Por Patricia Lledó (ginecóloga en el Hospital Benson, Liberia, MSF).
107 podría ser el número de vuelo que me llevará de vuelta a casa. 1-0-7, el ritmo de las canciones africanas que bailamos los sábados por la noche. 107 por mil, las hormigas que invaden la UCI de Sebas el pediatra. 107, las veces que he pensado lo cansada que estoy. 107, el número de veces que he ajustado mi mosquitera antes de irme a dormir.
107 es el número de una habitación especial en Benson. 107, la última habitación de la planta de ingresos de ginecología, cerca de la cocina, y frente a las fosas sépticas. La más alejada de la estación de enfermería. 107 es también la mitad de los ingresos que habrán llegado a esta habitación desde que estoy aquí.
La habitación 107 tiene 8 camas pegadas unas a otras. En ellas las niñas, que se han hecho mayores demasiado pronto, me miran en silencio cuando entro y grito un alegre «good morning». No recibo respuesta a la primera, pero al segundo intento, las más lanzadas susurran tímidamente su «buenos días». Paso de cama a cama, mirando las observaciones de la noche. Saludo a todas, pero no las toco ni las examino, les explico que, de una en una, las iré viendo en la habitación de exploración, donde tengo más intimidad.
La última cama está parapetada con un biombo de tela. Tras él, Diana agoniza de dolor y fiebre. Huele a sangre y desesperación. Está a punto de aparcar por el momento su tragedia personal, una tragedia que casi termina con su vida. Cuando Diana, a sus 16 años, se dio cuenta que se había quedado embarazada habían pasado 4 meses desde su última regla y algo desconocido le pateaba las entrañas.
Barajó sus posibilidades, preguntó en la comunidad. Las mujeres mayores le ofrecieron usar «el bazoca africano», una mezcla de hierbas que ingeridas o aplicadas en la vagina, provocan abortos. Por desgracia también producen un síndrome tóxico que muchas veces lleva a la muerte. Diana ha visto morir a su amiga hace unos meses de esta forma y decide no arriesgarse.
Sus amigas en el colegio le aconsejan meterse un palo de Kasawa (palo fino y largo) por el orificio de su cuello de útero, pero Diana tiene miedo al dolor, y desecha la opción. Por fin, alguien le cuenta que en un «drugstore» en Jamica Road, cerca de una casa roja, alguien con conocimientos médicos puede ayudarla, pero ha de ir de noche. Esa noche Diana reúne el dinero que tiene y camina hasta allí con su tía y su prima.
Es noche cerrada en Jamica Road. El drugstore está cerrado, pero la puerta de atrás se abre y entran en una habitación con otras cinco mujeres esperando. La habitación está dividida por una cortina y la ilumina una única bombilla en el techo, alimentada por un ruidoso generador.
Tras la cortina se oyen gritos ahogados y minutos más tarde una mujer sale tambaleándose ayudada por sus familiares. Hace mucho calor, huele a sangre oxidada. Es el turno de Diana, pasa y se tumba sobre una mesa con manchas que cuentan historias parecidas a la suya. Un hombre desconocido maneja unos instrumentos largos y unas tijeras, claramente han sido utilizados muchas veces antes. Un minuto más tarde sólo siente dolor, el mayor que haya conocido.
Diana apenas puede andar, sangra poco, pero el dolor es terrible, y aún nota moverse a ese pequeño ser en su tripa, con el que no quiere tener nada que ver. Pasan dos días en los que se retuerce de dolor en su cama. Cuando la fiebre sube y está medio inconsciente su familia decide traerla al hospital.
Trato a Diana como a todas las demás, con muchos antibióticos, una sonrisa, una caricia en la mejilla, y entre susurros y canturreos intento tranquilizarla y explicarla que no me importa lo que haya hecho, que estamos aquí para arreglarlo todo. Me la llevo al quirófano para encontrar las «piezas» perdidas y revisarla. Coso y remiendo a Diana, arreglo y zurzo, suspiro para que todo vuelva a funcionar en un futuro y la infección que le han provocado no le impida tener más niños cuando esté preparada para ello. Paso el día cosiendo y remendando cosas que no deberían romperse.
