Archivo de la categoría ‘Consejos’

Ejercicio físico en la infancia: cuánto y cómo

Deporte

Fuente: Pixabay

A nadie se le escapa que la actividad física es uno de los hábitos que nos ayudan a llevar una vida saludable. Los adultos sabemos de sobra que debemos mantenernos activos y evitar el sedentarismo, cosa que a veces resulta difícil debido a nuestra carga de trabajo y nuestras responsabilidades familiares. Pero dejando a un lado lo que nosotros deberíamos hacer, cabría preguntarse si nuestros hijos también deben dedicar tiempo a diario al ejercicio físico o si es suficiente con lo que hacen durante el recreo del colegio o en el parque.

En el post de hoy os contamos cuáles son las recomendaciones actuales de ejercicio físico en la infancia, además de analizar si el deporte es una actividad educativa para los más pequeños de la casa más allá de el mero ejercicio físico que hacen mientras practican un deporte.

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Cómo evitar que los niños lloren con las vacunas

Vacuna

Fuente: Dos Pediatras en Casa

Las vacunas son uno de los mayores avances de la medicina. Gracias a ellas se han evitado millones de muertes, además de muchas secuelas de enfermedades como la viruela, el sarampión o la meningitis, por mencionar solo algunas de ellas. Actualmente, la Asociación Española de Pediatría recomienda la vacunación sistemática contra 17 enfermedades bajo un esquema de vacunación que se concreta en un calendario en el que el niño recibe las diferentes vacunas durante la infancia para que al llegar a la adolescencia esté inmunizado completamente. Además, debido a la alta eficacia para prevenir enfermedades, hay en marcha múltiples estudios para desarrollar nuevas vacunas, como por ejemplo contra el virus respiratorio sincitial.

Todas las vacunas tiene un perfil de seguridad muy bueno, donde los efectos secundarios graves son prácticamente inexistentes, ya que lo que el balance riesgo beneficio está muy a favor del beneficio, tanto individual como colectivo (sí, vacunar a un niño es también proteger a los demás). Y entre los efectos secundarios leves, los más frecuentes son la fiebre y el dolor en el brazo tras el pinchazo, nada que no se resuelva con un analgésico o un antipirético.

Lo que es casi inevitable es que un niño pequeño llore cuando se le pone una vacuna, los más pequeños por el dolor agudo del pinchazo, pero también por el miedo al propio pinchazo cuando se hacen más mayores. Y aunque nuestras magníficas compañeras, las enfermeras de pediatría, lo hacen con el máximo cuidado y cariño, alguna lagrimilla es irremediable que aparezca. En este post os damos consejos para que, en la medida de lo posible, el acto de administrar una vacuna sea lo más llevadero para vuestros hijos.

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Doce cosas que (quizá) no sabías de la tos y los mocos

Moco

Fuente: Pixabay

Es inevitable que con la vuelta al cole nuestros hijos, antes o después, se empiecen a contagiar de los virus que circulan por los colegios y las escuelas infantiles. Algunos darán lugar a dolor de garganta, otros a una diarrea y algunos a manchitas en la piel. Pero entre todo ellos, un cuadro clínico es el rey: el catarro.

Este tipo de infección está caracterizado por un cuadro respiratorio de vías altas, en el cual los mocos y la tos son los síntomas más habituales. A lo largo de post descubrirás un montón de cosas que te harán afrontar con mayor tranquilidad (y conocimiento) esos catarros que a buen seguro se acabarán cogiendo tus hijos durante la infancia.

1. Los mocos nos defienden de las infecciones

Las vías respiratorias son unos conductos que llevan el aire del ambiente a los pulmones para que podamos absorber el oxígeno que nuestro cuerpo necesita. Para que todo funcione adecuadamente, esos conductos tienen que estar lubricados, y para ello las células que tapizan las vías respiratorias producen moco, aunque ese moco no sea perceptible a simple vista. Además, los mocos son la primera línea de defensa contra las infecciones, ya que en ellos flotan un montón de moléculas y células que nos ayudan a acabar con los microbios que quieren acceder a nuestro cuerpo. Por todo ello, cuando un niño se contagia de un catarro se pone a producir moco hasta el punto de que son visibles a simple vista.

2. La tos es un reflejo

Para que las vías respiratorias no se acaben encharcando de moco, el cuerpo humano está dotado de un mecanismo que nos sirve para movilizar esas secreciones que aparecen cuando estamos acatarrados: la tos. Esta aparece por un acto reflejo cuando en esos conductos de aire están más obstruidos de lo normal, por lo que la tos no es un síntoma de que la cosa vaya mal, al contrario, nos ayuda a superar el catarro.

