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El recibo de la luz, las tarifas “felices” y David Bisbal

Desde hace un tiempo han ido floreciendo nuevas modalidades de contratación para el suministro eléctrico de hogares y, lo que parece una noticia esperanzadora, puede causar escalofríos si analizas algunos casos concretos. Primero por las reacciones que he observado en gente de mi entorno y, en segundo lugar, por mis convicciones sobre este sector que proceden fundamentalmente de la visión y propuestas de la Fundación Renovables (editora de este blog).

Hablo por ejemplo de la tarifa “tiempo feliz” (comercializada como «Tempo Happy») de una conocida eléctrica “italiana” que promete dos horas al día gratis todos los días de la semana, un día entero gratis a la semana o, en su última vuelta de tuerca, no te facturan las 50 horas de mayor consumo. Esta modalidad, a mi entender, es «engañosa», invita al derroche concentrado en determinadas horas y lleva a los usuarios a la confusión. En cualquier caso y suponiéndoles buena fe… ¿una gran eléctrica regalando algo?

Si la calculadora de mi móvil no falla y un mes tiene 720 horas, pasarás a pagar 670 de las mismas a un precio excesivo (actualmente las ofertan a 0,15569 € el kWh) mientras que el precio de la tarifa regulada en 2018 (un año no especialmente barato) estuvo de media a 0,12335 € el kWh.

Distribución de las horas de un mes de 30 días con la tarifa “tiempo feliz”

Pese a ser una modalidad poco clara a priori pueden llegar a salir las cuentas si concentras mucho consumo en pocas horas pero… ¿queda ahí la cosa? No, mientras te regalaban 50 horas, te han pasado a la modalidad de Discriminación Horaria (la antigua tarifa nocturna) en la que 14 de las 24 horas que tiene el día sí que resultan especialmente baratas (aproximadamente 0,08 el kWh) pero para ellos. Son en total 388 horas mensuales en las que te están cobrando prácticamente el doble (0,15 € y pico el kWh) de lo que pagarías si te acogieras a una tarifa de Discriminación Horaria real, una muy buena opción (esta sí) para la mayoría de los hogares.

Distribución de las horas de un mes de 30 días con una tarifa de Discriminación Horaria real

 

Si vamos más allá del término de energía y ponemos el foco en la potencia contratada también pagarás más: 3,46 € / kW y mes es el precio de la potencia en la tarifa regulada frente a 3,98 € / kW y mes de la dichosa tarifa feliz. Efectivamente es una tarifa muy feliz para la cuenta de resultados de cualquier compañía que juegue a regalar horas y tal será su margen que les permite incluso organizar conciertos con David Bisbal (efectivamente estimado lector, no le había mencionado al azar en el titular).

Imagen capturada de tempoconbisbal.com

En definitiva, salvo que tengas derecho al bono social, puedes plantearte abandonar el paraguas de la tarifa regulada porque hay opciones honradas en mercado libre y a precios competitivos. Si te decides a dar ese paso mi consejo sería, como señalaba en un artículo anterior, que lo hagas a través de tarifas de energía verde, sencillas, de precio fijo, sin costes añadidos y sin horas “regaladas”. En el próximo capítulo, las tarifas “planas” del recibo de la luz.

Por Iván de Otto – consultor en SdeO Comunicación y socio de FR

Resumen del mercado eléctrico en noviembre: ¡Seguimos con las bajadas!

Se han cumplido las previsiones de octubre y noviembre ha pronunciado las bajadas de precios comenzadas el mes anterior, aunque seguimos hablando de un mes caro, tanto en mayorista como para domésticos. Y los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, siguen sin decir nada al respecto: las bajadas no son noticia y no generan alarma…

Precios regulados domésticos – PVPC

La factura baja sólo un 1,1% hasta los 67,4 € y toma un valor muy parecido al del año pasado 67,1€. A pesar de la bajada es un valor ligeramente alto para noviembre ya que si la comparamos con la media de los 4 últimos noviembres, es superior en un 2,6% (65,7 €) y al igual que ya pasara el mes pasado, es el noviembre más caro de la historia de precios regulados.

La diferencia de precios con respecto a otros noviembres se ha encontrado, como viendo siendo norma últimamente, más en las horas valle que en las punta. De hecho podemos observar como el spread medio de precios (la diferencia de precios entre máximos y mínimos) para los meses de noviembre, cada año es más reducido, o dicho en otras palabras, año tras año cada vez hay menos diferencia entre los precios caros y los baratos. Esto es algo que también está sucediendo en el mercado mayorista OMIE, del cual depende en parte el PVPC.

