Bisfenol A, vacunas… Sin educación científica, es el país de los ciegos

Decía Carl Sagan que hoy una verdadera democracia no es posible sin una población científicamente educada. “Científicamente” es la palabra clave, la que da un sentido completamente nuevo a una idea que a menudo se ha aplicado a otra educación, la cultural.

Pero en cuanto a esto último, no por muy repetido es necesariamente cierto. Al fin y al cabo, la cultura en general es una construcción humana que no acerca a ninguna verdad per se; y sabemos además, creo que sin necesidad de citar ejemplos, que a lo largo de la historia pueblos razonablemente cultos han regalado su libertad en régimen de barra libre a ciertos sátrapas. Por tanto, es como mínimo cuestionable que cultura equivalga a democracia.

En cambio, la realidad –el objeto del conocimiento científico– no es una construcción humana, sino una verdad per se. A veces ocurre que cuando hablamos de “la ciencia” parece que nos estamos refiriendo a una institución, como “el gobierno” o “la Iglesia”. Pero no lo es; la ciencia es simplemente un método para conocer la realidad; por tanto, “la ciencia dice” no es “el gobierno dice” o “la Iglesia dice”; no es algo que uno pueda creer o no. “La ciencia dice” significa “es” (por supuesto, la ciencia progresa y mejora, pero también rectifica y se corrige; está en su esencia, a diferencia del gobierno y la Iglesia).

Por ejemplo, a uno puede gustarle más un color u otro, pero la existencia de la luz es incuestionable; no es algo opinable. Y sin embargo, la falta de un conocimiento tan obvio podría llevar a una visión deformada del mundo. Así lo contaba H. G. Wells en su relato El país de los ciegos, en el que un montañero descubre un valle andino aislado del mundo cuyos habitantes nacen sin la facultad de ver. El montañero, Núñez, trata de explicarles la visión, pero se encuentra con una mentalidad cerrada que solo responde con burlas y humillaciones. Así, Núñez descubre que en el país de los ciegos el tuerto no es el rey, sino un paria y un lunático.

Imagen de pixabay.com.

Imagen de pixabay.com.

Ignoro cuál era el significado que Wells pretendía con su relato. Se ha dicho que el autor quería resaltar el valor de la idiosincrasia de otras culturas, por extrañas o absurdas que puedan parecernos, y la necesidad de respetarlas sin imponer la nuestra propia. Lo cual podría ser una interpretación razonable… si el autor fuera otro.

Pero no encaja con Wells. Científico antes que escritor, era un entusiasta de las posibilidades de la ciencia para mover el mundo y mejorar las sociedades. En una ocasión escribió sobre el “poder cegador” que el pasado puede tener en nuestras mentes. Y por si quedara alguna duda, en 1939 añadió un nuevo final a su relato de 1904: en la versión original, Núñez terminaba escapándose sin más. Sin embargo, en su posterior director’s cut contaba cómo Núñez, en su huida, observaba que un corrimiento de tierra amenazaba con arrasar el valle. Advertía a sus habitantes, pero una vez más se reían de aquella imaginaria facultad suya. Como resultado, el valle quedaba destruido. Así, parece claro que El país de los ciegos no habla de la multiculturalidad, sino de la ignorancia frente a la ciencia: Núñez puede equivocarse, pero ve.

Si este es el verdadero sentido del relato, entonces Wells se adelantó una vez más a su tiempo, como hacía en sus obras de ciencia ficción. En su día mantuvo un acerado debate con George Orwell, un escéptico de la ciencia –1984 es una distopía tecnológica, con sus telepantallas al servicio del Gran Hermano–. Ambos vivieron en una época de grandes cambios; uno de ellos fue que la ciencia dejó de ser algo que solo interesaba a los científicos, con sus discusiones sobre la estructura de los átomos y la evolución de las especies, para comenzar a estar cada vez más implicada en las cosas que afectan a la gente: en aquella época, Segunda Guerra Mundial, podían ser cosas como el triunfo contra las infecciones –la penicilina–, la energía –el petróleo– o la tecnología bélica –la bomba atómica–.