3. A veces hay tos y mocos con fiebre (y otras no)

Además de la tos y los mocos, en ocasiones puede aparecer fiebre acompañando a un catarro , pero que esta aparezca no quiere decir que el catarro se esté complicando, simplemente es un síntoma más que aparece en el contexto de una infección. Como comprenderéis, si aparece la fiebre, es normal que el niño se encuentre más molesto que si solo tuviera tos y mocos, pero no es nada que no se pueda solucionar con un antitérmico.

4. La tos y los mocos pueden durar muchos días

El periodo más agudo de un catarro suelen ser los primeros tres o cuatro días, momento en el que la fiebre puede estar presente. Tras esa primera etapa, es normal que los síntomas respiratorios persistan durante varios días, incluso semanas, lo que a muchos padres les hará pensar que el catarro de sus hijos no se está curando. De media, la duración de la tos y los mocos debido a una infección respiratoria es de unos quince días, y lo que ocurre muchas veces es que antes de que desaparezcan totalmente, el niño se contagie del siguiente virus que ronde a su alrededor, encadenando un proceso con otro y dando la sensación de que todo el rato están malos.

5. Los mocos son incómodos

Lo que está claro es que no es agradable respirar con la nariz taponada por los mocos, seamos un niño o un adulto. Los que ya somos mayorcitos tenemos la fortuna de saber utilizar un pañuelo para sonarnos, cosa que hasta que un niño no tiene cierta edad es incapaz de hacer. Hasta que llegue ese momento, los lavados nasales con suero fisiológico serán vuestro mejor aliado para despejar la nariz de los más pequeños de la casa.

6. El color del moco evoluciona a medida que se cura el catarro

Una creencia popular muy extendida es que si los mocos se ponen verdes es que el catarro se está complicando. Nada más lejos de la realidad. Al inicio de un catarro, los mocos suelen ser fluidos y transparentes, pero a medida que pasa el tiempo es normal que se vuelvan espesos y cambien de color amarillos o verdes. Esto se debe a que las defensas que flotan en los mocos están destruyendo a los microbios que provocan el catarro y en ese proceso las secreciones respiratorias dejan de ser transparentes. Por tanto, el cambio de color de los mocos de los catarros no es un signo de complicación, sino un signo de que nuestras defensas están actuando.

7. Los mocos no bajan al pecho

No existe un ascensor de mocos que los lleve de la nariz al pecho en un viaje de moco pa’rriba, moco pa’bajo. Sin embargo, ciertos virus tienen la capacidad de infectar no solo la zona de la nariz y la garganta, sino también los bronquios (las bifurcaciones de las vías respiratorias en los pulmones). Cuando esto ocurre, nuestro cuerpo se pone a producir moco allí donde lo necesita, y dado que los microbios entran por la nariz y en unos días es cuando llegan a los pulmones, esto puede dar la sensación de que los mocos han bajado al pecho. A pesar de ello, no hay nada que se pueda hacer para que esos microbios no bajen al pecho, ya que si lo hacen es porque tienen la capacidad para hacerlo, no que hayamos dejado de hacer algo que lo podría haber evitado.

8. El sonido de la tos nos importa poco a los pediatras

Es curiosos ver como los padres describen la tos cuando vienen a consulta: que si tos de viejo que fuma, que si tos irritativa, que si tos de perro… Incluso muchos piden al niño que tosa en ese momento para que escuchemos esa música celestial. La verdad es que el sonido de la tos nos da poca información a los pediatras, al menos para decidir si hacer una cosa u otra con el niño en cuestión. Al final, lo que nos importa es cómo está la auscultación pulmonar y si el niño tiene dificultad respiratoria, ya que la clasificación clásica de la tos (productiva, no productiva, irritativa…) no la tenemos mucho en cuenta. Quizá el único caso que sí que nos ayuda a conocer cómo es la tos es cuando esta suena a perro que ladra, a foca o a pato, ya que en estos casos sí que podemos afirmar que lo que le pasa al niño es que tiene una laringitis.

9. La tos y los mocos no se curan con antibiótico

Si has estado atento mientras leías este texto, te habrás dado cuenta que tanto la tos como los mocos son síntomas de una infección respiratoria, que en el caso de los niños, en la gran mayoría de las ocasiones, será consecuencia de un catarro provocado por un virus. Por tanto, por mucho que demos antibiótico a un niño con un catarro, no vamos a conseguir que su tos y sus mocos mejoren, incluso aunque los mocos sean verdes, ya que estos dependen de una infección provocada por un virus que se cura sola sin que el antibiótico sea necesario. En otras ocasiones, como es el caso de las neumonías u otro tipo de infecciones respiratorias causadas por bacterias, la tos y los mocos si que mejoran al dar antibiótico, pero porque el problema subyacente (la neumonía) sí que es un proceso que necesita de este tratamiento.

