Ejercicio físico en la infancia: cuánto y cómo

Deporte

Fuente: Pixabay

A nadie se le escapa que la actividad física es uno de los hábitos que nos ayudan a llevar una vida saludable. Los adultos sabemos de sobra que debemos mantenernos activos y evitar el sedentarismo, cosa que a veces resulta difícil debido a nuestra carga de trabajo y nuestras responsabilidades familiares. Pero dejando a un lado lo que nosotros deberíamos hacer, cabría preguntarse si nuestros hijos también deben dedicar tiempo a diario al ejercicio físico o si es suficiente con lo que hacen durante el recreo del colegio o en el parque.

En el post de hoy os contamos cuáles son las recomendaciones actuales de ejercicio físico en la infancia, además de analizar si el deporte es una actividad educativa para los más pequeños de la casa más allá de el mero ejercicio físico que hacen mientras practican un deporte.

Niños activos, adultos activos

Como decíamos, uno de los pilares sobre los que se asientan unos hábitos de vida saludable es el ejercicio físico, o dicho de otra forma, sabemos que una vida activa y poco sedentaria es garantía de una mejor salud. Superada la adolescencia, el ser humano tiende a realizar cada vez menos ejercicio y su vida se convierte en más sedentaria, a diferencia de un niño pequeño que en cuanto puede se pone a jugar, correr, saltar o moverse.

A pesar de que la vida adulta suele ser más sedentaria que la de los niños, debemos mantenernos activos a lo largo del día, más allá del ejercicio físico que hagamos de forma programada, como por ejemplo, aprovechando para subir las escaleras en vez de coger el ascensor o ir andando al trabajo (o al menos hacer la última parte caminando). Dependiendo de cómo hayamos sido educados de pequeños y de lo interiorizado que tengamos esto de movernos, nos resultará más familiar seguir este tipo de vida, por lo que resulta fundamental que nosotros como padres inculquemos a nuestros hijos el ejercicio físico y que evitemos el sedentarismo como algo normal que hacemos a diario más que como una obligación. De hecho, está demostrado que los niños que practican deporte de pequeños o que su vida es menos sedentaria suelen mantener esa actividad en la edad adulta, sobre todo si sus padres también practicaban deporte, es decir, lo tenían interiorizado como un hábito de vida, algo que garantiza que de mayores lo sigan practicando de manera regular y habitual.

Pero claro, no es lo mismo un pequeñajo de dos años que un escolar de siete o que un adolescente, porque aunque la cantidad de ejercicio físico diario recomendado para todos ellos es la misma (unos 60 minutos al día de actividad física moderada), la forma de implementarla es diferente debido a la idiosincrasia de cada edad.

Los más pequeños de la casa

La Organización Mundial de la Salud, secundada por las diferentes asociaciones de pediatría como la española o la americana, recomienda que por debajo de los cinco años se realice una actividad física moderada o vigorosa al menos una hora al día.

En la mayoría de los casos ese tiempo queda cubierto con la clase de educación física que realizan los niños en la escuela junto con el recreo y el juego libre, ya que durante estos últimos lo más habitual es que estén moviéndose de un lado para otro, persigan a sus amigos o se suban al primer árbol que encuentren en su camino. Además, todavía con esta edad es habitual que los padres saquemos a los niños al parque por las tardes, por lo que la mayoría de los niños cumplen con la recomendación de realizar al menos una hora de ejercicio al día.

Sin embargo, no se trata solo de cumplir con esos 60 minutos, ya que las 23 horas restantes del día también son importantes, sobre todo procurando que el niño realice actividades en las que esté en movimiento de manera frecuente. Por ejemplo, procurando que acuda al colegio andando (o andando la última parte si es que les lleváis en coche o transporte público), participando en las tareas de la casa, usando lo menos posible el ascensor… Ya se que estas cosas son muy básicas, pero reflejan un estilo de vida en la que el niño se mantiene activo y en donde no predominan las actividades sedentarias.

Pero no todo en la vida de un niño pequeño tiene que ser moverse sin parar, también debemos procurar tiempo para actividades lúdicas que podríamos calificar de sedentarias, pero que pueden ser igual de instructivas para el niño en otros aspectos educativos, como hacer un puzle, pintar, jugar a un juego de mesa o hacer una construcción. En el caso de que vuestro hijo tenga tendencia a realizar más estas actividades que otras en las que el movimiento está presente, deberéis animarle a realizarlas o incluso implicaros en ellas para que las vea como algo divertido que hacer con papá o mamá y no como una obligación. Para ello, una pelota, un patinete, una bicicleta o una raqueta son excelentes regalos que no pasan de moda y que los niños los pueden usar durante toda la infancia.

