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Reflexiones de una librera
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«Si Nabokov quiso que su Laura ardiera, ¿por qué la publican?»

En reginaexlibrislandia hay tardes para las que la Providencia Librera designa tertulias literarias que tienen el encanto de lo inesperado.

Sin ir mas lejos ayer bastó con que un cliente asiduo se adentrara en mis confines en busca de un novelón como Lolita para que se abriera la veda de un debate sobre el legado inédito de Nabokov.

En concreto la cosa iba sobre su inacabada Laura, una novelita cuya incineración el escritor ruso encomendó a su esposa antes de morir, tarea que ella finalmente no consumó, y que ahora su hijo ha subastado para la inminente publicación, prevista para septiembre de 2009:

– Cliente: Ya no lo dejo pasar más: hoy me pongo con Lolita.- Regina: Bueno, nunca es tarde, ¿no? Es tan turbadora como impecable y, para colmo, tiene uno de los arranques más demoledores de la historia de la literatura.

– C.: ¿A ver? Mmm: » Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía.»

– R.: ¡Ish! No me canso de ese comienzo, y cada vez que lo releo Nabokov me deja cao. Esas dos frases son un gancho de derecha demoledor que nunca acierto a encajar sin que me tumbe.

– C.: La verdad es que es impactante… como toda la novelita sea así…

– R.: No esperes menos. ¿Has leído algo más de Nabokov?

– C.: La verdad es que no, ¿y tú?

– R.: Yo Ada o el Ardor, y sus Curso de literatura europea y Curso de literatura rusa, que son compendios de las clases que impartió en su época docente. Te las recomiendo como guías de lectura.

– C.: Oye, ¿y esa otra de la que hablan en La Vanguardia, la que dijo que quemaran?

– R.: Si, Laura. Su novela inacabada, ésa que le pidió a Vera, su mujer, que quemara, pero que ella no echó al fuego. Lo que hizo fue confinar las fichas manuscritas en una caja de seguridad en Ginebra, y ahora su hijo ha decidido subastarlas para su inminente publicación.

– C.: ¡No me jodas, qué buitre! Pero si Nabokov quiso que su Laura ardiera, ¿por qué la publican?

Y justo ahí fue cuando otro librero y un par de espontáneos emergieron por entre mis baldas, al parecer incapaces de desoír la llamada de una buena charla sobre letras.

¿Deben respetar la voluntad de Nabokov de destruir el manuscrito inacabado de Laura? ¿O por el contrario hacen bien en editarlo para brindar a legiones de lectores la oportunidad de leer otra novela de uno de los genios de las letras?

De los cinco que parloteábamos en mis confines dos estaban a favor de la publicación de Laura en el nombre de la Literatura, mientras que otros dos afirmaban que debía respetarse la voluntad del creador de Lolita, máxime tratándose de una obra inacabada.

En cuanto a la quinta voz en discordia, la mía, mucho me temo que no hubo consenso entre mis dos mitades.

Así que mientras mi pelucón librero insistía en que Laura debe circular entre los lectores, el resto de mi mismidad se decantaba por respetar la voluntad del padre literario de la criatura.

Y vosotros, queridos, ¿qué opináis? ¿Hacen bien en publicar Laura o deberían quemar las fichas manuscritas que la integran, tal y como el escritor ruso quiso?