Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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¿Te atreves con los trivials de libros de Regina ExLibris?

Si estás dispuesto a poner a prueba tu bibliofilia estás en el lugar adecuado, querid@, porque me he sacado del pelucón una serie de Trivials Regina ExLibris sobre una veintena de novelones.

Así que atrévete a hacer mis bibliotrivials y dame en los morros con tu bibliofilia, o bien plantéate que, quizás, ha llegado la hora de releer algún que otro título porque desmemoria te ha guiado en tus respuestas.

¿Listo? ¡Pues allá van!

(Frankenstein, 1931 / Universal)

(Frankenstein, 1931 / Universal)

(Teleñecos en cuento de Navidad / Walt Disney Pictures)

(Teleñecos en cuento de Navidad / Walt Disney Pictures)

(Matar a un ruiseñor, 1962 / Universal)

(Matar a un ruiseñor, 1962 / Universal)

Alicia en el País de las Maravillas

Alicia en el País de las Maravillas

(El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, 1920 / Paramount Pictures)

(El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, 1920 / Paramount Pictures)

La metamorfosis. Zorro Rojo. Luis Scafati

La metamorfosis. Zorro Rojo. Luis Scafati

(Madame Bovary, 1949/ MGM)

(Madame Bovary, 1949/ MGM)

(Drácula, 1992 / Columbia Pictures)

(Drácula, 1992 / Columbia Pictures)

(La Isla del tesoro, 1950 / Disney)

(La Isla del tesoro, 1950 / Disney)

(El nombre de la rosa / 20th Century Fox)

(El nombre de la rosa / 20th Century Fox)

(La Historia Interminable, 1984 / Warner Bros.)

(La Historia Interminable, 1984 / Warner Bros.)

(Cien años de soledad, Luisa Rivera / GEPRH)

(Cien años de soledad, Luisa Rivera / GEPRH)

(El Padrino, 1972 / Paramount)

(El Padrino, 1972 / Paramount)

El Principito

El Principito

El Fantasma de Canterville / EZR

El Fantasma de Canterville / EZR

(El Perfume, 2006 /Constantin Films)

(El Perfume, 2006 /Constantin Films)

(Cumbres Borrascosas, 1992 / Paramount Pictures)

(Cumbres Borrascosas, 1992 / Paramount Pictures)

«¿Sabes qué autor le sugiere la librera al viejo en la película La librería

La Providencia Librera es gloriosamente imprevisible, querid@s, y más en reginaexlibrislandia.

(The Bookshop, 2016 / A Contracorriente Films)

(The Bookshop, 2016 / A Contracorriente Films)

De no ser así sería impensable presenciar pequeños milagros librescos como el que viví en mi librería poco antes de echar el cierre, cuando sin saber muy bien cómo se materializaron ante mí Penélope Fitzgerald y Ray Bradbury para bailar al son que tocó un reginaexlibrislandiano asiduo dando el compás con su bastón.

Y la que suscribe acabó, atónita, dando palmas con las orejas, con el pelucón desmadejado y una sonrisa entre radiante y bobalicona que me daba la vuelta a la cara.

La cosa fue así: estaba yo lamentándome por tener que orquestar la devolución de un título de fondo cuando mi reginaexlibrislandiano, de cuya presencia no me había percatado por tener la nariz literalmente metida en el ejemplar de la discordia, me devolvió a la realidad con un rotundo par de bastonazos en el suelo (Taq, taq).

Regina: Hola, caballero, ¿cómo va?

Cliente: Bien, bien… acabo de salir del cine, de ver la última de Isabel Coixet, la de La librería. ¿La has visto? Porque a ti te encantaría, Regina.

Regina: Sí, sí, ya la he visto. Una buenísima adaptación de La librería de la grandísima Penélope Fitzgerald. A ver, la Coixet se tomas sus licencias con respecto al original, pero lo cierto es que me gustó. La ambientación es impecable y borda a los personajes principales.

