Entradas etiquetadas como ‘abrigo’

Lo que ellos quieran, lo que a ellos les haga ilusión

Hay una felicidad especial que solo se experimenta al ver felices a otros. La experimentas simplemente viéndoles disfrutar, pero sobre todo si tú has posibilitado que ese goce se produzca. Para mí es la más profunda, la que más se queda grabada.

Es la felicidad que se siente al ver a tu perro disfrutando como un loco a campo abierto, al regalar a alguien a quien quieres algo que desea mucho, al saber que a una persona querida le ha sucedido algo bueno (el fin de esa terrible enfermedad, encontrar un trabajo, lograr ese embarazo tan deseado) o al ver a tus hijos disfrutando y descubriendo el mundo que les rodea.

Por eso tantos padres nos esforzamos por procurar a nuestros niños esos momentos de deleite. Su absoluta alegría se refleja en nosotros como en un espejo. Y que nuestros niños descubran el mundo es además nuestra manera de redescubrirlo, de recuperar una parte de nuestra infancia.

Por eso este domingo hemos estado en la nieve. Rodando, tirándonos bolas, cayendo sin hacerse daño, construyendo muñecos de nieve y haciendo ángeles. Han descubierto la nieve y ha sido amor a primera vista.

Todo sea por esos pequeños momentos de alegría cotidiana.

¿Es que hay algo que merezca más la pena?

Descubriendo la nieve

Esa dichosa manía de abrigar a los bebés

Desde hace poco más de una semana ha llegado el verano con toda su fuerza.

Pues ayer mismo, con los termómetros marcando 30 grados a la sombra y 35 al sol, ví con estos ojitos que acabarán incinerados a un bebé de un par de meses paseando dentro un cuco, sin recibir ni media ráfaga de aire, vestido de la cabeza a los pies y arropado por una toquilla de lana.

Y yo con mi vestido de sandalias y mi bebé en camiseta de tirantes y descalzo pensando que lo iban a cocer en su salsa.

Pero la verdad es que ya ni me sorprendo cuando veo escenas semejantes. Ya he perdido la cuenta de las veces que he visto a un bebé arropado en exceso y he pensado que parece que estamos críando pollos en lugar de bebés.

Arropar a un bebé es un gesto de amor y protección al que todos nos sentimos inclinados, pero tenemos que controlarnos.

Mi peque nació en pleno agosto y eran tremendas las broncas que soltaban las enfermeras en el hospital por tener a los niños demasiado tapados. A los recién nacidos eso les adormece e impide que mamen.

Ya en los cursos de preparación al parto nos contaban que el bebé debe llevar la misma ropa que tú.

Pero no siempre es fácil, en mi caso, las dos bienintencionadas abuelas siempre me han recomendado abrigarlo más de lo que yo he creído conveniente.

¿A tí también te ha pasado?