10. Los jarabes para la tos y los mocos no sirven para nada

Siento si con esto estoy rompiendo la burbuja de jabón en la que vuestra mente cree que este tipo de remedios son eficaces para paliar los síntomas de los catarros, pero tanto los antitusivos como los mucolíticos como los expectorantes no han demostrado una verdadera eficacia frente a los síntomas que pretenden mejorar. Por ello, ninguno de ellos figura como parte del tratamiento de los catarros de ninguna sociedad científica pediátrica contrastada. De hecho, la mayoría de estos jarabes no están autorizados en ficha técnica por debajo de los dos años, motivo añadido para no recomendarlos en caso de que un niño tenga tos y mocos. Con lo único que habría que hacer una excepción es con la miel, ya que ésta sí que ha demostrado cierta eficacia para mejorar las horas de descanso cuando un niño tienen tos. Recordad que la miel se puede dar a un niño a partir del año de vida, pero al contener muchos azúcares debéis lavarle luego los dientes.

11. Los niños con tos y mocos pueden tener otitis (pero no siempre)

La otitis es una infección del oído que da lugar a dolor o irritabilidad y, sobre todo en niños pequeños, fiebre. La mayoría de las otitis están causadas por una bacteria que se llama neumococo, y que en ocasiones requiere antibiótico para su curación (cuando los niños tienen menos de dos años o presentan algún signo de gravedad como la fiebre alta o la superación). Lo que si que suele ocurrir antes de que se produzca el cuadro de fiebre y dolor de oído es que casi todas la otitis van precedidas de un cuadro catarral, el cual sirve de caldo de cultivo perfecto, con sus mocos por todos lados, para que el dichoso neumococo haga de las suyas. De todas maneras, esto no quiere decir que siempre que un niño tenga un catarro vaya a acabar en otitis, pero sería una cosa a vigilar y tener en cuenta.

12. No os fijéis tanto en la tos y la mocos y observad si a vuestro hijo le cuesta respirar

Para finalizar, lo más importante que debéis hacer cuando vuestros hijos tengan tos y mocos es aprender a diferenciar si estos síntomas se acompañan de dificultad respiratoria (si respiran deprisa, si hacen ruido al respirar, si marcan las costillas o utilizan los músculos del cuello en cada respiración…) ya que esto es lo que realmente nos importa a los pediatras. Si vuestros hijos tienen tos y mocos, pero se encuentran bien y no les cuesta respirar, incluso aunque tengan fiebre, podéis esperar a que vuestro pediatra os atienda cuando tenga cita. Pero en el caso de que detectéis dificultad respiratoria debéis acudir a Urgencias sin demora.


Y hasta aquí este repaso a la tos y los mocos, síntomas que a buen seguro vuestros hijos tendrán más de una vez (y más de dos) a lo largo de la infancia.

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

Si te ha gustado lo que has leído, hemos publicado un libro con explicaciones sencillas y amenas sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia. Podéis adquirirlo en puntos de venta habituales o a través de los siguientes enlaces:

Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:

¿Puedo quedarme embarazada si estoy dando el pecho?

Test de Embarazo

Fuente: Canva

Durante el embarazo, las hormonas que produce la placenta inhiben una posible ovulación para que la madre no tenga un segundo embarazo a la vez que el primero. Una vez que da a luz, el estado hormonal de la madre cambia, ya que al no haber placenta no existen esas hormonas que inhiban la posible ovulación. A pesar de ello, las madres no tienen la menstruación inmediatamente tras el parto, ya que hasta que se recuperan los ciclos menstruales suelen pasar unas semanas. Además, la lactancia, o mejor dicho, las hormonas que se producen mientras una madre da el pecho, toman ese papel inhibitorio que antes tenía la placenta, lo que a la postre se traduce en que no ovule, impidiendo de esta forma que retome los ciclos menstruales con normalidad.

Con este conocimiento, muchas madres utilizan la lactancia materna como método anticonceptivo, sin embargo, dar el pecho no es una garantía para que no se produzca una ovulación y es posible quedarse embarazada mientras lactan a sus hijos, incluso aunque no les haya venido la regla por primera vez después del parto.

En el post de hoy intentaremos explicar de forma sencilla por qué dando el pecho es posible quedarse embarazada. Si finalmente ésta es tu opción como método anticonceptivo, te daremos unas reglas para que la eficacia de este método consiga ser muy alta.

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¿Provoca caries la lactancia materna?

Lactancia

Fuente: Pixabay

En este blog hemos hablado un montón de veces de higiene dental y de lo importante que es el cepillado con pasta fluorada desde la salida del primer diente como medida preventiva para evitar la caries. Entre todas esas publicaciones sobre salud dental nunca habíamos intentado dar respuesta a la pregunta de si la lactancia materna provoca caries, un tema controvertido en el que parece que o te posicionas del lado de los que dicen que desde luego que la lactancia materna produce caries o de los que, por el contrario, afirman que no hay una relación entre ambas cosas.

