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Abuelos y más que abuelos

Mis hijos tienen seis abuelos. ¿No os salen las cuentas? Yo os las explicaré.

Yo tengo tres abuelos: los padres de mi padre y el padre de mi madre. La madre de mi madre murió cuando el peque tenía pocos meses. Él llegó a tener siete abuelos.

Ellos tienen también tres abuelos: mis padres y la madre de su padre. El padre de su padre desgraciadamente murió hace ya siete años.

Mi santo no tuvo tanta suerte. Ya no tiene abuelos.

Unos buenos abuelos son un tesoro. Y no lo digo por lo mucho o lo poco que nos ayuden llevando a los niños al cole o cuidándolos cuando están enfermos y no podemos faltar al trabajo.

También los nietos son un tesoro para ellos. Si tienen la disposición de ánimo adecuada, si les gustan los niños, si no han olvidado cómo jugar, les pueden llenar de alegría e ilusión.

¿Por qué saco este tema hoy a colación?

Por que he visto a mi abuelo, que está más cerca de los noventa que de los ochenta años, coger en brazos, jugar y parlotear con su bisnieta de seis meses completamente felices ambos.

Y es una de esas imágenes que no quiero que se olvide.

De todos mis abuelos él fue siempre el más niñero. Tengo muchísimos recuerdos jugando con él. Tirándose por los suelos conmigo con los indios y los vaqueros de plástico, enseñándome a dibujar, llevándome con él a las tareas del campo…

Entonces era un hombre joven. Tendría unos sesenta años. Los que ahora tienen mis padres.

Ahora está más duro de oído, no puede tirarse al suelo, no puede tallar un rancho en madera a sus bisnietos como hizo conmigo.

Pero todas las mañanas sin faltar una se acerca a mi casa y pasa un rato con Julia. Y todas las tardes se acerca con mi abuela al parque para ver al peque.

Y no puedo evitar pensar que no podrá ser así por muchos años. Que es inevitable que no lo sea. Y me pregunto si ellos recordarán a sus bisabuelos al igual que yo recuerdo las magdalenas que me hacía mi bisabuela o los peces en el estanque de mi bisabuelo.

Ojalá.

Organizarse, no trabajar, abuelos, guardería y canguro ¿alguna opción más?

Cuando uno tiene hijos, pasa a verse obligado a ordenar su vida en función de sus horarios y necesidades.

Un bebé requiere atención constante, y a mí sólo se me ocurren cinco opciones: organizarse, no trabajar, abuelos, guardería y canguro.

Posibilidades que a veces se combinan entre sí: guardería+abuelos, organizarse+canguro…

No sé si a alguno de vosotros se le ocurre alguna otra opción.

Y normalmente es algo que todos tenemos decidido de antemano cuando nos ponemos a la tarea de procrear. Es difícil improvisar con algo así.

Organizarse entre la pareja de tal manera que siempre esté disponible uno de los dos progenitores para cuidarlo, suele ser una lotería difícil de encontrar o conseguir.

Yo conozco algunos casos, amparados por horarios intensivos que no se solapan o por trabajos especiales de esos que se pueden hacer en casa y en cualquier momento.

Lo de que uno de los dos, normalmente la madre, deje de trabajar me da la impresión de que es más frecuente.

Tampoco es una solución válida para todo el mundo. Por un lado porque en muchos casos es económicamente inviable. Es frecuente que sean necesarios los dos sueldos para vivir. Y por otro lado, aunque haya gente feliz con esta opción, para otros puede ser frustrante: supone dejar de lado toda una vida laboral, la preparación y experiencia acumulada.

Luego está lo de acudir a los abuelos para que los cuiden, que también tiene sus pros y sus contras. Normalmente para los abuelos.

Tampoco todo el mundo dispone de unos abuelos que puedan y quieran cuidar de sus nietos.