La mayoría de días el precio del kWh ha estado oscilando entre los 12 y los 13 céntimos, quedando finalmente y según el perfilado de REE en 0,129843 €/kWh.

La previsión para diciembre es que la factura repunte algo, según está evolucionando el mercado de futuros, situándose de momento sobre los 68,4 € (subida de un 1,5%). Para el global del año sigue empatada, con la de 2014 en 785 €, esto es, la segunda más cara de la historia tras la de 2012 (793 €). Recordemos también que son menos de la mitad de los consumidores los que están en mercado regulado, el resto, los de mercado libre, la mayoría de ellos seguramente se encuentran peor y desde hace más tiempo (los que lleven tiempo con las grandes).

Mercado mayorista de electricidad – OMIE

Noviembre ha cerrado precio en 61,9 €/MWh (0,33 € por debajo de su última cotización) con una bajada del 4,8 % con respecto a octubre, subida del 4,7 % con respecto al mismo mes del año pasado o la más importante para mí, del 16,2 % con respecto a la media de los últimos 4 noviembres. Al igual que sucedía con los precios domésticos y a pesar de la bajada, estamos ante un mes caro. De hecho ha sido el noviembre más caro desde el del año 2008 (66,52 €/MWh).

 

El alza de precios se ha dado a todas horas, excepto quizás en el pico de la noche, con valores medios muy parecidos a los de 2017. Al igual que pasara con los precios domésticos, el spread medio para este mes se ha ido reduciendo año tras año y si en el 2014 era de 35 €/MWh en este queda en poco más de 22 €/MWh.

Aunque las horas baratas son función del viento y demanda en ese momento y por tanto bastante variables, las horas caras parecen haber tenido el techo rondando los 70 €/MWh.

A nivel de contratación bilateral este mes la nuclear sigue colocando así la mayor parte de su energía (85,3%), no pasando por tanto a formar parte del sistema de fijación de precios. Lo mismo sucede con otras fuentes como la eólica donde la contratación bilateral supuso el 14,9% de la energía generada, la gran hidro (53,8%), el carbón (6,1%) y la fotovoltaica a modo testimonial (0,1%). La contratación bilateral supuso el 22,4% de la energía generada. La contratación bilateral entre comercializadoras (comercializadoras que le venden energía a otras, normalmente más pequeñas y que no son capaces de tener una infraestructura de compras) supuso el 29,3% del total de la energía gestionada en bilaterales (10,47 GWh).

Nuevo retroceso en el número de horas fijadas por el agua y en este mes también por la cogeneración, que se las ceden al carbón y en menor medida los ciclos. Las horas en que el agua fija los precios son las diurnas mientras que las nocturnas son las del carbón y en menor medida la cogeneración.

El precio medio del año hasta el 30 de noviembre es de 56,87 €/MWh y el estimado para todo el año completo baja 4 céntimos respecto al de octubre y asciende a 57,24 €/MWh, así que finalmente ¡2008 será un año muy caro!

Futuros

Bajadas generalizadas en los próximos meses, excepto para febrero del 19 que sube precios y a más largo plazo los 2 últimos trimestres del año 19, Q3 (62,33 €/MWh) y Q4 (63,63 €/MWh). Ligero repunte también para el año completo 2019, que parece empeñarse en quedar por encima de los 60 €/MWh valor increíblemente alto y que debería ser incompatible con la nueva renovable que debe empezar a entrar ya en ese año (todo dependerá de la eólica, la solar, hasta que no haya una incorporación tan masiva como la eólica, no creo que haga bajar mucho el precio).

Aunque queda un mes para cerrar el trimestre actual Q4, el precio quedó en noviembre en 63,56 €/MWh que si promediamos con la última previsión de diciembre (61,22) entonces Q4 debería quedar sobre los 62,4 €/MWh, esto quiere decir que el corte beneficio/pérdidas para el aseguramiento del trimestre estará sobre mediados de mayo

Fuentes de generación y emisiones

Impresionante desplome de la generación termosolar, que aunque le corresponde por pura estacionalidad, ha tenido el peor resultado desde noviembre del 2014, con una generación de menos de la mitad de lo que le correspondería en este mes, le sigue la otra solar, la fotovoltaica y la nuclear con 2 reactores parados por recarga (Almaraz I y Ascó I) casi todo el mes.

