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Con el equinoccio primaveral y la primera luna llena llega la Semana Santa y el cambio de hora

Con el equinoccio primaveral y la primera luna llena llega la Semana Santa (y el cambio de hora)

Entramos en la primavera y esto trae consigo que en 2016 un par de eventos tengan lugar al mismo tiempo: la Semana Santa y el cambio al horario de verano. Ambos coincidirán en el mismo fin de semana, algo que no siempre suele suceder, debido a que cada año la fecha en la que cae la Semana Santa es diferente al determinarse en base al calendario lunar.

Por un lado tenemos el cambio de horario el cual está estipulado para que se realice siempre en la madrugada del último domingo del mes de marzo, en esta ocasión el día 27. Tras la entrada de la primavera  se debe realizar el ya tradicional adelanto de una hora (a las 2:00 pasarán a ser las 3:00) para ajustarnos al conocido como ‘horario de verano’ y que dura hasta el último domingo de octubre, lo cual nos permitirá disfrutar de más minutos de sol por las tardes, dándonos la sensación de que va alargándose el día y deje de oscurecer a media tarde, tal y como ha ido haciendo durante el tiempo en el que nos hemos regido bajo el ‘horario de invierno’ (de octubre a marzo).

Por otra parte, como el cálculo de la fecha en que debe caer cada año la Semana Santa se realiza localizando el primer domingo tras la primera luna llena (en 2016 el 23 de marzo) del equinoccio primaveral, tenemos que este año cae en el domingo 27 de marzo y, por tanto, ese día será designado como Domingo de Resurrección (también llamado de Pascua o de Gloria), el principal día de la Semana Santa para los cristianos.

El motivo del porqué tiene que ser el domingo siguiente de la primera luna llena de la primavera tiene su origen en la tradición de la Pascua judía, la cual se celebra el 14 de Nisán del ‘calendario judío’. En esa fecha se conmemora el ‘Éxodo‘ (la salida del pueblo hebreo de Egipto), y es lo que hizo Jesús con los apóstoles en la ‘última cena‘. El calendario judío es lunar y el 14 de Nisán siempre cae en la primera luna llena después del equinoccio de primavera.

 

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Fuentes de las imágenes: bibliotecapublicapsm / joyerickson

¿De dónde proviene el término ‘carnaval’?

¿De dónde proviene el término ‘carnaval’?

El carnaval es una de las fiestas más populares y que se celebra en un gran número de lugares de todo el planeta.

Aunque el concepto de celebrar festejos utilizando disfraces y máscaras es antiquísimo, el origen del término con el que se acabó designando a esta popular celebración debemos situarlo en la Edad Media, tras ser impuesto por el cristianismo un periodo obligado de penitencia, recogimiento, ayuno y oración que duraba cuarenta días (de ahí el término Cuaresma) y llegaba hasta el Domingo de Resurrección (Semana Santa).

Y es que los tres días previos a dar inicio a la Cuaresma se celebraban haciendo una despedida a la carne (ya que esta estaba prohibida consumirla) y se bautizó bajo el término ‘carnaval’ cuya etimología proviene del término italiano  ‘carnevale’  y éste a su vez del latín ‘carnem levare’ cuyo significado literal es ‘quitar la carne’ (carnem: carne – levare: quitar).

 

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Un puñado de palabras relacionadas con la Semana Santa y que quizás no sabías su significado

Un puñado de palabras relacionadas con la Semana Santa y que quizás no sabías su significado

A pesar de que España es un país aconfesional (laico prefieren decir algunos), la Semana Santa sigue siendo uno de los eventos más importantes que se celebran en toda la geografía y en el que, a pesar del carácter profundamente religioso de la celebración, aglutina a millones de personas que se sienten atraídas por los actos que se realizan a lo largo de esos días, siendo los más populares las procesiones.