Por otro lado, como sabréis, no se recomienda el empleo de pantallas por debajo de los dos años de edad y, como mucho, desde esa edad hasta los cinco años un máximo de 60 minutos al día. Sin embargo, el tiempo de ocio que se pasa delante de una pantalla no debería nunca desplazar a las actividades físicas o el juego tradicional, ya que el empleo frecuente de pantallas es un factor de riesgo para que el niño se vuelva más sedentario. Dado que las pantallas y las nuevas tecnologías tienen mucha más enjundia de lo que parece, dedicaremos un post entero a ellas más adelante.

Cuando ya «hacen deberes»

A partir de los seis años, las actividades que hace un niño a lo largo del día son cada vez menos activas, por ejemplo, empiezan a dejar de cantar canciones y bailar para aprenderse los días de la semana, para tener clases en las que se enseña a sumar o escribir de una manera, digámoslo así, más sedentaria. Además, durante el tiempo de recreo, empiezan  jugar a otras cosas en las que la actividad física ya no está presente todos los días. Como os podéis imaginar, no es lo mismo un niño de seis años que uno de doce años, ya que es muy probable que cuanto más mayor sea el niño sus actividades cotidianas tiendan a ser más sedentarias.

Respecto a cuánto ejercicio deben realizar al día, la recomendación es la misma que para los más pequeños de la casa, es decir, esos 60 minutos al día de actividad moderada o vigorosa de la que hablábamos antes. La gran diferencia con los niños pequeños es que esos 60 minutos no quedan cubiertos por los 2 o 3 días de educación física que hacen estos niños en el colegio a la semana. Si a eso le sumamos que en el recreo muchos ya no juegan a moverse, es muy probable que sin un mínimo de supervisión los niños entre estas edades no lleguen al mínimo de actividad física recomendado. De hecho, la única actividad sedentaria prioritaria a esta edad es el tiempo de estudio (ya sea en el colegio o con deberes).

Para compensar esa falta de ejercicio físico, a estas edades suele ser útil que realicen alguna actividad extraescolar en la que el ejercicio físico esté presente para que de este modo se sumen minutos de actividad física semanal. Sin embargo, salvo que los niños de esta edad estén apuntados a varias extraescolares suele ser difícil que lleguen a esos 60 minutos al día todos los días de la semana, por lo que os recomendamos que programéis actividades con vuestros hijos de forma frecuente, sobre todo los fines de semana, como salir al campo, montar en bicicleta u organizar un partido de algún deporte con sus amigos y amigas o simplemente salir a caminar un rato todos los días un rato.

De nuevo, y sobre todo a estas edades, debemos evitar que realicen actividades sedentarias habitualmente, cosa que si no supervisamos, sobre todo cuando alcanzan la adolescencia y tienen mayor autonomía, vamos a pasar por alto sin darnos cuenta. Además, deben participar de las actividades de la vida diaria que requieren algo de esfuerzo: sacar la basura, ir a comprar el pan…

El deporte como herramienta educativa

A pesar de todo lo que habéis leído hasta ahora, el ejercicio físico no es solo un objetivo de minutos al día que cumplir, sobre todo en la infancia.

Al igual que otras muchas actividades, el deporte en la infancia es un herramienta educativa que puede ser de gran valor si se utiliza de forma adecuada, ya que los valores que puede transmitir traspasan con mucho el mero hecho de hacer ejercicio físico.

Por ejemplo, los deportes individuales (como el tenis o el atletismo) inculcan la paciencia, el valor de la recompensa aplazada, el esfuerzo para conseguir algo, el aprender a ganar, y sobre todo perder, el seguimiento de normas o el respeto de normas. Por otro lado, los deportes colectivos, además de lo anterior, potencian el compañerismo, tan necesario en la sociedad en la que vivimos, además de que los chicos y las chicas tengan sensación de pertenencia a un grupo, que también es muy necesario, sobre todo durante la adolescencia.

En resumen, el deporte en la infancia es una herramienta de gran valor para formar a niños y niñas en valores, más allá del ejercicio físico que realizan mientras lo practican.


Como habéis podido leer, durante la infancia se recomienda que los niños realicen unos 60 minutos al día de actividad física moderada o vigorosa tengan la edad que tengan. Los más pequeños conseguirán llegar a esos mínimo con el juego que hacen a lo largo del día, mientras que en los niños de mayor edad habrá que estar detrás de ellos para conseguirlo. De todas formas, un vida activa pasa no solo por hacer algo de ejercicio físico diario, sino disminuyendo al máximo posible las actividades sedentarias, cosa que deberíamos inculcar a nuestros hijos mientras sean pequeños.

Libros

Para los que no lo sepáis estamos de lanzamiento, ya que el 19 de enero de 2022 salieron a la venta dos libritos en cartón con texto rimado para que los niños aprendan a lavarse las manos y lavarse los dientes. los tenéis disponibles en librerías y plataformas on-line:

Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:

 

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