Optar por una guardería o un canguro en casa son las otras dos opciones. Cualquiera de las dos te dejan siempre, en mayor o menor medida, remordimientos por no estar tú atendiendo a tu hijo.

La guardería, aún siendo privada, es algo más barata que el canguro. A menos que haya más de un bebé al que atender. Yo al canguro, si se trata de una persona de confianza capaz de estimular al niño, le veo más ventajas, pero es mi opinión particular.

¿Cómo nos hemos apañado nosotros?

Pues no había manera de organizarnos para encargarnos los dos sin ayuda del peque. Tampoco era posible que uno de los dos dejase de trabajar. Con la ayuda de los abuelos contamos, pero no : mi suegra trabaja y mi padre tiene bastantes problemas de salud y hay muchas temporadas que están de médicos y hospitales casi a diario.

En nuestro caso lo cuida una mujer encantadora apenas un par de años mayor que yo que es casi de la familia. La tratamos desde hace muchos años: atendió a mi abuela que padeció alzhéimer. A mí en el trabajo me permitieron adoptar jornada intensiva, así que a las 16:00 estoy en casa para tomar el relevo.

Y la verdad es que estamos contentos con la solución. Es un sacrificio económico importante, pero preferimos emplear el dinero de esa manera que en otros caprichos.

La segunda opción hubiera sido la guardería.

¿Cómo lo hacéis vosotros?

La vuelta al nido de los padres recientes

Este fin de semana me he enterado de un nuevo caso: una pareja que se había comprado un unifamiliar en el norte de Toledo al verse con un bebé está buscando de nuevo piso en Madrid, aunque pierdan metros y contacto con la naturaleza, para poder estar cerca de los abuelos y la indispensable ayuda prestan.

Y me faltan dedos en las manos para contar los casos similares que conozco. Hablándolo con mi santo, hemos empezado a llamarlo la vuelta al nido de los padres recientes.

Obviamente, no se meten en casa con sus padres de nuevo.

Aunque también conocemos otras parejas que, durante los meses de la baja de maternidad han vivido bajo el mismo techo de sus padres o se han traído a los abuelos a su casa temporalmente. Normalmente son casos de gente que vive y trabaja a muchos kilómetros de la familia.

Cuando vives solo o en pareja sin hijos no importa mucho tener a tus padres a 50 kilómetros. Te acercas tal vez los domingos a comer con ellos. Coincides en cumpleaños y demás eventos y te dedicas tan contento a trabajar y disfrutar de la vida y de tu independencia.

Pero cuando tienen un bebé la cosa cambia. Al principio la adaptación a la maternidad puede ser dura, sobre todo si vives aislada de los tuyos.

Y cuando más tarde toca reincorporarse al trabajo, aunque tires de guardería o de una persona contratada para cuidar al peque, siempre hay momentos en los que hace falta que te echen una mano.

Si no puedes permitirte la guardería o a esa persona, la dependencia de los abuelos es aún mayor.

No alejarte demasiado de la familia es algo a tener muy en cuenta cuando te vas de casa, pero que no siempre se valora.

Vivir en un sitio en el que puedas bajar con el carrito del bebé e ir andando a comprar y hacer los recados del día sin tener que tener el coche pegado al culo en todo momento, tampoco.

Seguro que todos conocéis casos de vuelta al nido tras la paternidad.

¿En la guardería los bebés espabilan más?

En un post de hace tiempo nació un debate en los comentarios que quería recoger un día de estos.

Es un debate que he visto ya unas cuantas veces en la vida real: el de los padres defensores de las guarderías como lugares en los que los niños son estimulados y espabilan antes y los de aquellos que creen que son una buena solución pero que los bebés están mejor en casa con un cuidador en exclusiva.

