Entradas etiquetadas como ‘desconfianza’

Celos: ¿Una expresión de amor? ¿Es normal sentirlos? ¿Cómo actuar?

«¿Otra vez vas a quedar con él/ella?», «Eres solo mí@», «¿Quién te ha escrito? Déjame el móvil», «No puedo vivir sin ti», «No salgas de fiesta y quédate conmigo», «Te quiero tanto que no quiero compartirte con nadie», «Nadie va a quererte como yo»…

Licencia CCO

Celos, posesión, victimismo, chantaje emocional, control, coacción… Palabras fuertes que se esconden detrás de esas frases, lamentablemente, muy cotidianas y aparentemente inofensivas entre las parejas.

Los celos no son una emoción única, sino que este sentimiento nace de la suma de varias emociones, como por ejemplo: el miedo, la ira, la vergüenza o la tristeza. Surgen ante la sospecha real o imaginada de una amenaza a una relación considerada valiosa.

Los celos no son una expresión de amor, nacen de la inseguridad, de la ansiedad, de un bajo auto-concepto, de posibles traumas pasados, o de la desconfianza.

Estos son estados contrarios al amor sano y no dependiente, que además nos conducen hacia conductas agresivas o poco asertivas con nuestra pareja (es uno de los factores más influyentes en las separaciones y en la violencia de las relaciones románticas).

Ahora bien, ¿es normal sentir celos? Sí, es totalmente natural reaccionar con recelo ante una amenaza para la continuidad de nuestra relación, el problema es cómo gestionamos esa emoción. La intensidad, la frecuencia y el modo de actuar ante ese estado de celos.

Rebuscar en la ropa a diario, registrar su móvil y mail, prohibirle salir o relacionarse con ciertas personas, sentirse humillado, ansioso, estresado, obsesionado, en definitiva, sufrir continuamente.

Son conductas absurdas que no llevan a evitar nada, sea real o no la infidelidad del otro. No debemos preocuparnos, tenemos que ocuparnos, hacer caso a lo que sentimos y buscar la mejor solución para todos.

Solo hay dos opciones para afrontar los celos de una forma adaptativa y saludable: analiza tus sentimientos y exprésaselos a tu pareja. Cuéntale lo que te ocurre, qué te hace daño, por qué te sientes así y cómo podéis arreglarlo.

Quizás pase demasiado tiempo con alguien que nos genera desconfianza y sus explicaciones sean suficientes para volver a confiar, quizás no sea consciente de tu sufrimiento y te de de nuevo a ti más tiempo y protagonismo, quizás vuestra relación no tenga pilares firmes sobre los que puedas sentir seguridad, quizás lo ves cambiado pero no es por lo que piensas y hay otros motivos…

Muchas situaciones tendrán fácil solución a través de una conversación asertiva y empática.

Otros casos más complejos pueden ser susceptibles de terapia de pareja, una figura mediadora siempre puede venir bien para reconducir la relación o para detectar los problemas reales tras este sentimiento.

Si aún con todo sigues sufriendo, no ves su compromiso, no puedes confiar en el otro, crees firmemente en su infidelidad, en que no te aporta lo que necesitas, no te sientes querido/a, respetado/a, etc, lo mejor es alejarte, tomándote un tiempo o valorando romper con esa relación.

Estas son las únicas dos salidas para tu bienestar y para afrontar de forma no tóxica los celos en una relación romántica o de amistad.

Más sobre los celos:

¿Dónde has estado? Cómo leer los celos en el lenguaje corporal

La comunicación no verbal de la infidelidad: ‘La Isla de las Tentaciones’ (Tom y Melyssa)

El secreto no verbal de las flechas de Cupido

Cómo reconocer a una persona tóxica: 7 señales infalibles

Coronavirus y psicología: la preferencia por la pequeña comunidad

«Vivimos en sociedades muy individualistas que nos llevan a sentir una rotunda división entre el ‘yo’ y el ‘tú’. Tanto es así que hemos olvidado el ‘nosotros’, a pesar de que ese ‘nosotros’ resulta imprescindible para asegurar nuestra supervivencia y constituye nuestra mayor fuente de bienestar». Thomas d’Ansembourg

 

Las relaciones sociales; una de las consecuencias psicológicas más insoportables durante esta pandemia. Después de un año, qué difícil se nos hace seguir sin vernos, sin abrazarnos, sin salir y conocer gente nueva, sin mezclarnos en multitud. Todo aquello que hacíamos sin pensar ni valorar y que ahora nos parece impensable y echamos tanto de menos.

No es una cuestión de gustos o preferencias, los seres humanos somos animales sociales ‘por naturaleza’, de forma genética e irremediable. Sin embargo, aunque esto tiene un carácter estable, el tipo de sociedad de la que queramos formar parte, sí que puede variar dependiendo de nuestras circunstancias.

De hecho, los estudios nos demuestran que los cambios que se dan en el contexto son capaces de hacernos virar rápidamente en este sentido, pasando de participar en amplios sectores de la sociedad a querer participar casi en exclusiva en micro-sociedades, como por ejemplo la familia y un grupo muy reducido de amistades.

Normalmente, cuando surge el miedo a las pandemias, las personas tienden a querer evitar relaciones sociales poco significativas, funcionando a través de una especie de distanciamiento social instintivo, es decir, nos centramos en la interacción con aquellas personas más relevantes y con las que solemos convivir más (minimizando el riesgo de contagio).

La amenaza de enfermedad nos hace desconfiar más de los extraños. Según algunos experimentos sociales: formamos peores primeras impresiones de otras personas si nos sentimos vulnerables a una enfermedad, tenemos miedo al contagio o no nos sentimos totalmente seguros en contextos peligrosos para la salud.

Si en el contexto social, la emoción que más estamos sintiendo es el miedo, puede que conocer a alguien nuevo, y más, acortar distancias, tocarle, besarle, se convierta en una posible amenaza insuperable por parte de nuestro cerebro más reptiliano.

Malos tiempos si deseas encontrar el amor o renovar tu grupo de amistades…

Paciencia 🙂

*Te puede interesar: