Entradas etiquetadas como ‘positividad tóxica’

Tienes derecho a estar mal, aunque seas Shakira

En la era de las redes sociales, de la exposición continua de la belleza, de la felicidad, de las vidas perfectas, de la positividad tóxica, llega Shakira y se marca un videoclip, ‘Monotonía‘, en el que aparece triste, rota, llorando su pena, cantando al desamor tras su separación con Piqué.

Fotograma del videoclip 'Monotonía' de Shakira

Fotograma del videoclip ‘Monotonía’ de Shakira

En el mundo de las apariencias todo son sonrisas, sí, sabemos que eso no es real cuando abrimos Instagram, pero no vemos otra cosa, nuestro cerebro se acostumbra y se expone a los perfiles idílicos de famosos y no famosos y esa trampa nos puede generar inconscientemente frustración, decepción, insatisfacción, envidia y sentimientos peores si nuestra autoestima y conocimiento sobre la realidad social no están en su sitio.

Necesitamos validar y gestionar nuestras emociones, sean las que sean, porque son las que nuestro organismo elige con muy buen criterio para responder a las cosas que nos pasan y superar los contratiempos propios de vivir. Necesitamos llorar, gritar, no salir, admitir que simplemente tenemos un día de mierda y no nos apetece ni mirarnos al espejo.

Me escribió una amiga este fin de semana: «Me emocionó el videoclip de Shakira, también está bien decir que nos duele el corazón, como es su caso, y no ocultarlo. Está mal visto expresar dolor y ella hace bien, que se vea la realidad. Tenemos derecho a estar mal, aunque seas Shakira».

De hecho, sobre todo si eres Shakira, porque un personaje público de fama internacional tiene más repercusión e influencia que el resto y nos puede inspirar a expresarnos, a comunicarle a nuestro entorno que no estamos bien, a no disimular, a no aparentar, a pedir ayuda, a obtener empatía y compresión.

En cuanto a la letra de la canción ‘Monotonía’, añadiría en este post el inciso que ha destacado mi compañero psicólogo Jonathan Olivera. Shakira canta: «No fue culpa tuya, ni tampoco mía, fue culpa de la monotonía».

Las palabras también importan y aunque Shakira lo ha expresado como sintió sin más, es importante responder a: ¿La monotonía sucede sin más, nos llega, o es la pareja quien la alimenta? No es útil hablar de culpa, pero sí de responsabilidad afectiva en la pareja. Sería más realista decir: «Fue responsabilidad de ambos alimentar muestra monotonía».

 

*Te puede interesar:

El síndrome FOMO afecta ya a 2/3 de los usuarios de redes sociales

Identifica el postureo en redes sociales: no todas las sonrisas son sinceras

Mirar el teléfono móvil también es contagioso

¿Estás bien o solo sonríes? La positividad tóxica

Las redes sociales son un ejemplo del auge de la positividad tóxica: Good vibes only! Nacimos para ser felices! Lo voy a superar, hay cosas peores! Todo sucede por algo. Piensa en positivo! No te preocupes, solo sonríe! No es para tanto, de todo se aprende! bla bla bla…

Fotografía CC0 Dominio publico

Fotografía CC0 Dominio publico

Caemos en la trampa de ver siempre el lado bueno de las cosas porque estas frases cliché solo silencian nuestros sentimientos reales, nos presionan para salir de una tristeza ‘natural’ ante una pérdida, un fracaso o un error, para no enfadarnos tras una injusticia, una traición o una decepción.

Necesitamos validar y gestionar nuestras emociones, sean las que sean, porque son las que nuestro organismo elige con muy buen criterio para responder a las cosas que nos pasan y superar los contratiempos propios de vivir. Necesitamos llorar, gritar, no salir, admitir que simplemente tenemos un día de mierda y no nos apetece ni mirarnos al espejo.

Por supuesto, ser optimista es muy saludable, una herramienta fantástica para potenciar nuestro bienestar, pero esta positividad debe ser genuina, no forzada para tratar de evitar todo lo malo que nos pasa. Reprimirnos es una estrategia nefasta que puede resultar contraproducente para nuestra salud mental.

El psicólogo estadounidense Martin Seligman fue el creador de una nueva corriente, llamada psicología positiva, alejando el foco de la enfermedad y fijando el tratamiento en el refuerzo positivo. Pero este concepto se ha desvirtuado, se ha llevado al extremo, generando una incapacidad para afrontar situaciones negativas,

Evitar y negar el dolor es como ver el mundo con un solo ojo. Y lo peor de todo, esas emociones que reprimimos saldrán a la luz de un modo u otro, en muchas ocasiones en forma de enfermedad física (colón irritable, cefaleas, tics, erupciones en la piel, etc) o mental (ansiedad, aislamiento social, depresión, fobias, etc).

Reconócete y acéptate, recuerda que también está bien no estar bien.

La depresión sonriente #DEPVeronicaForqué

La trampa del humor y de la eterna sonrisa. El ser humano es de las pocas especies capaz de fingir emociones, de simular felicidad cuando internamente estamos rotos.

Fotografía de JORGE PARÍS

Veronica Forqué. Fotografía de JORGE PARÍS

Ahora conocemos el caso de Verónica Forqué, hace algunos años fue el del actor Robin Williams, y muchos son los que se sorprenden de que este tipo de personalidades tan carismáticas y con un sentido del humor tan sobresaliente padezcan una enfermedad mental tan grave como una depresión.

No, nuestra cara no es el espejo de nuestra alma, no tiene por qué serlo. A veces solo es una máscara que tapa socialmente nuestro dolor, por vergüenza, por no compartir ni contagiar nuestro suplicio con los que queremos, por el maldito tabú y la estigmatización social que todavía silencia a la enfermedad mental.

Es posible sufrir una depresión severa y a la vez parecer feliz, tener una vida aparentemente idílica, y este hecho es particularmente peligroso porque la persona vive como si de verdad no le pasara nada cuando realmente esto no es así.

Supone un coste emocional tan alto que, sin apenas darse cuenta, llega un día en el que se desbordan, y no pueden más y no ven otra salida a este extraño sufrimiento interno que no comprenden.

Según un artículo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión sonriente presenta síntomas antitéticos (conflictivos) a los de la depresión típica. Esto puede complicar, en un primer momento, el proceso de diagnóstico, junto con el hecho de que muchas personas ni siquiera saben que están deprimidas y no buscan ayuda.

La tasa de suicidio en los casos de ‘depresión sonriente’ es bastante mayor. El motivo es porque en una depresión clásica, visible y consciente, las personas no suelen tener ni la motivación ni la energía para actuar sobre sus propias decisiones (ya sean positivas o perjudiciales), pero alguien con depresión sonriente sí que tiene la entereza y el vigor suficiente para movilizarse a la acción.

Hoy en día las redes sociales alientan una positividad tóxica (concepto en el que profundizaremos en el próximo post) que puede fomentar el origen y mantenimiento de este tipo de depresión, forzando una alegría y un bienestar ficticio de cara a la galería, porque parece que nos sigue pareciendo que está mal estar mal.