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Sospechosos habituales: exantema súbito

El exantema súbito es una enfermedad infecciosa causada por un virus, típica de niños por debajo de los 2 años que acuden a guardería. Es otro de esos sospechosos habituales que los pediatras tenemos muy en cuenta cuando un niño de esta edad presenta fiebre y manchas en la piel.

¿Quién causa el exantema súbito?

Esta enfermedad está causada por el virus del herpes tipo 6 (aunque también se ha identificado en algunos casos al tipo 7). También es conocida como roseola o sexta enfermedad.

La gran mayoría de los niños que se contagian tiene menos de dos años (90%) por lo que es típica de niños que acuden a guardería. A diferencia de otras enfermedades, no tiene preferencia por ninguna época del año.

¿Cómo se contagia?

El virus del herpes tipo 6 se contagia por contacto directo con las secreciones respiratorias y digestivas de aquellos niños que padecen la enfermedad y también con aquéllos que ya están asintomáticos debido a que es un virus que puede seguir excretándose durante un tiempo tras haber superado la enfermedad.

¿Qué síntomas produce?

El exantema súbito en una enfermedad con un cuadro clínico muy característico.

En un primer momento, el niño presenta un cuadro de fiebre de aparición brusca que persiste durante varios días, entre 3 y 6 días. La fiebre puede ser de alto grado (39-40ºC), pero pese a la fiebre, el niño durante este periodo se encuentra bien sin una gran afectación del estado general.

Tras a desaparición de la fiebre y de manera súbita, aparecen manchas en la piel de color rojo/rosado de predominio en tórax y abdomen, que desparecen cuando las aprietas. Estas manchas son de pequeño tamaño, en general unos pocos milímetros, y no suelen causar picor. Este exantema remite al cabo de unos pocos días.

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Lesiones típicas del exantema súbito en un niño pequeño.

Las complicaciones son muy poco frecuente, en ocasiones puede dar lugar a convulsiones.

¿Cómo se diagnostica?

Como la gran mayoría de las enfermedades víricas que cursa con manchas en la piel, el diagnóstico es clínico sin que se requiera ninguna pruebas especial.

¿Cuál es el tratamiento?

No existe un tratamiento específico por lo que lo más adecuado es administrar un antitérmico si el niño tiene fiebre y está incomodo.

¿Puede mi hijo acudir a guardería?

El exantema súbito no es una enfermedad de exclusión escolar. Si ha desaparecido la fiebre y el niño se encuentra bien es el momento de mandarlo de vuelta al cole.

¿Se puede prevenir?

No existe una vacuna contra esta enfermedad y controlar la propagación es difícil. Extremar las medidas de higiene es el método más adecuado.

Sospechosos habituales: exantema infeccioso (megaloeritema)

¿Habéis visto alguna vez a un niño que perece que le han abofeteado y los padres os aseguran que es por un virus? Pues tienen razón. El eritema infeccioso es una enfermedad provocada por un virus que, además de otros síntomas, provoca un exantema (manchas en la piel) muy característico. Es una enfermedad muy frecuente en la infancia y los pediatras la tenemos muy en cuenta ya que pertenece a esos Sospechosos Habituales de los que tanto os hemos hablado en este blog.

¿Quién provoca el Exantema Infeccioso?

El eritema infeccioso está provocado por un virus que se llama Parvovirus B 19. Esta enfermedad recibe varios nombres además de eritema infeccioso, tales como megaloeritema, quinta enfermedad o enfermedad del niño abofeteado.

El virus que lo provoca puede dar lugar al cuadro al que nos referimos aunque en ocasiones puede cursar solo con fiebre. Es frecuente que afecte a niños en edad escolar (6-12 años) aunque  puede ocurrir en cualquier etapa de la infancia. Se estima que la mitad de los adultos están inmunizados contra este virus.

¿Cómo se transmite?

El contagio se produce entre personas ya que es un virus que solo afecta al ser humano. La transmisión se produce al entrar en contacto con las secreciones respiratorias del paciente, incluidas las gotitas que se expelen al toser o estornudar. También es contagioso a través de vasos o cubiertos infectados. La probabilidad de infectarse tras entrar en contacto con el virus se encuentra en torno al 50%.

El periodo de incubación es largo, en general 2-3 semanas. Además, este virus se transmite sobre todo durante este periodo (cuando el niño todavía no tiene síntomas), lo que hace muy difícil controlar un brote en un colegio. Cuando las manchas han aparecido, el niño ya no contagia.

¿Qué síntomas provoca?

El eritema infeccioso es un cuadro clínico que cursa en dos fases.

Una primera en la que se produce un cuadro en el que predomina la fiebre de bajo grado, malestar general, dolor de cabeza y síntomas catarrales.

