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El final de una larga y oscura noche para las renovables en nuestro país

Por Luis Crespo – Presidente de Protermosolar 

 

Desde la toma de posesión del gobierno del PP a principios de esta década hasta la reciente moción de censura, las energías renovables han vivido una larga y terrible etapa que ha cercenado su desarrollo, desestabilizado las cuentas de empresas y familias, que habían realizado importantes inversiones confiadas en la seguridad jurídica de nuestro país, y limitado en gran medida la capacidad de proyección exterior de nuestras empresas, en un momento de expansión mundial de estas tecnologías.

El gobierno del PP mantuvo una actitud reaccionaria ante las energías renovables, que son las energías del futuro, desde su toma de posesión en 2011 hasta su desalojo la semana pasada.

Una de sus primeras medidas fue la moratoria renovable, mantenida hasta hace bien poco. Después vinieron recortes a la remuneración en cadena a todas las tecnologías, seguidos de una peculiar reforma. En 2013 se promulgó la ley del Sector Eléctrico, seguida en 2014 del Real Decreto que la desarrollaba y una Orden Ministerial que establecía unilateralmente las inversiones supuestamente realizadas en las instalaciones a las que se las iba a remunerar de acuerdo con una hipotética rentabilidad razonable, no confirmada en la realidad y que se  indexó arbitrariamente al nivel de la deuda española a largo plazo.

El gobierno del PP mantuvo una actitud reaccionaria ante las energías renovables, que son las energías del futuro, desde su toma de posesión en 2011 hasta su desalojo la semana pasada.

Con esta reforma, no solo se realizaron recortes adicionales en la mayor parte de las tecnologías, sino que se sumió al sector en una completa incertidumbre sobre su retribución, ya que la remuneración a las instalaciones realizadas y que tuvieron que financiarse a los tipos de hace casi 10 años, no iban a retribuirse de forma estable con esa supuesta rentabilidad razonable a las inversiones realizadas y financiadas entonces, sino que su retribución iba a depender en el futuro de la cotización del bono de deuda española.

nadal

El conjunto de los recortes practicados retroactivamente sobre las condiciones publicadas en su día en B.O.E y que motivaron las inversiones, incluida la reforma vigente en la actualidad, son percibidas como una enorme trampa en la que los inversores nacionales se encuentran en la más completa indefensión.

Evidentemente, de haberse tenido sospechas de los cambios regulatorios que iban a producirse, no se hubiera realizado ninguna de las inversiones. España se encontraría todavía más lejos de alcanzar su compromiso del 20% de energía renovable en 2020 y los costes generación hubieran sido mucho más elevados que los que hemos tenido, dada la deflación de costes que producen las energías renovables (mayores que las primas recibidas) y cuyo positivo impacto solo recientemente empezaba a ser reconocidas por el gobierno cuando, ante las subidas del recibo de la luz, argumentaban que era debido a que no había habido suficiente viento en nuestro país.

Los inversores internacionales si están teniendo respuestas a sus demandas en las cortes de arbitraje internacional, en las que nuestro país tiene el dudoso honor de ser el primero en número de demandas por inseguridad jurídica de inversiones en energía

Los inversores internacionales si están teniendo respuestas a sus demandas en las cortes de arbitraje internacional, en las que nuestro país tiene el dudoso honor de ser el primero en número de demandas por inseguridad jurídica de inversiones en energía. Los laudos están reconociendo que son evidentes, imprevistos y desproporcionados los cambios en las reglas de juego producidos después de haber realizado las inversiones de acuerdo con las expectativas publicadas en un B.O.E. firmadas por el Rey de España. Sin embargo, los inversores nacionales no han encontrado ninguna sensibilidad en el Tribunal Supremo. Esperamos que puedan reconsiderar sus pasadas argumentaciones en futuras sentencias a la vista de las evidencias que los laudos internacionales están poniendo de manifiesto.

Que lamentables recuerdos nos deja este último ministro cuando se aferraba al mantenimiento de las centrales de carbón, a pesar de las intenciones de cierre de sus propietarios

Las recientes subastas, diseñadas para tratar de acercarnos a los compromisos europeos en el horizonte 2020 con el mínimo coste, sin tener en cuenta mínimos criterios de planificación sobre el diseño del mix más adecuado para el futuro de nuestro país, fueron también un ejemplo de improvisación y malas prácticas. Su ejecución total en el plazo fijado parece asimismo bastante dudosa.