Evidentemente, cada vez más son las personas que ven en estos días una excusa perfecta para descansar e irse de vacaciones sin tener apego alguno a la religiosidad de la fecha.

Pero la Semana Santa y toda su liturgia está llena de actos y términos que en muchas ocasiones su significado es ajeno a muchas personas que no conocen la terminología, por este motivo en este post os traigo un puñado de palabras relacionadas con la Semana Santa y que quizás no sabíais su significado:

La Cuaresma es el periodo de ‘cuarenta días’ que preceden a la Semana Santa. Abarca desde el Miércoles de Ceniza (último día de Carnaval) hasta el Jueves Santo. El origen etimológico de Cuaresma es el término en latín ‘quadragésima’ cuyo significado es ‘cuadragésimo día’.

Otro término muy utilizado en Semana Santa es Pascua. Este vocablo, tras evolucionar y pasar por varios idiomas (latín, griego y hebreo), fue acuñado para referirse al final del periodo de ayuno que se realiza durante la Cuaresma. Se celebra a partir del Domingo de Resurrección y marca el final de la Semana Santa (de ahí que el resto de días lleven acompañados la palabra ‘Santo’ –Jueves Santo, Viernes Santo…- y a partir de ahí se le adjunte la palabra ‘Pascua’ –Domingo de Pascua, Lunes de Pascua…)

Pero sin lugar a dudas, tal y como os indicaba en el primer párrafo de este post, uno de los actos más populares y que aglutina a más personas son las ‘procesiones’. El nombre a esa marcha o desfile religioso en el que participan numerosas personas proviene del término en latín ‘procedere’ cuyo significado es ‘marchar/andar hacia adelante’.

En cualquier procesión hay una serie de actos que tienen su nombre específico: ‘Cruz de guía’: es la cruz que encabeza la marcha. El ‘encuentro’: el Domingo de Resurrección salen distintas procesiones, unas portan un Cristo y otras una Virgen, van recorriendo diferentes calles hasta que en un punto se encuentran ambas imágenes. Una ‘imagen’ es una estatua, efigie o pintura de una divinidad o de un personaje sagrado.

Los ‘pasos’ son diferentes imágenes que son sacadas en procesión y que escenifican y representan diferentes momentos de los últimos días de Cristo y su resurrección.

Varios términos relacionados con los pasos y sus significados son:

  • Andas: Tablero sujeto con dos varas paralelas horizontales sobre el que se ponen las imágenes que se sacan en procesión.
  • Baquetón: Moldura que se sitúa encima de la parihuela.
  • Candelabro de guardabrisas: Candelero de varios brazos con tulipas para proteger las velas del aire y evitar que se apaguen.
  • Faldón: Tela de terciopelo con la que se cubre la parihuela del paso.
  • Gloria: Medallón que suele llevar el palio en la cara inferior, en el que se representa al Espíritu Santo o a la Inmaculada Concepción.
  • Hachón: Cada uno de los cuatro cirios que, por regla general, están situados en las esquinas del paso.
  • Llamador o martillo: Aldaba de metal situada en la parte delantera de los pasos, tallada habitualmente con formas que representan algún motivo simbólico y religioso. El capataz lo utiliza para dar algunas de las órdenes a los costaleros.
  • Palio: Especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas, bajo el cual se lleva procesionalmente el Santísimo Sacramento, o una imagen.
  • Parihuela: Estructura (de hierro o madera) sobre la que se dispone el resto de los elementos que componen el paso y que se cubre con los faldones.
  • Respiradero: Celosía que rodea el paso para que los costaleros puedan respirar.
  • Trabajaderas: Listones de madera bajo los que se colocan los costaleros para levantar el paso.
  • Simpecado: Insignia que en las procesiones sevillanas abre marcha en la sección de cofradías de la Virgen, y que ostenta el lema sine labe concepta. El nombre procede de la expresión sin pecado concebida, fórmula religiosa que hace referencia a la inmaculada concepción de la Virgen María.

