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¿Por qué una nana ayuda a conciliar el sueño?

A través de mi perfil @curiosisimo_ en Instagram, me preguntan por qué una nana ayuda a conciliar el sueño.

¿Por qué una nana ayuda a conciliar el sueño?

Cuando el sonido es suave y repetitivo, como en el caso de una nana, nuestro cuerpo responde armoniosamente a la melodía, los latidos cardíacos descienden, la respiración se vuelve profunda y tranquila y esa la música, suave como una caricia, guía a nuestro organismo hacia un estado de serenidad propicio para el sueño y el descanso.

Las nanas, por su composición, incorporan el ritmo del balanceo, ese suave vaivén que inconscientemente realizamos al intentar dormir a un bebé, y, por tanto, ese movimiento, lejos de la quietud, emula la sensación de seguridad y confort del útero materno.

La mente, atrapada por este ritmo, se entrega al reposo y así la nana se convierte en un bálsamo que acuna el sueño, tranquilizando tanto a pequeños como a los mayores con su suave melodía.

 

 

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¿De dónde proviene la expresión ‘Dormir como un lirón’?

Varias son las expresiones que se utilizan para hacer referencia al hecho de dormir mucho y plácidamente: como un ceporro, ‘como un tronco’, a pierna suelta o ‘como un lirón’ (entre otras). En esta ocasión os explicaré de dónde proviene la mencionada en último lugar.

¿De dónde proviene la expresión ‘Dormir como un lirón’?

El ‘lirón’ es un pequeño roedor (de aproximadamente 30 centímetros, aunque gran parte de su tamaño proviene de la largura de su cola) que pasa gran parte del día aletargado, pero, además, también todo el invierno.

En escritos de la época de los antiguos romanos ya mencionan estos el aletargamiento de este animal, originándose el símil que se hacía entre el dormir mucho y el roedor, de ahí que se popularizase la expresión ‘Dormir como un lirón’.

Como dato curioso, indicar que en inglés el lirón es conocido con el término ‘dormouse’, siendo su etimología algo confusa e indicando un gran número de expertos que, muy posiblemente, provenga de alguna forma anglo-francesa en las que su significado literal sería ‘ratón que duerme’ o ‘ratón dormilón’.

 

 

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La curiosa y reparadora ‘siesta del carnero’

La curiosa y reparadora ‘siesta del carnero’

Solemos tener asimilado que una siesta es aquella cabezada que se hace después de comer, la cual es aconsejable realizar siempre y cuando no sobrepase los 20 minutos o media hora y se convierte en algo que nos ayuda a reponer fuerzas para seguir con nuestra rutina durante el resto del día.

Como ya expliqué en otro post, el término siesta viene de ‘sextear’ o ‘sexta hora’, ya que la ‘Regla de San Benito’ (escrita por el monje Benito de Nursia en el siglo VI) indicaba la norma de guardar reposo y silencio después de la sexta hora que era la de más calor. Esta sexta hora eran las 12 del mediodía, teniendo en cuenta que los monjes empezaban su jornada a las seis de la mañana.

Pues bien, ese reposo que se hacía al mediodía se producía inicialmente antes de comer, aunque con el paso de los años se adaptó a después de la comida principal (llamada almuerzo en muchos lugares).

Pero hoy en día todavía hay muchas personas que tienen la posibilidad de echar una cabezadita justo antes de la hora de comer, siendo conocida comúnmente como ‘siesta del carnero’, aunque es común llamarla de otros modos como siesta del borrego, del burro, del gorrino, del perro… (y así con infinidad de animales, ya que parece ser que estos suelen tener la costumbre de dormir antes de comer). Parece ser que la más famosa es la del carnero ya que era muy habitual hacerla entre los pastores cuando sacaban a pastar a sus carneros, quedando sentados a la sombra de un árbol y aprovechando para descansar un rato antes de ponerse a comer.

También podemos encontrar que es llamada ‘siesta canóniga’ o ‘siesta del canónigo’, debido a que era frecuente que estos eclesiásticos echaran una cabezadita disimuladamente durante los rezos que se realizaban al mediodía.

Según indican algunos expertos, la ‘siesta del carnero’ que se produce antes de comer suele ser más reparadora que la que se hace después, ya que no solo ayuda a reponer fuerzas (sobre todo si se ha tenido una mañana cansada o ajetreada de trabajo) sino que hace que se coma con menor ansia.

 

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¿Por qué algunas personas creen que tomar un vaso de leche les ayuda a conciliar el sueño?

¿Por qué algunas personas creen que tomar un vaso de leche les ayuda a conciliar el sueño?Llevo toda la vida viendo a mi madre hacer el mismo ritual todas las noches: prepararse un vaso de leche caliente antes de ir a dormir porque así (según ella) le ayudará a conciliar el sueño mucho más rápido.