El último movimiento del pasado gobierno fue el anuncio de una Ley de Transición Energética y Cambio Climático para la que nominaron un grupo de “expertos” cuyo informe, tras medio año de trabajo, resulta bastante sorprendente al llamar, en absoluta sintonía con el cesado ministro de energía, “transición energética” a mantener el carbón y las nucleares. Que lamentables recuerdos nos deja este último ministro cuando se aferraba al mantenimiento de las centrales de carbón, a pesar de las intenciones de cierre de sus propietarios, con el argumento demagógico y amenazante de que si se clausuraban esas centrales subiría el precio de la luz, ocultando que, si se sustituían por instalaciones renovables, el coste de la electricidad no solo no subiría, sino que bajaría.

La moción de censura ha supuesto la luz al final del túnel de la persecución que el gobierno del PP ha hecho a las renovables en este país.

Con el antiguo gobierno teníamos en el horizonte otro drástico recorte a partir de 2020, mientras que tanto el partido que soporta al nuevo gobierno como el resto de grupos parlamentarios, a excepción del PP, nos han demostrado fehacientemente su apoyo, o al menos su predisposición, a dejar establecida por ley la estabilidad retributiva para las instalaciones actuales.

Confiamos que los nuevos gobiernos, el actual y los que resulten de las futuras elecciones, así como la mayor parte de los miembros del parlamento, tengan una visión diferente

Confiamos que los nuevos gobiernos, el actual y los que resulten de las futuras elecciones, así como la mayor parte de los miembros del parlamento, tengan una visión diferente respecto a la que hemos venido sufriendo en esta larga etapa pasada, que, además de perjudicar al sector, ha impedido aprovechar la transición energética como palanca para la mejora de la economía de nuestro país, la creación de empleo y la convergencia regional.

La transición energética debe realizarse de forma planificada, con un adecuado mix de generación teniendo en cuenta las características y complementariedad de las diferentes tecnologías renovables (hidráulica, eólica, fotovoltaica, termosolar y biomasa). Un mix basado, además de la hidráulica, exclusivamente en eólica y fotovoltaica tendría muchos vertidos y seguiría necesitando el respaldo de las tecnologías convencionales.

Incorporando una contribución significativa de centrales termosolares, para su funcionamiento complementario a la fotovoltaica a partir de la puesta de sol y de biomasa, se conseguiría, además de un mix más barato que con el respaldo del gas, avanzar más rápidamente hacia la descarbonización de nuestro sistema eléctrico.

 

¿Harto de las eléctricas? La energía colaborativa es tu derecho

José Luis García – Área de energía y cambio climático de Greenpeace

La gente está harta de las eléctricas. No es un dato sorprendente, pues la mala fama se la han ganado a pulso al haber convertido el servicio eléctrico en un negocio de multimillonarios, al ejercer de capos de la política con sus puertas giratorias, al negarse a poner fin a sus peligrosas centrales nucleares o a sus sucias térmicas de carbón, al haber promovido el invento del impuesto al sol… sigue tú poniendo ejemplos.

El caso es que el hartazgo de las eléctricas es el más común de los motivos por los que las personas querrían participar en la transformación del sistema eléctrico para hacerlo más democrático y limpio. Así lo ha constatado Greenpeace en una investigación realizada sobre más de tres mil internautas de entre 25 y 65 años, residentes en España, para detectar cuál es el interés ciudadano en abandonar el actual papel pasivo de consumidor de electricidad para ejercer un mayor control activo, no solo sobre lo que consumimos, sino sobre lo que podríamos producir, autoconsumir, ahorrar, intercambiar, acumular… de energía con otras personas o entidades, siempre que la normativa no lo impida.

Los resultados de la investigación, publicada en el informe “Energía colaborativa: El poder de la ciudadanía de crear, compartir y gestionar renovables”, muestran que una de cada tres personas en España está dispuesta a participar en la transición a un sistema eficiente, inteligente y 100% renovable.

