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Toca cambiar de coche

Eso dice un amigo que es periodista especializado en motor. Que tener un bebé y cambiar de coche es todo uno.

De joven compras un coche sin pensar en que tendrás que meter un niño dentro, y luego te encuentras con un tres puertas incomodísimo o con un micromachine en el que no cabe nada, sobre todo en viajes largos.

Y mirando a mi alrededor (empezando por mí) la verdad es que tiene razón.

Yo me resistí, llegamos a hacer un par de viajes con el coche viejo, pero al final tuve que rendirme y buscar un coche en el que entrara carrito, bebé, trastos de bebé, nuestro perro (que no es pequeño) e incluso mi santo y yo y alguna maleta nuestra.

A los 25, cuando compré mi primer coche nuevo toda contenta, parecía que la maternidad me pillaba muy lejos.

Ilusa que era. Los años corren que vuelan.

Un consejo gratis: si estáis pensando en comprar un coche, tenéis más de 25 años y queréis niños, tened muy presente si entrará el carrito en el maletero.

Claro, que si tenéis 25 años y aún no tenéis hijos, dudo mucho que me estéis leyendo. Así que os tocará pasar por lo mismo…

¿Quieres saber cuánto dinero cuesta un bebé al mes?

En muchos comentarios de este blog y en muchas conversaciones con amigos y familia se ha hablado de lo caro que resulta mantener un bebé.

He decidido calcularlo por lo alto, para ver realmente cuánto cuesta al mes en el peor de los casos.

Aquí están mis cuentas (los precios los he sacado de caprabo) para un bebé como el mío de año y poco:

Pañales, los Dodot Activity Plus que son de los más caros. El paquete de 48 unidades cuesta 14,99 euros.

Poniéndole 6 pañales al día, hacen falta 180 pañales. Lo que supone unos 56,22 euros.

Supongamos que gastamos un par de toallitas humedas por cambio de pañal. Un paquete de 378 toallitas de la misma marca vale 10,80 euros.

Alimentación. Vamos a calcular que siempre come potitos industriales, que también es lo más caro. Y que su menú diario es: cereales en el desayuno, dos potitos de carne o pescado con verduras para la comida y la cena, dos yogures de postre y un potito de frutas de merienda.

Es decir, para todo el mes pongamos dos cajas de cereales, un bote grande de leche de continuación en polvo, 90 potitos y 60 yogures.

El tarrito de Hero baby de 250 gramos vale 0,93. La papilla de cereales con miel 4 euros. El bote de leche de Nestle 11,70 y los yogures de Danone para bebés 2,99 cuatro unidades.

La alimentación al mes suma 148,25 euros.

Ropa. 200 euros por temporada, que vendría a ser una media de unos 50 euros al mes (la ropa de invierno es más cara).

Cremas. Un bote de balsámica para el culito, un bote de champú y otro de hidratante corporal de Nenuco suman 12,34. Aunque es imposible gastar un bote al mes, duran bastante mas.

LA SUMA DE TODO ES DE 277,61 EUROS.

He dejado fuera lo que más dinero cuesta: una guardería o una persona cuidándolo en casa. Una cantidad que por lo que me rodea oscila entre los 400 y los 800 euros al mes.

Así se explica que muchas mamás pidan excedencias o reducciones de jornada (o que incluso dejen de trabajar) y que se tire tanto de los abuelos.

El ajuar inicial (carrito, bañera, muebles…) tampoco lo he sumado, aunque ya haré otro post al respecto. En mi caso, que mucho lo heredé y otro tanto me lo regalaron, la verdad es que no fue apenas nada.

En mi caso, teniendo en cuenta que no gasto tanto en salidas, cine, copas, viajes al extranjero y escapadas de fin de semana y que tengo menos tiempo para andar buscando trapos por las tiendas, con mi peque casi que ahorro.

Pero cada caso es un mundo… ¿me cuentas el tuyo?

¿Por qué los regalos más grandes son para los más pequeños?

