquel que hablar en voz baja, como si estuviera contando un secreto o un cotilleo. Una vez introducido este vocablo en el lenguaje popular perdió rápidamente la primera hache como forma mucho más sencilla en su pronunciación.
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