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Entradas etiquetadas como ‘República Centroafricana’

Los ladrillos de nuestro organismo

Por Óscar Sánchez-Rey (República Centroafricana, Médicos Sin Fronteras)

La primera de las fotos que os muestro hoy corresponde a un plato típico centroafricano. Carne de vaca servida sobre hojas y un vaso de té caliente. La carne proviene de la vacas de los pastores nómadas, que durante la sesión seca, bajan hasta el sur de la Republica Centroafricana donde siempre hay pasto para alimentar a los animales.

El té caliente va bien para combatir el calor (no es una contradicción) y para mitigar la picazón en la boca del condimento a base de chile que siempre acompaña al plato. El trozo de pan es cosa mía, y es que, aunque lejos de casa, me cuesta comer sin pan en la mesa. La carne es de buena calidad y el plato resulta sabroso.

Pero no venía en este blog a hablaros de la gastronomía centroafricana. Esta foto pretendo que me sirva de excusa para explicarlos cuál es uno de los orígenes del problema de la desnutrición. La carne y el pescado son las dos fuentes principales de proteínas en la dieta. Las proteínas, entre otras muchas funciones, están encargadas de la construcción de tejidos, son los “ladrillos” de nuestro organismo.

La energía para movernos, los hidratos de carbono, proviene de la harina de mandioca (también conocida como batata o yuca). Un adulto puede soportar mejor la falta de proteínas en la dieta y sobrevivir un cierto tiempo solamente a base de hidratos de carbono. El cuerpo adulto ya está “construido” y requiere menos aporte proteínico. Evidentemente no es ni mucho menos lo aconsejable, pero hablamos de un contexto con escasez de alimentos.

Sin embargo los niños, en pleno estirón, en pleno proceso de “construcción” de su organismo, no pueden soportar por mucho tiempo la falta de proteínas. Comer sólo harina de mandioca, verdadera base nutricional de Centroáfrica, no aporta ni de lejos los nutrientes mínimos.

Esta ausencia proteínica en la dieta es responsable del cuadro de desnutrición llamado “Kwashiorkor”. Los cabellos quebradizos, las manchas en la piel y los edemas que en ocasiones dan una falsa imagen de niño rellenito y saludable, son las características más típicas de esta enfermedad. En esta segunda foto lo podéis ver en una de nuestras pacientes.

La ración de carne de la primera foto, apenas suficiente para una persona, cuesta 75 céntimos de euros. Un precio totalmente prohibitivo para la mayoría de las gentes aquí. Una familia de siete miembros se puede alimentar a base de harina de mandioca, que “llena pero no alimenta”, durante tres días por 1,5 euros, justo el doble.

En un país, donde la mayoría de la población vive con menos de un dólar al día, las matemáticas son claras: en la lista de la compra no entra la carne.

Desde Boda,

Oscar

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Fotos: © Óscar Sánchez-Rey

Pequeñas emergencias

por Óscar Sánchez-Rey (República Centroafricana, MSF)

Hoy quería hablaros de aquellas otras actividades añadidas al programa nutricional que desarrollamos en Boda, igual que en cualquier proyecto regular de Médicos Sin Fronteras. Concretamente de las respuesta a urgencias.

No todas las emergencias que atendemos son de gran calado, ni mediáticas, ni, por suerte, afectan a miles de personas de una sola vez. La República Centroafricana es un país vulnerable a los caprichos de la naturaleza, a las epidemias, y también a los accidentes de tráfico o a los incendios. Es nuestro trabajo mantener los ojos abiertos a esas otras circunstancias que nos son las exclusivas del programa en el que trabajamos.

Las tensiones políticas, las variaciones meteorológicas o los caprichosos microorganismos desencadenan crisis humanitarias que afectan a mayor o menor número de personas. Trabajamos en planes para poder dar respuesta a esas situaciones de la manera más rápida posible. Es importante conocer el contexto donde nos movemos y tener identificados miembros del equipo listos para comenzar una respuesta de urgencias en las primeras horas, que siempre son las más críticas.

Las emergencias que os muestro en estas fotos son pequeñas, no afectaron a muchas personas y afortunadamente todas tuvieron un final feliz, ya que no hubo muertos.