Cliente: ¡Fantástico! Entonces seguro que me puedes ayudar. ¿Recuerdas qué autor le descubre la librera al viejo ermitaño que vive entre libros y que tanto se parece a mi, enclaustrado y leyendo? ¡ja, ja, ja! Y no te hablo de Nabokov y su Lolita, sino de los otros…

Regina: ¡Jajajaja! Sí, hombre, sí. Tu alter ego en la película se llama Mr. Brundish, y lo de ese autor es una de las licencias que se tomó Coixet al adaptarla. Según ha comentado, es fanática de él y, como piensa que está infravalorado, es su particular homenaje a su obra.

Cliente: Mmm, eso lo explica todo. Porque yo leí la novela hace 7 u 8 años y no me sonaba nada de eso. De ahí mi desconcierto, Regina, aunque con la cabeza que tengo… Bueno, primero le envía un título, y luego él no hace más que pedirle otros nuevos del mismo autor.

(The Bookshop, 2016 / A Contracorriente Films)

(The Bookshop, 2016 / A Contracorriente Films)

Regina: Sí, así es

Cliente:¿Y bien? ¿Quién era? ¿Qué títulos le descubre? ¿Los tienes?

Regina: Pues nada más y nada menos que Ray Bradbury, uno de los pesos pesados de la Ciencia Ficción y artífice de una de las más grandes novelas distópicas. La primera que le envía es Fahrenheit 451, después Crónicas Marcianas y la que esperaban ambos es El vino del estío

Cliente: ¡Uy, sí! Ahora que lo mencionas recuerdo un fotograma con la cubierta del de los marcianos. Pero no soy yo mucho de ciencia ficción…

Regina: Te sorprenderás absolutamente enganchado a los libros y te sobrecogerá lo certeras que son las visiones y fantasías del Bradbury de los años cincuenta en el mundo de hoy, querido.

Tras charlar largo y tendido sobre Penélope Fitzgerald y sobre los tres títulos de Ray Bradbury, mi querido reginaexlibrislandiano se fue con ellos bajo el brazo y me dejó sobre el escritorio la promesa de volver a comentarlos cuando los termine (siempre lo hace).

Ahora, si os parece, repasemos esos títulos, que son de los que siempre pueblan las baldas de mi librería:

1. Fahrenheit 451. Ray Bradbury. Fahrenheit 451 es la temperatura a la que el papel se enciende y arde. También es la novela distópica por antonomasia (junto a 1984, de G. Orwell, y Un mundo feliz, de A. Huxley), que describe una civilización esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo. En ella los libros están prohibidos y el trabajo de los bomberos como Guy Montag es quemarlos mientras las autoridades rastrean y eliminan a los disidentes que aún conservan y leen libros. La visión de Bradbury es brutalmente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes con folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias transmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas. Absolutamente sobrecogedor.

Fahrenheit 451

Fahrenheit 451

2. Crónicas marcianas. Ray Bradbury. Esta colección de relatos recoge la crónica de la colonización de Marte por una humanidad que huye de un mundo al borde de la destrucción. Los colonos llevan sus deseos más íntimos y el sueño de reproducir en el Planeta Rojo una civilización de perritos calientes, cómodos sofás y limonada en el porche al atardecer. Pero su equipaje incluye también los miedos ancestrales, que se traducen en odio a lo diferente, y las enfermedades que diezmarán a los marcianos.

Crónicas marcianas

Crónicas marcianas

3. El vino del estío. Ray Bradbury. En lugar de imaginar el futuro, Bradbury reconstruye su pasado en dos títulos sucesivos (El vino del estío y El verano del adiós). El primero es la crónica agridulce del verano de 1928 a través de los ojos y la voz de Douglas Spaulding, un muchacho de doce años en Green Town. Lo fantástico y lo cotidiano y lo tierno y lo abrupto aderezan de forma brillante esta deliciosa crónica de la infancia.

