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El ‘pollo pera’ y la caja registradora

A tres días de que los Reyes Magos pasaran por casa, puedo decir que esos son los juguetes favoritos de mis hijos.

Julia ha jugado con todo, pero con lo que más sin lugar a dudas es con una caja registradora con lector de código de barras, una cestita con productos varios, monedas, billetes y tarjeta de crédito. A la que nos descuidamos estamos comprando galletas, plátanos o cereales y entregando la tarjeta a la pequeña cajera. «Muchas gracias señora, aquí tiene su yogur de fresa».

El segundo lugar lo ocupa la casa de Blancanieves y los siete enanitos. A la princesa no le hace apenas caso, pero los enanitos le encantan, sobre todo ponerlos a dormir o mandarlos a trabajar. Su favorito es Gruñón.

Juego simbólico
100% como podéis ver.

Jaime, curiosamente, tiene un regalo «rebotado» de su hermana. En casa de una de sus abuelas los Reyes trajeron a Julia una muñeca tipo tarta de fresa, más concretamente la versión pera o tarta de pera tal vez. No estoy muy puesta en esos dibujos animados. El ‘pollo pera’ la bautizó su padre.

Ella no es de muñecas y nada más verla arrugó la nariz y la ignoró. «¿No te gusta la muñeca Julia?» preguntó su abuela. «¡NO!» contestó ella con esa sinceridad plana y apabullante que solo tienen los niños. Pero a Jaime sí que le gustó. El secreto de la muñeca es que, a poco que la presiones, comienza a cantar. Y Jaime ya sabéis que tiene amor por la música. Así que ya nos sabemos su canción de memoria.

¿Cuáles han sido los juguetes estrella de vuestros niños?

La carta de una madre reciente a los Reyes Magos

Es muy viejo, pero me ha hecho gracia, así que aquí lo tenéis:

Queridos Reyes Magos:

Les escribo esta carta con un lápiz rojo de mi hijo, en el dorso de un recibo, sentada al lado de la lavadora entre un lavado y otro, y quien sabe cuando volveré a tener un poco de tiempo libre en los próximos 18 años.

He sido una buena madre durante todo el año.

He alimentado, aseado y cuidado a mis hijos todos los días.

He visitado al pediatra muchas más veces de lo que he visitado a mi propio médico aún encontrándome mal.

He vendido sesenta y dos papeletas de lotería de navidad del futbol de mi hijo, he cambiado cromos, comprado chuches…..

Llevo a mis hijos al cole, a las actividades extraescolares, les ayudo con los deberes, a preparar los exámenes, juego con ellos, les llevo al parque con sus amigos, a montar en bicicleta y patinar…

Recojo y ordeno su habitación, que queda como una leonera tras pasar por ellos allí un ratito, es increíble cómo se trasladan los juguetes de las estanterías al suelo porque ¡ninguno los ha cogido!!.

Les preparo la ropa, sus mochilas, el almuerzo para el recreo… para que todo esté listo y no les falte nada…

En fin, me esfuerzo en hacer que su vida sea lo más feliz posible, sin problemas ni preocupaciones.

Pensaba que quizás, visto que no les he pedido nunca nada, este año podrían traerme algunas cositas…

Aquí tienen mis deseos:

Me gustaría una barriga plana, de esas de las artistas de Hollywood, unos brazos que no dolieran y fueran lo suficientemente fuertes como para apartar a mi hijo del estante de las golosinas, mientras hace una rabieta en medio del supermercado.

También quisiera una cintura, ya que en algún sitio perdí la que tenía, hacia el séptimo mes de mi último embarazo.

También me gustarían unos cristales y paredes resistentes a las huellas y a las pintadas, un rinconcito secreto donde poderme esconder para hablar por teléfono.

En el aspecto práctico, quisiera una muñeca que hable y diga, «Sí, Mamá» para ayudarme en mi autoestima como madre, así como dos niños que no peleen, y tres pares de vaqueros que se abrochen sin necesidad de tanta fuerza.

También me gustaría una voz nueva, ya que mi voz parece estar fuera del alcance auditivo de mis hijos ya que por mucho que me esfuerce no parece que me escuchen.

Sería maravilloso si consiguiera que mis hijos ayudaran en casa sin necesidad de pedir un premio a cambio.

Si fuera tarde para encontrar todo esto, quisiera al menos el tiempo suficiente para mí, para cepillarme los dientes, peinarme decentemente, para maquillarme, ir de tiendas a la sección femenina y no sólo a la infantil.

