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Tú también puedes fingir la famosa sonrisa «genuina» de Duchenne

Los psicólogos y estudiosos de la comunicación no verbal nos hemos ‘criado’ dando por hecho que existía una sonrisa verdadera y otra falsa, que podrían discernirse de forma inequívoca a partir del análisis de la expresión facial de la alegría, examinando el tipo de sonrisa.

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El ‘truco’ estaba en no solo fijarnos en el gesto de la boca, está claro que sonreímos siempre que elevemos las comisuras labiales, pero para comprobar que esa expresión era genuina, espontánea, no fingida y producto de una felicidad sincera, teníamos que fijarnos en si se producían las conocidas como ‘patas de gallo’ alrededor de los ojos; si hay arrugas, hay activación muscular, y por tanto era una sonrisa verdadera, una sonrisa Duchenne.

Esta sonrisa lleva el nombre de un médico francés, muy aficionado a los electrodos, que descubrió en sus experimentos del rostro humano (mediante activación electo-estimulada) que supuestamente la activación de los músculos orbicularis del ojo, responsables de que se entrecierren elevando las mejillas, no está bajo control voluntario, a diferencia del músculo cigomático mayor que eleva los extremos de la boca, que sí que responde a voluntad.

Pero ya en el año 2009 surgieron las primeras dudas sobre esta teoría, los autores Krumhuber y Manstead pusieron las sonrisas Duchenne a prueba y descubrieron que se producían con la misma frecuencia cuando los participantes fingían estar divirtiéndose que cuando se lo pasaban bien realmente.

Años después, un equipo de investigadores dirigido por Sarah Gunnery ha proporcionado más evidencia que socava las creencias tradicionales de que las sonrisas de Duchenne son un signo 100% confiable de una verdadera emoción positiva.

96 personas (hombres y mujeres) posaron ante una cámara interpretando emociones positivas genuinas (tras conocer una buena calificación en un examen) y emociones positivas falsas (sonreír en respuesta a un regalo que no gustó).

Dos codificadores experimentados calificaron el 28% de las sonrisas como sonrisas de Duchenne, con la característica arruga alrededor de los ojos.

Cuando la muestra no experta calificó estas sonrisas, tendieron a decir que las sonrisas de Duchenne eran más genuinas, pero esto se debía en gran parte a que el arrugamiento de los ojos tendía a ir de la mano con una sonrisa más expresiva e intensa con la boca.

A continuación, a los participantes se les presentó una fotografía de una persona que mostraba una sonrisa de Duchenne y otra que mostraba una sonrisa «falsa» sin arrugas en los ojos, y su tarea era imitar a ambas. El 71% imitó con éxito la sonrisa de Duchenne y el 69% imitó con éxito la sonrisa falsa.

Estos resultados destruyeron el mito de que es imposible fingir la sonrisa «genuina» de Duchenne. También insinúan que esta es una habilidad que varía de persona a persona.

Una debilidad del estudio es su dependencia en todo momento de la emoción escenificada. Si bien la evidencia es clara de que muchas personas pueden falsificar el Duchenne en condiciones neutrales (aunque imaginando escenarios emocionales), no sabemos todavía qué tan fácil es para las personas hacer esto en condiciones en las que realmente están experimentando emociones negativas.

Los hallazgos del presente estudio refuerzan el argumento de que las personas pueden activar voluntariamente el músculo que levanta las mejillas y poner una sonrisa de Duchenne”, concluyeron Gunnery y su equipo.

«Las investigaciones futuras investigarán más a fondo las diferencias individuales y utilizarán resultados de comportamiento para medir las similitudes en las personas que producen deliberadamente la sonrisa de Duchenne».

En palabras del psicólogo experto en comunicación no verbal Alan Crawley: Es hora de dejar atrás algunas ideas preconcebidas, en este caso, de que podamos saber a ciencia cierta si una sonrisa es verdadera o falsa solo con ver la apariencia de una sonrisa.

La gente que se siente feliz probablemente ejecute sonrisas Duchenne, pero los que sonríen con Duchenne no están necesariamente más contentos”.

Una razón por la que esto sucede se debe a que el marcador de Duchenne parece ser un más indicador de la intensidad de la expresión que de sinceridad. Cuanto más intensa es la expresión, más probable es su aparición, y eso no tiene relación directa con su genuinidad.