La primera es un pueblo donde hacemos el programa nutricional: Ngotto. Nos llegó la noticia de que una fuerte tormenta había provocado bastantes daños. Mandamos un equipo a evaluarlo.

Al final sólo fue necesario trasladar a nuestro hospital a tres pacientes. El herido más grave es el niño de la foto con el collarín. El muro de su casa, del que tenéis la foto más arriba, se le cayó encima. Susto inicial que quedó en algunos días de reposo en el hospital.

La segunda emergencia fue un accidente de tráfico. La inadecuadas condiciones de carreteras y vehículos hizo que un camión que trasportaba personas volcara por exceso de carga: más de 60 heridos… La velocidad reducida que llevaban y tal vez el destino se aunaron para que aquello no acabara convirtiéndose en una tragedia.

Al final, algunos heridos graves y la mayoría sólo contusiones… En las fotos de más abajo, el quirófano donde se sutura la pierna de un paciente…

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… la improvisada sala de clasificación de heridos…

… y un enfermero de nuestro equipo repartiendo analgésicos.

Saludos desde Boda.

Óscar

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Fotos: © Óscar Sánchez-Rey

Sabiduría popular

por Óscar Sánchez-Rey (MSF, República Centroafricana)

La temporada de los mangos también ha llegado. Es en estas latitudes y justo en esta época, estación de lluvias, cuando se producen los que para mí son los mejores mangos del mundo. Hay miles de mangueros por todos sitios, basta acercar la mano a una rama para comerse un fruto en el punto justo de maduración.

El otro día, terminada la jornada de trabajo, estábamos entretenidos justo en eso: en comer mangos. Actividad casi lúdica que, guardando las distancias, equivale a nuestro tradicional “comer pipas al fresco”.

Una señora que pasaba por allí, nos soltó sentenciosa: «¡si coméis tantos mangos os va dar la enfermedad de la malnutrición!» Me quedé perplejo, sin poder entender qué relación podría haber entre tan deliciosa fruta y la desnutrición. Me parecía un contrasentido.

Pero me di cuenta de que aquí no lo es. La época del mango coincide con el llamado “periodo de escasez”. Las reservas de la última cosecha ya se han agotado y la nueva todavía no ha dado los frutos, así que muchos niños sólo comen lo que da la naturaleza: mangos y poco más. Y está claro que una dieta basada casi exclusivamente en mangos acaba terminado en un problema nutricional.

Lo dicho, sabiduría popular…

Desde Boda,

Óscar

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Foto: Un espectacular ‘manguero’ en Boda (© Óscar Sánchez-Rey)

19 millones

Por Óscar Sánchez-Rey (República Centroafricana, MSF)

La semana pasada os contaba cómo organizamos aquí, en Boda y sus alrededores, el programa de nutrición terapéutica. Esta es una emergencia de las muchas silenciadas que hay, a pesar de las cifras que desde aquí, desde Boda, me parecen inabarcables: casi 19 millones de niños en el mundo padecen desnutrición aguda severa. O lo que es lo mismo, están en peligro de morir por desnutrición.

Hoy sólo os dejo unas fotos que corresponden a Yawa y Boganangone, dos localidades donde realizados el programa nutricional en las condiciones en que os comentaba la semana pasada: consultas médicas móviles en las que nos instalamos en algún pequeño centro médico si lo hay, o incluso al aire libre si no hay más remedio.

En esta primera tenéis la zona de espera de pacientes…

… de ahí pasamos al registro…

… luego a la consulta médica…

… y finalmente a la distribución de alimentos terapéuticos preparados, los RUTF de que os hablaba en el post anterior.

Si pensáis en la cifra que os comentaba al principio, los 19 millones de niños que hoy en el mundo necesitarían estar en alguna foto parecida a estas, os podéis hacer una idea de la enormidad de la crisis. De hecho, ni siquiera un 10% de esos 19 millones reciben en la actualidad los alimentos terapéuticos que podrían salvarles la vida.

Desde Boda,

Óscar

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Fotos: © Óscar Sánchez-Rey