‘Buscando a Dory’ para reencontrar la fórmula de ‘Buscando a Nemo’

 Ayer pudimos ver una película que llevábamos mucho tiempo esperando. Todo Pixar nos encanta en casa, todos sus personajes nos gustan, pero Dory es especial entre ellos. El pez azul que nació para comparsa y que robó el protagonismo a Nemo y a Marlin tuvo a Julia todo el verano de hace dos años hablando en balleno y cantando Sigue nadando. Está claro que tenía madera de estrella.

Y a partir de aquí algún spoiler. Poca cosa, pero aviso porque soy consciente de que hay gente muy susceptible. A mí, salvo que me chafen el final de El sexto sentido, no me importan demasiado.

Buscando a Dory es muy similar a Nemo en muchos aspectos. Tiene un ritmo similar, tal vez no el más apto para los niños más pequeños, no hay malvados sino circunstancias adversas, hay superación personal y un sentido de la familia latente a lo largo de todo el metraje. Hay también una humanización absoluta de los habitantes del océano, capaces de vivir en cualquier tipo de agua y de realizar proezas increíbles que hay que asumir como posibles dentro del universo creado por los guionistas.

Conserva además a casi todos los personajes de la primera entrega, aunque sea casi en plan cameo y añade a un pulpo que es un acierto, un gruñón de corazón corazones de oro que es un maestro del camuflaje, una pareja de ballenas, una gaviota estrafalaria y un trío de excéntricos leones marinos.

El doblaje sigue siendo uno de los mejores que yo recuerde, con esa Anabel Alonso que hizo suyo el personaje, la canción, el balleno y lo que se le ponga por delante.

¿Para qué cambiar lo que funcionó en la primera? Es un planteamiento inteligente revisitarlos con flashbacks y un cambio de escenario. Ahora sí, tal vez repetir la fórmula, tal vez que los personajes protagonistas no sean un descubrimiento sino un reencuentro, haga que la sorpresa se desvanezca. Y os confieso que no me emocionó tanto. Por mucho que la Dory bebé esté entre lo más adorable que ha dibujado Pixar (el alevín azul ha desbancado en ojazos al gato de Shrek), por mucho que el reencuentro esté esperándose durante toda la película, no me llegó a tocar la fibra tanto como la primera o como otras producciones de Pixar.
dory

Aun así es una buena película para ver en familia, una película que ha roto los récords de recaudación de una película de animación en su estreno. Como os comentaba, a los niños más pequeños que había en la sala, los menores de cuatro años, se les hizo larga.

A mí parecer está entre los mejores de los últimos estrenos de animación que he visto, mejor sin duda que Arlo, aunque mi favorita entre las películas recientes es sin duda Zootropolis. Hace poco tuvimos la ocasión de verla de nuevo en casa, que acaba de salir en DVD y blue-ray, y volvió a entusiasmarme.

En breve veré Pets, de los creadores de Gru, ya os contaré qué tal.

1 comentario

  1. Dice ser Emilio Molina

    Comparto casi totalmente la apreciación, y le añadiré una pregunta-reflexión: ¿no te parece que últimamente se mete mucho el eslogan «pensar es malo»? Sé que en la película lo intentan asociar a «sobrepensar», pero ¿queda esto claro cuando alaban las bondades de la improvisación (por no decir la temerariedad)? Y eso que el desenlace tiene que ver con un uso encomiable del cerebro…

    24 junio 2016 | 15:46

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