Años después, fue Sagan quien recogió este mismo testigo, porque la ciencia continuaba aumentando su implicación en esas cosas que afectan a la gente. En 1995, un año antes de su muerte, escribía en su libro El mundo y sus demonios:

Hemos formado una civilización global en la que la mayoría de los elementos más cruciales –transportes, comunicaciones y todas las demás industrias; agricultura, medicina, educación, entretenimiento, protección del medio ambiente; e incluso la institución democrática clave, el voto– dependen profundamente de la ciencia y la tecnología. También hemos hecho las cosas de modo que casi nadie entiende la ciencia y la tecnología. Esta es una prescripción para el desastre. Podemos salvarnos durante un tiempo, pero tarde o temprano esta mezcla combustible de ignorancia y poder va a estallarnos en la cara.

Una aclaración esencial: con este discurso, Sagan no trataba de ponderar la importancia de la ciencia en la democracia. Bertrand Russell escribió que “sin la ciencia, la democracia es imposible”. Pero lo hizo en 1926; desde que existen la ciencia moderna y la democracia, han sido numerosos los pensadores que han trazado sus estrechas interdependencias. Pero lo que Sagan subrayaba –y junto a él, otros como Richard Feynman– es la imperiosa necesidad de una cultura científica para que la población pueda crecer en libertad, a salvo de manipulaciones interesadas.

Hoy ese repertorio de cosas de la ciencia que afectan a la gente no ha cesado de crecer y hacerse más y más prevalente. El cambio climático. La contaminación ambiental. Las nuevas epidemias. Las enfermedades emergentes. Las pseudomedicinas. El movimiento antivacunas. La nutrición sana. El riesgo de cáncer. La salud cardiovascular. El envejecimiento, el párkinson y el alzhéimer. Internet. Los teléfonos móviles. Y así podríamos continuar.

Y sin embargo, no parece evidente que el nivel de cultura científica haya crecido, lo que no hace sino subir la temperatura de esa mezcla combustible de la que hablaba Sagan. Cualquier estudio irrelevante que no ha descubierto nada nuevo puede disfrazarse de noticia, y venderse arropándolo convenientemente con un titular suficientemente alarmista. La manipulación explota el temor que nace de la ignorancia, y es rentable; los clics son dinero. Porque en realidad, ¿quién diablos sabe qué es el bisfenol A?

Un ticket de papel térmico. El calor hace que se oscurezca. Imagen de IIVQ - Tijmen Stam / Wikipedia.

Un ticket de papel térmico. El calor hace que se oscurezca. Imagen de IIVQ – Tijmen Stam / Wikipedia.

El del bisfenol A (BPA) –y aquí llega la percha de actualidad– es uno de los dos casos de esta semana que merece la pena comentar sobre esas cosas de la ciencia que afectan a la gente. Con respecto a los riesgos del BPA, nada ha cambiado respecto a lo que conté aquí hace más de cuatro años, y recuerdo: «La exposición típica al BPA procedente de todas las fuentes es unas 1.000 veces inferior a los niveles seguros establecidos por las autoridades gubernamentales en Estados Unidos, Canadá y Europa».

Y por otra parte, descubrir que los tiques de la compra contienen BPA es como descubrir que el zumo de naranja lleva naranja; el BPA se emplea como revelador en la fabricación del papel térmico, no aparece ahí por arte de magia. En resumen, un titular como «No guarde los tiques de compra: contienen sustancias que provocan cáncer e infertilidad» es sencillamente fake news, aunque se publique en uno de los diarios de mayor tirada nacional.

El segundo caso tiene implicaciones más preocupantes. Esta semana hemos sabido que una jueza ha dado la razón a una guardería municipal de Cataluña que denegó la admisión a un niño no vacunado por decisión de sus padres. Casi sobra mencionar que en este caso la ignorancia cae de parte de los padres, convirtiéndolos en víctimas fáciles de la manipulación de los movimientos antivacunas. Al parecer, durante la vista los padres aseguraron que los perjuicios de la vacunación superan a sus beneficios, como si el beneficio de conservar a su hijo vivo fuera superable.