Tiempo para tener el lujo de sentarme y comer la comida caliente, y no fría o sin que tenga que comerla antes o después de que mi familia cene.

Me gustaría experimentar, qué se siente durmiendo una noche entera del tirón, sin interrupciones de ninguna clase…

Bueno, Queridos Reyes, la alarma de la secadora me indica que ha terminado su ciclo y mi hijo se ha dado cuenta que estoy aquí encerrada. Creo que quiere que le devuelva su lápiz. Que tengan un buen viaje y recuerden sacarse el polvo de sus sandalias antes de entrar.

Pueden comerse las galletas que les dejamos en la mesa, pero cuidado con echar migas a la alfombra.

Con cariño…… MAMÁ!!

P.D. Ah!… otra cosa, pueden anular todos mis deseos con tal de que hagan que mis hijos crezcan felices, sanos y se conviertan en personas de bien.

La carta de los reyes magos, en la pared

A los pocos meses de recibir el diagnóstico de Jaime y ponernos las pilas con terapias, lecturas y colegio, nosotros acudimos a una escuela de padres para niños con problemas para comunicarse.

Se trata de un curso llamado Hanen, muy conocido para cualquier que esté en nuestra situación o similar, pero que en gran medida resulta muy útil para padres de niños pequeños aunque no tengan problema alguno.

Duró todo un curso escolar, pasábamos toda una mañana de sábado al mes. Y nos ponían «deberes». Uno de esos deberes consistió en elaborar una carta de los Reyes Magos, teníamos que ver catálogos de juguetes con el niño, recortar los que parecía que le hacían más tilín o eran más indicados y pegarlos. Luego esa carta se coloca visible en casa. Sirve para que el niño entienda y anticipe la festividad, que aprenda a esperar por los regalos, aumenta la ilusión de recibirlos y le ayuda a elegir y pedir lo que desea.

Para niños como Jaime o muy pequeños está francamente bien. De verdad os lo recomiendo.

Comprando los regalos a escondidas

Es el primer año que tenemos que escondernos para comprar los regalos de los peques. Con Jaime no estamos ya seguros de lo que cala y lo que no y Julia se entera de todo, es una avispa. Así que por vez primera, después de seis Navidades y días de Reyes Magos nos está tocando escaparnos a comprar los regalos sin niños delante, envolverlos en secreto y esconderlos en casa.

Llamadnos tontos, pero nos hace ilusión. En parte por lo que supone de fomentar la magia de estos días, una magia que dura íntegra muy pocos años, y por otro lado por lo que implica de normalizar las cosas, de poder vivir como padres recientes el camino habitual de los demás.

Y este año no habrá que esforzarse mucho para esconder los regalos, pero ya nos tocará ingeniárnoslas para que sean incapaces de encontrarlos.

Aprovecho para poneros aquí las recomendaciones de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI) de cara a la compra de juguetes:

Tras comparar en la primera quincena de diciembre una treintena de juguetes en centros comerciales y tiendas especializadas (Carrefour, Alcampo, El Corte Inglés, Hipercor, Toys’R’Us, Juguetilandia, Poly y Juguetos), FUCI ha detectado «importantes diferencias económicas» en el 70% de los juguetes analizados.

En concreto, el 8% de los juguetes de la muestra presentan diferencias de precio de hasta 20 euros según la elección del establecimiento; en el 25% de los casos, las diferencias oscilan entre 10 y 15 euros; en el 27%, entre 5 y 10 euros; y en el 40%, menos de cinco euros.

El presidente de FUCI, Gustavo Samayoa, advirtió de que los juguetes ‘gancho’ sirven para atraer a los clientes hacia un producto determinado, aunque puede ser que el resto de artículos estén a precios superiores con respecto a otros establecimientos.

Así, recomendó hacer una lista de lo que se necesite y comparar precios en diferentes establecimientos para ahorrar lo máximo posible en unas fechas en las que FUCI estima un gasto medio de 185 euros por persona en regalos y juguetes, un 10% menos que en 2010 y un 17% menos que en 2009.

Según el estudio anual de la organización de consumidores, los españoles recortarán su gasto esta campaña de Navidad por cuarto año consecutivo, con un presupuesto medio de 560 euros por persona, lo que supone 114 euros menos (-17%) que el ejercicio pasado.

