¿Qué hay que tener en cuenta para elegir el calzado de un niño?

Zapatos

Fuente: Pixabay

La mayoría de los adultos cuando salimos a la calle, incluso muchos al estar por casa, nos ponemos algún tipo de calzado que evite que nos lastimemos al caminar y nos proteja del frío. Quizá por esa inercia damos por hecho que los niños, incluso los bebés, también deben de usar zapatos, sobre todo cuando ves por primera unos pies minúsculos e indefensos que te caben en la palma de la mano.

Sin embargo, como todo en pediatría, los pies de un recién nacido evolucionan y crecen hasta el pie del adulto pasando por diferentes etapas, lo que hace que sea de vital importancia que el calzado que elijamos para nuestros hijos no entorpezca esa evolución, ya que podría derivar en deformidades y alteraciones.

Para el post de hoy hemos querido contar con una verdadera especialista en el pie infantil, ya que aunque los pediatras conocemos las nociones básicas sobre el pie de los niños y su desarrollo, no somos los verdaderos especialistas en esta cuestión. Y para ello, quién mejor que Neus Moya, enfermera y podóloga pediátrica, además de apasionada de la divulgación a través de su perfil de Instagram.

Pies libres, pies sanos

A diferencia de otras especies animales que se echan a andar nada más nacer, Neus nos cuenta que «los pies de los recién nacidos no están preparados para caminar desde el nacimiento, ya que son totalmente inmaduros» formados en gran parte por cartílago que se osificará progresivamente hasta el pie del adulto, lo que en muchas ocasiones no se completa hasta los 18 o 19 años.

Y aunque una parte de ese desarrollo del pie depende de la genética humana, es decir, está programada para que se realice de una forma determinada durante esos primeros años de vida, los estímulos que reciben los pies de los más pequeños de la casa influyen de manera determinante para que ese desarrollo ocurra como tiene que ocurrir. Y aunque parezca que por tanto podríamos estimular el desarrollo del pie a través de un calzado determinado, Neus tiene claro que lo que debemos hacer es «no poner zapatos mientras al niño no le hagan falta, y cuando llegue ese momento debemos elegir un calzado que permita el libre movimiento del pie», ya que si no elegimos un calzado adecuado estaremos quitando estímulos que son necesarios para el desarrollo del pie.

Además, sobre todo ahora que en los países industrializados vivimos en casas con el suelos lisos y uniformes, Neus nos recomienda que dejemos que nuestros hijos caminen descalzos por casa o que busquemos superficies que proporcionen estímulos para favorecer la musculatura del pie, como por ejemplo superficies rugosas sobre las que caminar, como un pedazo de césped artificial o una alfombra sensorial, la arena del parque o la playa o semiesferas sobre las que el niño pueda subirse y hacer equilibrio.

Los zapatos infantiles no deben ser versiones en miniatura de los adultos

Al preguntarle a Neus sobre cómo debe ser el calzado infantil nos cuenta que «el calzado infantil no puede ser una versión en miniatura al de los adultos», ya que por un lado las proporciones del pie del niño nada tienen que ver con las del pie de los adultos, pero además, el estilo de vida que realizan estos últimos suele ser una vida sedentaria en la que el calzado interviene poco (a no ser que realicen algún actividad específica en la que entonces nos calzamos unas zapatillas adaptadas a ese ejercicio), mientras que los niños necesitan experimentar los diferentes movimientos que realiza el pie al caminar para que este se desarrolle correctamente.

En este mismo sentido, Neus insiste en que durante la infancia hay diferentes fases respecto al desarrollo del pie que podríamos resumir en niño prandante, primeros pasos, adquisición de la marcha y maduración de la marcha. Como es lógico, cada fase tiene sus peculiaridades y por tanto el calzado infantil se debe adaptar a ellas, pero en general «cuanto más pequeño es el niño, y por tanto menos desarrollado tiene el pie, más sensaciones (propiocepción) necesita para el desarrollo del equilibrio y la maduración del sistema musculoesquelético».

Sin embargo, a Neus no le gusta dar consejos categóricos sobre cómo debe ser el zapato perfecto, ya que cree que cada modelo debe ser analizado de forma individual para que una vez fabricado se pueda valorar en conjunto. A pesar de ello, dependiendo de la fase en la que se encuentre el niño nos deja algunos consejos de cómo debe ser el calzado infantil dependiendo de la fase de desarrollo de la marcha:

  • Menores de 6 meses (niños que no caminan ni gatean): no hace falta ningún tipo de zapato, en todo caso unos calcetines o algo que actué de segunda piel para proteger del frio o los golpes.
  • De los 6 meses a los 3-4 años (hasta la adquisición de la marcha): el calzado debe ser totalmente flexible, sobre todo en la zona de flexión de los metatarsianos, la puntera debe ser amplia para permitir el libre movimiento de los dedos, la suela debe ser lo mas fina posible y el contrafuerte (la parte que cubre el talón) no debe tener consistencia.
  • A partir de los 4 años: la suela puede ser un poco más gruesa, además el contrafuerte puede tener algo de mayor consistencia, pero en general el zapato debe seguir siendo muy flexible.