Por mucho que he tratado de explicarle que éste es uno más de los muchísimos mitos que llevan décadas transmitiéndose de una generación a otra y sin tener detrás una validez científica, mi madre sigue empeñada en que sí que es eficaz y que le ha funcionado desde que siendo niña su madre se lo inculcó.

El convencimiento que tiene hacia esta panacea es tal que incluso coge la tablet que le regalamos hace un par de navidades y tras una búsqueda en Google me muestra los resultados de aquellas páginas que aseguran que tomar un vaso de leche ayuda a dormir (evidentemente yo le muestro aquellas que dicen lo contrario). Pero a pesar de ello me dice categóricamente que alguna que otra noche que no ha podido tomar su vaso de leche no ha podido conciliar el sueño y cuando sí lo bebe el efecto sedante es inmediato.

Y es que la verdad, para mi madre y una infinidad de personas, el hecho de tomar un vaso de leche antes de acostarse sí que les ayuda a conciliar el sueño, pero esto ocurre en realidad por puro efecto placebo debido a que lo que les funciona es el ritual de realizarlo cada noche y no el hecho de que la leche sea un alimento que contenga triptófano, un aminoácido que  ayuda a mantener los niveles de serotonina y melatonina en el cerebro (tal y como indican aquellos que defienden la hipótesis de que es un buen somnífero).

Si el hábito de tomar leche antes de acostarse lo sustituimos por el de cualquiera de estos otros: leer un libro, rezar unas oraciones, escuchar un poco de música, masturbarse, realizar ejercicio relajante o yoga e incluso que te cuenten un cuento, encontraremos que el resultado es exactamente el mismo: todos ayudan a conciliar el sueño y es que a cada persona le funciona una cosa distinta, aquella que de manera rutinaria esté acostumbrada a realizar el momento previo a meterse en la cama (o cuando ya esté dentro de ella).

Posiblemente más de un lector del blog se esté preguntando que si, tal y como he comentado un par de párrafos más arriba, la leche es rica en triptófano y está demostrado que éste es un aminoácido que ayuda a inducir el sueño, por qué no va a ser efectivo en un vaso de leche caliente antes de dormir…

Y es que la respuesta es muy sencilla: porque la cantidad de triptófano que un vaso de leche contiene es ínfima y para que realmente pudiese hacernos efecto dicho aminoácido tendríamos que ingerir varios litros. Incluso está demostrado que el triptófano presente en otros productos lácteos (como el yogurt o el queso) es muy superior al de un vaso de leche, así como en otros alimentos como el bacalao (hasta diez veces más); legumbres como las lentejas, la soja o garbanzos; cereales como el arroz silvestre o el trigo; frutas como el aguacate o las naranjas; la carne, infinidad de pescados e incluso multitud de frutos secos.

En resumidas cuentas… lo que realmente va bien para conciliar el sueño más rápidamente es realizar una rutina que nos sea placentera y será nuestro propio cerebro el que se encargue de proporcionarnos la serotonina y melatonina que necesitamos para dormir rápida y placenteramente pero el triptófano de la leche nada habrá intervenido en ese proceso.

 

 

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Fuentes de consulta: Juan Revenga (El nutricionista de la general) / sabescuidartehoy / cocinatis / uamshealth / sleepbetter
Fuente de la imagen: zac-attack (Flickr)

¿De dónde proviene la idea de que contar ovejitas ayuda a conciliar el sueño?

¿De dónde proviene la idea de que contar ovejitas ayuda a conciliar el sueño?

Posiblemente en alguna de esas noches de insomnio en la que no has podido conciliar el sueño has intentado contar ovejitas, pero veías como iba pasando el tiempo y no había manera de dormirse. También era muy típico de nuestras madres contestarnos eso de «pues si no puedes dormir cuenta ovejitas».

Ciertamente un buen número de investigaciones que se han realizado en los últimos años han llegado a la conclusión de que contar ovejitas para que nos entre el sueño antes no sirve para nada. Así que… ¿de dónde proviene la idea de que sí funciona?

El origen es algo incierto, pero casi todas las fuentes apuntan a un antiguo cuento que se contaba a los niños al acostarlos y que tenía una estructura repetitiva y sin fin. Siempre pasaba algo que hacía que fuese inacabable y cuyo final era inventado por la persona que lo contaba en el momento que veía que el pequeño ya se había dormido.

Dentro de esta estructura sin fin se encontraba la historia del pastor que tenía un rebaño de muchísimas ovejas y debía pasarlas al otro lado del río a través de un estrecho puente. Cada oveja iba pasando de una en una y el pastor debía contarlas, para asegurarse que habían pasado todas. Eran tantas, que, en el transcurso de ese pasar ovejitas de un lado a otro mientras el adulto lo relataba, el niño se dormía.

 

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Fuente de la imagen:  jordanrippy

¿Por qué cuando tenemos hambre nos ponemos de mal humor?