Salgo de quirófano y continúo. Todas las pacientes de la 107 pasan por la sala de consulta y me cuentan sus historias con más o menos reticencia. Palos, hierbas, drugstores, pastillas… ¿Cuánta desesperación hace falta para reunir tanto coraje y agallas? Apunto todas las historias en mi libreta de pesadillas… luego las transferiré a mi estadística de pesadillas. Desde que empezamos a registrar los casos que nos llegan con complicaciones derivadas de abortos inseguros, calculamos que el 60-80% de todas nuestras admisiones por abortos de primer y segundo trimestre son por este motivo.
Preparo la lista de las intervenciones del día, sonrío y doy consuelo, cuando lo que me apetece es llorar y patalear ante tanta injusticia. Injusticia y mezquindad, ideología y religión mal entendidas (o no entendidas por mí…), en un país en el que la planificación familiar no llega a nadie y en el que la mitad de las mujeres han sido sometidas a ablación parcial del clítoris y 1 de cada 10 ha sido violada en algún momento de su vida.
En 1994, la OMS declaró que el aborto inseguro en países empobrecidos, y especialmente en el continente africano, era una de las mayores preocupaciones en cuanto a salud pública. Es imposible calcular la mortalidad materna que deriva de estas prácticas, pero se estima que cada año se realizan en el mundo 19 millones de abortos inseguros que acaban con la vida de 70.000 mujeres. 8 cada día, 1 cada 3 horas. 13 % de mortalidad materna. Números que sin embargo ya no impactan, pues lamentablemente hoy en día estamos más que acostumbrados a ver estadísticas sobre cualquier penuria que ocurre lejos de nuestros hogares.
Pasa el día en el Benson. Nadie muere hoy por un aborto inseguro, hoy he ganado la partida a la incomprensión y a la crueldad. Es hora de volver a la habitación 107 y ver qué tal se recuperan mis niñas damnificadas. Damnificadas incluso por nuestro propio personal sanitario, que muchas veces omite la analgesia que les prescribo, porque aquí, al igual que en muchos otros lugares de África, no se considera que sea algo importante o necesario.
Otra atmósfera reina en la habitación por la tarde. Algunas están sentadas en las camas arreglando el pelo de su vecina, otras sonríen abiertamente y gritan «good afternoon» emulando mi grito de guerra matutino.
Las reviso, les pregunto por dolor y sangrado. Algunas pueden incluso irse a casa, otras necesitan todavía un poco de mimo y arreglo antes de soltarlas de nuevo al mundo que las espera fuera. Como todos los días, les explico a voz en grito sus posiblidades de planificación familiar para que no vuelvan a pasar por lo mismo. Pastillas, inyecciones, preservativos… todo gratis y seguro. Les digo que las mujeres somos las únicas con el poder de controlar la situación. Emulando el estilo de los sermones de los domingos, exclamo: «Who has the power to control the situation? You have the power! Women have the power!»*. Sonríen, se ríen y repiten «WOMEN HAVE THE POWER!».
Salgo de la habitación y las dejo riendo y gritando esta frase que no sé por qué inventé, si en el fondo sé que no es del todo cierta. Las mujeres en Liberia tienen el poder y el valor para seguir adelante a pesar de todas las dificultades y son además el motor que saca adelante a sus familias… pero de ahí que ellas sean quienes «controlan la situación», hay bastante trecho. Aún así, creo que mañana volveré a decirles mi frase…
_____
* «¿Quién tiene el poder de controlar la situación? ¡Vosotras tenéis el poder! ¡Las mujeres tienen el poder!»
Fotos: Hospital Benson, en Monrovia, Liberia. (© MSF)
Tu trabajo, tu cariño y tu dedicación son admirables. Yo sólo con leerlo se me ponen los pelos de punta. Hay que ser muy fuerte para no derrumbarse ante semejante situación.