Mañana os cuento por cierto nuestra modalidad de carta a los Reyes Magos. Nos la enseñaron en un curso para padres con niños que tienen problemas de comunicación y viene también muy bien con niños muy pequeños.

La vuelta al cole y a todo lo demás

Llegó la vuelta a la normalidad. Ayer recogimos los adornos navideños. Esta mañana Jaime ha regresado al cole tan contento, como si no hubiéramos tenido tres semanas de locura. Yo he vuelto al trabajo. Mi santo también. Julia se ha quedado plácidamente dormida y despertó sin su mamá cerca.

Jaime se enfrenta desde hoy al regreso de todas sus obligaciones, que como en todos los niños con tgd, son mayores a la media de niños de su edad. No sólo vuelve el cole, también las terapias en el centro de atención temprana, las terapias privadas y la piscina. Aunque eso último es más un placer que un deber.

Julia está a dos meses de cumplir dos años, un cumpleaños que celebraremos toda la familia en Eurodisney la primera semana de marzo (se admiten consejos y sugerencias). Ese ha sido el regalo que nos hemos hecho en Reyes.

Los juguetes nuevos (por cierto, si alguno sabéis dónde se pueden donar en Madrid juguetes en buen estado, por favor que lo indique en los comentarios por favor) y algunos dulces sobrantes son el único recuerdo de las fiestas pasadas.

Eso y una otitis con sinusitis asociada que me trajeron los Reyes Magos y aún colea. Y que explica mi ausencia de estos días y lo inconexo de este post.

Estoy harta ya de estar enferma. Cuando lo he dicho en alto me ha comentado un compañero del trabajo que uno sólo se cura guardando cama y me da la risa: en casa con dos niños lo de pasar el día de sofá y manta es imposible.

En definitiva, para concluir este post tan poco hilado sólo quería agradecer que sigáis un año más conmigo.

Seguimos en el camino.

La mejor noche del año, el mejor día del año

Ya hemos visto la cabalgata de Madrid en la tele, hemos visto la cabalgata de nuestra ciudad desde un balcón, hemos calentado el ambiente todo lo posible y tenemos a los peques en la cama y los regalos esperando a ser descubiertos mañana por la mañana, con unos churros con chocolate.

El año que viene también pondremos agua para los camellos y leche y galletas para los Reyes Magos.

Ninguno de los dos lo está pillando demasiado. Julia hasta marzo no hace los dos años y para Jaime también aún es pronto.

Pero eso no resta la magia. No hay noche ni día más emocionantes que los de Reyes.

Pasadlo todo lo bien que podáis.

Nosotros lo haremos.

Esos pavorosos Reyes Magos

Hoy es el último día de cole de este año. Hoy acudían los reyes magos a su clase y mi santo acaba de llamarme para contarme como ha ido la cosa: mi peque se ha sentado tan tranquilo en el regazo de Baltasar para la foto e incluso le ha tirado de las barbas a Gaspar.

El año pasado pasado pude estar ese día y recuerdo perfectamente que un porcentaje altísimo de niños de su clase tenían pavor a los tres personajes. Muchos lloraron, bastantes se negaron a sentarse sobre ellos, algunos ni siquiera quisieron acercarse.

Otro día del año pasado fuimos a un parque de bolas en el que había un rey mago con los hijos de unos amigos y pasó lo mismo. Salvo los muy pequeños o los muy grandes, par alos que aún no hay misterio o para los que ya pasó el misterio, ningún niño estaba deseando precisamente arrimarse a ellos.

También recuerdo una foto de mi marido, muy pequeño, encaramado sobre un rey mago haciendo pucheros.

Yo no tengo ninguna foto con rey mago. Recuerdo perfectamente ser de las que, sin llorar, se negaba tajantemente a acercarse a menos de dos metros.

¿Vosotros os acercaríais a tipos como los de las fotos? Creo que el que más miedo da es el Melchor de la segunda imagen…

Qué típicas son esas fotos por cierto. Recomiendo encarecidamente que veáis las imágenes de reyes magos del museo de fotos antiguas. Veréis además cómo abundan las caras de susto entre los niños.

No me extraña que les tengan tanto miedo, si yo tuviera tres o cuatro años y creyera de verdad en esos seres súper poderosos que te vigilan todo el año y capaces de dejarte sin regalos como te portes mal, también me daría miedo acercarme a ellos. ¿Y si no les gusto? ¿Y si les cabreo?

Yo tampoco me sentaría en el regazo del señor juez, si hubiera una sentencia pendiente sobre mi cabeza.