Un puñado de palabras relacionadas con la Semana Santa y que quizás no sabías su significado

Algunos términos relacionados con las personas y sus vestimentas que forman parte en las procesiones y sus significados son:

  • Aspado: Término que se aplica a quien por penitencia (sobre todo la que se hacía en Semana Santa) llevaba los brazos extendidos en forma de cruz, atados por la espalda a una barra de hierro, espada, madero o algo similar. Esta costumbre se ha conservado en algunas localidades donde estas personas reciben el nombre de empalaos.
  • Azotado: disciplinante.
  • Camarera: Mujer que se encarga de cuidar el altar y las imágenes, y de vestir la imagen con el hábito y el manto con el que desfilará. Suelen acompañar a la virgen, a veces con mantilla y peineta.
  • Capataz: Jefe de los costaleros y el que los guía en la procesión.
  • Capirote: Cucurucho de cartón o rejilla que se cubre con el capuchón.
  • Capuchón: Tela con la que se cubren la cabeza, que deja al descubierto solo los ojos.
  • Cíngulo: Cordón con una borla a cada extremo que se ata a la cintura para ceñirse la túnica.
  • Cargador, costalero, hermano de carga o portador: Persona que lleva el paso cargándolo sobre el costal o sobre las cervicales, protegidas por una almohadilla denominada costal. También se le conoce como cargador, portador o hermano de carga.
  • Cofrade, nazareno o penitente: Miembro de una cofradía; también recibe el nombre de nazareno y penitente.
  • Cofradía: Congregación o hermandad que forman algunos devotos, con autorización competente, para ejercitarse en obras de piedad. La archicofradía es la cofradía más antigua o que tiene mayores privilegios que otras.
  • Contraguía: Ayudante del capataz; suele haber más de uno y se sitúan en las esquinas traseras o en los laterales del paso.
  • Disciplinante o flagelante: Persona que se disciplina en las procesiones de Semana Santa, es decir, que se flagela la espalda como penitencia. También recibe el nombre de azotado o flagelante. Antes se los denominaba disciplinantes de sangre para diferenciarlos de los disciplinantes de luz, que eran los que alumbraban con hachas y cirios a los que se disciplinaban.
  • Escapulario: Dos trozos de tela o cartón unidos por dos cintas largas, en los que se puede encontrar el escudo de la hermandad y una imagen. Se cuelga del cuello y las piezas quedan una sobre el pecho y la otra en la espalda.
  • Manolas: Nombre que reciben en algunos lugares las mujeres que visten de negro, con mantilla y peineta; en las procesiones del Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo la mantilla y la peineta son negras, mientras que el Domingo de Resurrección suelen ser blancas.

 

 

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Fuentes de consulta: profesoresdeele / fundeu (pdf) / etimologias.dechile / Diccionario de la RAE
Fuentes de las imágenes: garrellmillhouse (Flickr)pixabay

¿De dónde surge el hecho de disfrazarse durante el carnaval?

¿De dónde surge el hecho de disfrazarse durante el carnaval?

Para la mayoría de personas el término carnaval va asociado con el hecho de disfrazarse y pasar unos días de fiesta y jolgorio, pero esta celebración que lleva tantísimos siglos realizándose no siempre estuvo vinculada al hecho de ponerse un disfraz sino que es el resultado de una mezcolanza de fiestas y tradiciones, provenientes de distintas culturas, que en un punto de la Historia fueron unificándose para acabar siendo el festejo que hoy en día conocemos.

Por un lado, existen evidencias de que los sumerios ya se divertían pintarrajeándose o colocándose máscaras alrededor de una hoguera para ahuyentar a los malos espíritus y tener buenas cosechas y pedir a los dioses que sus tierras fuesen fértiles.