Al cabo de unos pocos días, cuando estos síntomas empiezan a remitir, aparecen las manchas en la piel. Este exantema suele comenzar por la cara dando el aspecto característico de niño abofeteado. A medida que pasan los días el exantema progresa hacia el tronco y extremidades formando manchas de color rojizo parcheadas. No suele afectar a palmas del las manos ni a plantas de los pies.  Durante esta fase, el niño ya suele encontrase bien. Las lesiones acaban desapareciendo al cabo de un par de semanas.

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Niño con las típicas lesiones en las mejillas (exantema en bofetada) y lesiones en el resto del cuerpo.

La recuperación de los niños suele ser completa sin complicaciones. En ocasiones, algunos niños presentan dolores articulares que también se resuelven en unos días sin complicaciones.

¿Cómo se diagnostica?

El cuadro clínico es muy característico por lo que no se requieren pruebas complementarias. En ocasiones, cuando el niño solo presenta fiebre y malestar es difícil diagnosticarlo, pero con el paso de los días aparecerán las manchas que harán más fácil al pediatra el diagnóstico.

¿Cuál es el tratamiento?

No existe un tratamiento específico contra este virus. Está indicado realizar un tratamiento sintomático con paracetamol/ibuprofeno en caso de fiebre o dolores articulares.

¿Puede mi hijo acudir al colegio o a la guardería?

Como ya hemos comentado, el virus se trasmite sobre todo durante el periodo de incubación. Por ello no tiene sentido apartar a los niños de sus actividades habituales. En caso de que no presenten fiebre y se encuentren bien, pueden acudir sin problemas al colegio o guardería.


El copyrigth de la imagen de cabecera del post pertenece a Cardelen Yangin bajo una licencia CC BY-SA 4.0.

Sospechosos habituales: estomatitis herpética

El herpes labial es una infección muy común entre los adultos. Un día sin saber por qué nos aparece una herida con unas ampollas en el labio que duele, molesta y que en una semana acaba desapareciendo. Estas lesiones están causadas por el Virus del Herpes Simple. Sin embargo, los niños pequeños cuando se contagian por primera vez de éste tipo de virus padecen un cuadro mucho más llamativo que se conoce como Estomatitis Herpética.

Es una infección relativamente frecuente en los niños que acuden a guardería por lo que los pediatras lo consideramos uno de los sospechosos habituales cuando un niño tiene pupas en la boca.

¿Quién provoca la estomatitis herpética?

Como hemos dicho, esta infección está causada por el Virus del Herpes Simple. Cuando un niño entra en contacto con este virus por primera vez desarrolla un cuadro muy florido con múltiples lesiones en la boca y fiebre. Si se tiene suerte, el niño puede contraerlo y no presentar síntomas, salvo las recurrencias ocasionales en forma de herpes labial que estamos acostumbrados a ver.

¿Cómo se contagia?

La forma de trasmisión es por contacto directo con el contenido de las vesículas que contiene el herpes labial. Por tanto, lo habitual es que un adulto con un herpes en el labio no tenga cuidado y a través de un beso le acabe contagiando el virus a un niño. También es frecuente en guarderías por la tendencia que tienen los niños a compartirlo todo. En otras muchas ocasiones no se conoce quién fue el transmisor.

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Imagen de herpes simple, transmisor habitual de la infección.

¿Qué síntomas produce?

La estomatitis herpética produce un cuadro clínico muy llamativo en el que aparecen lesiones en la boca (tanto por dentro como en los labios) en forma de aftas o úlceras. Se acompaña de fiebre, que en general suele ser alta (40ºC), y de inflamación de las encías, de ahí que en ocasiones nos refiramos a esta enfermedad como gingivoestomatitis herpética.

A causa de las lesiones de la boca, el niño suele presentar babeo y dificultad para tragar debido al dolor que producen. En niños muy pequeños se puede manifestar como irritabilidad.

La duración aproximada es de 7 a 10 días. Debido a que es un cuadro muy florido y de duración prolongada, suele generar mucha ansiedad a los padres y varias consultas al pediatra al pensar que el niño no mejora.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la enfermedad es clínico y no requiere de pruebas complementarias. En algunos casos, al principio del cuadro, es difícil diferenciar si la infección estará provocada por un virus cualquiera que genera unas pocas lesiones en la boca o será una estomatitis herpética con el cuadro florido que os hemos comentado. El paso de los días resolverá la duda.

¿Cómo se trata?

Al igual que pasa con el herpes labial simple, en general no se trata dado el carácter autolimitado de la infección.

