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Energía y cambio climático: España no puede seguir siendo diferente

José Luis García – Área de energía y cambio climático de Greenpeace

Hay ahora mismo un debate abierto en la comunidad internacional sobre la necesidad de asumir compromisos mucho más ambiciosos que los adoptados hasta ahora, porque el cambio climático avanza cada vez más rápido y lo que tenemos decidido hacer sabemos que no es suficiente. Siete países se han aliado para pedir una revisión de los compromisos europeos, para hacerlos más ambiciosos y permitir alcanzar los objetivos del Acuerdo de París (o sea, evitar un calentamiento global de más de 1,5 ºC). Esos 7 países son Alemania, Francia, Holanda, Suecia, Finlandia, Portugal y Luxemburgo.

Escribíamos en este blog sobre el caso de Alemania, cuyo nuevo gobierno ha asumido el compromiso de adoptar un plan de abandono del carbón, en un país que ya decidió abandonar la energía nuclear. El ejemplo nos permitía concluir que acordar una política climática valiente es posible.

Y no es solo Alemania. Cada uno de esos países está dando pasos importantes en esa dirección. Por ejemplo, Holanda es de los países comprometidos a abandonar el carbón para 2030. Finlandia ha reafirmado ese mismo compromiso y lo ha adelantado a 2029. Pero claro, alguien pensará que todos son países ricos, que se pueden permitir hacer cosas que en la “pobre España” no son posibles.

Fijémonos entonces en Portugal. Este mes de marzo, nuestro vecino alcanzó un nuevo récord: por primera vez en este siglo, la producción de electricidad renovable en el territorio peninsular de Portugal ha sido superior a la electricidad consumida durante un mes completo. No quiere decir que en todo momento haya estado suministrándose con energía 100% renovable, en realidad la producción de electricidad renovable ha oscilado entre un 86% y un 143% del consumo, aunque los periodos de cobertura continua al 100% con renovables han llegado a las 70 horas seguidas. Este logro se ha basado en el aprovechamiento de los recursos hidroeléctricos que ya tenía y la energía eólica desarrollada en este siglo. Su gran potencial solar está casi todo aún por desarrollar.

Portugal no tiene ni ha tenido nunca energía nuclear, ni falta que le hace (aunque no está libre de los riesgos que las nucleares implican, las tiene muy cerca). Sus planes de futuro incluyen abandonar el carbón en 2030 y llegar a ser 100% renovable de forma permanente en 2040. Y claro, con esas políticas, está en el grupo de países que piden más compromiso en la lucha contra el cambio climático.

Portugal no tiene ni ha tenido nunca energía nuclear, ni falta que le hace (aunque no está libre de los riesgos que las nucleares implican, las tiene muy cerca). Sus planes de futuro incluyen abandonar el carbón en 2030 y llegar a ser 100% renovable de forma permanente en 2040

Alguien dirá que todo eso es posible gracias a que está interconectado con España. Bueno, el beneficio de la interconexión es mutuo, la diferencia está en las políticas de uno y otro. Y si bien las interconexiones son una ayuda, no son el factor decisivo para adoptar una transición energética que permita prescindir de energía nuclear y carbón, como ha demostrado el “Estudio técnico de viabilidad de escenarios de generación eléctrica en el medio plazo en España” realizado por el IIT para Greenpeace.

Otros países de economía más similar a la española también tienen planes claros de transición energética:

  • Italia no tiene energía nuclear y tiene decidido abandonar el carbón en 2025.
  • Bélgica abandonó el carbón en 2016 y va a abandonar la nuclear en 2025.
  • Irlanda tampoco tiene energía nuclear y va a abandonar el carbón en 2025, prohibirá la venta de vehículos diesel y gasolina en 2030, y ya ha prohibido la exploración petrolífera.
  • El Reino Unido también tiene el compromiso de abandonar el carbón en 2025 y acaba de alcanzar 3 días seguidos sin quemar carbón.

Y no solo son los estados, también las ciudades se mueven en la transición energética. Este mapa muestra las más de 100 ciudades de distintos países del mundo que ya adquieren la mayor parte de su electricidad con fuentes renovables. Algo que las ciudades españolas pueden empezar a hacer tras la batalla legal ganada por el Ayuntamiento de Madrid a las eléctricas Endesa, Iberdrola y Gas Natural.

¿Y qué hace el gobierno de España? España fue un país líder en energías renovables, pero cuando el crecimiento de estas empezó a amenazar los intereses de las viejas energías sucias, vino el frenazo y marcha atrás. En las coaliciones internacionales para asumir compromisos más ambiciosos a España ni se la ve ni se la espera. Es más, en las negociaciones europeas en curso, nuestro gobierno se opone a objetivos más ambiciosos a los actuales y a cualquier intento de restringir las subvenciones a los combustibles fósiles, mientras trata de asegurar la permanencia del vergonzoso “impuesto al sol”.

Pero las cosas se pueden hacer de otra manera, también en España. Greenpeace ha demostrado la viabilidad de cerrar todas las centrales nucleares y de carbón en 2025. La Fundación Renovables ha presentado una amplia batería de medidas para hacer viable la transición energética en nuestro país.