Como ya os he explicado en otros post, nuestro organismo es sabio y sabe en cada momento qué es lo que necesita para seguir en condiciones óptimas. Si tenemos frío se contraen y relajan, rápida y repetidamente, algunos de nuestros músculos para producirnos tiritera y así poder mantener nuestros órganos internos a una temperatura óptima. Pues cuando tenemos hambre pasa algo parecido… nuestro cuerpo se pone en marcha para autoalimentarse.

Esto hace que vaya echando mano de las reservas energéticas que tenemos (glucógeno), pudiendo provocar que el nivel de glucosa en nuestra sangre descienda  y ello nos provoque el  típico enfado y mal humor tan común en muchas personas  cuando tienen hambre.

Quienes más lo padecen son los niños, cuyas reservas son menores y necesitan ingerir alimentos en periodos más cortos de tiempo, llegando a ponerse insoportables y/o con un buen berrinche.

Pero hay otro elemento que puede provocar que nos enojemos con más facilidad cuando tenemos hambre y éste es la serotonina. Cuando sus niveles son bajos es uno de los causantes de nuestra irritación. La serotonina es una hormona encargada de controlar nuestros diferentes estados, como la ira, ansiedad, apetito, excitación, sueño, angustia, etc…

También debemos tener en cuenta que el ayuno prolongado y posterior descenso de glucosa en sangre (hipoglucemia) puede venir acompañado de algún mareo y malestar; algo que comúnmente muchas personas describen como “un bajón de azúcar”, el cual suele pasarse tras tomar algún alimento o bebida dulce.

 

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Fuentes de consulta: fisterra / nbcnews
Fuente de la imagen: somospacientes

¿Por qué entra sueño después de comer?

Después de comer, nuestro cuerpo se concentra en la digestión de los alimentos que hemos ingerido. Para ello, se envía más sangre y oxígeno al sistema digestivo, lo que hace que el flujo sanguíneo en otras partes del cuerpo disminuya, incluyendo el cerebro.

Además, durante el proceso de digestión se liberan hormonas como la insulina y el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1), que ayudan a las células a absorber la glucosa del torrente sanguíneo para obtener energía. Sin embargo, esto también puede provocar una disminución en la glucemia en sangre, lo que puede afectar la actividad neuronal y la sensación de somnolencia.

Por otro lado, la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos o grasas puede aumentar los niveles de serotonina en el cerebro, una sustancia que produce sensación de bienestar y relajación, lo que puede contribuir a la sensación de somnolencia. Sin embargo, esto no significa que todas las comidas ricas en carbohidratos o grasas nos hagan sentir somnolientos, ya que otros factores como la cantidad de comida, la hora del día y la calidad del sueño también pueden influir en esta sensación.

¿Por qué el vino nos produce sueño?

¿Por qué el vino nos produce sueño?

La ciencia ha descubierto por qué el vino tinto produce somnolencia. En la Universidad de Milán han analizado las uvas con las que se elabora y han encontrado en ellas melatonina, la hormona que regula el sueño. En tres de las variedades estudiadas, Nebbiolo, Merlot y Cabernet, se han encontrado las mayores concentraciones de esta hormona. Hasta ahora se pensaba que la melatonina sólo la producía el cuerpo de los mamíferos. Los investigadores también han encontrado la misma sustancia en la cerveza. Ambas inducen el sueño, aunque, según precisa el trabajo: “Se trata de un adormecimiento poco recuperador del cansancio”.

Los científicos italianos que realizaron la investigación ya tienen sus detractores, Richard Wurtman del Instituto de Tecnología de Massachusetts, advierte que posiblemente los científicos italianos en realidad no han encontrado melatonina, sino que se trata de otra sustancia muy similar.

 

 

 

Fuentes: QuoDirectoalpaladar
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¿Cuál es la fase REM del sueño?

¿Cuál es la fase REM del sueño?

La tercera fase del sueño se conoce como la fase REM (Rapid Eye Movements), que en español significa Movimientos Oculares Rápidos (MOR). Durante esta etapa, el individuo está profundamente dormido, con una intensa relajación muscular, y se pueden observar los movimientos oculares típicos. En los varones, también se producen erecciones con regularidad, y hay alteraciones en la frecuencia cardiaca y respiratoria.

El período REM representa aproximadamente el 25% de la duración total del sueño en los adultos, pero es más prolongado en los niños, alcanzando casi la mitad del tiempo absoluto en los recién nacidos. Es durante esta fase cuando ocurren los sueños, y la actividad cerebral es máxima, lo que sugiere que estos períodos son activos en lugar de pasivos y relacionados con la relajación y la inconsciencia.

Es importante tener en cuenta que durante la siesta, no es recomendable llegar a la fase REM del sueño. Si se alcanza el sueño profundo y se despierta, puede producirse una sensación de aturdimiento desagradable que afectará el rendimiento laboral. Por lo tanto, se sugiere que la siesta no dure más de cuarenta y cinco minutos, e incluso algunos estudios defienden una duración de solo quince minutos.

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons