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¿Qué estamos haciendo mal, también en energía?

Por Domingo Jiménez – Presidente de la Fundación Renovables

Hace años  explicaba en una conferencia en Zaragoza, mi tierra, lo que significaba la sostenibilidad como modelo para el progreso (mayor calidad ahora y en el futuro y para una mayoría creciente) y lo traducía de forma simple como “progreso inteligente” lo que implicaba, decía yo, “repensar el actual modelo de desarrollo, nuestros modelos de producción y consumo y en particular el energético”.

Un paisano me interrumpió y me espeto “repensar no maño, pensar” pues sí, y de pensar va este texto ya que está claro que lo que estamos haciendo mal es que no se piensa lo que se hace.

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El domingo 14 de agosto el periódico La Verdad de Murcia, llevaba en portada un titular “La Comunidad se propone construir nuevas autovías sin incrementar el déficit” como si hubieran encontrado una  panacea.

¿Y por qué es alarmante este planteamiento para construir nuevas autovías? Porque, una vez más, se vende como innovador el hacer fácil o viable lo que no se debe hacer. No hay nada peor que hacer viable y a tope lo que no se debe hacer, como hicimos con el boom de la construcción, el urbanismo salvaje, la fiebre de las infraestructuras viales, aeropuertos, centrales de gas de ciclo combinado…

El primer criterio económico no es ser eficiente en lo que se hace sino hacer lo que es necesario ya que, rememorando lo que decía Bill McDonaugh de que “hay algo peor que un nazi, un nazi eficiente”, el primer criterio es ser eficaz, hacer lo que el país necesita y por supuesto hacerlo de forma viable y eficiente y esto es lo que estamos haciendo mal: hacer lo que no se debe y hacerlo  a tope.

Puede afirmarse con rotundidad que en general (puede haber honrosas excepciones) Murcia no necesita nuevas autovías ni aeropuertos, como tampoco necesita nuevas urbanizaciones, ni campos de golf ni parques temáticos, de los que hay cantidad construidos y sin utilizar por haberse construido “sin pensar” (Autopista Cartagena-Vera, Aeropuerto de Corbera, Lorca Resort, Mosa Trayectum,Trampolin Hills…).

Lo que si necesita Murcia además de otro tipo de nuevas infraestructuras, ferrocarriles, energías renovables (con desalinizadoras que así sean sostenibles) y redes malladas de distribución eléctrica, plazas hoteleras…es poner en valor las ya existentes, siempre que tengan sentido  (algunas hay que clausurarlas), y todo el patrimonio construido recuperable  (imaginemos urbanizaciones fantasmas trasformadas en complejos hoteleros), rehabilitar sus edificaciones, ciudades y pueblos …que sí es algo necesario que, además de ayudar más y mejor a la salida de la crisis, forma parte de un futuro necesariamente más sostenible.

Algunos ejemplos de alternativas para Murcia en materia energética:

  • Con solo poblar de placas fotovoltaicas (un millón de kilovatios de potencia) los 14,2 Km2 de tejados de edificios de la región se podría cubrir en “balance neto” el consumo residencial de la región a un coste de menos de la mitad del recibo actual y generar una gran cantidad de empleo.
  • Con la sola puesta en marcha de la planta de generación de 380 Mw con fotovoltaica proyectada en Lorca se podría producir la energía eléctrica para disponer de 200 millones de metros cúbicos de agua desalinizada anualmente y a un precio asequible, que podría calificarse de “agua renovable”, y  que es  el doble del caudal que necesita el extenso y productivo Campo de Lorca y la vecina Aguilas donde ya hay una planta de 70 millones de metros cúbicos, aunque desgraciadamente no dispone de electricidad renovable asociada .
  • Otra Murcia es posible, una “Murcia Solar y para Desalar” con lo que se podría conseguir la “autosuficiencia conectada” ciertamente en electricidad y prepararse para un futuro que exigirá más autosuficiencia también en agua. Y esto es extensible a otras regiones y a España en general.