15 septiembre 2010 | 11:24
Ciertamente es mucha la miseria que se nos cuenta, y denigrante el trato que se da a la mujer con la ablación, las violaciones y demás. ¿Pero qué solución hay? ¿Facilitar los abortos «seguros»? El doctor Nathanson, uno de los principales promotores mundiales del aborto cambió al descubrir, con los avances técnicos, qué es un aborto. Creo que fomentar programas de desarrollo económico es clave para que también cambien determinados aspectos de la mentalidad, pero sin olvidar la miseria moral en que vivimos y nos está ahogando. Por si a alguien le interesa: http://www.silentscream.org/silent_sp.htm
15 septiembre 2010 | 15:16
Me vuelve loco tu blog, es admirable tu dedicación. Enhorabuena!
http://www.irmedeviaje.com
15 septiembre 2010 | 15:18
No lo he podido evitar. Se me han saltado las lágrimas. Sé que estás cosas suceden, y siguen sucediendo en países lejanos, pero la lectura del blog me ha parecido demasiado real.
Es una suerte que puedan contar contigo. Saludos desde madrid.
15 septiembre 2010 | 15:20
Me ha encantado leer tu testimonio, muchas gracias por estar vivo.
15 septiembre 2010 | 15:23
Enhorabuena Patricia por tu trabajo, por apoyarlas, por animarlas, por enseñarles, por cuidarlas y curarlas,mucha suerte con tu trabajo. Un abrazo.
15 septiembre 2010 | 15:46
El mundo no es justo , lo hacemos justo quienes luchamos porque lo sea.
15 septiembre 2010 | 15:53
La mejor forma de evitar la superpoblación y la pobreza es educando en sexualidad a TODO el mundo y poniendo medios a su alcance.
15 septiembre 2010 | 15:59
Wow me has dejado de piedra, creo que eres una persona muy especial, de esas que de alguna forma desconocida al conocerlas te hacen sentir bien.
He tenido el placer de conocer personas asi en mi vida y aunque a veces solo se queden por un tiempo, en ese tiempo te curan de heridas, aunque en mi caso fueron heridas invisibles, internas digamos.
Como mensajeros de Dios, angeles urbanos que creen y te hacen seguir adelante en ese periodo de tiempo que tu sola no podrias, eres como un motor de arranque.
15 septiembre 2010 | 16:01
Enhorabuena Patricia, tu increible trabajo te hacer ser una persona admirable. Es una suerte contar con gente como tu en este mundo tan cruel. Me gustaria ser tan fuerte y tan generoso como tu para seguir tu ejemplo.Animo!!!!.
15 septiembre 2010 | 16:40
Un de los mejores post que he leído últimamente. Se me ha puesto la piel de gallina. Enhorabuena, Patricia, por cómo lo cuentas y por el trabajo tan impresionante que haces.
15 septiembre 2010 | 17:08
No os extrañéis si véis los comentarios de Don Antonio «babosa»…ah! no!, Larrosa. Creo que sus palabras hablan pos sí solas…Afortunadamente abundan personas que miran más allá de su ombligo para tender la mano a quienes lo necesitan. Y al señor? Larrosa le vendría bien una pequeña estancia en Darfur o en Sierra Leona. Lo mismo así se le quitaban las tonterías.
15 septiembre 2010 | 17:11
gracias por lo que estas haciendo, hace falta ser muy generosa
15 septiembre 2010 | 17:12
Sólo puedo decir buffffff, q mal cuerpo se me ha quedado
15 septiembre 2010 | 17:56
Se me han puesto los pelos de punta. Mientras yo escribo esto, ve a saber que estará pasando por ahi…
15 septiembre 2010 | 18:52
Gracias por tu dedicación, tu ternura y tu cariño en tu trabajo.