 

*Referencia: Gunnery, S., Hall, J. y Ruben, M. (2012). La sonrisa deliberada de Duchenne: diferencias individuales en el control expresivo Journal of Nonverbal Behavior DOI: 10.1007 / s10919-012-0139-4

Descubre la fórmula para que te duela menos la vacuna #EstudioCientífico

Reactivamos el blog tras el verano pisando fuerte. Espero que casi todos los que estéis leyendo esta entrada ya estéis vacunados contra el virus de la covid 19, pero mucho me temo que esta no será la única vez que la necesitemos. Además, este sencillísimo truco también nos valdrá para cualquier vacuna o analítica a la que nos tengamos que enfrentar.

Fotografía de Pixnio con licencia CCO

Fotografía de Pixnio con licencia CCO

Pocos tendrán auténtico pavor a las agujas pero a nadie le encanta que le pinchen, esto es así, la experiencia emocional siempre es desagradable y si podemos reducirla y minimizar el dolor pues mejor que mejor.

Y es que al parecer, un gesto tan simple como sonreír puede reducir el dolor de una inyección en un 40%. Así lo afirma un estudio del año pasado de la Universidad de California: la sonrisa es capaz de mitigar la respuesta fisiológica propia del estrés, por tanto, cuando una aguja atraviesa nuestra piel, podríamos experimentar menos dolor.

“Cuando nos enfrentamos a la angustia o al placer, los humanos hacemos expresiones faciales notablemente similares que implican la activación de los músculos oculares, levantar las mejillas y mostrar los dientes”. “Descubrimos que estos movimientos, a diferencia de una expresión neutra, son beneficiosos para reducir la incomodidad y el estrés”.

Pero no vale cualquier risa, lo ideal es ejecutar el gesto conocido como ‘sonrisa de Duchenne. Esta implica la acción muscular del músculo cigomático mayor y menor de la boca (hace que se eleven las comisuras de los labios), pero además también debe activarse el músculo orbicular cerca del ojo (hace que se eleven las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos, ‘patas de gallo’ más marcadas).

Para el experimento, los investigadores utilizaron una muestra de 231 personas capaces de sentir dolor, emoción y angustia al recibir una inyección. Estos expresaron una sonrisa de Duchenne, o una no Duchenne, una mueca o una expresión neutra durante la inyección. El objetivo de ello era observar el efecto que tenía dicho gesto sobre su percepción del dolor.

Investigadora haciendo las cuatro muecas del experimento con palillos en su rostro: A) neutral, B) sonrisa no Duchenne, C) sonrisa Duchenne y D) mueca. Crédito: Katherine V. Hammond / University of Oregon.

Para ayudarlos a mantener sus expresiones faciales, les colocaron palillos que las sostendrían mientras les inyectaban una solución salina. Los sujetos que hicieron muecas y sonrisas de Duchenne informaron que la inyección les dolió solo la mitad en comparación con la sensación que informaron los del grupo que mantuvo una expresión neutral durante la inyección.

Sin embargo, los que hicieron la sonrisa de Duchenne, la más sincera y real de todas, también mostraron una frecuencia cardíaca significativamente más baja, de tal modo que también era capaz de minimizar la respuesta fisiológica estresante de nuestro cuerpo a través de la reducción del ritmo cardíaco.

«La idea es que los nervios de tu cara, cuando esos músculos se activan,  envían un mensaje a tu cerebro que te dice que estás feliz«.

Enfermer@s del mundo, hacednos sonreír mientras pincháis! 🙂

 

Referencias:

Smile (or grimace) through the pain? The effects of experimentally manipulated facial expressions on needle-injection responses. https://doi.apa.org/doiLanding?doi=10.1037%2Femo0000913

Smiling sincerely or grimacing can significantly reduce the pain of needle injection. https://news.uci.edu/2020/12/01/smiling-sincerely-or-grimacing-can-significantly-reduce-the-pain-of-needle-injection/

https://www.instagram.com/sin.verba/?hl=es

 

Leer las emociones en el rostro con mascarilla

Los seres humanos (y muchos animales) expresamos 6 emociones básicas con el rostro: alegría, miedo, ira, tristeza, asco y sorpresa. Su codificación facial es muy específica y universal. Una persona enfadada es fácilmente reconocible aquí y en cualquier parte del mundo. Si bien, es cierto que al llevar mascarilla (impuesta ahora por coronavirus) perdemos indicadores emocionales, también lo es que la parte más importante para el reconocimiento facial está en el tercio superior de la cara, así que no lo demos todo por perdido.

Mujer con mascarilla. Fotografía de pxfuel/Free for commercial use

Mujer con mascarilla. Fotografía de pxfuel/Free for commercial use

¿Qué emociones podemos descubrir en el otro, a pesar de que lleve mascarilla?

Realmente… ¡Todas!