Lo que está indicado es un tratamiento sintomático para hacer más llevadera la enfermedad. Para ello emplearemos analgésicos orales como el paracetamol, el cuál también nos servirá para el control de la fiebre. También se pueden emplear productos tópicos como el ácido hialurónico que mejora la cicatrización de las lesiones y permite que los niños coman mejor. En ocasiones, cuando las lesiones son muy severas, se puede emplear algún anestésico local como la lidocaína en gel, pero siempre bajo la supervisión de un pediatra.

En casa, debemos evitar ofrecer a los niños comidas calientes y de sabor ácido, al fin y al cabo es como comer con heridas en la boca. Lo más importante será la hidratación. No pasa nada porque estén unos días a base de líquidos azucarados (como el suero hiposódico) o yogur… ya tendrán tiempo de recuperarse cuando mejoren. Como consecuencia de la poca ingesta suelen perder peso, pero en seguida la recuperarán.

En el caso de que el niño no quiera comer y rechace totalmente la toma de líquidos el pediatra valorará el ingreso para sueroterapia intravenosa.

¿Puede mi hijo ir al colegio o a la guardería?

A pesar de la contagiosidad del cuadro, la estomatitis herpética no es una enfermedad de exclusión escolar. Sin embargo, mientras el niño se encuentre mal o tenga fiebre es prudente que se quede en casa.

¿Cuándo debo acudir al pediatra?

En caso de que tu hijo presente una estomatitis herpética y rechace por completo la alimentación, no quiera beber, presente mucho dolor o se encuentre decaído es el momento de acudir al médico para comprobar si presenta algún grado de deshidratación o complicación que requiera tratamiento.


El copyright de la imagen de cabecera pertenece a James Heilman bajo una licencia CC BY-SA 3.0. El copyrigth de la imagen del herpes simple pertenece a 簡千惠 bajo un licencia CC BY-SA 3.0.

Sospechosos habituales: los moluscos

Aunque parezca mentira, esas pequeñas bolitas perladas con un ombligo en el centro son debidas a una infección y por tanto son contagiosas. Son muy típicas de la infancia y las guarderías por lo que merecen un lugar privilegiado en nuestro salón de la fama: nuestra sección de Sospechosos Habituales.

En este post encontrarás toda la información que necesitas sobre esta patología y cómo actuar para solucionarla.

¿Qué son los moluscos?

El Molluscum contagiosum es un virus que provoca una infección de la piel que da lugar a unas lesiones que se conocen vulgarmente como moluscos. Tienen aspecto de verruga pero característicamente suelen ser de color perlado con un hoyuelo en el centro (lo que en pediatría se conoce como «pápulas umbilicadas»).

¿Cómo se contagia?

Los moluscos son típicos de la infancia, sobre todo de niños de guardería y preescolares. La forma de contagio es por contacto directo con las lesiones, siendo menos frecuente a través de objetos (toallas, pañuelos…). Debido al contacto directo es frecuente la autoinoculación, es decir que un niño se lo pegue a si mismo en varias zonas de su cuerpo por haberse tocado las lesiones.

¿En qué consisten las lesiones?

Las lesiones a las que da lugar este virus son una especie de verrugas pequeñas (3-4 milímetros) con aspecto perlado con un ombliguillo central. Son asintomáticas por lo que ni pican ni duelen. Lo habitual es que se agrupen en una o dos pero en ocasiones pueden aparecer muchas juntas (20-30).

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Típicas lesiones de Molluscum contogiosum

¿Cuál es la evolución natural?

Como la gran mayoría de las infecciones por virus, las lesiones tienden a desaparecer con el tiempo por si solas, aunque a veces han de pasar meses o incluso años.

Debido a esto, el tratamiento dependerá de la intensidad y numero de las lesiones, su localización, la aparición de lesiones nuevas en otras partes del cuerpo…

¿Cómo se diagnostican?

Para el diagnóstico de los moluscos no son necesarias pruebas complementarias. Un pediatra con algo de entrenamiento es capaz de diagnosticarlas nada más verlas. En ocasiones los padres contactan muy pronto lo que puede dar lugar a dudas sobre sin son unas manchitas en la piel sin importancia u otra cosa. En estos casos lo prudente es esperar a ver cómo evolucionan y volverlas a ver.

¿Tienen tratamiento?

Ya hemos explicado que esta infección se cura sola con el tiempo. Sin embargo, en caso de lesiones en algunas zonas del cuerpo o si éstas son muy grandes se pueden emplear diferentes tratamientos para acabar con ellos antes, siempre bajo la supervisión de un pediatra o un dermatólogo.

Los tratamientos más empleados son las «cirugías menores» como el raspado con una cuchilla especial (cureta), extirpación del núcleo, crioterapia (la típica pistola de frío) o electrocoagulación.

También existen tratamientos farmacológicos tópicos (soluciones químicas a diferente concentración) que «queman» la lesión y provocan su caída.

¿Pueden ir mis hijos al colegio con moluscos?