Las mujeres de Liberia
15 septiembre 2010 | 19:39
Felicidades, Patri. Gracias a Dios existen personas como tú, cada día eres más grande.
Cuídate mucho doctora, y hasta pronto!!!
15 septiembre 2010 | 20:18
Estas son las cosas que permite el dios al que algunos veneran.
Suerte que por encima de dioses de mierda hay personas excelentes, como la doctora de este artículo.
15 septiembre 2010 | 20:41
yo pensaba que era la puerta de mi centro de especialidades de pablo remacha zaragoza,vergonzoso con los impuestos que pagamos y tener centros de salud en españa similares a este africano y luego las mujeres de los politicos con su versace o escada.
15 septiembre 2010 | 22:06
Que sigas siendo lo que eres por mucho tiempo, que a mucha gente «se le pegue», TU ERES EL AMOR, si creyera en dios te creería un ángel.
GRACIAS EN NOMBRE DE LA HUMANIDAD ENTERA
15 septiembre 2010 | 22:23
Bravo, eres maravillosa. Gracias por regalarles sonrisas y animarlas. Saludos!!
15 septiembre 2010 | 22:34
Yo no he llorado ni he sentido pena.
Hace años que decidí ser consecuente con mis actos. Me explico:
Si no voy a su país a ayudar. Si no ingreso dinero en cuenta para ayudar a estas personas. Si no formo parte de ninguna organización que ayude a estas personas, entonces.. ¿que tipo de falsedad es la que cometo cuando suelto unas lágrimas por leer cosas como estas?.
Si realmente no ayudo, es porque quiero mantener mi nivel de vida en este país por encima de una ayuda humanitaria. Es decir, quiero seguir con mi vivienda occidental, quiero seguir con mi vehículo que me permite desplazarme, quiero seguir teniendo antibióticos para mis enfermedades, quiero seguir comiendo todos los días, quiero seguir conectado a internet. No, no voy a cambiar eso para ayudar ‘in situ’, ni tan siquiera dentro mi país. No creo en esas ayudas. Pan para hoy , hambre para mañana.
Esa no es solo mi realidad, es la de todos los que están escribiendo aquí.
Por favor, sed sinceros con vuestras acciones.
Si buscáis soluciones, proponedlas al gobierno de nuestro país. Es el único que puede hacer algo, porque los gobiernos manejan miles de millones para mantener nuestro nivel de vida. Si queréis ayudar de verdad (no una tontería que dure unos meses y vuelta a la absoluta pobreza) solicitad a vuestro gobiernos que aporten ayuda con menoscabo de nuestros recursos, por supuesto, es decir, subiendo impuestos para pagar esa ayuda. ¿Estáis dispuesto a esto?
Contestad a vuestra conciencia y sinceraos con vosotros mismos.
Yo, si estoy dispuestos a ello y no voy a derramar lágrimas, no sirven para nada.
Cansado de tanta falsedad.
15 septiembre 2010 | 22:58
Perdón, se me han ido las ‘s’ y me han faltado en alguna palabra.
No siento pena por esto, pero si rabia, por eso escribo rápido, algo exaltado.
15 septiembre 2010 | 23:02
Buenas noches Patricia:
Tienes un corazón enorme y un coraje incalculable. Tu pasión de médica te da el valor para quedarte allí y ayudar y para no salir huyendo de tanto dolor. Si cada persona pusiera en su trabajo la mitad de tu empeño, amor, cariño y sonrisas este mundo nuestro sería mucho mejor. Un abrazo y gracias a este poder que tenemos podemos hacer nuestro entorno más agradable. Que la fuerza te acompañe siempre, queda un poco así pero es la frase que me ha venido a la mente. Lolaza.
16 septiembre 2010 | 00:40
Un relato lleno de dura realidad, admirable lo que haces, y lo que nos haces ver.
Cuán diferente es la vida de los seres humanos en diferentes partes del mundo, y cuánto me hace pensar eso.