Antiguamente era difícil encontrar zapatos que cumplieran estas características, sobre todo en la fase de adquisición de la marcha en la que se tendía a poner a los niños botitas muy rígidas y estrechas. Sin embargo, a día de hoy hay cada vez más marcas que cumplen con lo que llamaríamos un zapato respetuosos con el pie del niño. Por desgracia, son marcas pequeñas con pocos recursos para la distribución y el marketing, lo que hace que pese a ser buenos calzados para los niños sigan todavía por detrás de las grandes marcas que no atienden tanto a lo que el pie infantil necesita.

Libro Neus Moya

¿Sabías que Neus ha publicado un libro/cuento para los más pequeños de la casa en el que podéis encontrar consejos para padres sobre cómo elegir el zapato de un niño? (Fuente: catálogo de TimunMas)

¿El «zapato respetuoso» es una moda?

Esto del «zapato respetuoso» es el nombre que se ha dado a aquellos calzados que se diseñan para no interferir con el desarrollo del pie. Sin embargo, Neus prefiere llamar a este tipo de calzado «zapato ergonómico», ya que la palabra respetuoso parece que apela más a un sentimiento que al verdadero objetivo por el que que se ha diseñado ese zapato. Pero claro, si eres un padre o una madre que busca un zapato para tu hijo, como que lo de respetuosos suena mejor que ergonómico, y en ventas de calzado ya sabemos en que se suele traducir esto.

De todas maneras, Neus afirma que el calzado respetuoso (o ergonómico, como prefiráis llamarlo) «no es una moda, es dar importancia a lo que el niño necesita. El problema está en quién usa esa denominación con fines comerciales sin realmente ser un zapato que respete el desarrollo del pie del niño». Al final, todo es cuestión de sentido común. Si sabemos cómo debe ser el zapato de un niño, da igual el reclamo que el fabricante le haya puesto en la etiqueta, ya que tendremos que analizar si realmente cumple o no con esas características.

A muchos os parecerá que estos zapatos (muchas veces más caros que los convencionales) son un nicho de mercado para padres que buscan lo mejor para sus hijos, y a veces es cierto, pero lo que está claro es que zapatos inadecuados pueden generar deformidades en los dedos que comprometan la marcha de adulto (cuando la puntera es muy estrecha y en el futuro acaben produciendo juanetes y dolores) o que presenten retracciones musculares de los gemelos o dolores de crecimiento en el talón en aquellos que usan zapatos con drop (cuando el zapato lleva un poco de tacón).

Y sin hablar de marcas comerciales, también preguntamos a Neus por otros zapatos que se han puesto muy de moda con sujeciones laterales y una suela amplia, como de elefante, que parece que son todo lo contrario al zapato ergonómico del que hablamos hace unos párrafos, ya que buscan dar estabilidad al niño para que camine antes y de forma más segura. Y aunque estos zapatos no son dañinos por si mismos, Neus afirma que «para una adecuada adquisición de marcha, el aprendizaje es muy importante, y si al final facilitas ese aprendizaje con unos zapatos estarás dificultando la adquisición de la marcha ya que el niño sano tienen la capacidad de hacerlo por si solo». Lo que está claro es que si el niño tiene la capacidad de caminar gracias al aprendizaje y las experiencias que le aporta estar en contacto con el suelo, no parece que sea necesario que lleve unos zapatos que prometen darle mayor estabilidad.

Lo que no debe tener nunca un zapato infantil

A veces es difícil encontrar un zapato que cumpla con todas las características de un buen zapato ergonómico, y sobre todo a un precio asequible, así que Neus insiste en tres cosas que se deberían evitar al elegir un calzado infantil:

  • Puntera estrecha: como ya hemos dicho a lo largo de este post, una de las cosas que debe permitir el calzado infantil es el libre movimiento del pie y para ello, la puntera debe ser lo suficientemente amplia para que al pisar haya hueco para que los dedos se extiendan y se expandan, que es su movimiento natural.
  • Poca flexibilidad en zona de metatarsianos (por debajo del empeine y antes de los dedos): una de las cosas que deben evolucionar en la marcha del niño es pasar de un apoyo plantígrado (en donde el niño camina usando todo el tiempo la planta del pie) a lo que se llama patrón de choque-talón (en donde tras apoyar la plata del pie, este despega al elevar el talón y dar un paso, normalmente hacia los 6 años). Para ello es fundamental que el calzado sea flexible y permita este movimiento.
  • Drop: ya lo hemos mencionado anteriormente, pero se debe evitar que los calzados infantiles tengan tacón, es decir que la punta del pie y el talón no estén al mismo nivel, ya que durante la primera infancia genera desequilibrios innecesarios que pueden interferir con la adquisición de la marcha.