Hasta ahora lo hemos hecho rematadamente mal y pretendemos seguir haciéndolo, como si fuera lo único viable. Se puede hacer bien, solo hay que pensarlo. Por ello, porque no solo es necesario sino posible, la Fundación Renovables ha trabajado, desde sus inicios, en diferentes propuestas y hojas de ruta –pueden consultarse en su página web – que permitirían alcanzar, de manera decidida, ese nuevo modelo energético sostenible, basado en el ahorro, la eficiencia y las renovables como principios básicos. 

 

Ciudades sostenibles: el cambio es posible

Por Fundación Renovables

 

ciudad sostenibleLa transformación de los espacios urbanos en entornos vitales más habitables y sostenibles no solo es recomendable sino también posible. Así lo demostraron, a través de sus experiencias particulares, representantes de diferentes ciudades que ya se han erigido pioneras en el escenario del cambio en un jornada organizada por la Fundación Renovables, con la colaboración de ANPIER, el pasado 27 de mayo.

Para lograr este objetivo, algunos Patronos de la Fundación expusieron una hoja de ruta, basada en El Manifiesto ‘Ciudades con futuro. Necesidad y oportunidad de un sistema energético sostenible’. Un documento en el que subyace, por un lado, un modelo energético capaz de garantizar la consecución del objetivo de emisiones cero y por otro la necesidad de desarrollar políticas energéticas basadas en la rehabilitación de edificios, la movilidad sostenible y la generación de electricidad en el consumo.

Domingo Jiménez Beltrán, Presidente de la Fundación Renovables, lanzó a los asistentes un mensaje cargado de positivismo, ya que, tal y como señalo “es posible hacer un empoderamiento de los ciudadanos ya que el potencial de España y su margen de mejora son enormes, solo hace falta que nos ilusionemos por el cambio”. Una oportunidad que, opina, estamos obligados a saber aprovechar ya que “hay cambios enormes e innovadores que ya nos están esperando a la vuelta de la esquina”.

En su intervención, el Vicepresidente de la Fundación Renovables, Fernando Ferrando, señaló que, pese a la dificultad de cambiar el modelo si las normas centrales no lo permiten, “entre todos, y desde los Ayuntamientos, debemos forzar que este modelo cambie”. Recordó así mismo que  “uno de nuestros mayores compromisos no es solo con las energías renovables, sino también con la eficiencia” así como la necesidad de crear ciudades “comprometidas con el futuro donde las actuaciones en política energética funcionen como motor de cambio”.

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Una ciudad sostenible es posible: Copenhague, Málaga y Barcelona lo demuestran

Por Fundación Renovables

Bicicleta

Expertos de diferentes áreas relacionadas con el ámbito energético se dieron cita el pasado 26 de mayo en la Jornada “Ciudades sostenibles, ciudades con futuro” organizada por la Fundación Renovables, con la colaboración de ANPIER, para exponer a responsables municipales una hoja de ruta sobre cómo transformar las ciudades, principales focos de emisiones, en entornos más habitables y sostenibles.

Una cita en la que no solo se explicó cómo y por qué los espacios urbanos deben encaminarse necesariamente hacia un futuro libre de emisiones sino en la que los representantes de ciudades que ya se han erigido pioneras en el escenario del cambio, demostraron, a través de sus experiencias particulares, que además esta transformación es posible.

Es el caso de Copenhague, que se ha propuesto convertirse en la primera ciudad del mundo neutral en carbono en el año 2025, “un objetivo ambicioso pero factible” tal y como señala Mikkel Larsen, Agregado de Comunicación del Departamento Político de la Embajada de Dinamarca en España. Para lograrlo la capital danesa ha basado sus políticas en tres pilares: una apuesta decidida por las energías renovables; una mayor eficiencia energética y reducción del consumo de energía y, por último, una movilidad que destierre el uso de los combustibles fósiles. Todo ello, acompañado de planes de resiliencia al cambio climático, lo que repercute en una mejor vida de la ciudadanía.