Los moluscos no son una enfermedad de exclusión escolar y pese a que se contagian por contacto directo no suele haber brotes en los colegios, aunque sí casos esporádicos. Esto no debe ser un impedimento para que los niños acudan al colegio o la guardería, ni siquiera para que el centro escolar exija a los padres que traten a los niños.

¿Pueden dar lugar a alguna complicación?

En general esta infección no da lugar a ningún tipo de complicación. En niños que se rascan mucho por curiosidad podrían hacerse una herida y que el molusco se sobreinfectara por una bacteria, en estos caso habría que aplicar una crema antibiótica.


El copyright de la segunda imagen de este post pertenece a Wikimedia Commons bajo una licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0. La primera imagen del post ha sido extraída de Centers for Disease Control and Prevention y no tiene licencia.

Sospechosos habituales: la varicela

La varicela es una enfermedad infecciosa de causa vírica que los pediatras cada vez vemos menos debido a que existe una vacuna que puede prevenirla. Sin embargo, esta enfermedad es un clásico de las consultas de pediatría por la espectacularidad de las manchas que provoca en la piel y su alto índice de contagiosidad (suelen caer varios niños de la clase…). Por ello merece un puesto de honor dentro de nuestra sección de Sospechosos Habituales.

A lo largo del post te explicamos en qué consiste esta enfermedad y qué debes hacer en caso de que tus hijos la estén padeciendo.

¿Quién provoca la Varicela?

La varicela es la enfermedad que ocurre tras la infección con el virus Varicela-Zoster por primera vez. Es una enfermedad muy contagiosa típica de la infancia y, salvo que se vacunen, todos los niños suelen pasarla antes de llegar a la vida adulta.

Puede ocurrir durante todo el año, aunque es más frecuente en invierno.

¿Cómo se contagia?

La forma de transmisión es directa, a través del contacto con las vesículas o lesiones que provocan, pero también a través de las gotitas que se producen al estornudar, toser o hablar. Debido a este último mecanismo es muy probable que todas las personas que no la hayan pasado y que estén en contacto directo con el niño se contagien.

¿Qué síntomas produce?

Lo  que caracteriza a la varicela es su exantema, es decir, las manchitas que produce. Estas empiezan siendo simples rojeces sobre las que aparece una vesícula (pequeña ampolla con líquido) que posteriormente se rompe para dejar una pequeña herida y finalmente una costra. De forma clásica a este exantema se le describe como “gota de rocío sobre pétalo de rosa”, ya que no se debe diagnosticar una varicela hasta que no aparecen las ampollitas.

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Lesión típica de varicela en la que se puede observar la vesícula sobre un once de piel rojizo.

Estas lesiones pueden afectar a cualquier parte del cuerpo incluyendo cara, cuero cabelludo y mucosas (por ejemplo la boca). Además podemos encontrar lesiones en varios estadios (unas con vesículas, otras en costra, otras solo rojizas…). Es muy típico que estas manchitas den lugar a mucho picor.

Además de el exantema pueden padecerse otros síntomas típicos de infecciones virales como fiebre y malestar general incluso desde antes de que aparezcan las manchas.

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Lesiones típicas de varicela de distribución universal.

¿Cómo se diagnostica?

El pediatra con experiencia es capaz de diagnosticar la varicela sin ningún tipo de prueba ya que el cuadro clínico es muy característico. En ocasiones los padres consultan antes de que las manchitas se hayan convertida en vesículas lo que obliga a volver a ver al niño en 1 o 2 días para confirma la infección o descartarla.

¿La Varicela tiene tratamiento?

En general basta con un tratamiento sintomático, es decir, encaminado a que el niño se encuentre mejor. En este sentido se emplearán analgésicos-antitérmicos para bajar la fiebre y un antihistamínico para aliviar el picor. Para las manchas de la piel se puede emplear una solución secante (pregunta a tu pediatra) mientras estén húmedas.

Es muy importante vigilar que el niño no se rasque ya que es muy frecuente que las manchas de la piel se sobreinfecten (complicación más frecuente de la varicela). Una vez que se curan las lesiones debemos evitar que les de el sol (o ponerles protección solar alta) para evitar que dejen marcas en la piel.

Existe un antivírico (el aciclovir) que es activo frente al virus de la varicela-zoster. Sin embargo, en niños sanos no suele emplearse ya que su efecto es limitado y no está exento de efectos secundarios. Normalmente se reserva para utilizarse en adultos o en niños con problemas en sus defensas (cáncer, inmunodeficiencia…). Para que resulte eficaz debe iniciarse en las primeras 24 horas del inicio de la infección.

¿Debo dejar a mi hijo con Varicela en casa?

