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¿De dónde surge la expresión ‘dar el espaldarazo’?

¿De dónde surge la expresión ‘dar el espaldarazo’?

A través del apartado de contacto, Natalia Domingo me pregunta sobre el origen de la expresión ‘dar el espaldarazo’.

Conocemos como ‘espaldarazo’ al reconocimiento público que se hace de alguna persona, dando el apoyo y respaldo suficiente con el fin de que consiga un objetivo.

Procede del acto que se realizaba durante la Edad Media en el que los reyes o altos mandos militares daban un golpe con una espada sobre los hombros de aquel candidato que, estando arrodillado, era armado, otorgándole el título de caballero.

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Cuál es el origen de las tradicionales lentejas de Nochevieja en Italia?

¿Cuál es el origen de las tradicionales lentejas de Nochevieja en Italia?

Cada país, cultura o religión tiene un modo distinto de celebrar la llegada del nuevo año. En España (y cada vez en más países) se hace comiendo las tradicionales 12 uvas de la suerte mientras que se ve la retransmisión de las campanadas desde la madrileña Puerta del Sol.

En Italia, sin embargo, la tradición para la noche de Fin de Año (‘Notte di Capodanno’) es comerse un sabroso plato de lentejas.

Muchos fueron los pueblos de la antigüedad en los que esta legumbre fue considerada como un símbolo de prosperidad y el hecho de llevar encima un puñado de lentejas acabó convirtiéndose en un amuleto. Por tal motivo, en la Antigua Roma se inició la costumbre de regalar un bolsito de cuero (conocido como scarsella) que contenía un puñado de lentejas, con el deseo de que éstas se convirtieran en monedas de oro y dieran prosperidad y riqueza para todo el año.

De ser regaladas en un bolsito pasaron a ser servidas ya cocinadas y en la Edad Media comenzaron a acompañarlas de ‘cotechino’ o ‘zampone’, dos sabrosos embutidos que se cocinan (el segundo tiene la curiosa forma de pata de cerdo).

Tradicionalmente se servía a la hora del almuerzo del último día del año (en muchos lugares de Italia todavía se realiza así) y con el tiempo pasó a ser el plato estrella de la nochevieja, debido a la creencia de que si era lo último y primero que se comía en el tránsito de un año al otro proporcionaría suerte y prosperidad para todo el resto del año que entraba.

La gran emigración de italianos hacia el continente americano del siglo XIX llevó consigo sus tradiciones, entre ellas el servir lentejas en Fin de Año, motivo por el que hay tantos países latinoamericanos en los que también es costumbre comerlas en esta fecha.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Estar en Babia’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Estar en Babia’?

La expresión ‘estar en Babia’ es sinónimo de estar distraído o ausente y debe su origen a una importante comarca de la provincia de León llamada Babia.

Durante la Edad Media la realeza y las clases más altas acudían a pasar sus periodos vacacionales y disfrutar de una buena cacería, debido a la abundancia de presas que por allí habitaban.

Era un sitio idóneo como lugar de reposo, donde refugiarse y distraerse de los farragosos problemas en la Corte de León, por aquel entonces reino.

Muchas fueron las ocasiones en las que los cortesanos necesitaban consultar al monarca algún asunto de vital importancia pero no podían ser recibidos por éste debido a que se encontraba ausente de palacio pues estaba en Babia.

 

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Un buen puñado de términos y expresiones que utilizamos diariamente y provienen del latín

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajos

Es obvio que nuestro idioma proviene del latín  y que la influencia de éste en nuestra forma de hablar es poderosa (evidentemente, sin olvidarnos de la gran presencia y riqueza aportada por otras lenguas, pueblos y culturas anteriores y posteriores a la llegada de los romanos a la Península Ibérica en el siglo III a.C.).

Pero este post, lejos de ser un estudio sociológico sobre la lengua, su uso y desusos, está escrito con la intención de repasar un puñado de términos y expresiones que hemos heredado directamente del latín y cómo las hemos adaptado a nuestro lenguaje coloquial. Aprovecharé para hablar sobre su origen etimológico, quizás para muchas personas desconocido, y de unas cuantas curiosidades sobre las mismas.

