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Cabárceno, acuarios y dinosaurios: tres planes con niños en el norte

Este verano hemos pasado una semana en Asturias. Estando allí hemos procurado hacer unas cuantas excursiones con los peques. Tras valorarlo decidimos hacer tres.

La primera de ellas fue al Acuario de Gijón. Pelín caro, aunque este tipo de instalaciones lo suelen ser por su elevado mantenimiento. Fue la que más le gustó a Jaime, sin duda alguna. Probablemente también a Julia, sobre todo por la zona en la que se puede tocar desde estrellas de mar hasta erizos de mar (los que se atrevan). Y por la nutria. Apuesta mucho por los acuarios que representan la vida marina de la zona. El gran acuario de tiburones también les gustó mucho.

La segunda fue el Museo Jurásico (museo de los dinosaurios para Julia) de Colunga (si podéis, id o volved por Lastres, que es precioso), que tenía una exposición especial sobre huevos de dinosaurios. A Julia le gustó mucho, aunque con sus cuatro años le sobraba mucha información y carteles y lo recorrió a tan buen paso que en unos cuarenta minutos nos lo habíamos ventilado. Para cuando sea algo mayor, las aulas didacticas que organizan tienen muy buena pinta. A Jaime no le gustó, la verdad. Los dinosaurios no le llaman la atención y los sitios algo oscuros no le gustan. Ambos disfrutaron luego de un rato en el parque que tienen fuera, las reproducciones de dinosaurios y el arenero repleto de falsos fósiles en el que jugar.

La tercera fue fuera de Asturias, a unas dos horas de Gijón: el parque natural de Cabárceno, en un paraje fantástico. Para Jaime fue poco más que un paseo en coche. A Julia le gustó más, pero se le hizo largo. Sobre todo tanto bajar y subir del coche, para muchas veces no ver apenas nada. Disfrutó sobre todo viendo los osos, los elefantes africanos, los lobos y el espectáculo de los leones marinos. Aunque se llevó un buen chasco al no ser la elegida para subirse a la barquita pese a lo mucho que se esforzó por poner carotas, que era el supuesto criterio de selección; «¿por qué no me ha elegido a mí?» preguntaba conteniendo un puchero. Yo os confieso que esperaba algo más, tal vez me habían creado unas expectativas demasiado elevadas.

Y, desde luego, si estáis en Gijón no os perdáis el parque de Isabel la Católica.

El próximo día os cuento las excursiones que hicimos por Huelva. ¿Cuáles han sido las vuestras este verano? ¿Qué nos recomendáis?

Adiós al Cosmocaixa de Alcobendas, adiós a una manera de sembrar la semilla del interés por la ciencia en nuestros niños

4395435227_23441f85a6_bHace exactamente dos años, en marzo de 2010, fuimos al Cosmocaixa de Alcobendas con unos amigos. En su momento escribí sobre esa excursión y comentaba que mis niños eran aún pequeños para sacarle todo el partido a la visita: Julia estaba a punto de cumplir dos años y Jaime tenía cuatro. Y me quedé con la idea de que era un lugar fantástico para ir con niños algo mayores que los míos, para inculcar en ellos el amor por la ciencia, sobre todo por tener ese ánimo inquieto que hace preguntarse porqué pasan las cosas y querer averiguarlo, sin limitarle a ver que suceden.

Estábamos interesados en que probasen tres actividades que entonces se nos escaparon: el clik de los niños, explora los cinco sentidos y toca toca.

Me temo que si quiero repetir la excursión tendré que hacerlo pronto, antes del 31 de agosto. Ese mes cerrará sus puertas para siempre tras trece años de actividad, y los padres que queremos que nuestros hijos sientan interés por la ciencia, por la naturaleza, tendremos una vía menos de sembrar esa semilla en nuestros niños.

Una auténtica pena. Y no soy la única que piensa así. Así nos va y así nos irá. CosmoCaixa es solo un ejemplo de cierta manera de sentir española que a la ciencia y al pensamiento crítico no le da ni dos de las antiguas pesetas.

Además, cincuenta trabajadores se quedarán sin trabajo, al resto aseguran que los recolocarán. Igual que dicen que reubicarán todas las acciones de divulgación científica que hasta el momento venían desarrollándose allí. Ojalá sea verdad, pero ya no será lo mismo. Tener todo aquello unido en esos 7.000 metros cuadrados que ahora quedarán vacíos lo hacía más accesible, era mejor.

Los hijos del pecado

Ya os he hablado en el pasado de nuestro precioso Museo Virtual de Viejas Fotos, hecho con las fotos anteriores a 1970 que nos envían los lectores.

Hoy quiero recordarlo por una foto en concreto con una historia detrás.

Data de 1910, en Buenos Aires, y nos la envió Enrique Trotta, que cuenta:

Mi abuela con su traje de novia. En la cola del mismo está mi padre, nacido meses antes. (Escándalo para la sociedad argentina de esa época).

Y eso me hace pensar lo rápido que han cambiado las cosas, afortunadamente. Al menos en países como el nuestro.

No soy tan mayor, tengo 32 años, pero recuerdo perfectamente haberme quedado de piedra al conocer siendo niña a otros niños cuyos padres no estaban casados.

Y algún caso he visto de cerca de embarazo por penaltis, como la victoria de España en la Eurocopa, que comenzó como escándalo, acabó en embarazo forzado de un par de adolescentes y acabó como el rosario de la aurora.

Imagino que todos tenemos presente algún caso.

En apenas generación o generación y media han cambiado tanto las tornas que parece increíble.

Y creo que las grandes beneficiadas en este caso hemos sido las mujeres.

Ya no hay hijos del pecado.

¿O estoy siendo demasiado optimista?