Todos los paquetes de regalos que recibe mi peque suelen ser mucho más aparatosos que los nuestros.

Pero el que se lleva la palma de momento es el que le ha hecho mi tía favorita, a la que en cualquier caso estamos muy agradecidos.

Un casi coche.

Casi por que le queda poco para ser un coche de verdad.

También casi por que apenas le ha durado 24 horas en casa.

Lo recibimos el viernes y el sábado ya estábamos camino a devolverlo.

Vivimos en un tercero sin ascensor, no nos cabe en la casa, está prohibido circular con ellos por las calles (eso pone en la caja, que te busques descampados llanos) y es para mayores de tres años y mi peque tiene 16 meses.

Eso sin contar que yo no le acabo de encontrar la gracia a esos coches motorizados para bebés. Agradecería que alguien me la explicase.

¿No será mejor que den pedales en los triciclos y bicicletas con ruedines?

Por cierto, que menos mal que nuestro coche es grande. Ocupaba el maletero y los asientos traseros abatidos.

No me extraña que a mi tía le cobraran 8 euros por traerlo a casa.

Y aún queda Reyes. Miedo me da…

La mejor edad para disfrutar la Navidad

Aunque casi suponga ir contra corriente en estos tiempos, yo he de confesar que me gusta la Navidad, la Nochevieja y sobre todo Reyes.

Me gusta reunirme con la familia, dar y recibir regalos y romper con la rutina.

Ya me gustaba antes de tener un bebé, ahora me lo disfruto aún más.

Parece que con niños en la casa es más fácil no entristecerse por los huecos que han dejado aquellos seres queridos que murieron, que se hacen notar especialmente en estas fechas de reunión. No sé si estaréis de acuerdo.

Y eso que mi peque, con 16 meses, este año apenas se entera todavía de qué va la vaina. Disfruta viendo las luces de la calle y poco más.

Para el año que viene, con casi dos años y medio, imagino que ya será otro cantar.

Pero me da la impresión de que la mejor edad para disfrutar a tope la Navidad es entre los 4/5 y los 12/13 años.

Antes se enteran poco y después ya está a la vuelta de la esquina la revuelta adolescencia.

¿Tienes peques de esas edades en la familia? ¿Cuál crees que es el mejor momento?

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Nota: La foto pertenece a la sala Navidades del más que recomendable Museo Virtual de Viejas Fotos. Son Margarita, Juan, Enrique y Boby, en 1968.

¿Que hiciste con tus trastos viejos?


No es extraño, por eso, que el objeto más extraviado en Parquesur sean carritos de bebé. Al final de la jornada suelen aparecer en el parking, junto al hueco vacío que ocupó el coche familiar, olvidados por descuido con las prisas de última hora. Así lo explica un miembro de seguridad.

Lo leí hace tiempo en un artículo del dominical del País sobre Parquesur, probablemente el centro comercial más monstrenco de España.

Y la verdad, no me extraña. Nosotros no nos lo hemos dejado en alguna ocasión de milagro, con las prisas y el agobio de tener varias bolsas y un bebé llorando entre manos. Lo que sí me sorprendería es que no regresen por ellos. ¡Con lo que valen!

¿O es una nueva forma de abandonar carritos viejos como a perros y abuelos? Tal vez eran padres desesperados con los trasteros a reventar.

La verdad es que con un bebé son muchos los chismes que pasan brevemente por tu casa.

Algo que te parece imprescindible, puede tener una esperanza de vida de un par de meses. No es plan de ir acumulándolos todos.

Muchos de los míos eran heredados y los he devuelto. Los que estaban bien o los presté/regalé a amigos o directamente los llevé a Cruz Roja. Alguno que otro ha guardado mi suegra, que tiene la casa más grande que yo. Por si acaso…

Los hay que los subastan. Hay un mercado de segunda mano enorme (lo de la foto lo he sacado de un anuncio de Segundamano).

¿Tú que hiciste con tus trastos viejos?

