Sergio de Otto – Periodista especializado en energía y sostenibilidad
El pasado año 2015 los beneficios de las tres principales eléctricas de nuestro país sumaron 5.010 millones de euros. En el primer trimestre de 2016 suman ya, solo entre Iberdrola y Endesa, 1.304 millones de euros a los que se añadirán lo que anuncie Gas Natural Fenosa esta semana. Cinco mil millones al año, unas decenas de millones arriba o abajo, es lo que han ganado durante los últimos años estas tres empresas, con unos márgenes que, por cierto, doblan a los de las eléctricas europeas. Y todo ello pese a la crisis que hemos sufrido, que estamos sufriendo en este país; pese a la espectacular caída de la demanda, hoy es la misma que en 2005; y, pese a la reforma normativa de los Soria-Nadal que según el presidente de la patronal eléctrica tanto les iba a afectar a su cuenta de resultados.
Ahí están nuestras grandes compañías eléctricas rebosantes de beneficios, con unos relucientes ratings (eso que sirve para medir su solvencia ante los inversores de todo el mundo), con unos ambiciosos proyectos de expansión internacionales y con la satisfacción del deber cumplido: han frenado el desarrollo de las renovables con las que se colaban en su cortijo decenas de actores en el caso de la termosolar, cientos en el caso de la eólica y decenas de miles en el fotovoltaica y que podían haber llegado a ser millones si el Gobierno (siempre obediente a sus intereses) no hubiera puesto el tapón del Impuesto al sol en la regulación del autoconsumo.
Ellos argumentarán enseguida que más de la mitad de esos beneficios que estamos comentando vienen de su negocio fuera de España, lo que es verdad desde hace poco tiempo, aunque llevan diciéndolo desde hace mucho. Sí, es cierto, en efecto, nuestras eléctricas ganan mucho fuera de nuestras fronteras, pero no debemos olvidar que el músculo financiero que les permitió salir a conquistar mercados internacionales tuvo su origen también en tu recibo de la luz y en los regalos gubernamentales como los Costes de Transición a la Competencia.
Y en el rincón de enfrente tú y tu recibo de la luz. Echa un vistazo a cualquiera de los últimos meses y busca uno de hace cinco o seis años. Antes de irte al importe final comprueba como un concepto que se llama “término de potencia” ha crecido en un 40 por ciento. Eso del término de potencia es lo que pagas fijo, consumas más o menos. Eso lo han subido para que en el caso de que tuvieras la peligrosa y subversiva idea de ahorrar energía, los beneficios de esas grandes compañías queden asegurados. De todas las subidas le han echado la culpa a las primas de las energías renovables, pero no te lo creas. Esas primas son un coste más del sistema y eran insignificantes cuando ya se estaba creando ese monstruo del “déficit de tarifa” que ha justificado todas las tropelías que han hecho y por el que se supone que todos los consumidores le debemos un montón de dinero a ese sistema eléctrico del que esas empresas obtienen esos insólitos beneficios. En los costes del sistema sí hay conceptos que no tienen ninguna razón de ser como los “pagos por capacidad” a los ciclos combinados de gas que las grandes empresas perciben para paliar su inmenso error estratégico de instalar 27.000 MW, potencia superior a la que se instaló en esos años en renovables. Con ellos pensaban ganar mucho dinero, pero como se equivocaron los pagas tú en tu recibo de la luz. Vete al final de tu factura y comprobarás que, pese a lo que ha estado diciendo el dimitido ministro de Energía, el coste de la electricidad ha subido cerca de un ochenta por ciento en los últimos diez años.
Los ciudadanos tenemos por tanto motivos para sorprendernos, quizás escandalizarnos, por esta, digamos, anomalía y por eso, poco a poco, vamos tomando conciencia de que esto de la energía nos atañe, y mucho. Debemos, como busca la Fundación Renovables, dejar de ser consumidores pasivos para ser ciudadanos que pueden producir, gestionar y usar su energía sin alimentar ciegamente esas desproporcionadas cuentas de resultados.
¡Ah! El próximo día hablaremos del petróleo, de las gasolinas más caras de Europa antes de impuestos y de los Repsol y Cepsa que hasta ahora han esquivado el debate del modelo energético.
- Imagen: Jorge Paris
El primer párrafo le hubiera quedado perfecto, si indicará donde se producen los beneficios de dichas empresas. Hay que tener en cuenta que dichas empresas tienen empresas en el extranjero, las cuales también aportarán algo a los beneficios totales de las mismas.
09 mayo 2016 | 10:37
Estas dos compañías hacen unilateralmente lo que les da la real gana con los usuarios. Un chantaje y un robo en toda regla es lo que llevan a cabo jugando con las necesidades básicas de las familias que tienen que emplear un tercio de sus ingresos en este gasto. Y lo peor de todo, es que están amparadas por los gobiernos de mierda que tenemos en este santo país que las dejan campar a sus anchas. Sólo quedan dos posibles opciones para las familias, la pobreza económica o la pobreza energética. Hagan su elección señores.
09 mayo 2016 | 13:21
Si es que estamos a merced de individuos que no les importa nada lo que tengas que sufrir para poder encender si quiera una bombilla. A pesar de esforzarte en ahorrar en consumo para que se vea reflejado en la factura cada vez es más difícil. Yo sigo a diario http://www.planergetic.com, un proyecto para ayudarte a bajar unos pocos euros el recibo pero la verdad que es francamente complicado.
09 mayo 2016 | 13:42
Si obtienen _encima_ beneficios en el exterior, sólo pueden hacerlo por precios más _bajos_ que los de aquí, por competitividad. Que me lo expliquen, que no lo entiendo.
09 mayo 2016 | 21:36
gENTE, LAS COMPAÑAS PROVEEN ELECTRICIDAD.
10 mayo 2016 | 03:59
Queda clarísimo que entre bancos y «grandes» empresas, con sus amiguetes políticos, son los dueños del cotarro. Ya veremos si algún gobierno los pone en su sitio…
10 mayo 2016 | 05:10