Otras civilizaciones posteriores como los griegos o los egipcios también practicaron el hecho de disfrazarse en sus homenajes a sus deidades o incluso las Saturnales que celebraban los romanos que es la primera semilla de lo que hoy en día es el carnaval tal y como lo conocemos. Unos días en los que se conmemoraba a Saturno, el dios de la agricultura y en los que estaban permitidos todo tipo de excesos y desmadres, por lo que algunos eran los que optaban por camuflarse bajo máscaras y otras ropas para preservar sus identidades.

Tal y como explicaba en el post que publiqué en 2014 sobre por qué el carnaval cae cada año en una fecha distinta, a partir del siglo IV, la imposición del catolicismo como única religión válida a raíz de la decadencia del Imperio Romano, hizo que las saturnales dejasen de ser una fiesta pagana para convertirse en una celebración previa a la Cuaresma que precedía a la Semana Santa, por lo que eran los últimos días en los que se podía comer carne (de ahí la etimología de ‘carnaval’: quitar la carne) antes del  ayuno y abstinencia obligados durante los cuarenta días que llevaban hasta la celebración religiosa. Desde entonces el carnaval empieza el ‘Jueves lardero’ y termina el siguiente Miércoles de Ceniza con el ‘entierro de la sardina’.

Evidentemente, durante un buen puñado de siglos los festejos más relacionados con el desmadre dejaron de realizarse públicamente, ante el temor de sufrir represalias por parte de los jerarcas eclesiásticos, pasando a ser una celebración de carácter familiar y religiosa que se hacía en el campo y donde se compartían distintas viandas. Aquellos que se atrevían a continuar haciéndolo como jolgorio preferían asegurarse que sus identidades quedaban en el anonimato, hecho que propició que los disfraces y máscaras cogieran un significativo protagonismo.

Pero si debemos destacar cuándo y dónde el carnaval tuvo su momento culminante de eclosión ese fue durante la Edad Media en Venecia, en el que la ciudad italiana se convirtió en el centro social, cultural y artístico de Europa y donde la aristocracia de la época acudía con asiduidad. El hecho de colocarse máscaras y disfraces y poder mezclarse con la gente llana del pueblo, camuflándose entre ella como uno más, sin ser reconocidos, es lo que dio un empuje definitivo a los carnavales siendo rápidamente exportados hacia un gran número de poblaciones de todo el continente.

A lo largo de los siguientes siglos la celebración del carnaval sufrió varios altibajos, siendo festejados mayoritariamente en entornos privados donde cada vez fue cogiendo más protagonismo el hecho de preservar la identidad.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

¿Cuál es el origen de la expresión ‘hacer la pascua’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘hacer la pascua’?

La mayoría de fuentes coinciden en señalar que el origen de la expresión ‘hacer la pascua’ es algo incierta y desconcertante debido a que todo apunta que surge de una celebración de la que también nació otra expresión, pero con un sentido totalmente contrario: ‘estar como unas pascuas’, que se utiliza para indicar que se está alegre e incluso nervioso ante un acontecimiento.

La celebración a la que se hace referencia es la Pascua Judía (también conocida como Pésaj), una fecha en la que se conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto.

Para ello se realiza el rito judaico del cordero que consiste en apartar a uno de estos animales al que se le ha estado cuidando, engordando, alimentando y mimando a lo largo de las últimas semanas y con el que se realiza el ritual del Sacrificio Pascual (Korbán Pésaj). Todo parece indicar que el haber estado llenando de mimos al animal para después sacrificarlo puede haber dado origen a esta expresión.

La Pascua Judía se celebra en el Nisan (según el calendario hebreo), que viene a coincidir entre los meses de marzo y abril del calendario gregoriano (los mismos días que nuestra Semana Santa).

 

 

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Fuentes de consulta: Del Hecho al Dicho de Gregorio Doval / Amando de Miguel (libertaddigital) / Diccionario de dichos y refranes / esacademic
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué el carnaval cae cada año en una fecha distinta?