¿Pero qué es eso de energía colaborativa? Durante más de un siglo, lo único que podían hacer las personas con la electricidad era darle a un interruptor y ver cómo se encendía la luz. Con el tiempo, se fueron añadiendo aparatos que funcionan con electricidad, pero siempre con el mismo esquema: alguien que no conocemos produce electricidad, nos la trae por un cable y nosotros conectamos nuestros aparatos, y a cambio pagamos una tarifa.

Las cosas empezaron a cambiar cuando, a las centrales térmicas, nucleares o hidráulicas de las grandes compañías eléctricas se les añadieron otras “fábricas” de electricidad, más pequeñas, limpias y distribuidas por el territorio, que en vez de quemar combustibles usaban energías renovables como el sol, el viento, materia orgánica o pequeños saltos de agua. Esas actividades las pueden hacer empresas más pequeñas, algo que no gustó nada a las eléctricas de siempre. Con todo, para las personas ser consumidoras seguía siendo solo ser las que pagan.

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Energía. Entre la inseguridad jurídica y la levedad política

Hugo Morán – Secretario para la transición ecológica de la economía

Álvaro Nadal, ministro de Energía, durante un acto público.

Cuando allá por el año 2009 el Gobierno por entonces presidido por José Luis Rodríguez Zapatero refirmaba su intención de no prorrogar la vida de la central nuclear de Garoña a la finalización de su vida útil de diseño de cuarenta años, el Partido Popular puso en marcha una intensa campaña político-mediática con la intención explícita de desacreditar, por ideológica y fuera de razón, una decisión que había estado presente en el amplísimo debate abierto en torno a la Ley de Economía Sostenible y que igualmente venía formando parte de la propuesta energética de los socialistas expresada en sus resoluciones congresuales y programas electorales.

Manifestaban los entonces portavoces en la oposición, con Mariano Rajoy al frente y el hoy ministro de energía como fiel escudero en el empeño, que era poco menos que una insensatez impropia de un Gobierno democrático la intervención política en un espacio, el de la energía, que debía dejarse mecer única y exclusivamente por las reglas del mercado. Y que cualquier intromisión del Ejecutivo con visos de planificación en el sector, implicaba poco menos que el retorno a los modos de hacer de la Rusia Soviética.

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Por fin las eléctricas abren el melón del escenario 2030

Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

Ha sido el Consejero Delegado de ENDESA quien lo ha hecho, quien por fin se ha atrevido a abrir el melón del escenario 2030 que venimos reclamando, aunque lo haya hecho a propósito o simplemente por intentar salvar los muebles en el tema de las centrales nucleares. 

Según informan los medios, recogiendo su intervención en la UIMP el pasado 21 de junio y en declaraciones posteriores, el Sr. Bogas, para justificar que se extienda de 40 a 50 años el periodo de vida útil de las centrales nucleares, nos ha dejado perlas que bien merecen ser engarzadas adecuadamente para responderle a ese pequeño órdago que ha echado al Gobierno y a la sociedad en general.

Es un buen comienzo el que haga suyas las palabras del Ministro Nadal de que “las políticas energéticas no pueden supeditarse solo a decisiones económicas”. Ya era hora de que lo descubrieran. Estamos ante un desafío fundamentalmente político y hay que responder con políticas a medio y largo plazo, no con parches y decisiones cortoplacistas y descontextualizadas, como es el caso español. En España no existe  política energética que no sea la de anteponer los intereses de las eléctricas y energéticas al interés general, además de responder tarde y mal a los compromisos de la Unión Europea, como muestra la desacertada subasta de renovables de mayo y la anunciada para junio con el objetivo de tratar de respetar el objetivo comunitario del 20% de participación de las renovables en la energía final en 2020.

También opina el Sr. Bogas que debería alcanzarse un consenso sobre cómo hacer las cosas y dejar manifestarse al Gobierno en «un tema tan importante como este». Se refiera ya sea a las centrales nucleares o a las políticas energéticas, no deja de tener cierta gracia porque es algo que no solo “se deja” sino que todos reclamamos al Gobierno. Efectivamente, queremos que se manifieste sobre cuál es su política energética a medio y largo plazo, su plan de transición energética a 2030-2050 como cualquier país que se precie e incluyendo su plan de cierre de centrales nucleares (lo tiene para no cerrarlas). Y queremos que lo someta todo a un debate político y público, en lugar de su política “por entregas”, con la cual va secuestrando y robándonos un futuro energético sostenible y deseable.