Como ya hemos comentado, la varicela es una enfermedad muy contagiosa. Los niños que la padecen deben aislarse de los adultos que no la hayan pasado (especialmente las embarazadas). Además se considera una enfermedad de exclusión escolar por lo que no deben acudir al colegio o la guardería hasta que todas las manchitas estén secas (en fase de costra).

¿Qué complicaciones puede tener la Varicela?

La gran mayoría de los niños se curan de la Varicela en unos días sin grandes consecuencias. En ocasiones puede complicarse con la sobreinfección de las manchitas de la piel por lo que se debe evitar el rascado. Existen otras complicaciones más graves pero también muy infrecuentes que suelen ocurrir en niños con pocas defensas.

Sin embargo, en adultos la varicela puede ser muy grave por lo que como hemos dicho debe evitarse el contacto de los niños infectados con los adultos que no la hayan pasado.

¿Me puedo contagiar dos veces de la Varicela?

La inmunidad a la que da lugar la Varicela es permanente, es decir, solo se puede pasar una vez en la vida. Sin embargo, tras la Varicela el virus se queda latente pudiendo dar lugar en adultos (menos frecuentemente en niños) a lo que se conoce como Herpes Zoster. Este cuadro clínico es autolimitado y afecta exclusivamente a una zona de la piel (en general en el costado).

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Aspecto de un herpes Zoster en el costado de una adolescente

¿Existe una vacuna contra la Varicela?

Desde hace ya muchos años existe una vacuna segura y eficaz contra la Varicela. Esta incluida en el calendario de vacuna de la mayoría de los países de Europa y en España está subvencionada por el Sistema Nacional de Salud. Esta vacuna es altamente eficaz previniendo la mayoría de los casos. En ocasiones un niño vacunado puede contagiarse de la Varicela pero suelen ser cuadros muy leves (unos pocos granitos sin fiebre).

La pauta de vacunación recomendada por el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría es: una primera dosis a los 15 meses y un recuerdo entre los 3 y 4 años. Los niños que se hubieran contagiado antes de la Varicela no necesitan vacunarse.


Las fotos empleadas en esta entrada han sido extraídas de la web Wikimedia Commons. La imagen de cabecera no tiene copyright y la segunda puede ser compartida bajo una licencia CC BY-SA 3.0 siendo su autor Zeimusu (basándose en el reclamo del autor por el copyright), la tercera tampoco tiene copyright. Los derechos sobre la última foto pertenece a Dos Pediatras en Casa.

Sospechosos habituales: la gripe

Todos los años, entre finales de diciembre y primeros de enero, comienza la temida epidemia de gripe estacional en el hemisferio norte. Durante unas 6 semanas, muchas personas, tanto niños como adultos, sufren esta enfermedad vírica que pone en jaque el aguante de padres, pediatras y médicos de adultos, convirtiéndose en uno de esos Sospechosos Habituales de las consultas en esta época del año.

Pese a que no es una enfermedad exclusiva de niños, la gripe es muy frecuente en la edad pediátrica, siendo ellos los que inicialmente padecen la enfermedad y luego se la trasmiten a los adultos, motivo por el que es importante repasar las claves de esta infección.

¿Quién provoca la gripe?

Esta infección está provocada por el virus Influenzae. Existen varios tipos de este virus, pero solo los del grupo A y B son capaces de provocar epidemias en humanos.

¿Quién padece la gripe?

Esta infección puede ser contraída por cualquier persona susceptible, tanto niños como adultos, aunque en general los individuos que más se contagian son más pequeños de la clase. Sin embargo, los niños menores de un año y los ancianos tiene más riesgo de hospitalización y complicaciones. Al final de una epidemia suele haberse contagiado en torno al 20% de la población.

Además, los virus que la provocan mutan ligeramente de año en año lo que no dejen una inmunidad permanente contra la infección, pudiéndose padecer todos los años.

¿Cómo se contrae la gripe?

El virus de la gripe se trasmite por vía aérea a través de partículas de aerosol que se producen al hablar, toser o estornudar, aunque también a través del contacto directo con secreciones respiratorias. Este es el motivo por el que esta infección sea tan contagiosa ya que no requiere de contacto físico entre personas para que el virus «salte» de una a otra. El periodo de incubación de la gripe es de 3-4 días y en general la epidemia comienza en los niños (guarderías y colegios) para luego trasmitirse a los adultos.

Para prevenirla, nada mejor que el lavado de manos, taparnos la boca al toser/estornudar con el codo y usar pañuelos de uno solo uso.

¿Qué síntomas produce?

A diferencia de lo que mucha gente piensa, la gripe no es un catarro u resfriado (donde predominan los síntomas respiratorios). La gripe se caracteriza por fiebre de aparición súbita junto con malestar general y debilidad, además suele acompañarse en menor grado de otros síntomas tos, mucosidad, dolor de cabeza o de garganta. Ocasionalmente pueden aparecer otros síntomas como vómitos, diarrea o dolor abdominal.