¿Por qué el carnaval cada año cae en una fecha distinta?

Existe una estrecha relación entre la fecha en la que cae la Semana Santa y los días en los que se celebrará el carnaval ese mismo año, aunque esta sea una fiesta pagana y se realice con anterioridad a la celebración religiosa. Conociendo cuándo es Semana Santa un año podremos saber qué día empieza el carnaval. Entre ambas fechas pasan exactamente cuarenta días, que es el periodo conocido popularmente como ‘Cuaresma’. Para saber por qué es así, voy a hacer un poco de historia…

El hecho de disfrazarse y celebrar una fiesta a lo largo de varios días, es una continuidad de los antiguos Saturnales, los festejos romanos que se realizaban en honor al Dios Saturno.

Fue a partir del siglo IV, durante la decadencia del Imperio Romano, cuando la iglesia católica tomó el control de la mayor parte de las celebraciones paganas que se realizaban, anulándolas y/o reconvirtiéndolas en fiestas religiosas (entre ellas las mencionadas Saturnales y las del ‘Sol Invictus’ del 25 de diciembre, las cuales reconvirtieron en lo que hoy en día conocemos como Navidad o incluso el Día de San Valentín). Con ello también vino el reubicar en el calendario otra de las grandes fiestas de la iglesia: la Semana Santa, como conmemoración de la ‘última cena’ celebrada por Jesucristo con sus apóstoles, su captura, crucifixión y resurrección, pero también otra celebración muy vinculada con los orígenes del cristianismo: la Pascua judía, que se celebraba el 14 de Nisán.

Para especificar la fecha el emperador romano Constantino el Grande estableció, en el primer Concilio de Nicea (año 325 d.C.),  una fórmula por la cual se determinaría cuándo caería la celebración de la Semana Santa y ésta sería siempre en el domingo siguiente a la primera luna llena tras la entrada de la primavera (Domingo de resurrección).

Se acordó que a la Semana Santa le precedería un espacio de cuarenta días (la Cuaresma) en los que, obligatoriamente, se debía realizar unos actos de sacrificio y penitencia, entre ellos el  ayuno y abstinencia. Este periodo comenzaba el Miércoles de ceniza, por lo que esta era la fecha límite (en los siguientes cuarenta días) para poder comer de todo, divertirse y celebrar cualquier tipo de festejo, motivo por el que se popularizó una celebración durante los tres días previos al inicio de la Cuaresma, trasladándose la fiesta y jolgorio de las Saturnales a esa fecha (para así no hacerla coincidir en diciembre con la Navidad). A esta celebración se le llamó carnaval cuya etimología proviene del término italiano  ‘carnevale’  y éste a su vez del latín ‘carnem levare’ cuyo significado es carnem (carne) y levare  (quitar): quitar la carne.

Esos tres días de fiesta y jolgorio (donde casi todo estaba permitido) dio lugar a ir disfrazado y taparse el rostro con el fin de salvaguardar el anonimato. Hoy en día, esta celebración se ha alargado una semana, comenzando en la mayoría de lugares el Jueves Lardero.

Así que ya sabéis, si queréis saber cuándo va a caer el carnaval simplemente tenéis que saber en qué fecha hay la primera luna llena tras la entrada de la primavera, iros al domingo siguiente y contar desde ahí y hacia atrás cuarenta y siete días en el calendario (los 7 de la Semana Santa más los 40 de la Cuaresma) ¿un poquito enrevesado, verdad?  Tranquilos, en el siguiente enlace podréis calcularlo automática e indefinidamente para cualquier año: CALCULADOR DE LAS FECHAS DE CARNAVAL, CUARESMA Y SEMANA SANTA.

 

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Fuente de la imagen: Rickydavid (Flickr)

 

¿Cuál es el origen de la expresión ‘ser un tonto de capirote’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘ser un tonto de capirote’?El ‘capirote’ es un gorro en forma de cucurucho invertido que, desde tiempos de la Edad Media, la Santa Inquisición obligaba a llevar colocado sobre la cabeza a todo aquel al que acusaba de algún delito, pecado o herejía.

