Cuando comencé ese blog Jaime era un bebé que acababa de cumplir el año. Pronto cumplirá ocho años. Su hermana ya tiene cinco. El embarazo, la lactancia, el puerperio… cada vez tienen menos posts y otros temas van ocupando sus huecos. Uno de ellos son los planes y actividades con niños. Otro son los viajes con ellos. Más en las fechas que se nos vienen encima.
En mi anterior post ya os contaba que tuvimos excursión a Asturias. Pues el sábado recorrimos por primera vez la senda del oso, una experiencia totalmente recomendable que nosotros repetiremos.
Se trata de una vía que se puede recorrer en distintos tramos, desde más de veinte kilómetros hasta apenas dos, tanto andando como en bicicleta. De hecho juraría que hay muchos más sobre dos ruedas que caminando. A cada poco hay lugares en los que alquilar bicicletas, algunas en plan tándem infantil (bicicleta grande delante, otra para niños justo atrás) y otras con carros para llevar detrás desde a un bebé (al que auguro una buena siesta) hasta un par de niños pequeños.
La dificultad es nula. Hay sombra, es entre llano y cuesta abajo. Y en el lugar en el que están los cercados de los osos (Paca, Tola y Furacu) hay dos piscinas (para adultos y niños) tranquila y muy barata (probablemente fresquita, eso sí) en la que recuperar fuerzas o perderlas jugando en el agua.
Que por cierto, hay polémica respecto a los osos. Y efectivamente decir que están en semilibertad es un poco excesivo. Pero justo las oseras me parece lo menos espectacular de todo el recorrido. Me quedo con los paisajes de barrancos, montañas, túneles y manatiales.
Nosotros lo hicimos en plan exploración. Recorrimos un par de tramos andando a los que llegamos en coche, pero repetiremos en bici y parando en la piscina. Y la ruta de las Xanas, también ahí cercana, es otra asignatura pendiente para hacer caminando. Julia quiere ver el manantial en el que en la noche de San Juan esas ninfas salen a hilar con oro y cumplir sueños.
Por la zona hay muchos sitios en los que comer a buen precio y también muchos merenderos en los que disfrutar de un bocadillo, aunque nada impide pararse en medio del camino, allá dónde apetezca, para comer lo que llevemos.
Nosotros comimos magníficamente en el restaurante de unos amigos: La Casa del Cura, que tiene una zona exterior cerrada y verde perfecta para los niños y un menú infantil que vale para tres. Su cocinera es Ángeles Díaz Simón, experta en historia antigua y autora del libro Recetas con historia y os recomiendo muy mucho su pote de castañas (mi santo haría lo mismo con el cachopo).