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Por aquí han pasado cooperantes de Ayuda en Acción, Cruz Roja, Ingeniería Sin Fronteras, Unicef, Médicos del Mundo, HelpAge, Fundación Vicente Ferrer, Médicos Sin Fronteras, PLAN
Internacional, Farmamundi, Amigos de Sierra
Leona, Sonrisas de Bombay y Arquitectura sin Fronteras.

Un ‘pueblo’ de refugiados

Katja Schmitz, pediatra de Cruz Roja Española en el campo de refugiados de Skaramagas.

Hace 6 meses me embarqué en la experiencia más increíble de mi vida. Llegué a un puerto con cientos de contenedores convertidos en viviendas, metros y metros de cemento a casi 40º C, y dónde la gente salía cuando se ponía el sol. Un lugar que pretendía hacer de hogar a miles de personas que lo habían perdido todo. En este lugar, apartado del centro de Atenas, la actividad que ocupaba el día a día de las personas era la espera, la espera a una oportunidad, a una vida mejor, a poder ofrecerles un futuro a sus hijos.

Muchos de los jóvenes habían iniciado sus estudios en sus países de origen. Relataban con una sonrisa en la cara que soñaban con reanudarlos una vez llegados al destino de su viaje que había empezado hacía ya mucho tiempo. Esta sonrisa en muchos de ellos se fue borrando a lo largo de las semanas y meses, y nosotros lo observamos, porque la espera continúa para muchos.

Pero también observamos cómo este lugar tan singular se fue transformando progresivamente: aparecieron grupos de trabajo de voluntarios comunitarios, espacios para los niños y mujeres lactantes, una escuela y un parque infantil cargado de energía y vitalidad inagotable.

Múltiples organizaciones trabajan duro con el fin de preservar la dignidad de estas personas. A pesar de las dificultades del día a día y de algunas barreras idiomáticas, fácilmente superables gracias al objetivo común que nos mueve, es bonito ver personas de tan diversas nacionalidades y orígenes que acuden a este lugar formando parte de este equipo.

Pronto me contagié del entusiasmo y alegría del equipo de la Cruz Roja constituido por profesionales tan variopintos como se puede imaginar, echando muchas horas todos los días tanto en terreno como en casa.

Al principio, a pesar de la energía positiva y el esfuerzo, muchas veces recibimos reacciones de exigencias y enfados por parte de la comunidad a la que asistíamos. Esto probablemente reactivo a todo lo vivido durante el camino, el cansancio y la impotencia de no poder comunicarse en ocasiones. En particular, a lo que se refiere a mi consulta, los inicios fueron duros. Había poca aceptación de la no prescripción de antibióticos y otros fármacos. A veces era percibida como una maniobra de rechazo de asistencia, maniobra de ahorro o discriminación. Poco a poco nos fuimos haciendo con la confianza de la gente y ganándonos su respeto. Ahora, la mayoría nos saluda con confianza y pasear por Skaramagas se ha convertido en pasear por un pueblo donde los vecinos se conocen.

A pesar de todo este entusiasmo, la realidad es que aquí conviven personas de comunidades distintas muy enfrentadas entre sí. En este escenario singular, a los vecinos les unen las realidades del presente y un pasado reciente que comparten por encima de lo que les diferencia. A pesar de ello, paradoja de este mundo, las realidades globales de sus comunidades con frecuencia prevalecen y provocan hostilidades y violencia.

En todo esto es muy gratificante haber podido observar surgir amistades libre de todo prejuicio entre los voluntarios comunitarios, procedentes de sociedades tan enfrentadas como afganos e iraquíes. Son estas cosas, las que hacen merecedor nuestro esfuerzo y alimenta nuestra motivación.

En esta época navideña me gustaría pediros perder un instante para reflexionar sobre las personas con las que compartimos este mundo en continuo cambio. Pensar en lo extraño, en lo ajeno y en lo diferente como una oportunidad de enriquecernos y dejar de lado los prejuicios que tanto daño hacen. No para entristecernos ni sentirnos culpables, sino sentirnos afortunados y merecedores de ello, tendiéndoles una mano y devolviéndoles una sonrisa sincera a esta gente que lo ha perdido todo. Son actores de una película en la que nadie les ha preguntado si querían participar…

¡Feliz navidad!

6 comentarios

  1. Dice ser opinante

    Si es que es lo que tienen las religiones…en especial ahora mismo el Islam, que cuanto mas aférrimo se es….mas pobreza trae….mas campamentos habrá…..
    Mientras tanto en Europa,,,mas excendente de esta gente que sobra en sus paises por no usar medios anticonceptivos….welcome refugees!

    20 diciembre 2016 | 11:36

  2. Dice ser huhiu

    ¿alguien mas piensa que deberíamos de expulsar a toda esta gente?

    20 diciembre 2016 | 12:04

  3. Dice ser rosfi

    No está bien mezclar churras con merinas… y encima exigen por el cansancio….

    20 diciembre 2016 | 12:53

  4. Dice ser marismado

    Son actores de una película que ellos han filmado o dejado que filmaran.

    20 diciembre 2016 | 12:55

  5. Dice ser julio

    leer este articulo despues de lo de Berlin dan ganas de vomitar

    21 diciembre 2016 | 19:52

  6. Dice ser Ignotis parentibus

    business o turista? Solidario?

    26 diciembre 2016 | 16:14

Los comentarios están cerrados.