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¿Por qué hay personas que son engañadas constantemente? El cerebro de la persona estafada

estafa_piramidalEn el post anterior, el experto criminólogo Cristian Salomoni analizaba los estudios sobre el funcionamiento del cerebro de los mentirosos más expertos y sin escrúpulos (pincha aquí para leerlo). Pero también podemos hacer el razonamiento contrario analizando a las víctimas, a las personas que son estafadas en repetidas ocasiones.

Parece ser que la corteza prefrontal ventromedial sería un área cerebral clave en la comprensión de la intención de los demás y nos ayudaría a protegernos de las intenciones maliciosas, así como a distinguir las personas en las que podemos confiar de las que no son fiables. Cuando escuchamos una idea o una afirmación esta área se activa para ayudarnos a saber si es verdadera o falsa. Para que a nuestro cerebro le parezca lógica una nueva idea, de primeras se la cree, pero luego empieza a verificar esta idea con la memoria para ver si encaja con lo que sabemos y hemos aprendido. El cerebro por un segundo se cree todo lo que nos dicen.

Este es el motivo por el que en realidad todos somos blancos fáciles por los timadores. Lo cierto es que el cerebro puede ser estafado muy fácilmente ya que este proceso inicial del funcionamiento cerebral al recibir información novedosa es aprovechado por los timadores más hábiles. El timo del tocomocho y el de la estampita son algunos ejemplos de engaños que agobian al cerebro desde todos los ángulos. Por un lado está la promesa de una gran cantidad de dinero, esto causa placer con antelación y se libera dopamina (el neurotransmisor de la felicidad). Lo mismo pasa cuando tenemos un refuerzo positivo, cuando el timador por ejemplo utiliza un gancho que nos hace creer que el billete de lotería es verdadero, o cuando en el timo de la estampita nos enseñan que el primer billete es verdadero, o en el trile (o juego de la bolita) cuando ganamos una mano; la corteza prefrontal recibe dopamina y el cerebro quiere más porque se siente bien.

LOS ESTAFADOS, LA HORMONA OXITOCINA Y LA INSULA:

Casi todos los días tenemos que depositar nuestra confianza en alguien: nuestra pareja, los políticos o la gente que pasa por la calle y nos para. La mayoría de la gente cooperan por defecto y esperan que los otros hagan lo mismo, de hecho el cerebro siente placer cuando esta confianza se ve recompensada. Las estafas suelen trabajar sobre la ambición y sobre la ingenuidad de la gente. Por eso la oxitocina, producida en el hipotálamo y secretada desde la hipófisis, es una hormona que se libera cuando alguien deposita su confianza en nosotros, y nos produce deseos de reciprocidad, o sea de confiar en esa misma persona que confió en nosotros.

También hay otra parte del cerebro que puede ser interesante para estos casos. En una reciente investigación se demostró que en los sujetos de estudio más jóvenes los escáneres cerebrales mostraban una actividad significativa en una zona del cerebro llamada ínsula cuando veían imágenes de personas que eran poco de fiar. Sin embargo en los voluntarios más mayores se apreció muy poca actividad cerebral en esa región (esto ocurre también con personas que sufren lesión en la zona).

LAS NEURONAS ESPEJO: Una de las funciones más interesantes y controvertidas de las neuronas espejo consiste en permitirnos comprender lo que piensan los demás. Son esenciales para que podamos disfrutar del cine o del teatro, ponernos en la piel de los actores, sentir sus emociones, y llorar o reír con ellos como si nos estuviera pasando a nosotros mismos. El estafador (sobretodo en las estafas piramidales) es capaz de pronunciar las palabras exactas que su víctima desea escuchar y consigue que el estafado acabe haciendo cosas por voluntad propia que van en la línea de la estafa pero, al ser el propio estafado el que las hace, pasa de ser víctima a ser víctima y cómplice.