Pero no es necesario salir de España para encontrar ejemplos de ciudades que ya dirigen sus actuaciones a impulsar la transición energética. Prueba de ello es la ciudad de Málaga donde, según explica Jaime Briales, del Área de Innovación y Nuevas Tecnologías del Ayuntamiento de la ciudad, en tal solo seis años se han registrado unos ahorros energéticos por encima del 20% así como una reducción de las emisiones del 18%.

También Barcelona, que tradicionalmente ha ejercido un liderazgo a la hora de poner en marcha políticas medioambientales transformadoras, ha querido ahora dar un nuevo impulso a sus políticas, como explica Janet Sanz, Tenienta de alcaldía de Ecología, Urbanismo y Movilidad de la Ciudad Condal, y situar en el centro de las mismas el “derecho a la ciudad” en el que la sostenibilidad y el cambio climático son ejes fundamentales a la hora de combatir la desigualdad social y conseguir una ciudad sostenible, socialmente responsable e inclusiva.

La ciudad de Madrid estuvo igualmente presente en la Jornada. Para Inés Sabanés, Delegada del Área de Gobierno de Medioambiente y Movilidad del Ayuntamiento de la ciudad, el momento de llevar a cabo la transición energética en las ciudades ha llegado ya que actualmente existe entre los ciudadanos una comprensión global y una percepción colectiva de la necesidad de llevar a cabo un cambio. Sabanés tomó también como una «muy buena noticia» el Manifiesto de la Fundación Renovables en el que se reclama un Madrid emisiones cero.

En el siguiente vídeo puedes ver las intervenciones completas de Mikkel Larsen, Jaime Briales y Janet Sanz en la Jornada.

El reto de la movilidad sostenible

José Luis García – Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace

Bicicletas

¿Cuál es la ciudad que mejor gestiona el transporte urbano en nuestro país? Antes de responder a esta pregunta hay que tener en cuenta que las ciudades no son entes aislados, y menos en lo que al transporte se refiere. Para hablar de transporte urbano, la referencia son las áreas metropolitanas de las ciudades. Un dato: las principales seis áreas metropolitanas del país representan prácticamente la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero de la movilidad urbana.

Este y otros interesantes datos aparecen en el informe que acaba de publicar Greenpeace “El transporte en la ciudades: Un motor sin freno del cambio climático”. Lo primero que  destaca es la relevancia que la movilidad urbana tiene en nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, representando un 10% sobre el total de España, y un 40% de las emisiones debidas al sector transporte.

Las exigencias climáticas son una razón clara para actuar en la movilidad urbana/metropolitana de nuestros municipios, aunque no son los únicos motivos para avanzar hacia una movilidad más sostenible. Otras problemáticas como la contaminación del aire, el ruido o la siniestralidad, entre otras, son también razones de peso para actuar cuanto antes en nuestros sistemas de movilidad. Y ambas problemáticas, la climática y las que afectan a la calidad de vida de nuestras ciudades, tienen una misma solución: lograr sistemas de movilidad más sostenibles.

Así, en el informe se detalla cómo reducir a la mitad las emisiones en la movilidad urbana de España podría lograrse con estas claves: reduciendo en un 35% los desplazamientos que actualmente se realizan en automóviles y derivándolos al transporte público y los modos no motorizados, mejorando la eficiencia de los automóviles en un 35% -en parte por la introducción del vehículo eléctrico-, aumentando en un 15% la ocupación media actual de los automóviles y los medios ferroviarios, y en un 30% la de los autobuses. Tratar de lograr estos objetivos en 2030, es decir en un periodo de tiempo superior a los 10 años, parece un objetivo razonable si los municipios españoles pusieran en marcha planes coherentes con estos objetivos.

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Los círculos de la historia: Hacia un nuevo modelo de ciudad

Por Mariano Sidrach – Catedrático de la Universidad de Málaga

 

Puerta del Sol tras su reforma (1885)

Puerta del Sol tras su reforma (1885)

Recuerdo una infancia en Madrid, donde el tranvía y el metro eran mis medios de transporte. Es más, recuerdo cuando en la calle José del Hierro se instalaron las vías para la línea 48 que nos llevaba a Diego de León.

Aquellos tranvías que habían empezado a funcionar en Madrid en 1879 con tracción de vapor y que fueron electrificados en 1899, dejaron de funcionar definitivamente en Madrid en junio de 1972. Por cierto, también desaparecieron los trolebuses, antepasado ilustre del autobús eléctrico, eso sí, sin acumulación y que aprovechaba la líneas eléctricas aéreas para alimentarse, como hacían los tranvías.

Lo mismo ocurrió en muchas ciudades españolas. En Málaga, ciudad en la que ahora vivo, en el año 1923 funcionaban 6 líneas de tranvías con 37 unidades que dejaron de funcionar definitivamente en 1961. En todas las ciudades este transporte público fue sustituido por autobuses a motor. Los motores de combustión representaban en aquella época la innovación y el progreso tecnológico, que la sociedad abrazó gustosamente.

De esta forma, los automóviles invadieron las ciudades de modo masivo en la década de 1960, y se han adueñado de ellas, cada vez más, hasta hoy. Durante todos estos años, nuestras ciudades se han configurado a forma y capricho del automóvil, cuya poderosa industria, apoyada en perfecta simbiosis por la industria del petróleo ha influido y de qué manera, para que la configuración de la ciudad diera prioridad absoluta al rey coche y haciendo creer a los ciudadanos que su libertad aumentaba con el supuesto nuevo derecho a tener un automóvil, ir a cualquier sitio a cualquier hora, aparcarlo en cualquier lugar, contaminar el aire y disfrutar así de “esa sensación de libertad” que tan bien nos vende la industria del automóvil. Una configuración que provoca ruido, contaminación y usurpa espacios comunes a la ciudadanía. Un modelo y una forma de comportarse que todos hemos aceptado como bueno y por el que estamos pagando un alto precio.

Tenemos la responsabilidad de programar el futuro y mejorar así la calidad de vida de nuestras ciudades. Si no lo hacemos, alguien lo hará por nosotros. Las grandes empresas, corporaciones industriales e intereses económicos trabajan también para programar el futuro, pero con un objetivo bien distinto, garantizar sus inversiones y beneficios.  ¿O alguien piensa que la configuración actual de las ciudades es casual?

De forma que nos tenemos que preguntar sobre qué medidas tomar para mejorar la calidad de nuestro aire y hacer de las ciudades un lugar más saludable para vivir, cómo configurar ciudades para satisfacer nuestras necesidades básicas, encontrar bienes públicos esenciales y hacerlo con menores costes energéticos, respetando el medioambiente y, en definitiva, produciendo una huella ecológica más pequeña.

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Tú, tu recibo de la luz y los beneficios de las eléctricas


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Sergio de Otto – Periodista especializado en energía y sostenibilidad 

El pasado año 2015 los beneficios de las tres principales eléctricas de nuestro país sumaron 5.010 millones de euros. En el primer trimestre de 2016 suman ya, solo entre Iberdrola y Endesa, 1.304 millones de euros a los que se añadirán lo que anuncie Gas Natural Fenosa esta semana. Cinco mil millones al año, unas decenas de millones arriba o abajo, es lo que han ganado durante los últimos años estas tres empresas, con unos márgenes que, por cierto, doblan a los de las eléctricas europeas. Y todo ello pese a la crisis que hemos sufrido, que estamos sufriendo en este país; pese a la espectacular caída de la demanda, hoy es la misma que en 2005; y, pese a la reforma normativa de los Soria-Nadal que según el presidente de la patronal eléctrica tanto les iba a afectar a su cuenta de resultados.