Por suerte, en este caso la jueza ha actuado bien informada, denegando la matriculación del niño por el riesgo que comportaría para sus compañeros. Pero no siempre tiene por qué ser así. A los jueces no se les supone un conocimiento científico superior al nivel del ciudadano medio. Y si este nivel es excesivamente bajo, las repercusiones de esta carencia pueden ser especialmente graves en el caso de quienes imparten justicia, ya que un juez con una educación científica deficiente puede también ser víctima de manipulación por parte de presuntos asesores o peritos guiados por intereses anticientíficos.

Mañana contaré otro caso concreto de cómo la falta de información y formación científica es la raíz de uno de los mitos más clásicos y extendidos sobre cierto avance tecnológico de nuestro tiempo.

13 comentarios

  1. Dice ser Antonio Larrosa

    Para el caso que te hacen…

    Clica sobre mi nombre si te da la gana

    17 enero 2019 | 14:06

  2. Dice ser skalo75

    Un muy buen artículo.
    A día de hoy pocos conocen cómo funciona el método.
    Ni es perfecto, ni ofrece verdades absolutas (nunca lo hace). Lo que sí proporciona el método es lo más parecido a la realidad.
    Reproducibilidad de evidencias
    Falsabilidad infinita.
    No se necesita más.

    17 enero 2019 | 14:42

  3. Dice ser Nolomar

    Bueno, bueno… pero tenemos jurgol, y toros, y paella y sangría y OT y GH VIPS…
    Que es lo que les importa a nuestros políticos.

    La educación no vale para nada!!!!!

    Orgullosos de ser Hespayoles!

    17 enero 2019 | 15:53

  4. Dice ser rg

    Buen artículo y buenas reflexiones.

    No es tan extraño que la humanidad, o una buena parte de ella, pase por una etapa de negacionismo que da pavor, y me temo que hemos entrado en ella.

    Tengo casi 50 años y he vivido pegado a la tecnología desde que tengo recuerdos. Pero si soy sincero hay cosas a las que me cuesta agarrarme y seguir su evolución, incluso en mi propio campo, al que dedico una gran arte del tiempo, sea trabajando, ocio….da igual.

    Llegado este punto no resulta difícil pensar que desligarse del estudio y el esfuerzo de seguimiento, a veces tremendo, agotador y frustrante, resulta fácil, cómodo e incluso atrevido el plegarse a creencias, religiones y otros menesteres.

    Si extrapolo mi vivencia a otras personas que no solo no se esfuerzan por comprender o contrastar, sino que además les gusta lo fácil, no es complicado entender que vienen tiempos complicados.

    No digo que haya que estar «pegado» a la ciencia, la tecnología, sobre todo ser crítico, pero es un esfuerzo, o al menos resulta que en algún punto es un sobreesfuerzo. Y cuando miro a mi alrededor y veo esa desidia, esas ganas de negar la evidencia…en fins…lo llaman vaguería, yo mismo me considero un vago de libro, pero la cosa no pinta nada bien con la actitud de alguna gente «moderna» que se niega a esforzarse, sí, a esforzarse con ser crítico, contrastar, razonar y ser consecuente.

    Nos estamos rodeando de herramientas que pueden superarnos, siendo nosotros los mismos que las crean y las controlan. A mi eso me produce miedo, como poco miedo, por no decir terror; que el miedo te hace actuar pero el terror paraliza, y hay demasiada gente que se está infectando con lo fácil, lo simple, la crítica absurda. Soy pesimista, pero jamás voy a tirar la toalla ni dejar de enseñar otratar de hacerlo, aunque me digan que lo que hago no es eso.

    Saludos.

    17 enero 2019 | 18:21

  5. Totalmente de acuerdo, por cierto Carl sagan, muy grande.

    17 enero 2019 | 19:31

  6. Dice ser Ivi

    Vivimos en un país de catetos

    17 enero 2019 | 20:46

  7. Dice ser Jose

    Tus comentarios sobre bisphenol y vacunas falta mucho de rigor cientifico en tu artículo, que es precisamente lo que criticas.