Aquel que llevaba puesto dicho capirote era objeto de escarnio público, siendo el centro de burla del populacho que se agolpaba en las plazas públicas donde eran exhibidos los castigados por el tribunal eclesiástico.

Dependiendo del grado de castigo, la persona juzgada o acusada por la Inquisición llevaba una serie de elementos que distinguían las diferentes penas.

A aquellos acusados de penas/pecados menores que mostraban arrepentimiento se les colocaba una especie de saco de lana conocido como Sambenito que debían portar durante largo tiempo junto al mencionado capirote. Vestidos de dicha guisa eran paseados y mostrados para ser humillados públicamente.

Famosos también son los capirotes que portan los penitentes durante las procesiones (sobre todo en Semana Santa), pero estos iban forrados de tela que caía sobre los hombros y tan solo llevaban un par de agujeros para los ojos, evitando así que se les viera el rostro y se guardase así el anonimato de su identidad.

De ahí que con el tiempo surgiese por parte del pueblo el señalar a aquel que llevaba un capirote con la cara descubierta como alguien falto o escaso de entendimiento (el tonto del que todos se ríen), apareciendo en el vocabulario popular la expresión ‘tonto de capirote’.

El origen etimológico del término ‘capirote’ proviene de ‘capirón’ y este del latín ‘cappero’, cuyo significado es ‘prenda que cubre la cabeza’.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons (Los caprichos de Goya, nº 24 – 1797-98)

¿Por qué durante la Cuaresma y Semana Santa se comen tantos dulces?

¿Por qué en Semana Santa se comen tantos dulces?

Durante los días de Semana Santa es muy típico el consumo de diferentes dulces de nuestra variadísima gastronomía. Quizás el dulce más famoso de estas fechas son las ‘torrijas’, de las que se tiene constancia que ya se realizaban durante la Edad Media y su nombre proviene de la palabra torrar y ésta del latín torrēre, que significa tostar.

Si recorriésemos la península de un extremo al otro, podríamos comprobar cómo en cada provincia nos encontramos con diferentes dulces que se realizan durante estas fechas (torrijas, buñuelos de Cuaresma, arroz con leche, pestiños…) todos de un gran aporte calórico.

Pero el consumo masivo de dulces durante estos días no era algo específico y exclusivo de la Semana Santa sino de la Cuaresma (el periodo de cuarenta días que van desde el Miércoles de Ceniza al Domingo de Ramos) en el que siglos atrás era de obligado cumplimiento realizar durante el mismo los actos de sacrificio y penitencia conocidos como  ‘ayuno’ y ‘abstinencia’.

El ayuno consistía en tomar a lo largo de toda la Cuaresma (exceptuando los domingos) una sola comida principal al día y estaban obligadas a hacerlo todas aquellas personas que hubiesen cumplido los siete años (actualmente es a partir de los 14) hasta los 59. También quedaban exentos los enfermos y las parturientas.

Por su parte, la abstinencia marcaba la prohibición de comer carne ningún viernes durante toda la duración de la Cuaresma. El Miércoles de Ceniza y Viernes Santo eran los días en el que se debía practicar conjuntamente el ayuno y la abstinencia.

Durante esos días sí que se permitía ingerir algunas pequeñas porciones de alimentos que estuvieran elaborados con huevos, leche (que solía ser de almendras, para así no tener origen animal), harina o miel, y se hacía como aporte energético, sobre todo para aquellos trabajadores que debían soportar unas largas jornadas laborales (que por entonces duraban de sol a sol) con una sola comida principal en el cuerpo.

Cabe destacar que, durante las últimas décadas, las propias Diócesis y Conferencias Episcopales de los diferentes países han ido flexibilizando las normas que marcaban el ayuno y la abstinencia que debía realizarse.

Hoy en día, a pesar de que las personas que realizan dicho sacrificio y penitencia son una minoría (en comparación a antaño) y no se necesita ese aporte extra de energía y/o calorías para aguantar todo el día sin comer, la costumbre de preparar los ricos dulces caseros se ha convertido en una característica tradición de la Semana Santa.

 

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Fuente de la imagen: BocaDorada (Flickr)

Algunas curiosidades sobre la tradicional ‘Mona de Pascua’

Cada año al acabar la Semana Santa muchas son las familias que disfrutan de un sabroso dulce llamado ‘Mona de Pascua’, muy típico en Cataluña, Valencia, Baleares y Murcia y que, cada vez más, se ha ido extendiendo como costumbre a otras zonas de España.

Se consume coincidiendo con el final de la cuaresma (del Miércoles de ceniza al Domingo de Resurrección) en el que tradicionalmente se llevaba a cabo un periodo de ayuno y abstinencia de un buen número de alimentos.

La tradición marcaba que el padrino de bautizo o abuelo (en muchos casos es la misma persona) regalaba al niño una torta o roscón que llevaba tantos huevos duros como años tenía éste. La edad máxima eran los 12 años por lo que ese es el último año en el que se le obsequiaba y para ello se le colocaba un huevo extra.

En aquellas comunidades en el que el Lunes de Pascua es festivo se aprovecha este día para comerse la mona y suele ser habitualmente a la hora del postre o la merienda.

Los primeros escritos en el que aparece esta tradición apuntan al siglo XVIII, aunque alguna fuente lo lleva hasta los tiempos en los que la presencia morisca estuvo en nuestro país.

Fue a partir del siglo XIX cuando las confiterías empezaron a realizar las monas tal y como las conocemos hoy en día, en el que los huevos duros fueron reemplazados por otros de chocolate y se comenzó a adornar y llenar de figuras, teniendo poco que ver con las sencillas y  tradicionales monas de pascua.

Hoy en día muchos son muchas las pastelerías que compiten entre ellas para ver quién es el pastelero que confecciona la mona de pascua más espectacular, alcanzando éstas unos precios desorbitantes.

Son varias las fuentes que señalan que el origen del nombre de “mona” proviene de la munna término árabe que significa «provisión de la boca», regalo que los moriscos hacían a sus señores.

 

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Foto de la mona tradicional extraída de http://yomelocomo.wordpress.com/2011/04/25/la-mona-de-pascua-receta-tradicional
Ilustración de Tomás Padrón tomada de Wikimedia comons y que a su vez fue sacada de la revista satírica «Un tros de paper» que se publicó entre los años 1865 y 1866.
Fuentes de consulta: elbonmenjar / tinet / elperiodicomediterraneo / wikipedia

¿En qué parte de la cabeza tenemos la crisma?

Posiblemente habréis oído en más de una ocasión  aquello de “¡Como te caigas te vas a romper la crisma!”.

Esta sencilla y popular frase ha hecho creer a muchísimas personas que la ‘crisma’ formaba parte de nuestra cabeza. Pero no es así.

El crisma (que no ‘la’) es el aceite consagrado que se utiliza en la iglesia católica para ungir en la frente en actos como el sacramento del bautismo, la confirmación, la consagración de obispos y otros actos de índole religioso.

La palabra crisma proviene del latín chrisma, y a la vez éste del griego khrisma.

El “santo crisma”, como es llamado, es aceite de oliva mezclado con bálsamo y es consagrado por el obispo cada Jueves Santo.

Debido al uso continuado en el lenguaje popular de la palabra crisma, cómo sinónimo de cabeza, acabó aceptándose, incluso por la RAE, para llamarla así coloquialmente. De ahí que tengamos ligado el concepto de “partirse la crisma” con “romperse la cabeza”.

 

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