¿Cuanto dura la gripe?

El curso clínico es autolimitado resolviéndose la fiebre en torno a los 4-5 días. El malestar general y la tos puede prolongarse durante algunas semanas.

¿Como se diagnostica la gripe?

El diagnóstico suele ser clínico basándose en la historia clínica y la exploración física. En ocasiones se puede emplear un test que detecta el virus en las secreciones para tener la certeza de que el paciente tiene gripe, sin embargo suele estar solo en ambiente hospitalario. Así que no os sorprendáis si vuestro pediatra os dice esa frase que odias tanto: «esto lo que parece es un virus», sin haceros ninguna prueba.

¿La gripe tiene tratamiento?

El tratamiento es sintomático empleándose antipiréticos-analgésicos para la fiebre y los dolores. También debe aumentarse la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación. Los médicos más clásicos suelen decir que «la gripe dura lo mismo con tratamiento que sin tratamiento», lo que hace referencia a que no existe una tratamiento curativo que sea totalmente efectivo.

En casos seleccionados se emplea algún antivírico. En concreto para la gripe existen 4 fármacos activos control el virus Influenzae: Oseltamivir,  Zanamavir, Amantidine y Rimantadina. En general se reservan para casos graves o para pacientes con factores de riesgo de desarrollar complicaciones. Deben iniciarse siempre en las primeras 48 horas del inicio de los síntomas.

¿Cueles son las complicaciones más habituales de la gripe?

La complicación más frecuente en el contexto de una gripe es una otitis media. Por ello ante la persistencia de la fiebre o el dolor de oído en un paciente con gripe deben ser revisado en consulta para descartar esta complicación.

Además la gripe predispone a exacerbaciones de cuadros respiratorios crónicos como asmaticos o fibrosis quísitica o agudos como neumonías o bronquitis. El resto de complicaciones extrapulmonares son más raras.

¿Existe una vacuna para la gripe?

Ya hemos explicado que la gripe se trata de una infección muy contagiosa, sin embargo existe una vacuna que puede prevenirla.

Entre epidemia y epidemia el virus de la gripe muta lo que provoca que la vacuna tenga que ser rediseñada cada año para que pueda prevenir la infección. Este es el motivo de que la campaña de vacunación se repita cada otoño dirigida a las personas en las que la vacunación contra la gripe está recomendada.

En los mayores de 8 años o aquellos que ya han recibido la vacuna en años anteriores basta con una solo dosis; por el contrario, en niños menores de 8 años o en aquellos que no se hayan vacunado nunca, deben administrase dos dosis separadas un mes. La inmunidad se consigue en torno a los 15 días de la vacunación. La vacuna no esta autorizada en menores de 6 meses.

¿Quién debe vacunarse de gripe?

La vacuna de la gripe debe administrarse según las recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, en resumen: 1) Pacientes mayores de 6 meses con enfermedades crónicas y 2) Convivientes de pacientes con enfermedades crónicas. En la siguiente tabla se exponen las enfermedades en las que esta recomendada la vacunación. Puedes encontrar información más detallada sobre los grupos de riesgo en esta otra entrada sobre la vacunación de la gripe.

En caso de que tengas dudas sobre si deberían recibir tus hijos la vacuna de la gripe consulta con tu pediatra.

NOTA: la vacuna de la gripe también está recomendada en embarazadas, independiente de en qué mes de gestación se encuentren.

Sospechosos habituales: la escarlatina

Tras contaros hace unas semanas todo sobre el pie-mano-boca, hoy nos centramos en otro sospechoso habitual de los colegios y escuelas: la escarlatina.

A muchos os sonará esta enfermedad porque Beth, una de las niñas del libro Mujercitas de Louisa May Alcott, la padecía. Este hecho ha arraigado en la cultura popular haciendo creer que esta enfermedad es vieja, rara y grave cuando realmente es una enfermada habitual hoy en día, frecuente y que se suele resolver con un antibiótico vía oral sin complicaciones.

¿Quién causa la escarlatina?

Esta enfermedad está provocada por una bacteria que se encuentra en la garganta del paciente y se llama Streptococcus pyogenes o Streptococcus betahemolítico del grupo A (los pediatras nos referimos ella como Estreptococo). Para que se produzca la escarlatina esta bacteria debe producir una toxina que es la responsable de los síntomas cutáneos del paciente. Existen al menos tres tipos de toxinas por lo que esta enfermedad la pueden presentar los niños en varias ocasiones.

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Lesiones rojizas en tronco de pequeño tamaño que dan aspecto de piel de gallina.