Los carritos «aquí estoy yo», segunda parte

El segundo tipo de carritos «aquí estoy yo» son los que más me horrorizan a mí.

Son los carritos decimonónicos. Esos carros enormes, siempre azul marino y con grandes ruedas que, en los modelos más puros, son de un sólo eje.

Suelen adornarse con sábanas con puntillas y grandes lazos a los lados: rosas si llevan una niña y azules si llevan un muchachito, por supuesto.

Cuando llevan un capazo es imposible ver a la criatura. En su versión silla para bebés mayores, los niños suelen ir ataviados de tiroleses y las niñas con nidos de abeja en el pecho y lazos.

Un atraso y un cantazo. Recuerdo el día que vi a un pobre padre sudar para desmontar uno de esos carros en dos piezas mas bien inmanejables que apenas cabían en el maletero del mono volumen.

Pero esta gente de los carritos se lo monta muy bien.

Yo decidí heredar el discreto y funcional carrito de mi prima mayor, un Jané Carrera, y cuando mi peque cumplió los seis meses compré rebajada una silla de paseo de Chicco de otra temporada.

Y así fue como descubrí que las marcas, muy cucas ellas, cambian más o menos radicalmente de un año para otro los colores y formas de operar de los accesorios para intentar complicar la existencia a los que queremos ahorrar (o hacer que nuestros familiares empeñados en regalarnos algo ahorren, que esa es otra).

Mi silla es amarilla y gris claro. La bolsa de la silla es gris oscuro. No pegan ni con cola. ¿Y qué?

En las fotos, el carrito Lord de Arrue y el Carrera Pro de Jané.

¿Qué carrito prefieres tú? ¿Vanguardistas, decimonónicos o normalitos?

Los carritos «aquí estoy yo», primera parte

Así los bautizó mi madre. Esos carritos en plan «antes muerta que sencilla». Y es que hay tanta tontería alrededor de los carritos como de los coches, los móviles o los bolsos. Marcas y modelos de moda frente a utilitarios normales y corrientes.

Hay dos tipos de carritos «aquí estoy yo».

De los que más se ríe mi madre es de esos tipo hipermoderno.

Colores brillantes, materiales raros, formas extrañas… vendidos además de por su originalidad en formas y colores por cosas como su versatilidad, su ergonomía o su estudiada psicología infantil por cosas como permitir mirar al niño cara a cara a su misma altura.

Eso último me lo dijo literal una empleada de una tienda mientras intentaba sin demasiado éxito convencerme de lo bien que se podían subir escaleras empujando de espaldas ese mostrenco de carrito.

Yo mientras rumiaba qué demonios de ventajas psicológicas podía tener que el niño midiera metro y medio mientras rodaba por las calles, cuando generaciones y generaciones de bebés humanos han visto el mundo a una altura de 80 centímetros.

Y es que no digo que no sean todo lo que prometen, pero a veces se pasan un pelo.

Es como si los arquitectos más famosos se hubieran hartado de diseñar griferías, lámparas, sillas y de vez en cuando casas en las que poder vivir y se hubieran lanzado a modelar carritos de bebés (si algunos no lo han hecho ya pronto lo harán, seguro).

En las fotos tres carritos estilosos de moda: el Bugaboo , el Quinny Buzz y el Stokke Xplory.

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Mañana la segunda parte de carritos «aquí estoy yo»: los decimonónicos, que son de los que más me río yo.

Regalos ridículos para bebés

«Un equipo de madres y redactoras de The Times ha publicado en la edición digital del diario un listado con los regalos para bebés más estúpidos y caros.

El chupete de Armani, con un precio de 30 euros, encabeza la lista. El más caro es un carrito de niño de cromo y piel de venta en los almacenes Harrods.»

El biberón de Benetton, el sujeta chupetes de plata con forma de osito y la funda con puntilla para biberones que me regalaron se quedan en nada.

Nunca los he usado. Estoy aguardando a ver quién me atrevo a colocárselos 😉