ANIMO PATRICIA EN TU GRAN LABOR
16 septiembre 2010 | 08:55
Hola Patri.
sin comentarios, impresionante. Para los que no te conocen, como es el caso de «africano» (no se que ha leido), solo decir que Patricia es lo que escribe, no hay mas, sinceridad, amor, sacrificio y mucha humildad.
mi mas profunda y sincera admiración.
besos
16 septiembre 2010 | 10:16
Me ha emocionado mucho este artículo y a la vez me ha creado mucha impotencia saber lo cruel que es la vida en esos países empobrecidos.
Os mando mucho ánimo para todas esas mujeres que están sufriendo.
16 septiembre 2010 | 10:38
¿Cömo se puede ayudar en estos países? Porque no es nada facil ir allí y hacer loq eu se pueda… por poco que sea, sera algo.
16 septiembre 2010 | 10:51
Me encanta el relato, no tenía ni idea de hasta que punto llegaba esto, en esos países. Me alegro de haberlo leído para saber más y que yo y mucha gente dejemos de estar en nuestros mundos de yupi en los que no pasa nada. Mucho animo porque lo necesitas!! Realizar un trabajo así debe ser duro y más viendo a esas pobres mujeres como lo pasan de mal… Un saludo
Ojala un día el mundo cambie…
16 septiembre 2010 | 11:21
Enhorabuena. Te estas ganando el cielo, yo soy católica y estoy encontra del aborto, pero en estos si estoy de acuerdo ya que las pobres han sido violadas. Estas pobres jovencitas te necesitan. Un beso grande
16 septiembre 2010 | 11:28
«there is no reasons things are this way»…
16 septiembre 2010 | 16:43
solo dos palabras…im-presionate el trabajo k estas realizando allí…ma ha tokado mucho..ojala todo el mundo en este planeta no cerrara los ojos ante todas estas cosas
16 septiembre 2010 | 17:14
Como siempre te digo, eres un angel, el mas bueno y grande que hay, si existe otra vida, quiero ser Patricia, suerte y cuidate, besos
17 septiembre 2010 | 18:05
Eres un monstruo Patricia. Cuídate. Un fuerte abrazo.
17 septiembre 2010 | 22:48
Me siento muy orgullosa de ser amiga de este personajillo y haber compartido una parte de mi vida con ella.
Eres lo más.
Un beso fuerte.
20 septiembre 2010 | 21:30
Simplemente PRECIOSO. Muchas gracias Patri por ser como eres. Es un orgullo para mi conocerte y haber disfrutado de tu incansable sonrisa durante este tiempo. Cuidate mucho.
21 septiembre 2010 | 21:43
Querida Patricia:
No sé cómo hacerle llegar mi agradecimiento eterno por tanta Bondad, Compañia, Profesionalidad y DEDICACIÓN INCONDICIONAL… eterna, siempre 24 hs, siempre de Guardia, SIEMPRE…
En Madrid, tenía la certeza, que Usted era un ser muy ESPECIAL, sè brinda más a Los demás que hasta su propia vida, sin mirar atrás, sin mirar Los por qué…simplemente, sè brinda y lo hace siempre al 100%.
Women have the power…pero siempre que cuenten con su ayuda…escribiremos con mayúsculas ese slogan que hoy comenzaré a repetir:» WOMEN HAVE THE POWER».
Gracias Patricia, Gracias Doctora, GRACIAS POR BRINDARSE ASI!!
Un fuerte y cariñoso abrazo
Silvia G. Saenz-Valiente
27 septiembre 2010 | 14:46
Mucho ánimo Patricia! Desde Madrid te envío toda mi fuerza para que sigas haciendo tanto bien a tanta gente, ayudando a todo el que lo necesita y tiene la suerte de toparse contigo.
Hay que ser de una pasta especial para hacer lo que tú estás haciendo. Las veces que he ido a tu consulta me has parecido estar hecha de esa «pasta especial», ahora estoy convencida.
Sigue así. Un beso,
Gema
28 septiembre 2010 | 12:52