En el otro lado y para compensar la energía no generada por las nucleares, tenemos fuerte repunte de las fuentes más caras: Gran hidro, Ciclos y en menor medida el Carbón. Curioso el comportamiento de los ciclos este año, con más generación de lo habitual desde Marzo, justo al revés que el carbón, pero es que en este noviembre se ha generado mucho con gas, casi tanto como el noviembre de 2016. Esto puede ser debido al fuerte incremento de precios que ha tenido hasta octubre el precio del carbón mayorista y también el de los derechos de emisión que afecta particularmente al carbón (la generación con ciclos emite menos de la mitad de GEI que con carbón). Y aunque en noviembre los precios del carbón han caído un 9% el de los derechos de emisión ¡se han incrementado nada menos que un 23%! Esto unido a la eliminación del céntimo verde al gas del RD 15/2018 puede haber provocado esta situación este mes.

Igual que el año pasado fue un año solar excepcional, este está siendo francamente malo, con una generación muy por debajo de lo normal y aún así, como tenemos tan poca instalada, no influye demasiado en el cómputo de generación renovable que este año vuelve a recuperar cuotas y acabará rondando el 40%, por encima de los 3 años anteriores y será debido, en este mes, sobre todo al agua (10,6% de cuota) y al viento (21,6% de cuota) que han destacado por encima de lo habitual para noviembre.

Así que alta cuota renovable y baja generación con carbón (aunque mayor con ciclos), se traducen nuevamente en un moderado incremento de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que aunque baten récord del año ya que habrá un aporte de 6,61 millones de toneladas de CO2 (a confirmar por REE cuando salga el dato oficial. El anterior máximo del 2018 fue en septiembre con 6,57 Mt/CO2), no se había dado una emisión tan baja para este mes desde el de 2014. En lo que va de año, el sistema eléctrico habrá emitido a la atmósfera 58,7 Mt/CO2, un 13,6% menos que el mismo periodo del año pasado (67,9 Mt/CO2). Terminará el año rondando los 65 Mt/CO2 emitidos. El factor de emisión se sitúa en 0,297 tCO2/MWh (a confirmar por REE) y para lo que va de año en 0,246 tCO2/MWh.

Sin cambios en el ranking de fuentes que más han generado en lo que va de año, que son, por orden: nuclear, eólica e hidráulica

Debido a los altos precios de Francia, el saldo neto de la interconexión pasa de importador a exportador en noviembre, algo que no sucedía desde Marzo, mes récord de eólica. Justo lo contrario ha pasado con la de Portugal.

Mercados europeos

Es divertido comprobar qué ha pasado este mes en los mercados europeos: los que tradicionalmente son más caros, Reino Unido, Italia y España son los únicos que bajan precios respecto al mes anterior (Italia la que lo hace con mayor intensidad) y el resto suben.

Los países más caros han sido Bélgica (77,75 €/MWh), Reino Unido (70,25 €/MWh) y Francia (67,81 €/MWh) mientras que los más baratos fueron nórdicos (48,37 €/MWh), Alemania (56,68 €/MWh)…. y ESPAÑA (61,97 €/MWh) (quitándole el puesto, por muy poquito, a Holanda)

Noviembre ha sido un mes especialmente caro para Alemania y nórdicos (un 54% más caros que sus respectivos últimos 4 noviembres) y los que han tenido precios más «normalitos» aunque también algo más caros de lo normal, han sido Italia (14%) e Ibéricos (16%).

Bélgica ha seguido sufriendo con su mayoría del parque nuclear apagado (6 de 7 reactores) por recarga y obras en de refuerzo de hormigón y ha estado 4 días por encima de los 80 €/MWh (días 2, 5, 21 y 26, siendo especialmente duro el día 21 que llegó a cotizar a 184,86 €/MWh), arrastrando a Francia.

El frío notable de la segunda quincena del mes y el consiguiente aumento de la demanda han ayudado a este incremento de precios en casi toda Europa.

España ha sido el país con menor volatilidad de precios diarios mientras que el mayor esta vez ha sido Bélgica en vez del tradicional puesto reservado a Alemania.