El caso más evidente de este reduccionismo es el debate abierto por el Gobierno utilizando Garoña como punta de lanza con el que quieren blindar las centrales nucleares para el escenario energético 2030 que ahora por fin tendrán que exponer después de haberlo prometido desde hace ya más de diez años.

Es una buena propuesta viniendo del Sr Bogas, que el Gobierno finalmente explicite su política, planes, escenarios… energéticos y los someta a debate público y consenso político porque no hacerlo podría calificarse de “prevaricación política”.

Finalmente entramos ya en materia cuando el Sr. Bogas se aventura en un escenario 2030 que inexorablemente implica una gran penetración de las  renovables, para lo cual no hacen falta enjundiosos estudios de prospectiva, ya que la UE con sus tres Hojas de Ruta 2050 y con el llamado paquete 2030 (pendiente de revisión al alza en el Parlamento Europeo) ha concretado los objetivos a los que España tendrá que contribuir. Objetivos que en el caso de las renovables va a ser como mínimo del 30% de participación en la energía final.

Como esto significaría como poco pasar de los 100 Twh actuales a 150 Twh, el Sr. Bogas anticipa que será necesaria  una potencia adicional  de generación con renovables unos 30.000 MW

El Sr. Bogas va más lejos al señalar que «si en esa transición (hacia el escenario 2030) eliminas las nucleares, eliminas 7.000 megavatios», y que no es viable sustituirlos por ciclos combinados, que no permitirían cumplir con el objetivo de emisiones cero, ni por energía renovable, que sería «físicamente imposible». «Nuestra opinión, por tanto, es que son necesarias las nucleares«, añadió.

Con esto y por primera vez alguien tan relevante de UNESA nos ha esbozado las dos alternativas básicas de generación eléctrica con renovables para el escenario 2030, ambas de mínimos (podrían tener que mayorarse por exigencias del esfuerzo compartido para alcanzar la reducción de emisiones de más del 40% en 2030 o simplemente por convenir a España). Una con centrales nucleares, que significaría cubrir un 60% de la generación eléctrica, y otra sin centrales nucleares en la que cubrirían el 80% que, no es por casualidad, se corresponde con las Propuestas de política energética de 2015 de la Fundación Renovables.

Este escenario sin centrales nucleares, con renovables a tope, con menor consumo de energía final y mayor electrificación es el escenario necesario deseable y oportuno para España. Necesario para contribuir responsablemente a mitigar el Cambio Climático, del que además somos víctimas preferentes, y librarnos de la contaminación atmosférica de nuestras ciudades. Deseable aunque no hubiera Cambio Climático porque es un paso enorme hacia el futuro, hacia la “autosuficiencia energética conectada” considerando su alto potencial en renovables y es un escenario oportuno porque no solo nos liberaría de las importaciones de combustibles fósiles que suponen entre 25.000 y 40. 000 M€ al año sino porque potenciaría enormemente nuestra industria de renovables (líder incluso con el abandono actual de las renovables) y empleo de calidad.

Solo hace falta demostrar, en contraste con lo que dice el Sr. Bogas que este escenario de generación eléctrica 2030 es viable y gestionable en términos socioeconómicos si se plantea con firme propósito político.  Un escenario sin centrales nucleares ni de carbón y con hasta un 80% de generación con renovables, en gran parte distribuida y en autoconsumo, con el mix adecuado: eólica, fotovoltaica, solar de concentración, biomasa, biogás, centrales hidráulicas, muchas reversibles… y gestionadas en parte por el operador (Red Eléctrica Española).