Factura de la luz

Ahí están nuestras grandes compañías eléctricas rebosantes de beneficios, con unos relucientes ratings (eso que sirve para medir su solvencia ante los inversores de todo el mundo), con unos ambiciosos proyectos de expansión internacionales y con la satisfacción del deber cumplido: han frenado el desarrollo de las renovables con las que se colaban en su cortijo decenas de actores en el caso de la termosolar, cientos en el caso de la eólica y decenas de miles en el fotovoltaica y que podían haber llegado a ser millones si el Gobierno (siempre obediente a sus intereses) no hubiera puesto el tapón del Impuesto al sol en la regulación del autoconsumo.

Ellos argumentarán enseguida que más de la mitad de esos beneficios que estamos comentando vienen de su negocio fuera de España, lo que es verdad desde hace poco tiempo, aunque llevan diciéndolo desde hace mucho. Sí, es cierto, en efecto, nuestras eléctricas ganan mucho fuera de nuestras fronteras, pero no debemos olvidar que el músculo financiero que les permitió salir a conquistar mercados internacionales tuvo su origen también en tu recibo de la luz y en los regalos gubernamentales como los Costes de Transición a la Competencia.

Y en el rincón de enfrente tú y tu recibo de la luz. Echa un vistazo a cualquiera de los últimos meses y busca uno de hace cinco o seis años. Antes de irte al importe final comprueba como un concepto que se llama “término de potencia” ha crecido en un 40 por ciento. Eso del término de potencia es lo que pagas fijo, consumas más o menos. Eso lo han subido para que en el caso de que tuvieras la peligrosa y subversiva idea de ahorrar energía, los beneficios de esas grandes compañías queden asegurados. De todas las subidas le han echado la culpa a las primas de las energías renovables, pero no te lo creas. Esas primas son un coste más del sistema y eran insignificantes cuando ya se estaba creando ese monstruo del “déficit de tarifa” que ha justificado todas las tropelías que han hecho y por el que se supone que todos los consumidores le debemos un montón de dinero a ese sistema eléctrico del que esas empresas obtienen esos insólitos beneficios. En los costes del sistema sí hay conceptos que no tienen ninguna razón de ser como los “pagos por capacidad” a los ciclos combinados de gas que las grandes empresas perciben para paliar su inmenso error estratégico de instalar 27.000 MW, potencia superior a la que se instaló en esos años en renovables. Con ellos pensaban ganar mucho dinero, pero como se equivocaron los pagas tú en tu recibo de la luz. Vete al final de tu factura y comprobarás que, pese a lo que ha estado diciendo el dimitido ministro de Energía, el coste de la electricidad ha subido cerca de un ochenta por ciento en los últimos diez años.

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Un rincón para debatir sobre energía, algo que te atañe y mucho

Energía sostenible

La Fundación Renovables nació en 2010 con la vocación de tener una “amplia base social” y con el objetivo fundamental de “sensibilizar a la sociedad” sobre la necesidad de llevar a cabo (y acelerar) un cambio de modelo energético con el ahorro, la eficiencia y las renovables como principios básicos. Hoy, al abrir esta privilegiada ventana a los ciudadanos que nos ofrece 20minutos, damos un paso muy importante para hacer realidad nuestra vocación y lograr nuestra principal razón de ser.

Nuestra iniciativa es necesaria para paliar el tremendo déficit de información que existe sobre la energía en general y sobre las renovables en particular, desconocimiento que “puede ser propicio para perpetuar modelos insostenibles en nuestro ámbito energético” como decíamos en nuestros textos fundacionales.

La Fundación Renovables es un movimiento ciudadano que aglutina a personas de muy distinta procedencia profesional, social e ideológica pero que compartimos la necesidad de implantar y asumir un nuevo modelo de comportamiento frente a la energía. Tanto los miembros del Patronato como los Socios Protectores actúan en la Fundación a título personal, sin representar en ningún caso a las empresas o entidades en las que trabajan, no hay intereses particulares que defender: pretendemos interpretar el interés general de la sociedad, lo que nos permite una independencia de criterio y una autonomía que se ha reflejado en todos los documentos que hemos publicado estos años.

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