Entradas etiquetadas como ‘Tarifa eléctrica’

Yo pago, tú pagas, nosotros pagamos, ellos se forran

Por Daniel Pérez – Abogado

Si bien el mercado eléctrico es enormemente complejo, hay algunos fenómenos que pueden fácilmente entenderse, pero difícilmente justificarse en la defensa del interés común. Uno de ellos es la regulación de la generación de energía eléctrica en España.

Las centrales de generación pueden tener dos tipos de retribución: o puramente del mercado, al precio que determine la ley de oferta y demanda, o regulada, a un precio o dentro de unas bandas de precio previstas en la normativa. Cabe preguntarse, ¿por qué una normativa habría de garantizar una retribución determinada a una central de generación de electricidad, en lugar de que ésta cobre sólo de mercado? Pues porque es posible que, por razones de interés general, se decida incentivar la construcción de ciertas centrales eléctricas, ya sea para garantizar que se pueda cubrir el consumo del país, para lograr que la generación de electricidad tenga un menor impacto ambiental o para fomentar determinados puestos de trabajo. Por eso, es frecuente que se establezcan esquemas retributivos que ofrecen, a las centrales que interesa que se construyan, una garantía de que recuperarán la inversión inicial independientemente de cómo evolucione el precio de mercado, durante un periodo determinado de tiempo.

En el caso español, prácticamente todas las centrales tienen o han tenido algún tipo de esquema regulado. Las renovables, las famosas primas; la nuclear y la gran hidráulica, los Costes de Transición a la Competencia (con 3.600 MM EUR de propina, por cierto); el carbón, diversos mecanismos como las restricciones por garantía de suministro; el gas, los pagos por capacidad; el fueloil en las islas, el sistema de despacho. Hasta aquí, todo normal. El regulador ha considerado, acertadamente o no, que todas esas tecnologías, por el motivo que sea, merecen una retribución regulada durante un periodo de tiempo, para que tengan la garantía de poder recuperar la inversión.

El problema es que, una vez recuperada la inversión más una determinada rentabilidad, es decir, una vez amortizadas, a esas centrales se les permite pasarse a la otra opción de retribución, la del mercado, y cobrar íntegramente el precio que se determine por las leyes de oferta y demanda. En otras palabras, hasta que se amortizan, todos les garantizamos los ingresos. Una vez están amortizadas, no quieren saber nada de nosotros y cobran íntegramente el mismo precio que aquellas que han ido desde el momento cero a mercado.

Esta regulación, de socialización de pérdidas y privatización de beneficios, es la que existe actualmente en el mercado eléctrico español. Centrales nucleares y grandes hidráulicas, completamente amortizadas y con costes de operación de entre 10 y 20 EUR/MWh, están, estos días de altos precios, cobrando 80, 90 y hasta 100 EUR/MWh, igual que el resto de centrales de generación no amortizadas. Dicho de otra forma, todos los consumidores estamos pagando hasta 10 veces el coste de operar de esas centrales que entre todos, mediante pagos regulados, hemos ayudado a amortizar.

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Todo lo que deberías saber sobre tu consumo eléctrico y las eléctricas no quieren explicarte

Por Emilio Ballester – Presidente de la Fundacion Desarrollo Sostenible

calculadora y factura

El título, inspirado en la famosa película de Woody Allen, responde a la misma situación de partida: Los tabús, ya sean sobre el sexo o sobre la energía. Si sobre el sexo era la Iglesia y los poderes más conservadores los que propugnaban su represión y ocultación, sobre la energía ha sido nuestro oligopolio eléctrico y los sucesivos gobiernos de la democracia secuestrados por éste los que han conseguido un sistema eléctrico tan opaco y confuso, frente al que, durante años, hemos preferido callar y pagar. Ha sido más fácil  caminar hacia una sociedad con libertad sexual que con libertad energética.

Sepamos  de entrada que, la inmensa mayoría de españoles, estamos pagando más de lo que deberíamos al sistema eléctrico. No solo porque tenemos unas tarifas eléctricas de las más caras de Europa, sino porque solemos tener una potencia contratada mayor de la que necesitamos, porque nos incluyen servicios que no usamos o nos cambian el contador por otro que, a lo sumo, nos da el mismo servicio aunque más caro. Los comerciales que inundan nuestros domicilios y nos ofrecen el oro y el moro si nos cambiamos a su compañía eléctrica desaparecen cuando consiguen que firmemos un contrato que, bajo la apariencia de mejor, nos sale más caro y/o nos obliga a quedarnos  durante varios años  esquilmando  nuestros   bolsillos.

¿Sabemos la diferencia entre un kW y un kWh? ¿Sabemos cuántas tarifas eléctricas reguladas hay? ¿Sabemos dónde empieza el mercado libre y acaba el regulado? ¿Tenemos derecho al bono social? ¿Cómo reducir nuestro consumo o cómo combinar un autoconsumo fotovoltaico con una tarifa DH? Incluso ¿sabemos si podemos prescindir en parte o en todo del sistema eléctrico?  La democracia energética está a la vuelta de la esquina, pero la información sigue estando disfrazada en sofisticados anuncios comerciales, en enmarañados boletines oficiales o en campañas de desprestigio a las renovables.

Manténgase al  loro. En sucesivos artículos iré respondiendo a estas preguntas y otras que le interesan dentro de la campaña “Recorta tu Factura”, que se iniciará próximamente, un paso más hacia la información al alcance de todos para ejercer  el derecho a la energía

 

Las cooperativas eléctricas: una alternativa democrática al consumo de energía

Por Mariano Sidrach de Cardona – Catedrático de la Universidad de Málaga

Instalación de paneles fotovoltaicos

Protestamos poco y mal, sólo cuando estamos con los amigos, con la familia, en el bar. Mostramos nuestra profunda indignación, cargados de razón. Y hasta aquí dura nuestro enfado, nuestra protesta. Sin embargo, a la hora de la verdad, somos ciudadanos que no dedicamos ni un poquito de nuestro tiempo a tejer estructuras sociales que sirvan para defender nuestros derechos y transmitir a nuestros representantes políticos nuestra visión de la sociedad.

En general, no queremos saber nada o casi nada de cómo resolver problemas sociales y de convivencia que nos atañen a todos, ni siquiera aquellos que nos son más cercanos, que tienen que ver con nuestros vecinos, con nuestro bloque de pisos, con nuestro barrio, con nuestra ciudad, con nuestro trabajo, a no ser que afecte directamente a nuestro salario. Esperamos que alguien resuelva todos los problemas, sin pensar siquiera que sólo mediante la participación activa de la ciudadanía, el diálogo, la confrontación de ideas y la discusión entre personas de opiniones distintas y diversas, puede ir configurándose un entorno social y político donde se pueda avanzar, pensando sobre todo en el bienestar colectivo antes que en el beneficio personal.

Ejemplos tenemos muchos, pero me voy a centrar esta vez en la factura eléctrica: una factura que todos recibimos, que casi nadie entiende y que casi todos pagamos. Una tarifa eléctrica cuya estructura es un auténtico disparate -basta mirar el resultado final-. Por un lado, permite obtener grandes beneficios a las empresas eléctricas, mientras que, por otro lado, produce sufrimiento entre la población más desprotegida.  Nos estamos acostumbrando a llamar a esta injusticia “pobreza energética”, banalizando un problema grave que afecta a una parte cada vez mayor de nuestra población. Así, sin considerar que la energía debe ser considerada un derecho al que todos tengamos acceso, al que no paga la luz, se le corta, sea verano o invierno, sean familias con niños o con todos los miembros en paro.

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