Lo mejor es que demostrar que es viable y gestionable no tiene un coste elevado considerando las inversiones involucradas y los beneficios derivados del mismo. Según las consultas que personalmente he hecho en nombre de la Fundación Renovables, la realización de un ejercicio simple de análisis de simulación realizado en abierto, mediante discusión en un foro permanente, tanto de las hipótesis de partida como de los escenarios alternativos a 2030 y 2050, tendría un coste aproximado del orden de los 80-90.000 €, una cifra que sí parece físicamente posible (menos de 2 ppm, o dos euros por millón de  inversión). Este análisis tendría en cuenta las obligaciones al respecto tanto de la Unión Europea, del Acuerdo de París y las que serían deseables con el objetivo de mostrar, esperemos,  la viabilidad física, en coste/eficiencia en generación-transmisión y gestionabilidad, de estos escenarios (o de un “proxi”) que el Sr. Bogas considera imposibles físicamente.

¿Quién está dispuesto a financiarlo? Para el sector eléctrico esto no sería un quebranto, tampoco para el de renovables y aún menos para el Ministerio ya que es su obligación y algún ejercicio tendrá que hacer. En último extremo y, dado que los ciudadanos parece que seriamos los más beneficiados del mismo, si los agentes anteriores no responden quizás deberíamos recurrir al “crowd funding”. Sería vergonzoso tener que hacerlo.

Gracias Sr Bogas por abrir el melón.

 

 

Las eléctricas ya solo piden tiempo

Por Domingo Jiménez Beltrán – Presidente de la Fundación Renovables

reloj de arenaEs la gran sorpresa del verano. En las jornadas organizadas recientemente por Enerclub (Club Español de la Energía) y APPA (Asociación de Productores de Energías Renovables) sobre “Una nueva etapa para la fotovoltaica”, se ha escenificado un cambio significativo de las eléctricas a favor de las renovables y del autoconsumo como gran indicador.

Cómo sino interpretar declaraciones de Endesa e Iberdrola deslegitimando el “impuesto al sol” decretado por el Gobierno (“no puede entenderse que haya que pagar por la energía autoproducida y autoconsumida”), reconociendo un futuro “apabullante” para la fotovoltaica, la viabilidad de grandes plantas y del autoconsumo, solo pendiente del marco normativo adecuado, y admitiendo, en general, que el desarrollo de las renovables tiene que volver a arrancar.

Es evidente que se han rendido a la inexorabilidad del cambio ante el cual su resistencia numantina solo les dejaría fuera de juego. No les va a valer con el nuevo Gobierno, sea el que sea, incluso si es del PP, y con el “valido” de la eléctricas, el Sr. Nadal de ministro de Energía, porque una oposición con mayoría en el Congreso está por promover ya el autoconsumo y por la transición energética.

Y también es evidente que no se rinden sin condiciones, que lo que piden es tiempo. Piden tiempo sobre todo ante el cambio que más temen, el de la rápida introducción de la fotovoltaica como tecnología verdaderamente disruptiva, introducción que estaría potenciada por nuestro retraso (tenemos una octava parte de potencia instalada con respecto a Alemania y con más irradiación solar y alcanzarla significaría ¡superar el 60% de  nuestra generación eléctrica con renovables!) y por la viabilidad creciente de la generación distribuida en autoconsumo en hogares, Pymes, explotaciones agrarias, municipios (hasta  Barcelona está en ello) y regiones (solo Murcia puede instalar en sus más de 14 Km2 de tejados los mil megavatios de potencia para cubrir en balance neto su consumo residencial y alcanzar la soñada Murcia Solar con “autosuficiencia conectada”).

Y ante esto, los asistentes a la reunión parecieron estar de acuerdo en que sí va a haber explosión de la fotovoltaica, que ya es algo, aunque no sería inmediata. Según el representante de Endesa, no habría un cambio radical en fotovoltaica en esta legislatura, lo cual es ya un avance en tiempo con respecto a lo declarado por el Sr. Nadal unos días antes cuando posponía el cambio a los próximos 15-20 años.

Es evidente que lo que están pidiendo es tiempo, tiempo para adaptarse a la nueva situación, tiempo para rentabilizar a tope sus activos fósiles y nucleares y tiempo para seguir con la manija (también en autoconsumo) y mantener su situación dominante.

Y tiempo, como decía el Papa en su encíclica Laudato sí, es lo único que no tenemos, es el recurso más escaso. El momento es ahora y es hora de ir a tope con el autoconsumo, la eficiencia y las renovables.