La famosísima expresión ‘Carpe Diem’, tan utilizada de forma optimista para sacar el mejor provecho del día, es un claro ejemplo de la popularización y uso de frases directamente en latín. Su origen la encontramos en una de las Odas (I, 11) escritas por el poeta romano Horacio en el siglo I a.C. ‘Carpe diem, quam minimum credula postero’ y con ella nos anima a aprovechar el momento, agarrar el día y sacar el mejor provecho de él, sin tener que esperar al día de mañana, que muy posiblemente no nos traiga lo mismo.

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajosOtra de esas expresiones recibidas directamente de los antiguos romanos es el conocido ‘Veni, vidi, vici’ (Llegué, vi, vencí), pronunciada por Julio Cesar tras la batalla de Zela o el ‘Alea jacta est’ (La suerte está echada), también de César, tal y como dejó escrito el historiador Suetonio.

Pero estos tres claros ejemplos de expresiones también pueden aplicarse a términos que utilizamos de forma cotidiana y que hemos adaptado a nuestro propio lenguaje, como puede ser la palabra ‘ciao’que utilizan comúnmente los italianos para saludar y que muchos de nosotros hemos adoptado en la forma de ‘chao’.

Es curioso ver como este ‘ciao/chao’ se utiliza para decir un ‘hola’ o ‘adiós’ (en España sobre todo para despedirse), cuando en realidad su origen etimológico es muy diferente.  Tal y como lo conocemos actualmente proviene del latín medieval (en su uso como lengua litúrgica o de enseñanza), que la recibió del dialecto véneto y este a su vez del latín vulgar, como la gran parte de las lenguas romances. Originalmente se escribía ‘s’ciavo’ y su significado era directamente ‘esclavo’, siendo utilizado por éstos a modo de saludo ante su señor para indicarle ‘servidor de usted’ o ‘a su servicio’.

Los nombres y/o apellidos de personajes ilustres también han dado paso a términos de uso cotidiano, como es el caso de Cayo Cilnio Mecenas, consejero político de César Augusto, un noble romano poseedor de una gran riqueza conocido por ser un ferviente impulsor de jóvenes talentos dedicados a escribir poesía. Acogió en su villa de Tívoli, entre otros, a poetas tan insignes como Horacio y Virgilio, proporcionándoles todo aquello que necesitaron para prosperar en sus respectivas carreras como poetas. A partir de entonces, a aquellas personas que patrocinan desinteresadamente a quienes se dedican a alguna disciplina artística se les llama ‘mecenas’.

En el mundo de la pareja también podemos encontrarnos con unas cuantas curiosas etimologías, como la que se le da a la palabra esposo/a y que proviene del latín ‘sponsus’, utilizado para referirse a aquellos que asumían un compromiso. Cabe destacar que sponsus, a su vez, provenía del griego ‘spendo’, cuyo significado era ‘hacer un acuerdo’ o ‘firmar un contrato’, que era lo que hacían el marido y la mujer cuando se casaban. Lee el resto de la entrada »

¿De dónde surge la creencia y superstición de que una pata de conejo trae buena suerte?

¿De dónde surge la creencia y superstición de que una pata de conejo trae buena suerte?

Como es bien sabido, una superstición es aquel acto o conducta que condiciona la vida de cualquier individuo que hace o deja de hacer algo ante el convencimiento que, de lo contrario, le podría ocurrir una desgracia. Por tal motivo muchos son los elementos que a lo largo de la historia se han convertido en un amuleto con el que atraer la buena suerte: una herradura, un trozo de madera que tocar, una reliquia perteneciente a una parte del cuerpo de una persona que había sido santificada o una simple pata de conejo (entre otras muchísimas cosas).

La creencia de que una pata de conejo trae buena suerte es una de las más antiguas que existen. Se calcula que ya en el siglo VII a.C. los pueblos celtas ya tenían sus propias supersticiones y creencias y entre ellas estaba la que le otorgaban a los conejos, liebres y algunas especies de roedores. El hecho de que habitasen en madrigueras en el subsuelo hacía pensar a los antiguos celtas que éstos animales estaban en contacto con los Dioses y espíritus del inframundo y, por tanto, esos animales les protegerían. De ahí que mucha ropa de abrigo se realizase con sus pieles, su carne fuese muy preciada en platos de la época y sus huesos se convirtieran en amuletos que llevaban encima colgados en collares, pendientes u otros abalorios.

Con el transcurrir del tiempo la liebre y esos otros roedores fueron adquiriendo una connotación negativa en el folklore popular y sin embargo el conejo siguió disfrutando de ese estatus de animal que proporcionaba suerte o alejaba los malos augurios.

En la época de la Antigua Roma y Grecia el conejo adquirió la categoría de ‘curalotodo’ y muchos eran los ungüentos que se realizaban en el que se utilizaba algunos huesos machacados de este animal. También se frotaban partes dolorida o fracturadas con alguna parte de su cuerpo y sobre todo se convirtió en amuleto (como animal doméstico) para proporcionar fertilidad y una gran prole de hijos, debido a su gran y rápida reproducción.

Avanzando en el tiempo nos encontramos que durante la Edad Media se reforzó la superstición alrededor de los poderes curativos y de buena suerte que podían proporcionar los conejos, pero éstos ya dejaron de ser un animal doméstico para ser llevado uno de sus huesos encima (tal y como ya habían hecho los celtas un milenio atrás).

En una época en la que los consejeros místicos y espirituales de grandes reyes tenían una relevancia importantísima en sus decisiones el portar el hueso del conejo se puso más de moda que nunca entre todas las clases sociales.

El hecho que de la noche al día pasase de servir cualquier hueso del conejo como amuleto a ser específicamente una de sus patas no se sabe a ciencia cierta cuándo ocurrió, pero uno de los escritos más antiguos que hay en relación a ello data del siglo XVI y se trata de un pequeño texto que explica cuál era el amuleto infalible y cómo se debe conseguir.

Dicho texto decía que éste debía ser la pata trasera izquierda de un conejo que tendría que haber muerto a medianoche en un cementerio en una noche sin luna de un viernes 13 y a manos de un jinete de piel negra y cabello pelirrojo, zurdo y bizco que iría montado en un caballo blanco.

Evidentemente el texto y los elementos mencionados no dejan de ser un batiburrillo de supersticiones mezcladas y sin sentido alguna, pero que en su época tuvo gran relevancia, por lo que a base de repetirla hizo que se creyera que la parte del conejo que realmente daba buena suerte era su pata trasera izquierda.

La creencia se extendió por prácticamente todo el planeta y ha llegado hasta nuestros días, en el que podemos encontrar que son innumerables las personas que creen a pies juntillas que el portar consigo una pata de conejo la protegerá de malos augurios y le proporcionará protección y buena suerte.

 

 

Lee y descubre más historias como esta en el apartado ‘Destripando Mitos, Leyendas Urbanas y Supersticiones’ de este blog

 

 

Fuentes de consulta: ‘Las cosas nuestras de cada día’ de Charles Panati / scientificamerican / todayifoundout
Fuente de la imagen: Bergadder (pixabay)

Que no te engañen, la luna llena de anoche no era de color azul

Que no te engañen, la luna llena de esta noche no es de color azul

Numerosos son los medios, blogs y publicaciones en las redes sociales que informan sobre la llamada ‘luna azul’ que ha tenido lugar la pasada noche (31 de julio 2015). Mucha de esa información habla, con gran desconocimiento, de aspectos pseudocientíficos respecto a este fenómeno, pero en realidad no deja de ser una doble luna llena dentro de un mismo mes, algo que no ocurre todos los años, sino que es aleatorio (puede ser cada dos, tres o cuatro años), pero nada tiene que ver con catástrofes o con aspectos esotéricos.

Esta es una luna llena como la de cualquier otro ciclo, pero con la particularidad de que en un mes (como ha sido este julio) el plenilunio ha caído en sus primeros días (el 1 o el 2) y que la siguiente luna llena (transcurrido el ciclo correspondiente) cae justo al finalizar el mismo mes. Este es todo el misterio que tiene el asunto.