No sé vosotros, pero cuando hay bandos tan separados que opinan tan diferente, normalmente la virtud, como decía Aristóteles, se sitúa en el punto medio. Dicho de otra forma, creo que se pueden extraer conclusiones que nos ayuden a cuidar mejor de la salud de nuestros hijos entendiendo qué es lo que proponen ambas posturas sin tener que posicionarse en un extremo u otro. Lee el resto de la entrada »

¿Cuándo es el mejor momento para poner pendientes a mi bebé?

Pendientes

Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

Aunque las cosas han cambiado y ya son muchas las madres y los padres que deciden no colocar pendientes a sus hijas nada más nacer, la realidad que vemos en consulta es que todavía a la mayoría de las niñas se les ponen pendientes en las orejas en los primeros meses de vida.

Para la escritura de este post hemos revisado qué evidencia científica hay al respecto, y la verdad es que es muy escasa, así que en los siguientes párrafos vais a encontrar mucha opinión personal desde el punto de vista médico sobre cuál es el mejor momento para la colocación de pendientes, qué complicaciones pueden tener y otras curiosidades sobre este tema que esperamos os resulte útil si es que habéis decidido poner pendientes a vuestras hijas (o hijos), que como os podéis imaginar no es obligatorio.

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Enfermedades de exclusión escolar: cuando los niños deben quedarse en casa sin ir al colegio

Niños

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Una de las cosas que ha conseguido la pandemia del coronavirus es que los padres entiendan que ante cierta enfermedad sus hijos se deben quedar en casa para evitar el contagio de sus compañeros, que en el caso del coronavirus son diez días desde el inicio de los síntomas o desde la prueba que diagnostica la infección (test de antígeno o PCR). Sin embargo, estas cuarentenas que se han impuesto a estos niños y adultos durante el último año y medio no son algo extraño o desconocido para los pediatras, ya que desde siempre existen una serie de enfermedades por las que los niños deben quedarse en casa en un intento de disminuir la posibilidad de contagio a sus compañeros de clase: es lo que se conoce como enfermedades de exclusión escolar.

Ahora que comienza un nuevo curso, merece la pena hacer un repaso sobre este tema para que en los siguientes meses no os queden dudas de por qué con algunas enfermedades vuestros hijos no deben acudir al colegio o la escuela infantil, mientras que con otras, a pesar de que puedan contagiar, no hace falta cumplir un periodo de exclusión escolar más allá del tiempo durante el que se encuentran con fiebre o malestar.

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La primera menstruación

Adolescente

Fuente: Pixabay

La primera menstruación es uno de los momentos más importantes en la vida de una mujer. Unos dos años antes tiene lugar el comienzo de la pubertad, marcado por el inicio del desarrollo mamario del resto de caracteres sexuales secundarios junto con un incremento acelerado de la talla. La primera menstruación, conocida como menarquia en medicina, pone fin a la pubertad, momento en el que la cultura popular dice que la niña se ha trasformado en mujer, al menos desde el punto de vista reproductivo. Todos estos cambios suceden durante la adolescencia, momento también de muchos cambios a nivel psicológico que terminarán por fraguar su personalidad.

Pero una vez que viene al primera regla, ¿qué podemos esperar de los siguientes ciclos menstruales? ¿Cuánto debe durar el manchado y qué cantidad se considera normal? ¿Pueden usar tampones o son todavía muy pequeñas? ¿Y si no viene esa primera menstruación, hasta cuando es prudente esperar? En este post esperamos que encontréis respuesta a todas vuestras dudas.

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¡Hola!, soy tu diarrea

Diarrea

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Hace unos meses mis amigos los mocos publicaron en este mismo blog una entrada para explicar quiénes son y cómo debéis tratarlos. Tras hablar con ellos y pedir permiso a estos dos pediatras, me he animado a redactar este texto en el que os intentaré explicar a qué se debe que de vez en cuando vuestros hijos estén con las deposiciones sueltas y cómo debéis actuar cuando os visite. Os pido perdón por lo escatológico del tema, pero qué le vamos a hacer, no puedo negar la realidad de lo que soy. Así que si estáis comiendo en este momento, haced de tripas corazón y preparaos para un festival de cacas con mal aspecto y de peor olor.

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Las siestas son para el verano

Siesta

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Uno de las cosas que más quebraderos de cabeza da a los padres de hoy en día durante las primeras etapas de la infancia es intentar comprender cómo funciona el sueño de sus hijos. Sobre este tema ya hemos escrito varias veces, por ejemplo sobre la higiene del sueño, la melatonina o sobre el colecho.

Pero ahora que aprieta el calor estival y los horarios de los niños se alteran respecto a las rutinas del invierno,  queremos adentrarnos en el mundo de las siestas y la importancia que tienen para los más pequeños de la casa, sobre todo cuando los días se alargan como ocurre en verano.

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