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El cuerpo humano está diseñado de una manera exquisita para que funcione como una máquina bien engrasada. Ejemplo de esta afirmación son las lágrimas de los ojos, las cuales nos ayudan a que la cornea y el resto de partes que están expuestas al exterior no sufran de posibles agresiones externas, como la exposición al aire o la contaminación.
Sin embargo, como ocurre con todas las máquinas, en ocasiones algo pasa al ser fabricadas, motivo por el que a veces traen algún que otro defectillo de fábrica.
Este es el caso de la obstrucción del canal lagrimal, patología que se da en el 6% de los recién nacidos y que puede condicionar desde conjuntivitis de repetición hasta dermatitis de los párpados.
En este post de contamos en qué consiste y cómo se trata.