El motivo por el que se conoce como ‘luna azul’ es muy sencillo: al castellano llegó desde el término inglés ‘blue Moon’, que a su vez era una deformación del acuñado durante la Edad Media ‘betrayer Moon’, cuya traducción literal es ‘luna traidora’ (originalmente el término betrayer en inglés antiguo era belewe).

No se sabe por qué pero con el transcurrir del tiempo el lenguaje popular transformó el vocablo belewe/betrayer en blue por lo que esa luna pasó de ser conocida como traidora a llamarla azul.

La razón por la que se le comenzó a llamar ‘traidora’ era porque aparecía en cuatro ocasiones en una misma estación (o sea, había un mes en el que salía dos veces) algo que antiguamente desconcertaba a los habitantes sin suficientes conocimientos astronómicos (que eran muchos) y decían que esa luna había salido ‘a traición’. Pero sobre todo el término se le daba cuando el fenómeno ocurría durante el tiempo de Cuaresma, ya que esto obligaba a alargar el ayuno que se practicaba durante esa época.

Cabe destacar que pasó a llamarse luna azul a las dos lunas llenas en un mismo mes (y no a las cuatro de una misma estación, como era originalmente) debido a un error en un artículo publicado en 1946 en la revista Sky and Telescopes.

Eso sí, si esta noche te asomas a mirar la luna llena y ves que es de color azul, ten en cuenta que será a causa de la zona en la que te encuentres debido a la contaminación tanto lumínica como de polución (nubes conteniendo ceniza pueden llegar a provocar un efecto en el que parece que la luna toma un aspecto azulado).

 

 

Lee y descubre en este blog más historias como esta en el apartado ‘Destripando Mitos, Leyendas Urbanas y Supersticiones’ y otras curiosidades de ciencia

 

 

Fuentes de consulta y más info: skyandtelescope / science.nasa / lanasa.net
Fuente de la imagen: public-domain-image

Algunas referencias y personajes históricos en los que se basa ‘Juego de Tronos’

Algunas referencias y personajes históricos en los que se basa ‘Juego de Tronos’

Hay que reconocer que el escritor George R. R. Martin posee una gran imaginación y además sabe plasmarla perfectamente en cada uno de los libros que escribe, siendo los más conocidos la saga ‘Canción de hielo y fuego’ que ha acabado popularizándose como ‘Juego de Tronos’ y se ha convertido en todo un éxito tanto editorial como televisivo.

Pero dentro de esta genial obra de aventura y fantasía épica no todo ha surgido de la inspiración de George R. R. Martin, ya que detrás de muchas de las tramas y personajes se encuentran un buen puñado de referencias históricas, algunas algo ambiguas, pero en las que se puede ver ciertos paralelismos con la Inglaterra medieval del siglo XV.

Por una parte tenemos a los enfrentamientos protagonizados entre los Stark y los Lannister con múltiples similitudes a las habidas entre la Casa de York y la Casa de Lancaster, dos familias de descendencia real enfrentadas a causa de que ambas dinastías pretendían el trono de Inglaterra, algo que las llevó a enzarzarse en una guerra civil, conocida como ‘Guerra de las Dos Rosas’ (el nombre del conflicto lo recibe debido a que el emblema de dichas familias era una rosa -roja para los Lancaster y blanca para los York). El fin de enfrentamiento (1485) y la unión de ambas familias (1487) dio origen a la Casa Tudor que se mantuvo en el trono hasta 1603 y cuyo emblema eran ambas rosas interpuestas una encima de la otra.

En cuanto a paralelismos entre personajes de ficción y reales, y por poner unos pocos ejemplos, muchos son los que identifican al estadista Thomas Cromwell con el personaje de Petyr Baelish, a Enrique VII con el de Deanerys Targaryen, Eduardo IV y Robert Baratheon  o la figura relevante de Margarita de Anjou (muy decisiva en la ‘Guerra de las Dos Rosas’) con Cersei Lannister.

Y es que ‘la Guerra de las Dos Rosas’ (1455-1485) que enfrentó a las anteriormente mencionadas Casas de York y Lancaster, se parece y recuerda mucho a la bautizada por Martin como ‘la guerra de los 5 Reyes’.