    – Si miras el articulo de wikipedia en ingles sobre el bisphenol, verás que los niveles del BPA para un uso seguro no está nada claros, siendo objeto de debate cientefico sus posibles efectos, algunas organizaciones lo consideran casi inofensivo y otros lo contrario.

    – Lo de la vacunas no cuentas toda la verdad. En algunas enfermedades casi extinguidas, si se vacunan un millon de personas, y yo soy la persona que no me vacuna, y el resto si, estadísticamente tendré muy pocas posiblidades de contagio, pues el resto están inumunizados, y el riesgo asumido, puede ser menor que el riesgo propio de la vacuna (todo tiene su riesgo hasta un pinchazo tienes un pequeño riesgo de coger una septicemia, o una partida de vacunas en mal estado). Es una decisión egoísta, no solidaría pero que puede tener su sentido desde un punto de vista egoista si solo lo hacen pocos. Creo que hay gente que lo hace por este tema (yo he vacunado a todos mis hijos, pues este compartamiento lo veo despreciable).

    Hay muchos campos en que la salud le falta un montón de rigor cientifico, y esta lejos de la exactitud de matemáticas: queda mucho por estudiar, investigar, y descubrir, y despreciar temas simplemente indicando alguna postura oficial, que muchas veces no está basada en rigor cientifico, sino en valoraciones subjetivas, de diferentes estudios, con resultados contrapuestos, y valoraciones económicas, nos quieres hacer creer algo que no es.

    – Era ciencia, la que decia que las lobotomias eran buenas para curar las enfermedades cerebrales.
    – Al principio el Helicobacter decian que no era el causante del 99% de las ulceras del estomago. Hasta ese momento la «ciencia» estuvo totalmente equivocado en lo quera una ulcera de estomago: sus causas y tratamiento.
    – Se tirarón muchos años diciendo que la aspirina era 100% segura. ¿Antes no era ciencia y ahora asi?

    Tratar la medicina como un tema 100% exacto, sin hablar de sus incertidumbres es muy poco cientifico, y seguir la corriente generalizada.

    17 enero 2019 | 21:09

  8. Dice ser Ivi

    #7 atrevida es la ignorancia. Qué facilidad es criticar cuando lo máximo que hace uno es leer y opinar. Intenta ser científico y nos vemos a ver si puedes porque tenemos fallos pero sin ciencia tendrías algún hermano ya difunto, la gripe o constipado no serían sólo un par de días chungos y con la ciencia estarás hasta los 80 pudiendo soltar verborrea.

    Si no te vacunas ¿por qué no ibas a contagiarte? Hay 10 elevado a la 31 virus en el mundo campeón, y basta con que tú te infectes para que todo se vaya a tomar por saco. Y si tu fuente es la wikipedia mejor que ni opines.

    NADA ES 100% SEGURO, ni el oxígeno que respiras así que no tergiverses.

    17 enero 2019 | 22:05

  9. Dice ser Jose

    – «Intenta ser cientifico….» Esto muestra mucha ignorancia respecto a la medicina. Mucho de lo que se hace en medicina son siguiendo prácticas heredadas, muchas veces sin fundamento cientifico que lo sustente. Está claro que según se va avanzando en estudios con sustento, muchas de las prácticas establecidas se desechan.

    – Otro que no le gusta wikipedia (Que por cierto muchos de los articulos son escritos por medicos o «cientificos»).

    ¿Que es mayor la creedibilidad de un blog que la de wikipedia? En wikipedia los articulos son revisados, corregidos por otra gente que los revisa, y si te lees el articulo cosa que no habrás hecho viene con cada una de las afirmaciones a una referencia a un estudio cientifico, no como este articulo que es simplemente una disertación o opinión pero de cientifico tiene poco.