El vino del estío

El vino del estío

Y, dicho lo cual, repasamos esa maravilla bibliófila que es La Librería firmada por una de las grandes damas de las letras anglosajonas del SXX:

La librería. Penélope Fitzgerald. Impedimenta. Obra maestra de la entomología librera narra odisea de Florence, una viuda de guerra que quiere montar una librería en un pueblo costero de Sulfolk en 1959. Si con eso ya hay material para una buena historia, es en los matices donde reside la maestría de Fitzgerald. Porque Florece opta por una librería no solo por bibliofilia, sino porque su experiencia profesional fue en su juventud entre libros. Porque la aldea está aislada -su acceso por tierra es un infierno y la opción más directa es en una barca de remos- y en él no existe actividad comercial. Porque el local está infestado de ratas, de humedad y de poltergeist y, para remate, porque ese enclave es el elegido por la reina social local para su ateneo cultural, motivo por el que comanda una resistencia sutil y despiadada contra la librería. Así que Florence luchará con uñas, dientes, libros y su niña-ayudante para mantener a flote su negocio y resistir ante una presión vecinal que pasa de clama tensa a tormenta a punto de estallar cuando se plantea vender ejemplares de Lolita, de Nabokov.

La librería

La librería

 

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis alguno de esos títulos de Ray Bradbury? ¿Y La librería, de Penélope Fitzgerald? ¿Qué os pareció?
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Cúbrete bien, querid@, o Nabokov te noquea con su gancho de Lolita

Si estáis pensando en leer Lolita mejor os pongo sobre aviso, como hice con la reginaexlibrislandiana que vino a mis confines a por la novela de Vladimir Nabokov

(Desayuno para dos, 1937 / Manga Films)

(Desayuno para dos, 1937 / Manga Films)

El gigante ruso es un peso pesado y perderéis la pelea y algún diente, sí, pero el combate será una experiencia bibióflila inolvidable y no os lo debéis perder. Así que enfundaros los guantes a lo Barbara Stanwyck, subir al ring y preparaos para recibir lo que está escrito.

La apasionada confesión de Humbert Humbert es una historia de amor perversamente aderezada con tres ingredientes explosivos: la atracción por las nínfulas y el incesto por un lado (léase guante derecho) y el inmaculado lirismo, la ternura y la belleza con los que Nabokov articula el relato de esa abominación (léase guante izquierdo). A lo que hay que sumar un endiablado juego de pies del escritor ruso, que te mantiene danzando al son que él marca.

Basta con abrir el libro y avanzar un par de páginas para que, ¡DING! suene la campana y asistas como lector a una demoledora descarga de golpes de derecha directos al costado que te obligan a encajar como puedas el relato brutal y sórdido de una aberración: Un cuarentón de origen europeo cuenta cómo da rienda suelta a su obsesión por una niña de doce años. Se casa con su madre y, muerta ésta, abduce a la nínfula para arrastrarla a una huida por carretera. Mientras tanto la nínfula, chillona, caprichosa, algo perversa y definitivamente descarriada, es cada vez más consciente de su poder y de cómo jugar sus cartas en la situación en la que están.

Lolita

Lolita

Y antes de que puedas reaccionar, horrorizarte y hasta tirar el libro (léase toalla) te viene un gancho de izquierda directo a la mandíbula.

Es un golpe trampa, porque te espabila y te devuelve al combate: el inmaculado lirismo, la ternura y la belleza con los que Nabokov articula el relato de esa abominación te anestesian todo atisbo de juicio moral y te meten de lleno en una historia de -llamémoslo- amor, que te conmueve y espanta por igual.

Llegados a este punto Nabokov ya te tiene bailando al son que él marca dentro del cuadrilátero. Incluso en el cuarto y el quinto asalto se permite el lujo de hacerle un guiño a la Anabel Lee de Poe, inaugurar el género de las road novels y enfrentar la belleza serena de la vieja europa con los horrores suburbanos y de la cultura del plástico y del motel de la norteamérica de los 50s, encarnados por Humbert y Lolita respectivamente.

Y el resto, ya lo imagináis, más de lo mismo: bam, bam, bam. Y entre adrenalina, sangre, sudor y tinta te mantienes en pie, leyendo con un ojo a la virulé y aguantando asalto tras asalto la lluvia de golpes de genio perfectamente calibrados de ese maldito púgil de las letras.