¿Quién padece la enfermedad?

La escarlatina es típica de niños preescolares y en edad escolar (a partir de los 3 años). De hecho es muy raro que se produzca en niños pequeños. Esto hace que sea más típica de colegios que de guarderías.

¿Cómo se contagia?

Para contraer la enfermedad es necesario que la bacteria llegue a la garganta de un paciente sano. Esto ocurre a través de gotitas de secreciones respiratorias de una persona enferma o portadora de la bacteria (personas que tiene la bacteria en la garganta pero no presentan síntomas). Esta bacteria es habitual en los meses fríos del año por lo que es más frecuente en invierno y primavera.

¿Qué síntomas produce?

La escarlatina es un exantema (manchas en la piel)producida por la toxina del Estreptococopero además, ya que esta bacteria se encuentra en la garganta, suele coincidir con una faringoamigdalitis (anginas en lenguaje coloquial). Por tanto, ademas de las manchas en la piel suele cursar con fiebre y dolor al tragar.

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Detalle del tronco en el que se observa el aspecto de piel de gallina.

El exantema suele aparecer al poco tiempo de la fiebre y consiste en lesiones micropapulares (granitos muy pequeñitos) sobre un fondo rojizo. El aspecto de la piel se torna como de piel de gallina o papel de lija, de tal manera que la escarlatina «se toca» muchas veces más que verse. Las zonas típicas donde aparece el exantema son el tronco, extremidades, zona genital y la cara (respetando la zona que hay entre el labio superior y la nariz, como en al imagen que haber el post). En las zonas donde hay pliegues cutáneas (axilas, cuello, parte anterior de los codos…) suele ser más intenso dando lugar a lo que se conoce como signo de Pastia. Con el tratamiento adecuado suele durar de 5 a 7 días y en muchas ocasiones acaba apareciendo una descamación fina de la piel.

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Zona genital en la que se puede observar la mayor intensidad de las manchas en la piel.

Además de los síntomas comentado, la escarlatina suele cursar con dolor abdominal, vómitos, dolor de cabeza, decaimiento y falta de apetito.

Diagnóstico y tratamiento

Como suele ocurrir con este tipo de enfermedades, la clínica y la exploración física suelen ser suficientes. En ocasiones en las que haya duda (por los sítnomas, edad…), se puede realizar un test rápido para averiguar si realmente el Streptococcus está en la garganta del niño (y en tal caso confirmar el diagnóstico).

El tratamiento consiste en un antibiótico para erradicar al Estreptococo, habitualmente penicilina debido a la alta sensibilidad que presenta esta bacteria a este antibiótico. La duración del tratamiento debe ser de 10 días. Además debemos tratar la fiebre y el dolor de garganta (paracetamol o ibuprofeno) y en caso de que el exantema cause picor se puede emplear un antihistamínico.

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Pliegue del brazo en el que se observa mayor intensidad (Signo de Pastia)

¿Debe mi hijo dejar de ir al colegio?

La escarlatina (o las anginas simples por Streptococcus) son una enfermedad de exclusión escolar. Los niños deben permanecer en casa al menos hasta 24 horas después de haber iniciado el antibiótico y mientras sigan presentando fiebre.

Posibles complicaciones

Todas las infecciones por Streptococcus (se en forma de escarlatina o de anginas) pueden complicarse dando lugar a fiebre reumática o glomerulonefritis postestreptocócica (enfermedad del riñón). Son muy raras en nuestro medio y se pueden prevenir iniciando el antibiótico en los primeros 10 días de la infección.


Dede Dos Pediatras en Casa queremos dar las gracias a la niña que aparece en las fotografías por dejarnos hacérselas estando enferma así como a su madre por autorizarnos a publicarlas. Gracias a ellas contribuimos desde aquí a una mejor educación para la salud.

Sospechosos habituales: el pie-mano-boca

Hoy inauguramos una sección que hemos llamado «Sospechosos habituales» y hace referencia a esas enfermedades con nombre propio que los niños suelen padecer por contagio en la guardería o en el colegio. Varicela, escarlatina, exantema súbito, gastroenteritis por rotavirus… y otras muchas que son viejas conocidas para cualquier pediatra pero que puede pillar a contrapié hasta al padre más experimentado.

Y para empezar con la sección hemos elegido un clásico de las guarderías: el pie-mano-boca.

¿Quién causa el pie-mano-boca?

Esta enfermedad está causada por varios virus, la mayoría de ellos de la familia de los enterovirus. Aunque se dan casos a lo largo de todo el año es típica en primavera y verano.

Una vez que se pasa la enfermedad el cuerpo genera inmunidad específica contra el virus que la provocó, sin embargo, debido a que el pie-mano-boca lo provocan varios virus se puede padecer en varias ocasiones.