De todas maneras, no hay una edad a la que el calzado deja de tener importancia, es decir, aunque nuestros hijos se hagan mayores o incluso en los adultos, la elección del calzado sigue teniendo importancia, debiéndose elegir siempre hormas amplias en las que el pie no queda aprisionado al meterse en el zapato y con la suela lo suficientemente flexible para que no sea incómodo caminar.

¿Y cómo elegimos la talla?

Otro caballo de batalla importante a la hora de elegir un zapato para nuestros hijos es saber qué talla le corresponde ya que un zapato demasiado pequeño hará que el pie no se mueva con libertad dentro del calzado, pero uno demasiado grande puede hacer que el niño esté muy inestable.

Según Neus, entre el dedo que más sobresale de los pies y el final del calzado debe haber entre 0,8 y 1,2 cm (aunque 0,5 cm también sería tolerable). Para medir la talla, debemos colocar al niño de pie y tomar la medida desde el talón hasta los dedos. Es importante hacerlo de pie, ya que al hacerlo así el peso del niño hace que el pie se estire, mientras que si lo hacemos en el aire, la medida siempre va a ser menor. Además, la medida del zapato que nos va a decir si es el adecuado para nuestro hijo es la medida interior, es decir, no vale medir la suela por fuera. Para conocer bien la medida interior de un zapato, lo más útil es sacar la plantilla de este y medirla. Sin embargo, esto no es posible en algunos zapatos, por lo que habría que poner el zapato al niño y estando este de pie comprobar que no le queda muy grande ni muy pequeño.

Lo que es seguro es que los pies de los niños crecen muy rápido, por lo que Neus nos aconseja que estemos atentos cada pocos meses para comprobar que el calzado no se haya quedado pequeño.

¿Deben ir los niños al podólogo de manera rutinaria?

Como decía al inicio de este post, los pediatras conocemos bien cómo son los pies de los niños y cómo se desarrollan durante la infancia, y es algo a lo que atendemos en las revisiones del niño sano, aunque no somos los mayores especialistas en este tema.

Para Neus, no está de más que hacia los 3-4 años hagan una revisión del pie y la pisada con un podólogo infantil. El objetivo de esta revisión sería evaluar si todo está en orden y plantear y asesorar alternativas en el caso de que no sea así.

Lo que es seguro es que ante ciertos signos de alarma la visita al podólogo debe realizarse siempre: cuando haya asimetrías entre los dos pies, cuando más allá de los 4 años el niño meta mucho los pies o los tenga rotados muy para afuera, en el caso de dolor en los pies al caminar, si presenta cansancio al caminar muy llamativo o si un niño que ya debería tener adquirida la marcha y esta en fase de maduración se caiga más de lo que consideramos que es normal para su edad (>5 veces al día).

Y por otro lado, para Neus las profesoras de las escuelas infantiles suelen hacer un muy buen trabajado dando la alarma sobre niños a los que les puede pasar algo en los pies. Si es el caso de que a una profesora le llama la atención algo sobre la marcha de un niño, el niño siempre debería ser evaluado para asegurar que todo está en orden.


Como habéis podido leer, el mundo calzado infantil tiene mucha más miga de lo que parece y no vale con pensar «Ay!! que zapatillas más chulas para mi hijo pequeño!! Así van a juego como mamá…», ya que debemos evaluar en que fase de la marcha están nuestros hijos y qué calzado es el que deben usar en cada momento. Desde aquí, dar las gracias a Neus Moya por haberse prestado a contestar a nuestras inquietudes y esperamos que os haya sido útil lo que habéis leído.

Libros

Para los que no lo sepáis estamos de lanzamiento, ya que el 19 de enero de 2022 salieron a la venta dos libritos en cartón con texto rimado para que los niños aprendan a lavarse las manos y lavarse los dientes. los tenéis disponibles en librerías y plataformas on-line:

Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:

 

2 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser por saber

    ¿Y descalzos es malo?
    Si el ser humano fuese más tiempo descalzo, ¿sería bueno o malo para sus pies, nervios, espalda, musculatura…?

    04 marzo 2022 | 12:35 pm

  2. Dice ser Marcelo Acosta

    Sin duda es importante que los zapatos de nuestros hijos sean cómodos, ya que pasarán gran parte del día con ellos puestos, un lugar que nunca me ha quedado mal con la calidad y comodidad es par2

    08 enero 2024 | 4:19 pm

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