En la media anual, seguimos en nuestro habitual tercer puesto tras Reino Unido e Italia, pero Bélgica, si continua en diciembre con su mayoría del parque nuclear parado (y fácilmente así seguirá, puesto que la primera en reconectarse será DOEL4 para mediados de mes) y vuelve el frío, quizás nos adelante. Los países más baratos del año son Nórdicos y Alemania (muy cerca) y a mayor distancia Francia.

Por Francisco Valverde – Analista del mercado eléctrico "

Yo pago, tú pagas, nosotros pagamos, ellos se forran

Por Daniel Pérez – Abogado

Si bien el mercado eléctrico es enormemente complejo, hay algunos fenómenos que pueden fácilmente entenderse, pero difícilmente justificarse en la defensa del interés común. Uno de ellos es la regulación de la generación de energía eléctrica en España.

Las centrales de generación pueden tener dos tipos de retribución: o puramente del mercado, al precio que determine la ley de oferta y demanda, o regulada, a un precio o dentro de unas bandas de precio previstas en la normativa. Cabe preguntarse, ¿por qué una normativa habría de garantizar una retribución determinada a una central de generación de electricidad, en lugar de que ésta cobre sólo de mercado? Pues porque es posible que, por razones de interés general, se decida incentivar la construcción de ciertas centrales eléctricas, ya sea para garantizar que se pueda cubrir el consumo del país, para lograr que la generación de electricidad tenga un menor impacto ambiental o para fomentar determinados puestos de trabajo. Por eso, es frecuente que se establezcan esquemas retributivos que ofrecen, a las centrales que interesa que se construyan, una garantía de que recuperarán la inversión inicial independientemente de cómo evolucione el precio de mercado, durante un periodo determinado de tiempo.

En el caso español, prácticamente todas las centrales tienen o han tenido algún tipo de esquema regulado. Las renovables, las famosas primas; la nuclear y la gran hidráulica, los Costes de Transición a la Competencia (con 3.600 MM EUR de propina, por cierto); el carbón, diversos mecanismos como las restricciones por garantía de suministro; el gas, los pagos por capacidad; el fueloil en las islas, el sistema de despacho. Hasta aquí, todo normal. El regulador ha considerado, acertadamente o no, que todas esas tecnologías, por el motivo que sea, merecen una retribución regulada durante un periodo de tiempo, para que tengan la garantía de poder recuperar la inversión.

El problema es que, una vez recuperada la inversión más una determinada rentabilidad, es decir, una vez amortizadas, a esas centrales se les permite pasarse a la otra opción de retribución, la del mercado, y cobrar íntegramente el precio que se determine por las leyes de oferta y demanda. En otras palabras, hasta que se amortizan, todos les garantizamos los ingresos. Una vez están amortizadas, no quieren saber nada de nosotros y cobran íntegramente el mismo precio que aquellas que han ido desde el momento cero a mercado.

Esta regulación, de socialización de pérdidas y privatización de beneficios, es la que existe actualmente en el mercado eléctrico español. Centrales nucleares y grandes hidráulicas, completamente amortizadas y con costes de operación de entre 10 y 20 EUR/MWh, están, estos días de altos precios, cobrando 80, 90 y hasta 100 EUR/MWh, igual que el resto de centrales de generación no amortizadas. Dicho de otra forma, todos los consumidores estamos pagando hasta 10 veces el coste de operar de esas centrales que entre todos, mediante pagos regulados, hemos ayudado a amortizar.

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Costes ajenos y “regalos” hacen del recibo de la luz el más caro de Europa

Por Sergio de Otto – Periodista especializado en energía y sostenibilidad

torange.biz

En el recibo de la luz pagamos cosas que poco o nada tienen que ver con lo de producir, transportar, distribuir y comercializar la energía y otros regalos que hacen que sea el quinto más caro de Europa. Vamos a empezar por los “pagos por interrumpibilidad” que perciben grandes consumidores de energía por la “posibilidad” de cortarles el suministro si la seguridad del sistema lo requiriera. Hoy esa posibilidad no existe, ni de lejos, pero hay grandes empresas que chantajean al Gobierno señalando que si no reciben esa “subvención industrial” se van de España. Total: 500 millones de euros al año.

Pagamos “pagos por capacidad” que reciben las grandes compañías eléctricas se supone que por estar de guardia con sus centrales térmicas de gas de Ciclo Combinado, por si en algún momento las renovables “no están ahí”, apoyo que teóricamente podría tener su razón de ser pero que en la práctica no es así. Los 27.000 MW que suman no se construyeron para “apoyar” nada sino para convertirse en la primera tecnología del sistema. Se equivocaron, y mucho. Hoy ese error nos cuesta unos 600 millones de euros al año.