Ahora estamos a la espera de una prometida ley de cambio climático y transición energética que debería reconducirnos a la senda que nos lleve a un sistema 100% renovable. ¿Lo veremos o seguiremos sufriendo la lacra del “Spain is different”?

Imagen del mapa de CDP World Renewable Energy Cities

El grave error de utilizar a las renovables como moneda de cambio

Concha Cánovas – Experta en Energías Renovables

aerogeneradores

La estrategia energética española de supeditar el cumplimiento de nuestro compromiso europeo de alcanzar un 27% de la electricidad con renovables en 2030 a que consigamos fortalecer nuestras interconexiones eléctricas internacionales no puede calificarse más que de grave error.

Si bien nadie pone en duda las ventajas de un fortalecimiento de las interconexiones eléctricas por cuanto contribuyen a una mayor estabilidad del sistema y una mayor competencia en los mercados, reivindicación que, por otra parte, España viene exigiendo sistemáticamente desde nuestra entrada en la Unión Europea. La argumentación de que nuestro 17,3% de penetración renovable tiene un sobrecoste  de unos 1.200 millones de euros por tener un nivel de interconexión del 3% de la potencia instalada (menor que la establecida por el Consejo Europeo del  10%), suena más a justificación para seguir con una política anti renovables frente a la política que deberíamos emprender  de apostar con más fuerza por acelerar la inevitable y necesaria  electrificación de nuestro consumo energético a partir de renovables, y ello por los siguientes motivos :

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La innecesaria “interrumpibilidad” que nunca se aplica y encarece nuestra factura eléctrica

Por José María González Vélez – Presidente de Gesternova

recibo de la luz

En las cuentas del Sistema Eléctrico hay varios conceptos que el usuario, por lo general, ignora y que no dejan de sorprender, en algunos casos por su cuantía y en otros porque sigan vigentes cuando han perdido el sentido que en algún tiempo pudieron tener. En el primer grupo figuraría, por ejemplo, la operación del sistema y en el segundo —en el que quiero detenerme— una de las anomalías de este sistema como son los pagos por interrumpibilidad, que es lo que perciben ciertos grandes consumidores de electricidad por prestarse a ser privados del suministro en determinadas circunstancias, si así lo requiere el Operador del Sistema.

Según los datos provisionales de Red Eléctrica de España (REE), la demanda nacional en 2016 fue de 265.317.000 MWh, un 0,8% superior a la de 2015. Al coste de cada uno de esos MWh en el mercado diario tenemos que añadir otros conceptos como, por ejemplo, la operación del sistema por la que pagamos el pasado año 3,33 €/MWh, es decir 883,5 millones de euros (M€) en el año, o la citada “interrumpibilidad” que alcanzó los 517,4 M€.

Parémonos un momento a analizar este coste porque la cosa tiene miga. Según REE la potencia instalada en el sistema es de 105.308 MW. Cierto es que no toda está disponible siempre, pero cubre de sobra 1,5 veces el pico de demanda, sin contar la capacidad de las interconexiones.

El récord absoluto de potencia demandada, que incluye verano e invierno, se produjo el 17 de diciembre de 2007 y se elevó a 45.450 megavatios. La punta de demanda en 2016 ha sido de 40.489 MW, un 10,9% inferior al récord de 2007. Considerando la potencia disponible en no más de 70.000 MW, ¿tenemos de verdad que pagar por derecho del sistema a interrumpir hipotéticamente 517,4 M€? ¿Así se protege al pequeño consumidor o se protege a los grandes consumidores? Para este año 2017 están presupuestados otros 550 M€ por un servicio que seguro no se usará.

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…Y ahora también somos importadores netos de electricidad

Por Concha Cánovas – Experta en Energías Renovables

Torre de electricidad

La ausencia de política energética durante estos últimos años nos ha llevado no solo a continuar con uno de los principales problemas de España en materia energética como es nuestra brutal dependencia exterior de los combustibles fósiles, muy superior a la media de los países de la Unión Europea; sino que  también hemos conseguido que, por primera vez, nuestro saldo neto comercial de electricidad haya sido importador al haber cambiado de signo nuestra tradicional exportación de electricidad a Portugal.

La consideración de las energías renovables como activos estratégicos en Portugal y el cumplimiento de su Plan Nacional de Acción de Energías Renovables es la base del éxito de su política energética y donde reside la principal diferencia con España donde venimos incumpliendo la Planificación Renovable 2015‐2020 tal y como ha denunciado la propia Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) cuando señala que los 700 MW renovables adjudicados en la subasta de 2016, más los  3.000 MW establecidos para la próxima convocatoria, “representan menos de la mitad de los aproximadamente 8.500 MW de potencia renovable adicional considerada en la Planificación″.

Portugal se ha fijado como objetivo, además de  generar en 2020 el 60% de su energía eléctrica a través de fuentes renovables y el 80% en 2030, aprovechar la explotación de sus recursos naturales más allá de sus fronteras y poder evacuar más allá de los Pirineos su excedente de generación solar y eólica. Excedente que, en la medida que España continúe con su moratoria renovable sin desarrollar su potencial, se consumirá antes de llegar a los Pirineos, es decir en nuestro país, como lo demuestra el que en 2016 y estos primeros meses de 2017 haya cambiado su tradicional saldo importador de electricidad con España por el de exportador.

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