Vladimir Nabokob

Vladimir Nabokob

Por fin llegas al punto y final. Has perdido, claro. Nabokov te ha noqueado con la última frase y tú te desplomas exhausta y sumida en un inesperado estado de  total y absoluto éxtasis libresco.

¿O acaso creías que Nabokov no iba a ser capaz de anularte el juicio moral a golpes de genio literario? ¿Pensabas que ibas a ser incapaz de conmoverte y deleitarte con una historia tan turbia? Para nada. Porque la de enfrentarse a la lectura de Lolita es siempre la crónica de un noqueo literario anunciado.

Y eso es lo que le va a pasar a mi reginaexlibrislandiana asidua (y espero que a alguno de vosotros, reginaexlibrislandianos de pro).

Lo mejor de todo es, además del libro a por el que vino en sí, cómo llegó a él:

Clienta: Hola Regina, ¿tienes ejemplares de Lolita, de Nabokov?

Regina ExLibris: Sí, claro.

Clienta: Es que, ¿sabes? El otro día me llevé La librería, de Penélope Fitzgerald, porque me lo recomendaste con otros de libreros y librerías. Y resulta que, bueno, como sabes a Florende los del pueblo no se lo ponen fácil de entrada, pero la cosa se le complica aún más cuando se plantea vender ejemplares de Lolita, de Nabokov, que acababa de publicarse y era todo un escandalazo. Y, ya ves, de esta no pasa: quiero leérmelo ya. ¡Ja, ja, ja!

Regina ExLibris: ¡Anda! ¡Me encanta cuando pasa eso! Es lo que yo llamo los Mapas de constelaciones literarias: un libro te lleva a otro, etc. Y, sí, en 1955 sólo la editorial Olympia Press de París se atrevió a publicarlo… y ardió Troya.

Clienta: Sí, sí. Y la verdad es que siempre lo he dejado «para después». Pero ya no.

Regina ExLibris: ¡Muy bien! Pero cuando lo leas cúbrete bien, querid@, porque Nabokov te noqueará con su gancho de Lolita

 

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¿Por qué debería leer La verdad sobre el caso Harry Quebert?

Cuando un reginaexlibrislandiano se adentra en mi librería pueden plantearse tres escenarios distintos. Que sepa qué libro quiere leer y me lo pida. Que no tenga claro qué puede leer y se encomiende a mis prescripciones. O que la Providencia Librera esté acosándole para imponerle una lectura a la que él se resiste por un motivo u otro.

(Damned Don’t Cry / Warner Bros.)

(Damned Don’t Cry / Warner Bros.)

En este último caso acude a mi para que le libere, bien sugiriéndole que baje los brazos y lea el libro, bien reforzando su resistencia y contribuyendo a que le de el esquinazo definitivo a ese título acosador. Aquí la presión pasa directamente de su bibliofilia a mi pelucón, y en décimas de segundo debo pronunciarme sobre la idoneidad de ese libro para ese reginaexlibrislandiano.

Y, claro, eso es es justo lo que me ha pasado hace un rato, cuando un reginaexlibrislandiano entró y me disparó sin titubear:

Cliente: “Oye, Regina ExLibris, ¿Por qué debería leer La verdad sobre el caso Harry Quebert? Llevo resistiéndome desde que salió, ya lo sabes, pero es que entre que no paran de recomendármelo y que lo sigo viendo hasta en la sopa… ya no sé qué demonios hacer. ¡Me persigue!”

Regina ExLibris: No te resistas, querido. Léelo ya, sí o sí. No esperes literatura con mayúsculas, eso es cierto, pero te aseguro que estarás literalmente pegado a las 670 páginas. Es una de esas novelas de “absorción rápida”, porque una vez lo empiezas no puedes parar de leer. Y cuanto más avanzas, más quieres. Es entretenido y te mantiene en jaque hasta el final. Un final que, por cierto, no ves venir.

Cliente: Pues entonces ya está todo dicho, Regina. Me lo llevo. Estaré unos días fuera y se va a venir conmigo. Todo sea que lo lance al agua ¡ja, ja, ja!