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¿Los mejores mentirosos tienen un cerebro diferente?

psicopata1Mi amigo y colega de profesión Cristian Salomoni, criminalista, vicepresidente de ACONVE, y director del máster en comportamiento no verbal y detección de mentira de la Escuela Europea de Criminología, iba a participar en un documental televisivo sobre el funcionamiento de la mente del estafador que finalmente no salió adelante. No queríamos desperdiciar el interesante material recopilado y compartidlo así con todos vosotros. Esto de profundizar en la mente de ciertos perfiles psicológicos me resulta apasionante…

ZONAS DEL CEREBRO QUE SE ACTIVAN CUANDO MENTIMOS:

Engañar, falsificar o en este caso timar o estafar, es un comportamiento complejo, no existe un centro de la mentira sino múltiples áreas cerebrales que interactúan. Cada tipo de mentira requiere su propio conjunto de procesos neuronales. Tanto Giorgio Ganis y Stephen Kosslyn de la Universidad de Harvard, como el prestigioso investigador Vrij, han constatado que las mentiras requieren de la activación de distintas partes del cerebro y altas dosis de concentración. Mentir y timar, de hecho, es un proceso muy complicado: la persona tiene que maquinarla, recordar los detalles de la mentira, saber quién está estafando, cómo lo esta estafando, recordar cómo era el timo, buscarse una nueva identidad y ocultar la suya, no incurrir en errores, estar preparado por si su víctima no muerde el anzuelo etc.

Por este motivo se activan el lóbulo frontal, el lóbulo temporal y el sistema límbico y lo hacen en mayor medida que cuando decimos la verdad. Es fácilmente entendible ya que: El lóbulo frontal es el responsable de procesos cognitivos complejos que llamamos funciones ejecutivas (elegir, tomar decisiones voluntarias y conscientes, buscar una meta, tener motivación, buscar solución si la meta no se consigue etc). Las principales funciones que residen en el lóbulo temporal tienen que ver con la memoria y el lenguaje. Finalmente el sistema límbico es el centro de los instintos y de las pulsiones: memoria involuntaria, el hambre, la atención, los instintos sexuales, las emociones (por ejemplo placer, miedo, agresividad), la personalidad y la conducta.

Corteza Prefrontal: Muchos científicos han demostrado el papel esencial que juega una parte del cerebro a la hora de seleccionar lo que esta bien y lo que esta mal. En estudios con timadores patológicos, mediante el procedimiento de la resonancia magnética, se ha comprobado que éstos tienen en el lóbulo frontal una reducción de su sustancia gris y un aumento de la sustancia blanca en comparación a los controles normales. La sustancia blanca está compuesta por fibras, serían ‘los cables del ordenador’. La sustancia gris seria como ‘el disco duro’; los mentirosos patológicos estudiados resultaron tener un 22% más de materia blanca. Mas sustancia blanca permite a los mentiroso dominar con maestría el engaño.

El hecho de tener mas materia blanca proporcionar a los mentirosos las herramientas necesarias para dominar el complejo arte del estafa y la mentira. Justo por lo que estábamos comentando antes, estafar requiere esfuerzo. La toma de decisiones morales se lleva a cabo en la sustancia gris del lóbulo prefrontal. Los mentirosos compulsivos tiene un 14% menos de materia gris, que ayuda a mantener el impulso de estar bajo control, lo que significa que se preocupan menos por los aspectos morales, son menos capaces de procesar este tipo de pensamientos.

También hay estudios interesantes que subrayan el papel fundamental de la corteza prefrontal ventromedial y dorsolateral a la hora de hacer juicios morales. Cuando se realiza un juicio que implica un conflicto se activan ambas zonas. En este caso: timo y estafo a una persona y le hago daño, pero me llevo dinero. La persona con lesiones en estas zonas manifiestan juicios morales de tipo utilitario y no son capaces de generar una respuesta emocional normal ante un agravio, sino que se fijan solo en el resultado de éste.

Conocemos el hecho de que esta región es importante para los juicios morales porque se han analizado pacientes con estas lesiones y experimentan menos emociones sociales, como la compasión, la vergüenza y la culpa, en cambio conservan intacta la inteligencia, el razonamiento lógico y el conocimiento de las normas sociales. Esta falta de empatía lleva a elegir caminos no del todo morales.

Mañana publicaré la segunda parte: el cerebro de la víctima, que también es responsable de la facilidad o la predisposición a caer en la creencia de una mentira, ¡no os lo perdáis!