    – Lo de las vacunas, ¿por que no? Bastante obvio, si todo el mundo alredor mi se ha vacunado, es muy dificil que me contagie, tendría que tener un contacto con alguien que no lo tuviese. Llega un momento que la probabilidad de contagio es más baja que el riesgo de la vacuna. Esto es lo que hay detrás de mucha gente que no se vacuna, pues muchas veces estas enfermedades son muy raras. Es un compartamiento egoista y que no comparto. Es todo cuestión de probabilidades. Se considera que la población está vacunada no cuando está vacunada el 100% (nunca es posible hacerlo siempre hay fallos, etc), sino cuando se llega un porcentaje estadisticasmente impide la transmisión de la enfermedad.

    Una conocida de un compañero de trabajo me comento hace dos meses que se murio una niña cinco dias de septicemcia despues de una vacuna de la gripe. No sabían todavia la causa, pero fue lo único que sucedio. (un simple pinchazo puede introducir bacerias que están en la piel y pueden producir septicemcia, por eso desinfectan antes de pinchar).

    Como nada es 100% seguro ya no se puede opinar. Muy bien.

    18 enero 2019 | 09:30

  10. Dice ser Rompecercas

    En primer lugar, hay discusiones que rebaten el cientifismo mucho más relevantes que el debate entre Wells y Orwell. En realidad la filosofía y los mismos pensadores científicos ha rebatido el cientifismo desde hace bastante tiempo. Kant, Nietszche, Popper, Kuhn, Putnam, etc etc…Saltarse todo esto, es ignorar casi todo de la cuestión. Cualquier estudiante de estos problemas da por desfasadas todas estas pretensiones cientifistas.

    En segundo lugar:

    Dices…“La ciencia dice” significa “es” (por supuesto, la ciencia progresa y mejora, pero también rectifica y se corrige; está en su esencia, a diferencia del gobierno y la Iglesia).»

    La ciencia dice lo que es de manera provisional, o sea que lo «que es» termina no siendo así, constantemente. Entonces, no se puede pretender por sistema estar en posesión de la verdad.

    18 enero 2019 | 16:44

  11. Dice ser Rompecercas

    Aquí una breve introducción de Todorov a la relación entre cientifismo y totalitarismo.

    Todorov debe ser también un conspiranoico, ¿verdad?

    Conspiranoicos por todos lados…jaja

    Existía eso de ver comunistas por todos lados (macarthismo), ver judeomasones ( la famosa y permanente conspiración judeomasónica)…pero el colmo de la conspiranoia es ver conspiranoicos por todos lados. Sería el grado máximo, quizás.

    https://www.um.es/sabio/docs-cmsweb/aulademayores/todorov_cientificismo_y_humanismo.pdf

    «El punto de partida del cientificismo es una hipótesis sobre la estructura del
    mundo: éste es por completo coherente. En consecuencia, el mundo es
    como transparente, puede ser conocido completamente por la razón
    humana. La tarea de este conocimiento se confía a una práctica aplicada,
    llamada la ciencia. Ninguna parcela del mundo, material o espiritual,
    animada o inanimada, puede escapar al imperio de la ciencia. »

    «Ni la violencia revolucionaria ni la esperanza milenarista llevan, por sí
    solas, al totalitarismo. Para que se establezcan sus premisas intelectuales
    debe añadirse, además, el proyecto de dominio total del Universo, portado
    por el espíritu científico y, más aún, por el pensamiento cientificista.
    Preparado por el radicalismo cartesiano y el materialismo del siglo de las
    Luces, aquél florece en el siglo xix: sólo entonces el proyecto totalitario
    podía nacer. «

    19 enero 2019 | 02:30

  12. Dice ser Sara

    Completamente de acuerdo con rompecercas. La razón y la lógica es la mejor forma de conocer el mundo. Viva el diálogo.

    19 enero 2019 | 08:26

  13. Dice ser Pon celo a la valla

    Sep, de acuerdo con los dos. La ciencia es imperfecta pero es la mejor forma de conocer el mundo.

    21 enero 2019 | 02:35

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