Regina ExLibris: Ya me contarás después, pero dudo que acabe en remojo. Que conste que en su día yo también tuve mis recelos… pero al final caí en la trampa del amigo Joël Dicker. Me enganchó y el desenlace me pilló por sorpresa. Ese es su logro. Me lo ventilé en un fin de semana y fue una lectura antioxidante. Palabra de Regina ExLibris

Y se fue con su ejemplar bajo el brazo. El sonido de la puerta al cerrarse me solidificó en el pelucón la certeza de que él volvería como harryquebertiano. Por dos motivos: creo firmemente que, más allá de las trampitas de la Providencia Librera, son los libros los que buscan a sus lectores. Y porque, queridos, La verdad sobre el caso de Harry Quebert (Alfaguara) es una muy buena novela.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:

Harry Querbert

Harry Querbert

Atrévete a intentar adivinar quién mató a Nola Kellergan, pero el taimado Joël Dicker no te lo va a poner fácil. A través de la relación entre dos escritores –Harry, una gloria literaria nacional con un único libro publicado que se dedica a la docencia; y Markus, su joven discípulo que tras un éxito aplastante con su debut está bloqueado y no logra ni escribir ni salvar el cerco de un editor rapaz que lo presiona y amenaza- nos adentramos en el misterio de la desaparición de una menor años atrás en Aurora, una localidad de New Hampshire.

La trama detona cuando encuentran los restos de Nola en el jardín de Harry Quebert. A partir de ahí el ídolo cae en desgracia y Markus decide llegar al fondo de todo para salvar a su maestro y para armar con la verdad su nuevo bestseller. Y así es como inicias como lector una trepidante caída en espiral donde nada es lo que parece y donde cada dos por tres te sientes como el conejo al que Dicker sorprende abrasándole las retinas con las luces largas. Ritmo frenético, escenas y diálogos de corte cinematográfico, un toque cómico con la impagable madre telefónica de Markus y un final de órdago al que llegas sin saber muy bien cómo.

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Playboy publicará al Nabokov inédito

Dimitri Nabokov vuelve a la carga, y nada menos que de la mano del ideólogo de la revista Playboy. Tras anunciar hace unos meses que, por el bien bibliófilo general, desobedecería la orden explícita de su padre de quemar las 138 fichas de su inacabada The Origin of Laura, ahora llega el bombazo mediático: parte del texto aparecerá en la revista masculina del polémico Hugh Hefner, según The Wall Street Journal. Y en reginaexlibrislandia al enterarnos hemos dejado de ser un gallinero bibliófilo para metamorfosearnos en conejitas y conejitos de una mansión tan mítica como de dudosa reputación.

Al publicar parte del manuscrito de Nabokov, Hefner, que ya publicara en la década de los sesenta una entrevista a Nabokov y más tarde fragmentos de su novela Ada o el Ardor, pretende rescatarel acento literario que en su día tuvo Playboy, cuando recogiera textos de Normal Mailer, Henri Miller, adelantos de las novelas de Ian Flemming protagonizadas por James Bond, cuentos de Alberto Moravia y hasta un debate textual a doce voces entre Truman Capote, Lawrence Durrell, James T. Farrell, Allen Ginsberg, Le Roi Jones, Arthur Miller, Henry Miller, Norman Podhoretz, Georges Simenon, Isaac Bashevis Singer, William Styron y John Updike.

 

 

The Origin of Laura, que quedó inconclusa en 1977 a la muerte de Nabokov, disecciona la tristeza de un hombre que, abatido por la escandalosa promiscuidad de su esposa, se refugia en el recuerdo de una entumecida obsesión de antaño por una muchacha mucho más joven que él.

El texto, que aparecerá en el número de Playboy de diciembre de 2009, también saldrá a la venta en formato libro unos días antes, el 17 de noviembre, editado por Alfred Knopf, según lleva Amazon anunciando varios meses en su web.