Al contrario de lo que podamos pensar, sabremos si una persona está de verdad contenta si observamos sus ojos, no su boca. La sonrisa verdadera (o sonrisa Duchenne) implica la acción muscular del músculo cigomático mayor y menor de la boca (hace que se eleven las comisuras de los labios), pero además también debe activarse el músculo orbicular que rodea el ojo (hace que se eleven las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos, ‘patas de gallo’ más marcadas).

Esta combinación es la que realmente es genuina de felicidad, ya que la mayor parte de las personas no podemos contraer el área orbicular a voluntad.

Para detectar la emoción de asco, es cierto que la boca y el pliegue nasolabial es importante, pero también se activan unas arrugas propias de la repulsión que producen un cambio de apariencia entre los ojos, en la parte superior de la nariz. Solo tenéis que observaros en el espejo mientras posáis simulando asco.

La distinción entre el miedo y la sorpresa es compleja, ya que en ambas se produce una elevación de los párpados superiores y se arquean las cejas, en el miedo la musculatura es más tensa y enérgica que en la sorpresa, en la cuál el movimiento se describe más suave y relajado a nivel muscular, tendremos que ayudarnos del contexto para interpretar una u otra.

Con la tristeza lo tenemos super fácil, ya que su expresión típica es la de elevar la zona interior de las cejas, las esquinas sobre la nariz, formando así un triángulo con éstas, es muy difícil de fingir, os animo a que lo intentéis y veáis el movimiento.

Por último, igual ocurre con la ira. Se tensa la boca y la mandíbula, también se abren significativamente las fosas nasales, pero su gesto más reconocible es el ceño fruncido.

Vemos que no es tan difícil seguir leyendo las emociones de los más, es solo cuestión de práctica ante este nuevo panorama. La parte beneficiosa es que tener solo una visibilidad parcial del rostro nos proporciona un duro entrenamiento y aumentará nuestra habilidad, nos esforzaremos más en la observación y esto mejorará nuestras capacidades cuando nos veamos desprovistos de mascarilla por fin. Esperemos que sea muy pronto…

Y a vosotros, ¿os cuesta más ahora leer emociones?, ¿conocíais estos trucos? ¡Contádme! 🙂

 

¿Sabrías distinguir una sonrisa verdadera de una falsa? (Y por qué es importante)

En la sonrisa auténtica se activa el músculo orbicular. Salen las conocidas como 'patas de gallo'

En la sonrisa auténtica se activa el músculo orbicular. Salen las conocidas como ‘patas de gallo’

Continuamente vemos sonrisas a nuestro alrededor, cientos de ellas al día. La sonrisa es la expresión facial que refleja exteriormente la emoción de alegría, de felicidad, sin embargo hay muchos tipos de sonrisa y no todas están expresando este sentimiento de gozo de forma auténtica. El saber diferenciarlas se lo debemos al neurólogo francés Guillaume Duchenne, que en el siglo XIX investigó la fisiología de la sonrisa de una forma algo macabra, ya que aplicaba descargas eléctricas a personas ‘voluntarias’ para descubrir la activación muscular y precisar qué movimientos concretos intervenían en la sonrisa. Aquí podemos ver un interesante muestrario de las fotografías realizadas en sus experimentos.

¿Y qué importancia puede tener desvelar esta distinción entre sonrisas verdaderas y falsas? La expresión facial de la emoción y la comunicación corporal, en general, son fundamentales para el ser humano ya que somos seres sociales, y esto nos ha ayudado a sobrevivir, necesitamos del grupo para desarrollarnos, protegernos y evolucionar (primitivamente aun más). Los primeros segundos del contacto con otra persona van a marcar en buena medida nuestra percepción sobre cómo es el otro y si nos gusta o no nos gusta. Esta primera impresión queda grabada en nuestro cerebro y es muy complicada que pueda modificarse posteriormente. Por este motivo es muy conveniente en nuestras relaciones interpersonales tener una actitud sincera, espontánea, sin tratar de ocultar información a los demás. El sonreír es una forma de comunicación no verbal muy empática que nos acerca a los demás. Pero la sonrisa, para que sea efectiva, debe ser sincera, no fingida ni forzada.

La sonrisa verdadera (o sonrisa Duchenne) implica la acción muscular del músculo cigomático mayor y menor de la boca (hace que se eleven las comisuras de los labios), pero además también debe activarse el músculo orbicular cerca del ojo (hace que se eleven las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos, ‘patas de gallo’ más marcadas). Esta combinación es la que realmente es genuina de felicidad, ya que la mayor parte de las personas no podemos contraer el área orbicular a voluntad, e inspira naturalidad y simpatía.

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