El desafío es simplemente político y el nuevo Parlamento tendrá que estar a la altura de su compromiso con los ciudadanos para dar una respuesta urgente y ambiciosa a la “emergencia energética, climática y ambiental” que vivimos. Desafío que quizás es la gran oportunidad para España de entrar en un nuevo modelo de progreso, más sostenible, también en términos económicos de innovación y de competitividad. Es lo mejor que podemos usar y vender.

Tú, tu recibo de la luz y los beneficios de las eléctricas


sergiodeottomini

Sergio de Otto – Periodista especializado en energía y sostenibilidad 

El pasado año 2015 los beneficios de las tres principales eléctricas de nuestro país sumaron 5.010 millones de euros. En el primer trimestre de 2016 suman ya, solo entre Iberdrola y Endesa, 1.304 millones de euros a los que se añadirán lo que anuncie Gas Natural Fenosa esta semana. Cinco mil millones al año, unas decenas de millones arriba o abajo, es lo que han ganado durante los últimos años estas tres empresas, con unos márgenes que, por cierto, doblan a los de las eléctricas europeas. Y todo ello pese a la crisis que hemos sufrido, que estamos sufriendo en este país; pese a la espectacular caída de la demanda, hoy es la misma que en 2005; y, pese a la reforma normativa de los Soria-Nadal que según el presidente de la patronal eléctrica tanto les iba a afectar a su cuenta de resultados.

Factura de la luz

Ahí están nuestras grandes compañías eléctricas rebosantes de beneficios, con unos relucientes ratings (eso que sirve para medir su solvencia ante los inversores de todo el mundo), con unos ambiciosos proyectos de expansión internacionales y con la satisfacción del deber cumplido: han frenado el desarrollo de las renovables con las que se colaban en su cortijo decenas de actores en el caso de la termosolar, cientos en el caso de la eólica y decenas de miles en el fotovoltaica y que podían haber llegado a ser millones si el Gobierno (siempre obediente a sus intereses) no hubiera puesto el tapón del Impuesto al sol en la regulación del autoconsumo.

Ellos argumentarán enseguida que más de la mitad de esos beneficios que estamos comentando vienen de su negocio fuera de España, lo que es verdad desde hace poco tiempo, aunque llevan diciéndolo desde hace mucho. Sí, es cierto, en efecto, nuestras eléctricas ganan mucho fuera de nuestras fronteras, pero no debemos olvidar que el músculo financiero que les permitió salir a conquistar mercados internacionales tuvo su origen también en tu recibo de la luz y en los regalos gubernamentales como los Costes de Transición a la Competencia.

Y en el rincón de enfrente tú y tu recibo de la luz. Echa un vistazo a cualquiera de los últimos meses y busca uno de hace cinco o seis años. Antes de irte al importe final comprueba como un concepto que se llama “término de potencia” ha crecido en un 40 por ciento. Eso del término de potencia es lo que pagas fijo, consumas más o menos. Eso lo han subido para que en el caso de que tuvieras la peligrosa y subversiva idea de ahorrar energía, los beneficios de esas grandes compañías queden asegurados. De todas las subidas le han echado la culpa a las primas de las energías renovables, pero no te lo creas. Esas primas son un coste más del sistema y eran insignificantes cuando ya se estaba creando ese monstruo del “déficit de tarifa” que ha justificado todas las tropelías que han hecho y por el que se supone que todos los consumidores le debemos un montón de dinero a ese sistema eléctrico del que esas empresas obtienen esos insólitos beneficios. En los costes del sistema sí hay conceptos que no tienen ninguna razón de ser como los “pagos por capacidad” a los ciclos combinados de gas que las grandes empresas perciben para paliar su inmenso error estratégico de instalar 27.000 MW, potencia superior a la que se instaló en esos años en renovables. Con ellos pensaban ganar mucho dinero, pero como se equivocaron los pagas tú en tu recibo de la luz. Vete al final de tu factura y comprobarás que, pese a lo que ha estado diciendo el dimitido ministro de Energía, el coste de la electricidad ha subido cerca de un ochenta por ciento en los últimos diez años.

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