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Los niños pequeños y las olas de calor

¿Habéis visto los parques infantiles madrileños estos días de verano intenso? Ni un alma. Creo que en el desierto de Almería hay más gente. Lógico por supuesto, a ver quién aguanta con niños pequeños y más de treinta grados. Y a ver quien está tan loco como para permitir que sus hijos pequeños están tirándose por el tobogán y corriendo del columpio al balancín con semejante chicharrera.

En cambio en lo más crudo del invierno sí que pueden verse niños en los parques. Yo misma he tenido a mis peques, bien abrigados eso sí, en los parques en supuestas olas de frío. Y si llueve, pero no diluvia, también se lo puede pasar uno bien en el columpio cantando aquello de que llueva, que llueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan…

Por la calle paseando, montando en bici, patines o patinetes veréis unos pocos, sí. Muy pocos comparados con cualquier otra época del año.

¿Dónde están los niños pequeños (y los bebés)
en las grandes ciudades que están en alerta amarilla y naranja? Muy fácil: paseándose por los centros comerciales, en los parques de bolas, en el cine (no es casualidad que estrenen bastantes películas infantiles en verano), en las piscinas, en las playas (los afortunados que pueden) y en casita con el aire acondicionado tirando de juguetes, tele, consolas, juegos de mesa, pinturas… o de visita en casa de otros amigos con o sin niños. Con los bebés puede ser una buena oportunidad de recorrer museos.

¿Qué hacéis vosotros con vuestros niños con estos calores?

Alterados por el calor

Con Julia no lo noto tanto, de hecho no lo noto en absoluto, pero con Jaime sí. El calor le altera muchísimo. Comienza a despertarse por las noches, está más nervioso, le molesta salir a la calle a las horas a las que caen los pájaros (que son las horas de salir del cole sin ir más lejos).

Le lleva pasando desde los dos años. Luego se acostumbra, pero la llegada del calor siempre trae algo de caos. Lo peor fue cuando tenía tres años. Durante más de un mes fue prácticamente imposible dormir.

No sé si esta hipersensibilidad al calor es característica de los niños con autismo u otras discapacidades o si depende más del individuo. Probablemente sea lo segundo y haya niños que, sin ningún problema, también achacan mucho los cambios de temperatura.

En cualquier caso, para el domingo nos toca una bajada casi de un día para otro de diez grados en el centro de la península. No sé si alegrarme o no la verdad, nos tocará doble proceso de adaptación….

¿A vuestros peques también les cuesta adaptarse a la llegada del calor?

Buscando un ventilador apto para niños pequeños

Este año el calor veraniego se está haciendo de rogar, al menos en Madrid, pero antes o después llegará y sé que afectará a Jaime de una u otra manera.

No sé los vuestros en concreto, pero imagino que muchos niños notan los calores, sobre todo hasta que se aclimatan, y lo demuestran con cambios en el comportamiento o los patrones de sueño, aunque sea mínimamente.

Jaime el pobre la verdad es que lo nota sobre todo de noche. Tiende a dormir bastante peor, a estar más nervioso. Y el problema es que está complicado lo de poner aire acondicionado en su habitación.

Está difícil y además no me acaba de gustar lo de dormir con el aire puesto.

Hace dos años compramos un pingüino, pero sólo lo podemos usar de día. De noche hace un ruido endemoniado. Y este año nos estábamos planteando buscar un buen ventilador.

Justo con eso en la cabeza acabo de ver en Clipset.net que han sacado el primer ventilador sin aspas basado en replicar el efecto aerodinámico de las alas de los aviones -a pequeña escala- en el interior de un difusor circular.

Lo han analizado y destripado (e incluso metido un perro a través) en este vídeo.

Y me gusta la idea, aunque a Jaime se le ocurra levantarse por la noche y toquetearlo, no tiene el más mínimo peligro. Y por lo visto, al no tener aspas en movimiento, es muy silencioso.

Lo único que no me gusta es el precio.

¿Cómo lo véis?

Los niños al sol

Los peques me han salido tirando a doraditos. No son de ese color blanco nuclear que nos hace a las madres recientes salir corriendo en busca de la crema protectora de más protección del mercado en cuanto aprieta el sol.

Que por cierto, anda que no son caras.

Afortunadamente han salido a su madre, que es bastante resistente al sol.

Aún así soy perfectamente consciente de que no hay que bajar la guardia, que el verano en estas tierras pega duro.

Y andaba pensando en escribir un post con las recomendaciones para afrontar el verano con los peques cuando la doctora Amalia se me adelantó.

¿Así que quién mejor que una mamá pediatra para recomendarnos cómo protegerlos?

Aquí os dejo con ello:

Durante el primer año de vida, hay que evitar la exposición solar al sol, aunque esté nublado. En lactantes menores de 6 meses, la crema fotoprotectora no es una forma segura de protección para la delicada y sensible piel del bebé. Con estas edades no tendrían que ir a la playa ni a la piscina….

Con los bebés hay que buscar sombras y utilizar las sombrillas (tan cómodas y tan irrompibles…) de los cochecitos.

En niños más mayorcitos hay que utilizar al ir a la playa o a la piscina, e incluso para salir al parque o a la calle en momentos de sol cremas con factores de protección altos, evitando las horas de mayor intensidad del sol. En la playa y en la piscina, el agua y la arena reflejan y aumentan la radiación solar, así que hay que aplicar la crema de forma frecuente (y la primera vez antes de salir de casa).

Otras medidas importantes: las gafas de sol, las gorras y la ingesta de agua y líquidos. Y como ya he comentado, evitar la exposición solar prolongada entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde.

Esa dichosa manía de abrigar a los bebés

Desde hace poco más de una semana ha llegado el verano con toda su fuerza.

Pues ayer mismo, con los termómetros marcando 30 grados a la sombra y 35 al sol, ví con estos ojitos que acabarán incinerados a un bebé de un par de meses paseando dentro un cuco, sin recibir ni media ráfaga de aire, vestido de la cabeza a los pies y arropado por una toquilla de lana.

Y yo con mi vestido de sandalias y mi bebé en camiseta de tirantes y descalzo pensando que lo iban a cocer en su salsa.

Pero la verdad es que ya ni me sorprendo cuando veo escenas semejantes. Ya he perdido la cuenta de las veces que he visto a un bebé arropado en exceso y he pensado que parece que estamos críando pollos en lugar de bebés.

Arropar a un bebé es un gesto de amor y protección al que todos nos sentimos inclinados, pero tenemos que controlarnos.

Mi peque nació en pleno agosto y eran tremendas las broncas que soltaban las enfermeras en el hospital por tener a los niños demasiado tapados. A los recién nacidos eso les adormece e impide que mamen.

Ya en los cursos de preparación al parto nos contaban que el bebé debe llevar la misma ropa que tú.

Pero no siempre es fácil, en mi caso, las dos bienintencionadas abuelas siempre me han recomendado abrigarlo más de lo que yo he creído conveniente.

¿A tí también te ha pasado?