Pagamos los llamados “costes extrapeninsulares”, solidaridad con los consumidores de Canarias y Baleares que no sería necesaria si en lugar de quemar fuel hubieran implantado ya renovables con las que tendrían una electricidad un 130% más barata. En cualquier caso, 900 M€ año.

Pagamos unos “costes de operación del sistema y mecanismos de ajuste”, la energía que se compra hora a hora para ajustar oferta y demanda fina, que las grandes corporaciones se lo guisan y se lo comen con nula transparencia. 1.200 M€ año.

Pagamos tres impuestos y uno (el IVA) sobre los otros dos, herejía fiscal; pagamos un déficit que …. es otra cuestión.

Pagamos unos costes de generación más altos de lo que debiéramos porque el mercado está diseñado para que las eléctricas obtengan de sus centrales nucleares y grandes hidráulicas unos insólitos beneficios caídos del cielo.

Y, sobre todo, pagamos en distribución y transporte unos costes regulados que permiten a nuestro oligopolio mantener unos beneficios que doblan en margen a los de las eléctricas europeas. Y sí, también pagábamos unas primas a las renovables que eran una excelente inversión para este país, aunque algunos las señalaron como las culpables de todos los males. En definitiva: regulación desastrosa y regalos para muchos a costa de pocos.

  • Imagen: torange.biz

La pobreza energética y la sentencia del Constitucional

 joanherreramini

Joan Herrera – Abogado 

La pobreza energética es algo que ha existido siempre pero que con la crisis se ha agravado aún más. Podríamos definirla como la dificultad o la incapacidad de mantener tu vivienda en las condiciones adecuadas por razones económicas.

Lo más gordo es que, después de ocho años sufriendo los efectos de la crisis, cada día está afectando a más gente, en un escenario en el que se combinan crisis y una subida del precio de la energía muy por encima de la inflación. Un incremento continuo del precio de la energía, que se ha encarecido un 60% en el caso de la electricidad y un 66% en el caso del agua, sólo en los últimos cinco años (106% des de 2004 al 2014 en lo que se refiere al recibo de la luz). Solo las compañías Endesa e Iberdrola realizaron el año pasado más de medio millón de cortes de luz por impago, exactamente 506.481, según ha revelado la organización FACUA-Consumidores en Acción con los datos que las mismas empresas suministradoras han facilitado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Estas cifras suponen un repunte del 6% respecto al 2014.

Pobreza energética - Bruno Mello Teixeira Flickr

Los usuarios españoles en riesgo de pobreza energética únicamente están protegidos por el bono social que se implantó en 2009 y que incluía descuentos en las tarifas en determinados supuestos. No obstante, este bono no es garantía suficiente para solucionar los impagos porque según FACUA el 48% de los consumidores desconocen su existencia. Por desgracia, hoy es más fácil no encender la calefacción que acceder al bono social. Es el ‘pan nuestro de cada día’ encontrar a un vecino que vive sin calefacción o no puede pagar directamente el recibo. Las consecuencias son dramáticas, y están suponiendo una afectación clara a la salud, especialmente para los más vulnerables (mayores y niños).

Y mientras tanto aquí se ha hecho poco y lo poco que se ha hecho ha sido a cargo de Comunidades Autónomas y ayuntamientos. Como muestra, un botón: el Govern de la Generalitat de Catalunya aprobó una normativa específica en 2013, que costó que se desarrollase y que el Gobierno central recurrió ante el Constitucional. La ley tan solo planteaba una moratoria en el corte de suministro para los meses de invierno, teniendo que pagar el afectado en los meses siguientes. Medida claramente insuficiente que ni tan siquiera benefició a un millar de personas. Después se aprobó la Ley 24/2015 de medidas urgentes para afrontar la emergencia en el ámbito de la vivienda y la pobreza energética, una Iniciativa Legislativa Popular, promovida por la PAH, Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Es ahora, meses después, y tras la demanda de muchos actores sociales y políticos, cuando por fin se han comprometido a desarrollar el protocolo de relación entre empresas suministradoras y los servicios sociales de cada ayuntamiento. Pero si la actitud de muchos gobiernos autonómicos es insuficiente, la actitud del Gobierno central es simplemente inaceptable. Éste ni siquiera ha aplicado la transposición al Derecho español de las Directivas Europeas de protección de los consumidores energéticos domésticos (ya han pasado cinco años desde que se aprobaron). Y, además, como el “perro del hortelano”, que ni come ni deja comer, se ha dedicado a recurrir ante el Tribunal Constitucional (TC) la tímida e insuficiente normativa autonómica que legislaba sobre la materia, argumentando que rompía el principio de unidad de mercado. Un recurso que hace buenas, e incluso dignas, las legislaciones autonómicas y las actitudes de muchos gobiernos autonómicos, que están muy por detrás de lo que el momento requiere.