 

 

Así que a nosotros en reginaexlibrislandia, que ya en su día nos revolvíamos ante la desobediencia de Dimitri con respecto a la voluntad de Nabokov sobre su incloncluso parto literario, nos humean hasta nuestras orejas de conejitos. Porque el hijo, amparándose en el bien bibliófilo general, primero saca a subasta el texto y ahora, además, negocia publicar parte del texto en Playboy.

No se trata de dónde aparezca The Origin of Laura, queridos. Cuando se trata de leer un texto, cualquier soporte es bueno, sea en formato libro o seriado en periódicos y revistas. En mis confines libreros lo que cuestionamos es el proceder del tal Dimitri.

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿qué opináis del quehacer de Dimitre con respecto de la inacabada y póstuma novela de su padre? ¿Conocíais el ramalazo literario de Playboy? ¿Os gusta leer Literatura en revistas y periódicos?

«Si Nabokov quiso que su Laura ardiera, ¿por qué la publican?»

En reginaexlibrislandia hay tardes para las que la Providencia Librera designa tertulias literarias que tienen el encanto de lo inesperado.

Sin ir mas lejos ayer bastó con que un cliente asiduo se adentrara en mis confines en busca de un novelón como Lolita para que se abriera la veda de un debate sobre el legado inédito de Nabokov.

En concreto la cosa iba sobre su inacabada Laura, una novelita cuya incineración el escritor ruso encomendó a su esposa antes de morir, tarea que ella finalmente no consumó, y que ahora su hijo ha subastado para la inminente publicación, prevista para septiembre de 2009:

– Cliente: Ya no lo dejo pasar más: hoy me pongo con Lolita.- Regina: Bueno, nunca es tarde, ¿no? Es tan turbadora como impecable y, para colmo, tiene uno de los arranques más demoledores de la historia de la literatura.

– C.: ¿A ver? Mmm: » Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía.»

– R.: ¡Ish! No me canso de ese comienzo, y cada vez que lo releo Nabokov me deja cao. Esas dos frases son un gancho de derecha demoledor que nunca acierto a encajar sin que me tumbe.

– C.: La verdad es que es impactante… como toda la novelita sea así…

– R.: No esperes menos. ¿Has leído algo más de Nabokov?

– C.: La verdad es que no, ¿y tú?

– R.: Yo Ada o el Ardor, y sus Curso de literatura europea y Curso de literatura rusa, que son compendios de las clases que impartió en su época docente. Te las recomiendo como guías de lectura.

– C.: Oye, ¿y esa otra de la que hablan en La Vanguardia, la que dijo que quemaran?

– R.: Si, Laura. Su novela inacabada, ésa que le pidió a Vera, su mujer, que quemara, pero que ella no echó al fuego. Lo que hizo fue confinar las fichas manuscritas en una caja de seguridad en Ginebra, y ahora su hijo ha decidido subastarlas para su inminente publicación.

– C.: ¡No me jodas, qué buitre! Pero si Nabokov quiso que su Laura ardiera, ¿por qué la publican?

Y justo ahí fue cuando otro librero y un par de espontáneos emergieron por entre mis baldas, al parecer incapaces de desoír la llamada de una buena charla sobre letras.

¿Deben respetar la voluntad de Nabokov de destruir el manuscrito inacabado de Laura? ¿O por el contrario hacen bien en editarlo para brindar a legiones de lectores la oportunidad de leer otra novela de uno de los genios de las letras?

De los cinco que parloteábamos en mis confines dos estaban a favor de la publicación de Laura en el nombre de la Literatura, mientras que otros dos afirmaban que debía respetarse la voluntad del creador de Lolita, máxime tratándose de una obra inacabada.

En cuanto a la quinta voz en discordia, la mía, mucho me temo que no hubo consenso entre mis dos mitades.

Así que mientras mi pelucón librero insistía en que Laura debe circular entre los lectores, el resto de mi mismidad se decantaba por respetar la voluntad del padre literario de la criatura.

Y vosotros, queridos, ¿qué opináis? ¿Hacen bien en publicar Laura o deberían quemar las fichas manuscritas que la integran, tal y como el escritor ruso quiso?