Aquellos que somos amantes de las historias épicas de la Inglaterra medieval disfrutamos enormemente con la saga de novelas y magnífica serie de televisión ‘Juego de Tronos’. No os perdáis los posts que publica sobre esta serie (y otras) mi compañero Jesús Travieso en el blog ‘Solo un capítulo más’.

 

 

 

 

Fuente de la imagen: Archivo minuteca (20minutos.es)

¿De dónde surge la antigua expresión ‘rascarse la faltriquera’?

¿De dónde surge la antigua expresión ‘rascarse la faltriquera’?A través del apartado de contacto, Asun Domenech me escribe preguntándome de dónde surge la expresión ‘rascarse la faltriquera’, la cual la escuchaba decir a su abuela (hace ya más de treinta años) cada vez que tenía que pagar algo o hacer un desembolso de dinero.

Esta es una expresión que posiblemente muchos de los lectores de este blog no habréis escuchado decir jamás y aquellos que tenemos cierta edad podríamos recordar que algunos de nuestros mayores dijese años atrás.

La expresión ‘Rascarse la faltriquera’ significa literalmente ‘tener que pagar algo de mala gana’.

Se conocía como faltriquera al bolsillo de las prendas de vestir, pero también se usaba este término para llamar así al rudimentario bolso de tela (e incluso un simple paño) en el que se guardaba y/o envolvía el dinero y el cual llevaban antiguamente las mujeres entre sus ropas (muchas de ellas bajo el delantal, la falda, dentro de la blusa…).

El hecho de tener que realizar un pago (que no se solía hacer con agrado) obligaba a esa persona a  rebuscar en el bolsillo o entre sus ropas (haciendo un gesto que recordaba a como si estuviera rascándose), hasta coger el dinero con el que debía pagar. Ese gesto se realizaba así para no mostrar en público el dinero que se llevaba encima con el fin de no ser robada.

Etimológicamente el término faltriquera proviene del mozárabe ḥaṭrikáyra, cuyo significado era ‘lugar para las bagatelas’ (cosas de poco valor) y fue evolucionando en el tiempo hasta tal y como se conoce actualmente. Fue una palabra muy utilizada en los entornos rurales durante la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XX.

Algunos son los grupos o entidades que intentan recuperar el uso de palabras antiguas en desuso, estando el de faltriquera entre ellas.

 

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Fuente de la imagen: hecho-a-mano-calanda

¿Cuál es el origen de la expresión ‘estar a la sopa boba’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘estar a la sopa boba’?

En los últimos días he recibido un par de mensajes (Pilar Muñoz desde la página en Facebook de este blog y Jordi Soro@ateneupopular– a través de twitter) consultándome sobre el origen de la ‘sopa boba’ tan usada en muchas expresiones.

Posiblemente las formas más comunes en las que se utiliza el término ‘sopa boba’ son ‘estar a la sopa boba’, ‘vivir de la sopa boba’ o ‘andar a la sopa boba’, aplicándose estos modismos a aquellas personas que se dedican a conseguir el sustento y/o comida sin realizar esfuerzo alguno por ganárselo.

La famosa ‘sopa boba’ se remonta a tiempos de la Edad Media y se refiere a unos platos de sopa que se servían, en forma de beneficencia, a los mendigos que no tenían para comer.

El término ‘boba’ no queda demasiado claro a qué se refiere y cada historiador le da un significado u origen diferente, aunque todos tienen claros que ‘boba’ viene de ‘bobo’ (alguien corto de entendimiento). Unos apuntan que se denominó ‘sopa boba’ ya que ésta al ser comida por los mendigos lo hacían con la boca abierta y se relacionaba ese gesto facial con las personas bobas. Algunas fuentes apuntan que se debe a la pobreza de ingredientes con que se elaboraba y otros dicen que nada tiene que ver con que se tuviera la boca abierta ni a los ingredientes, sino que se relaciona con aquellos a quienes estaba destinada esa sopa: gente sin recursos, analfabetos y en su mayoría sin estudios, en pocas palabras: los ciudadanos más bobos de la sociedad.