En el primer grupo debatían por ejemplo monnÏ y sobre todo Crítico:

monnÏ: Mi hija fue a la «guarde» a los 5 meses y pico, yo me iba a incorporar mas tarde al trabajo y por necesidades de la empresa tuve que volver antes..obviamente la dejé por el trabajo, pero ya no me daba el miedo que me daba el dejarla a las 16 semanas.. Se relacionaba con los niños desde el primer día!!, como no!! A los 6 meses gateaba, a los 7 caminaba cogida a los muebles, es superdespierta, aprende rapidísimo, habla un montón, ya no usa pañal (va a cumplir 20 meses), su desarrollo es muy bueno, es una niña independiente y alegre, nunca ha llorado por ir al cole, adora a su seño y sabe todos los nombres de sus compañeros (de los que se despide cada día uno por uno con un beso). Y en ese desarrollo nos han ayudado la psicóloga y la educadora del cole, por supuesto; sus primas, en casa con mi hermana hasta los 2 y 3 años, cuando mi hermana ha vuelto a trabajar, han sufrido en la guarde, ahora se están quitando el pañal y se relacionan mucho peor con la gente… Siempre depende de cada niño, pero desde luego, el que tiene más gente alrededor, más estímulos, socializa más, creo que eso es obvio.

Crítico: Nosotros llevamos a nuestra hija a la escuela infantil a partir de los 7 meses y es lo mejor que hemos podido hacer POR ELLA. Desde entonces está muy espabilada, se relaciona con otros niños y adultos, entra y sale contenta, juega muy bien y aprende cosillas. Teníamos alternativa: la posibilidad de que algunos días, alguno de nosotros pudiéramos tenerla en casa; y la alternativa de los abuelos. Pero ninguna de las dos nos convencía. La primera, porque no nos podíamos hacer cargo de ella todos los días todo el día. La segunda, porque conociendo a los abuelos de experiencias anteriores, el plan era el siguiente: niña en brazos casi todo el día, no decirle que no a nada, sin relación con otros niños y, en definitiva, dejación total de cualquier atisbo educativo. La prueba de las nefastas consecuencias la tenemos en un sobrino de 8 años que ha estado mucho tiempo con sus abuelos y es insufrible o en su hermano, de edad similar a nuestra hija, que está todo el día con una cuidadora que le tiene en brazos en todo momento y que no sabe jugar ni relacionarse con su prima ni jugar solo ni nada por el estilo.

En el segundo grupo estaban por ejemplo Paula y Superwoman con comentarios del tipo:

Paula: vale que mucha gente no puede elegir, vale que cada uno se busca la solución que mejor se adapta a su situación, vale que no juzgues y no serás juzgado (ojalá), pero que nos queráis vender las guarderías como la panacea… Seamos serios. Las guarderías, o escuelas infantiles, son una solución, a veces la única disponible, pero no son lo mejor para el niño por mucho que nos empeñemos. Y menos para un bebé de pocos meses. Y lo de aprender colores y formas, también lo pueden hacer con su madre o con los abuelos, tengo casos muy cercanos que lo avalan.

Superwoman: mi Superhermana trabaja de educadora en una guardería. Tienen un ratio de 12-15 niños por educador (de 12 a 15 meses). Por debajo de esa edad, son 6 o 7 niños por educador ¿De verdad pensáis que los niños están «estimulados» en esas condiciones y les enseñan los colores? El que sea más espabilado y más abierto coge los conceptos al vuelo pero lo haría también en casa. La educadora tiene que limpiar quince narices, consolar quince llantos, resolver quince peleas y cambiar quince pañales. Vamos que mucho tiempo para «proyecto educativo» no queda, por mucho que lo llamen «escuela infantil» (y no es por meterme con las guarderías… como os digo, las educadoras hacen a veces más de lo que pueden).

Cuando le comenté a ella que volvía a trabajar y que podía elegir entre meter al niño en una escuela infantil (aquí lo llaman pesebre ;)) o dejarlo con una «Tagesmutter» (cuidadora semi-profesional que cuida en casa a cuatro o cinco críos, incluídos a veces los suyos) me dijo que lo tuviera claro. Y si hubieran estado los abuelos, más claro todavía: un niño por debajo de los ocho meses donde tendría que estar es en su casa (y todas las que se dedican a ello que visité en su época me dijeron lo mismo, que niños por debajo de esa edad no aceptaban). Después se podrían estudiar otras soluciones como lo de las Tagesmutter.