Encima están vestidos tan raro, con esas barbas, sentados inmutables en unas sillas, casi sin hablar.

Jaime no se asusta. No se asusta por lo mismo que no lo hacen los niños más pequeños. no entiende lo que son los Reyes Magos. No hay razón por tanto para temerles.

Casi me gustaría y todo que llorase y se negase…

Por cierto, que me consta que tengo muchas lectoras latinas, así que quiero aprovechar para avisar que el periódico Latino, que se publica semanalmente en papel, busca un recién nacido para felicitar la navidad a toda la comunidad Latina en España.

Así que si queréis presumir de niño guapo y además que su rostro sea el que transmita buenos deseos estas fiestas el resto de latinos, hay que mandar una foto hoy mismo a tuvoz@enlatino.com

La organización de las vacaciones de Navidad

Todos los padres recientes trabajadores con niños pequeños escolarizados que conozco tienen que organizarse como buenamente pueden para sobrevivir a las fiestas de Navidad.

Los niños tienen unas merecidas vacaciones entre el 23 de diciembre y el 10 de enero. Y la semana previa, la semana que viene, el día que no hay función de Navidad van los Reyes Magos al cole o se celebran los cumpleaños del trimestre. Es decir, la semana que viene sólo habrá dos días normales de clase.

Yo recuerdo con entusiasmo esas vacaciones de invierno cuando era pequeña. Para mi madre no suponía ningún problema, no trabajaba.

Para las parejas en las que ambos miembros trabajamos es un rompecabezas. Hay que reservar vacaciones, contratar canguros, solicitar la ayuda de tíos y abuelos…

Nosotros ayer terminamos de hacer cábalas y tomar decisiones: el martes, día de la función navideña, me cogeré el día y el jueves, día que los Reyes van al cole y entran más tarde, irá su padre. Nos habíamos planteado que yo me cogiera la última semana de diciembre y su padre la primera semana de enero. Por suerte nos quedan días. Pero así sería imposible hacer nada todos juntos, así que finalmente ambos tomaremos de vacaciones la última semana de diciembre y para la primera de enero contaremos con la ayuda de la familia.

¿Cómo os váis a organizar vosotros?

Creando nuestras propias tradiciones navideñas

No sé si le pasará a todos los padres recientes, pero nosotros llevamos un par de años creando nuestras propias costumbres navideñas.

En parte son la conjunción y la herencia de lo que cada uno de nosotros traemos a cuestas, del bagaje familiar de cada uno. Pero también en gran parte están naciendo de manera independiente, arropándonos como una buena manta con lo que más nos gusta, imaginamos y disfrutamos.

Cuándo y cómo se decora la casa, las actividades que hacemos este mes, cuando vamos a la casa de un familiar o de otro, si vamos o no a la cabalgata de Reyes o a la plaza mayor, cómo felicitamos a nuestros seres queridos (en la imagen las felicitaciones de Navidad que los peques han hecho, con un poco de ayuda, este año), cómo se hace y si se entrega la carta de los Reyes (ya os contaré cómo hacemos las nuestras), de qué manera se encuentran y abren los regalos, si se les pone leche y galletas a los camellos, si los Reyes van avanzando por el Belén, colocar o no un calendario de adviento…

Hay multitud de posibilidades y, el menos en nuestro caso, la semilla de todas esas pequeñas tradiciones están naciendo ahora que somos padres recientes.

¿Es así también para vosotros?

Resaca de regalos

Eso es lo que tienen estos días muchos enanos crecientes y las casas que las albergan tras la borrachera del día de Reyes.

La invasión de papeles de colores y cajas de ayer afortunadamente ya reposa en el contenedor azul del reciclaje (o en sus proximidades, pr que algunos estaban hasta arriba).

Salones y habitaciones infantiles están llenas de nuevos juguetes que aún no tienen su lugar fijo adjudicado. Y ellos, tan pronto están con uno como con otro.

Ya parecen apuntar algunos cuentos y juguetes favoritos, pero mi impresión mi impresión es que no son capaces de hacerse mentalmente con todo lo que les ha caído encima.

No sé si os pasa lo mismo.

Y eso que teníamos política familiar de contención juguetera.

Tenemos todo un año para disfrutarlos.

Y el lunes de nuevo al cole y a las viejas rutinas, que la verdad es que apetecen después de tanta fiesta.

No me va a dar ninguna pena guardar los adornos navideños en su caja.