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¿Realmente pagamos por un servicio eléctrico que no nos prestan?

Jorge Morales – Director de GeoAtlanterjorgemoralesmini

Cada cierto tiempo surge una recurrente polémica sobre si las eléctricas «nos estafan» con el término fijo de la factura. Ya sabe, esa parte que en el sector conocemos como término de potencia, que no depende de las vueltas del contador (esto es, del consumo), sino de la potencia que hayamos decidido contratar con la compañía y que limita el uso simultáneo de nuestros electrodomésticos. Si conectamos demasiados aparatos a la vez y superamos la potencia contratada, «nos saltan los plomos».

Factura de la luz

El argumento es sencillo: en realidad las eléctricas no dimensionan sus redes para atender toda la potencia contratada sino sólo una pequeña fracción de ésta. Para precisar, tenemos contratados 175.000 MW en total cuando la demanda máxima del sistema se sitúa en torno a los 40.000, más o menos el mismo valor que nuestra red puede soportar. Si todos utilizáramos nuestra máxima potencia a la vez, el sistema se vendría abajo. Conclusión: pagamos más de cuatro veces la potencia que necesitamos, lo que nos supone un sobrecoste de unos 7.000 millones al año.

Argumento correcto. Conclusión errónea.

Las eléctricas hacen bien en no dimensionar sus redes por encima de lo necesario (no olvide quién acabaría pagando el exceso que jamás se utilizaría). El problema es que el reparto del coste de esas redes no es el adecuado.

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¿Te imaginas un país sin trabas al autoconsumo?

Joan Herrera – Exdiputadojoanherreramini

Te imaginas que un buen día decides bajar el precio de tu factura de la luz o poner unas placas fotovoltaicas en tu casa y todo son facilidades. Te imaginas que a unas paradas de metro o de bus hay una oficina donde te atienden y te explican cómo hacerlo. Es mucho imaginar, pero en esas oficinas podrías llegar y explicar cuál es tu problema y qué quieres; que si en la escalera tenéis malos aislantes y demasiada humedad; que si disponéis de una cubierta inmensa y espacio para poner places solares y así autoabasteceros e incluso sacar algún dinero…

Niña mirando bombilla

En esa oficina participarían empresas del sector que se pondrían de acuerdo para hacerte una propuesta. Es más, colaborarían entre ellas, algo frecuente en muchos países, y te dirían cómo invertir, con qué ritmo y el tiempo necesario para que tu casa, tu edificio o tu empresa tenga un balance energético neto, o dicho de forma más común, produzca tanta energía como la que gasta. Te imaginas que además la propuesta de rehabilitación hiciese que tu casa o tu centro de trabajo no solo fuesen más eficientes sino más habitables, con más confort, más luz, más accesible, con más espacios abiertos y mejores espacios propios y comunes.

Puestos a imaginar, imagínate que antes de salir de las oficinas te preguntasen cómo quieres financiar la inversión y te diesen un par de opciones. La primera con una inversión directa, y que la segunda opción fuese hacer la rehabilitación energética financiándola con los ahorros que conseguirías. Es decir, que si consigues ahorrar en la factura de la luz y del gas, esos mismos ahorros fuesen los que pagasen la rehabilitación. Los primeros años no pagarías más por el recibo de la luz o del gas, pero una vez amortizada la inversión, tu factura energética se reduciría de forma extraordinaria.

Si eso fuese posible, puedes imaginar que se crearían multitud de puestos de trabajo. Y que las empresas que colaborasen conseguirían no solo la eficiencia sino un sector industrial potente, intensivo en mano de obra, con mucha gente trabajando e innovando en la utilización de algo que es habitual en nuestro país: el viento y el sol. El ahorro, tu ahorro, serviría para generar puestos de trabajo y también para bajar tus facturas, pudiendo destinar ese dinero a otras cosas.

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