Hasta los dos años y medio un niño no está preparado para socializar

Yo soy más del segundo grupo. Creo que es mejor que el bebé se quede en su casa, se despierte a la hora que le de la gana, y allí le atiendan, le canten, le lleven al parque y cuando cumpla los tres años, que ya es bastante pronto, vaya al cole.

Yo sólo hubiera llevado a mi peque a la guardería si no hubiera podido proporcionarle un cuidador en exclusiva en casa, ya fuera alguien de confianza a sueldo o los abuelos.

Claro que antes de tener un bebé y descubrir lo que suponía realmente, no pensaba así.

¿Tú que opinas?

Los abuelos recientes

No es ningún secreto, pero está bien recordarlo de vez en cuando y agradecérselo.

La gran mayoría de los abuelos son un sostén casi indispensable para la mayoría de los padres recientes.

Basta con fijarse quién empuja los carritos por la calle.

Muchos directamente cuidan a sus nietos mientras sus hijos trabajan. Una labor agotadora que hacen con gusto aunque tengan que dejar de lado otras obligaciones, aficiones y ganas de viajar o andar a la carrera.

No es mi caso afortunadamente.

Otros echan una mano de excelente grado cuando el niño está malo, hay vacaciones en la guardería o los padres tienen algún plan al que no pueden ir con el peque.

Y ahí sí que estoy yo.

Tener ese sostén no es algo baladí. Sé de parejas que se han mudado al tener hijos para estar más cerca de los abuelos.

Y no siempre se lo agradecemos como merecen.

De hecho, a veces abusamos de ellos.

Y lo peor: hay ingratos que, pese a tener a los abuelos solucionándoles la papeleta, se quejan constantemente.

«No es lo que yo querría», dicen, «no es el tipo de educación que yo les daría a mis hijos si pudiera elegir».

Y lo dicen precisamente de las personas que les educaron a ellos o a la persona a la que aman y con la que han decidido compartir su vida.

Y algunos de los que dicen eso, tienen el BMW aparcado en la puerta.

Claro que también hay abuelos que tienen a sus hijos hartos de chantajes emocionales con sus nietos por medio, crean conflictos a la pareja, los hay que escurren el bulto, los hay que no maleducan a los bebés… de todo eso conozco ejemplos.

Pero por lo que puedo ver son los menos.

Y no puedo evitar preguntarme cómo se las apañará mi peque cuando me haga abuela. Dudo que pueda ayudarle tanto como me están asistiendo a mí.

«Las bodas no son para los bebés»

Eso dijo una amiga de la familia el día antes de esa boda tan cercana de la que os hablaba el viernes.

Y la verdad es que, aunque mi peque no podía dejar de ir, tenía más razón que una santa.

Para un bebé tan pequeño una boda es un desbarajuste de horarios, un sindios de extraños.

Me perdí la ceremonia casi entera: me pilló dándole el potito de mala manera en la cafetería del restaurante.

Y eso que no me puedo quejar, que las dos horas del banquete se las pasó dormido y pudimos comer tranquilos.

Después le metimos un rato en el parque, que llevó el novio previsoramente el día antes junto con los puros y demás archiperres nupciales.

Afortunadamente, poco después de que los novios abrieran el baile los abuelos se lo llevaron a casa. Él descansó y nosotros pudimos disfrutar un poco.

Era una boda diurna. Si hubiera sido por la noche la cosa hubiera estado más difícil.

El 7 de junio tengo otra boda de un amigo. Y se quedará con sus abuelos desde el principio.

¿Estás de acuerdo con que «las bodas no son para los bebés»?