¿Quién padece la enfermedad?

El pie-mano-boca es típica de niños pequeños, en general de 1 a 3 años. Por ello es una de las enfermedades estrella de las guarderías, aunque los adultos también pueden padecerla.

¿Cómo se contagia?

La transmisión de estos virus se realiza por vía fecal-oral (a través de las heces) o por contacto (contacto con secreciones de la nariz o la boca o por gotas microscópicas que se producen al toser, estornudar o hablar). Además, el virus puede sobrevivir en objetos (pañuelos, toallas, cubiertos…) durante mucho tiempo, lo que puede perpetuar la transmisión.

Después de padecer la enfermedad, el virus puede permanecer tanto en las secreciones de la nariz como en las heces varias semanas, esto hace que los niños puedan contagiar aunque ya estén asintomáticos.

¿Cuáles son los síntomas?

El general el primer síntoma del pie-mano-boca es la fiebre. Después de un par de días suele aparecer una erupción pruriginosa (que pica) en manos, pies y alrededor de la boca, aunque también puede aparecer en brazos, piernas y nalgas. Estas manchitas son de color rojizo y en principio suelen ser planas, pero con los días pueden convertirse en pequeñas ampollas. En ocasiones también aparecen lesiones dentro de la boca.

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En la foto de arriba se pueden ver lesiones redondeadas, a veces con aspecto de pequeñas ampollas, típicas del pie-mano-boca. En la foto de abajo se puede observar las típicas lesiones rojizas planas iniciales de la enfermedad en la palma de la mano.
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Lesiones peribucales y en los labios típicas del pie-mano-boca.

Además de estos síntomas, normalmente se padecen otros típicos de las enfermedades provocadas por virus como son el malestar y la falta de apetito.

Evolución de la enfermedad

El pie-mano-boca es una enfermedad leve y autolimitada. El cuadro clínico suele durar entre 5 y 15 días.

En los primeros días después de la fase aguda enfermedad (fiebre y aparición de lesiones cutáneas) suele haber una descamación de las zonas dislates de manos y pies (los pulpejos se despellejan), como se puede ver en las siguiente fotografías.

Durante las siguientes semanas puede aparecer un despegamiento que no causa dolor de la raíz de la uñas que suele acabar con la caída de éstas. Ocurre con más frecuencia en los dedos de las manos que de los pies pero con el paso del tiempo se recupera hasta el crecimiento de una uña nueva sin secuelas.

Diagnóstico y tratamiento

Cuando las lesiones en la piel han aparecido el diagnóstico es simple y rápido. En ocasiones, cuando los niños solo han desarrollado fiebre el pediatra te dirá que hay que esperar y que la evolución mostrará si se trata de esta enfermedad u otra.

La enfermedad pie-mano-boca no tiene tratamiento, es decir, no existe un medicamento que pueda tomar el paciente que haga que la enfermedad dure menos o la corte. Como se dice en el argot médico «hay que pasarla». Eso no quiere decir que se puedan emplear medicamentos para que el niño se encuentre más cómodo.

Para la fiebre y el malestar se puede emplear un antitérmico como el paracetamol o el ibuprofeno. Para el picor de las manos y los pies suele utilizarse un antihistamínico. Para las lesiones que estén dentro de la boca las soluciones con ácido hialurónico ayudan a que no duelan y cicatricen antes. En ocasiones los niños no quieren comer porque les molesta la boca. En general rechazan las comidas calientes (purés , leche caliente…) o ácidas, pero suele ser efectivo ofrecerles cosas frías y dulces. Si tienes dudas de qué medicamentos puedes dar a tu hijo consulta con tu pediatra.

Medidas preventivas

Para prevenir el contagio y diseminación del virus se deberán extremar las medidas higiénicas. Es muy importante el lavado de manos tras el contacto con secreciones del bebé o al cambiarle el pañal. También conviene desinfectar las superficies que se hayan podido contaminar (cambiador, trona, sillita…) en caso de que vayan a ser utilizadas por otros niños. De forma similar se recomienda que se usen solo para ellos toallas y otros materiales de higiene personal.

¿Puede ir a al guardería mi hijo durante la enfermedad?

A diferencia de otras enfermedades provocadas por virus, el pie-mano-boca no es una enfermedad de exclusión escolar estricta. Hay niños que la contagian sin padecer síntomas y otros que lo hacen antes de padecer síntomas (durante el periodo de incubación) o durante semanas después de haberse curado. Es por ello que no tiene sentido retirar a un niño de la guardería con la intención de cortar la cadena de contagio.

Sin embargo, y apelando al sentido común, parece razonable que mientras estén con fiebre y se encuentren malitos es muy recomendable dejarlos en casa porque nadie mejor que tú va a saber cuidarle y darle cariño.