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Psicología positiva: la clave para terminar bien este año 2021

Llega el final de un año y como siempre nuestro cerebro nos envía el deber de hacer balance, reflexiones, pensar en el cierre de una etapa e imaginar lo que queremos y lo que no queremos para este nuevo año.

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Bien, es un proceso natural de auto-evaluación que, bien gestionado, puede ser un buen hábito. El problema está cuando al 2022 le pedimos deseos y no propósitos. ¿Le pides cambios al 2022? Deberías cambiar tú, no el año!

Mal enfocado, nos surge la imperiosa necesidad de que «termine ya este maldito año por favor», y es verdad que este 2021 ha sido complicado para todos, una pandemia mundial ha puesto patas arriba muchos de nuestros sueños, prioridades, proyectos, relaciones…

Pero siento decir que no hay una puerta que por arte de magia te transporte de un año a otro abandonando lo malo, olvidándolo y apareciendo de repente en un lugar mejor, en un nuevo año sin complicaciones.

Quedan las cicatrices pero también el aprendizaje y ambas cosas deben dirigirnos al buen cambio, una transformación con forma de objetivo, con intenciones realistas, con aspiraciones que dependan únicamente de nosotros y no del cosmos o el azar.

El día 31 de diciembre no puede convertirse en una tarta de cumpleaños repleta de velas, en el que basta con cerrar los ojos, soplar y desear mentalmente algo con todas nuestras fuerzas. Ojalá la vida funcionara así, año tras año.

Os propongo terminar el año analizando lo que ya no necesitamos y planeando cómo podemos cambiarlo, proyectar metas concretas que nos lleven hacia nuestro estado más deseado, asumiendo que también nos podemos equivocar de nuevo, asumiendo errores y frustraciones.

Pero también os sugiero que terminemos el año agradecidos por todo lo bueno, por todo lo que conseguimos y reconociendo a los nuestros aquello que nos regalaron este año que acaba, dando gracias por su tiempo, por su amor incondicional, por aquella vez que nos hicieron reír cuando más lo necesitábamos, por el apoyo, o simplemente por estar y seguir a nuestro lado un año más queriéndonos bien.

Os deseo a tod@s una feliz vida nueva.

¿Estás bien o solo sonríes? La positividad tóxica

Las redes sociales son un ejemplo del auge de la positividad tóxica: Good vibes only! Nacimos para ser felices! Lo voy a superar, hay cosas peores! Todo sucede por algo. Piensa en positivo! No te preocupes, solo sonríe! No es para tanto, de todo se aprende! bla bla bla…

Fotografía CC0 Dominio publico

Fotografía CC0 Dominio publico

Caemos en la trampa de ver siempre el lado bueno de las cosas porque estas frases cliché solo silencian nuestros sentimientos reales, nos presionan para salir de una tristeza ‘natural’ ante una pérdida, un fracaso o un error, para no enfadarnos tras una injusticia, una traición o una decepción.

Necesitamos validar y gestionar nuestras emociones, sean las que sean, porque son las que nuestro organismo elige con muy buen criterio para responder a las cosas que nos pasan y superar los contratiempos propios de vivir. Necesitamos llorar, gritar, no salir, admitir que simplemente tenemos un día de mierda y no nos apetece ni mirarnos al espejo.

Por supuesto, ser optimista es muy saludable, una herramienta fantástica para potenciar nuestro bienestar, pero esta positividad debe ser genuina, no forzada para tratar de evitar todo lo malo que nos pasa. Reprimirnos es una estrategia nefasta que puede resultar contraproducente para nuestra salud mental.

El psicólogo estadounidense Martin Seligman fue el creador de una nueva corriente, llamada psicología positiva, alejando el foco de la enfermedad y fijando el tratamiento en el refuerzo positivo. Pero este concepto se ha desvirtuado, se ha llevado al extremo, generando una incapacidad para afrontar situaciones negativas,

Evitar y negar el dolor es como ver el mundo con un solo ojo. Y lo peor de todo, esas emociones que reprimimos saldrán a la luz de un modo u otro, en muchas ocasiones en forma de enfermedad física (colón irritable, cefaleas, tics, erupciones en la piel, etc) o mental (ansiedad, aislamiento social, depresión, fobias, etc).

Reconócete y acéptate, recuerda que también está bien no estar bien.

¿A mal tiempo, buena cara? No, no siempre es posible

La psicología positiva es una realidad. Poner el foco en las habilidades, virtudes y, en definitiva, preocuparnos igualmente por las fortalezas que por las debilidades, funciona. Pero no hay que confundir la psicología positiva con pensamientos/actitudes positivas.

¿Estamos obligados a sentirnos felices todo el tiempo? Obviamente no. No podemos negarnos la libertad de estar tristes o enfadados, tener un mal día, o pasar por una ‘mala racha’. La psicología positiva también considera que las emociones desagradables son necesarias para aprender, crecer y que son fundamentales para nuestra salud mental.

¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de: A mal tiempo buena cara?

La sabiduría popular siempre tiene algo de razón o de realidad, en este caso, la ciencia nos dice que efectivamente la sonrisa, aunque sea fingida o forzada, nos produce felicidad. Y es que los fieles seguidores de este blog ya sabrán que no solo nuestras emociones se reflejan en nuestro cuerpo, sino que también nuestros gestos, posturas y expresiones faciales producen efectos en nuestro cerebro.

Sin embargo, si analizamos con objetividad este mensaje, sabremos que no siempre es fácil cumplirlo, porque a veces los malos tiempos no permiten expresiones alegres. Sin duda, habrá quien pueda lograrlo. Abundan los perfiles resilientes, que son este tipo de personas que se reponen rápidamente con acierto y habilidad a cada revés del destino. Pero la cruda realidad al completo es que no todos disponemos de ese ‘pulsador mental’ que activa la resiliencia, la fortaleza psicológica.

La psicología positiva también nos enseña y nos guía a transitar por esos días no tan claros o incluso muy oscuros. Porque al final, frases como estas, solo generan frustración en aquel que no consigue sonreír en días grises y esto no es solo normal, sino también permisible y recomendable, no mostrar al mundo siempre una buena cara también es aceptable, a pesar de que nos hayan educado para hacerlo, para mantenernos siempre erguidos en la ventana al mundo.

En el libro Segunda ola de la Psicología positiva: abrazando el lado oscuro de la vida, los doctores Tim Lomas e Itai Ivtzan, nos señalan que ha llegado el momento de cambiar el enfoque. Nos hemos pasado demasiado tiempo enseñando a las persona a ser felices. Tal vez sea el momento de mostrar cómo lidiar con la infelicidad. Saber manejar las situaciones complicadas es quizá lo que más necesitamos a día de hoy.

Saber comunicar lo que nos ocurre, ser valientes para pedir ayuda, darnos tiempo para sanar, gestionar emociones o cuidar de la calidad de nuestros pensamientos son siempre buenos «paraguas» que tener a mano. Porque es posible que tras el mal tiempo vuelva a brillar el arco iris, pero hasta ese día, hay que lidiar con la tormenta. El modo en que lo hagamos nos determinará. Tengámoslo en cuenta.

 

 

*Fuentes:

Lomas, Kate, Ivtzan. Itai (2014) Applied Positive Psychology: Integrated Positive Practice. Boston. SAGE

La mente es maravillosa