Este pasado fin de semana tuvimos una escapada de tres días con los niños en Asturias, verde, fresca y boscosa. La verdad es que nos cundió, nos dio tiempo a pasar por la playa, a estar con la familia en el prao, a bañarnos en la playa y a disfrutar del parque de Isabel la Católica en Gijón.
No os perdáis ese parque si vais por allí, para mí es el parque perfecto para niños: con muchos y variados columpios y archiperres infantiles para distintas edades, amplias zonas de hierba, jardines, ardillas rojas, esculturas, aviario, un lago en el que además de patos y cisnes hay nutrias, al lado del mar, con un circuito vial pegado y en el que los perros no están vedados (solo están proscritos en la pequeña zona de arena justo bajo los distintos archiperres).
Me encantan los buenos parques urbanos y este es un buen ejemplo. Julia lo llama “el parque divino”, así, tal cual. “El parque de los patos” lo llamaba yo de pequeña.
Está justo al lado del parador y no le falta de nada, os lo aseguro. En una ciudad llena de buenas zonas verdes, algo que me corroe de envidia cuando vuelvo a mi tristemente dotada ciudad de la periferia madrileña, el parque de Isabel la Católica es el mejor de todos ellos. Y no es precisamente de reciente creación. Creo que no hay niño gijonés que no tenga una foto junto al lago.
Que sí, que el Retiro es un lugar bellísimo, una maravilla en pleno centro de Madrid que nada tiene que envidiar al Central Park neoyorquino (en todo caso lo contrario), pero las zonas para niños del madrileño son muy convencionales y es demasiado grande para las exploraciones infantiles. En cambio el parque gijonés tiene el tamaño perfecto: quince hectáreas ganadas al pantano que era la desembocadura del cercano Río Piles lleno de rincones a descubrir.
¿Cuáles son vuestros parques urbanos favoritos para ir con niños?
En ese parque, por cierto, hace pocos años tuvo lugar un suceso terrible. El 23 de julio de hace exactamente diez años un hombre con esquizofrenia paranoide degolló a un niño de seis años. Tal vez os suene ese suceso que conmocionó a toda España. El niño era de Deva, el lugar en el que nació mi padre. Y comparte con él un apellido. Hoy ese niño estaría cerca de convertirse en un adulto. Por él y por su familia, cuyo dolor no quiero ni imaginar, va este post.