Pero esto último es algo contradictorio, ya que muchos de los que se presentaban a comer de esa ‘sopa boba’ eran jóvenes estudiantes universitarios quienes andaban cortos de recursos económicos y se acercaban hasta los conventos para comer de esa sopa gratuita, pero de bobos no tenían nada. A estos estudiantes que acudían a comer gratuitamente se les acabó llamando ‘sopistas’ y se les relacionó con aquellos que viven holgazanamente y a expensas de otros. Muchos de estos sopistas, en su origen, formaban parte de la tuna.

 

 

 

Fuentes de consulta: RAE / aulafacil / esacademic
Fuente de la imagen: wax115 (morguefile)

¿Cuál es el origen de la expresión ‘el truco del almendruco’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘el truco del almendruco’?Días atrás, a través de un mensaje DM de twitter, mi compañero y amigo Juan Revenga (*) me preguntó sobre el origen de la expresión ‘el truco del almendruco’.

Casualmente este es un tema que había estado investigando tiempo atrás y que dejé aparcado a la espera de encontrar la ocasión para publicarlo. La consulta del amigo Juan me brinda dicha oportunidad para hablar del tema.

Cabe destacar que, en realidad, el origen de la expresión queda algo confuso y no hay datos que den una fiabilidad al 100% sobre la procedencia de este dicho. Tras realizar una exhaustiva búsqueda y consultar a varios amigos historiadores y expertos en orígenes etimológicos a continuación os presento la conclusión a la que he llegado.

Como bien sabréis, se suele utilizar la expresión ‘el truco del almendruco’ para referirse al método simple y fácil de llegar a la resolución de algún problema (por ejemplo: ‘mi truco del almendruco para que no se me corte la mayonesa es añadirle unas gotas de agua caliente’).

El almendruco es el fruto del almendro cuando todavía está verde y tierno (inmaduro) y que acabará convirtiéndose en la rica y muy saludable almendra.

Y es precisamente el motivo de ese punto de inmadurez de la almendra (cuando todavía es un almendruco) lo que nos da la pista del que podría ser el origen: famosa es la leche de almendras que se elabora de una manera sencilla tras dejar las almendras en remojo con agua unas cuantas horas (con el fin de que se ablanden) y posteriormente pasarlas por una licuadora hasta encontrar el punto líquido que la convierte en leche.

La leche de almendras ya era conocida durante la Edad Media y muy utilizada para elaborar un buen número de platos culinarios (sobre todo postres y dulces). La época en la que más se echaba mano de ese tipo de leche era durante la ‘Cuaresma’,  días del obligado cumplimiento de los actos de penitencia y sacrificio conocidos como ‘ayuno’ y ‘abstinencia’ y  en los que se consumían dulces (como aporte energético) procurando que no fuesen de origen animal (en este caso la leche de almendras).

Pero por aquel entonces su elaboración no era tan rápida y sencilla como lo es hoy en día, por lo que un buen ‘truco’ para quitarle dificultad a la hora de elaborarla era utilizando las almendras cuando todavía no estaban maduras (almendrucos), esto hacía que la leche resultante fuese algo amarga pero se solucionaba fácilmente añadiéndole un poco de miel.

Así pues, todo parece indicar que esa pequeña trampa a la hora de elaborar la leche de almendras es la que dio origen y fue conocido como ‘truco del almendruco’, aunque podemos encontrarnos que hay quien apunta la posibilidad de que también podría tratarse de un rico dulce de origen mediterráneo, llamado ‘almendruco’ y en el que se realiza una pasta, parecida al turrón de Jijona, con almendra, clara de huevo, azúcar y miel y con la que se elabora unas pequeñas piezas que emulan a una almendra, siendo recubiertas por una oblea crujiente que hace la función de cáscara.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

(*)Juan Revenga (@juan_revenga) es autor del fantástico blog ‘El nutricionista de la general’  del que ya os hablé en un post tiempo atrás y del muy recomendado libro ‘Con las manos en la mesa’.

 

 

Fuente de la imagen: jeltovski (morguefile)