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¿De dónde proviene la expresión ‘Hacer la cama a alguien’ como sinónimo de hacerle una mala pasada?

Se conoce como ‘hacer la cama’ a la jugarreta o mala pasada que se le hace a alguien con intención de perjudicarle.

¿De dónde proviene la expresión ‘Hacer la cama a alguien’ como sinónimo de hacerle una mala pasada?

Esta práctica (de fastidiar al prójimo) fue de uso común siglos atrás, en los que dar a las autoridades cierta información sobre alguien podía perjudicar seriamente a una persona, que sería apresada y, muy posiblemente, ajusticiada como castigo.

Y es que el sentido que tenía antiguamente la expresión ‘hacer la cama’ era, ni más ni menos, la de mandar a alguien a una muerte casi segura, ya que una de las muchas acepciones que se le da al término ‘cama’ (aunque actualmente ya está en desuso) era el de ‘sepulcro’ y así ya aparecía recogido en el Diccionario de Autoridades de 1780.

 

 

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¿Por qué hay personas que se despiertan justo antes de que suene el despertador?

¿Por qué hay personas que se despiertan justo antes de que suene el despertador?

A la mayoría de personas nos cuesta muchísimo despertar por la mañana y lo hacemos gracias a que el despertador nos avisa de que ha llegado la hora de ponerse en pie y comenzar la jornada, pero sin embargo hay quien tiene la facultad de despertarse y abrir los ojos justo un instante antes de la hora programada y sin que haga falta que suene el despertador.

Esto es debido a lo que se conoce como ‘ritmo circadiano’ o ‘reloj biológico/interno’, por el cual nuestro organismo (y el de los seres vivos en general) se sincroniza con nuestras necesidades y rutinas.

El cuerpo nos avisa cuándo es la hora de comer proporcionándonos la sensación de tener hambre (solemos escuchar el rugido de nuestro estómago y si nos pasamos de la hora incluso nos ponemos de mal humor), también nos indica que ha llegado el momento de acostarnos haciéndonos entrar sueño (y bostezos) ocurriéndonos lo mismo con el momento de levantarnos para empezar nuestra jornada: nos despertamos (en algunas ocasiones) antes de que suene el despertador.

Evidentemente esto último no le ocurre a todas las personas, siendo más frecuente que les pase a aquellas que llevan un modo de vida meticuloso y rutinario: se despiertan, comen y se acuestan siempre a la misma hora, ya sea día laborable, festivo o estén de vacaciones.

Pero también podemos encontrarnos con que, de forma excepcional, hay ocasiones puntuales en las que debemos levantarnos a una hora inhabitual a la nuestra (hemos de salir de viaje, acudir a una entrevista de trabajo, hacer un examen…) y sin que suene el despertador nos despertamos justo un instante antes de la hora que hemos programado el despertador. Ahí no solo ha intervenido nuestro reloj biológico, sino una serie de hormonas que son las encargadas de que nuestro cerebro esté ‘alerta’, ya que, sin ser conscientes, hemos dado instrucciones a éste de nuestra necesidad de levantarnos ese día a una hora que no es la habitual.

Cabe destacar que gracias al ritmo circadiano somos conscientes de en qué momento del día nos encontramos y el motivo por el que personas que pasan una temporada aisladas (y sin reloj) pueden saber cuándo les toca ir a dormir, comer o levantarse (evidentemente según pasa el tiempo de aislamiento se les va desajustando el reloj interno).

 

 

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Fuentes de consulta: sciencedaily / xatakaciencia / huffingtonpost / nature
Fuente de la imagen: barkbud (Flickr)

¿Cuál es el origen del término ‘almohada’?

¿Cuál es el origen del término ‘almohada’?

Sabido es que una almohada es un cojín rectangular relleno de un material blando (espuma, látex, plumas…) y que sirve para apoyar la cabeza, sobre todo a la hora de dormir.

El término ‘almohada’, como otros tantos vocablos que actualmente se utilizan en el idioma español, proviene del árabe hispánico ‘almuẖádda‘ (al muẖádda) y que procede del árabe clásico ‘miẖaddah’ cuya traducción literal es ‘mejilla’ pero se le dio el sentido de ‘donde se apoya la mejilla’.

Así pues, la almohada (también llamada comúnmente almohadón) es aquel colchoncillo que sirve para apoyar la mejilla cuando recostamos nuestra cabeza.

 

 

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¿Por qué algunas personas creen que tomar un vaso de leche les ayuda a conciliar el sueño?

¿Por qué algunas personas creen que tomar un vaso de leche les ayuda a conciliar el sueño?Llevo toda la vida viendo a mi madre hacer el mismo ritual todas las noches: prepararse un vaso de leche caliente antes de ir a dormir porque así (según ella) le ayudará a conciliar el sueño mucho más rápido.

Por mucho que he tratado de explicarle que éste es uno más de los muchísimos mitos que llevan décadas transmitiéndose de una generación a otra y sin tener detrás una validez científica, mi madre sigue empeñada en que sí que es eficaz y que le ha funcionado desde que siendo niña su madre se lo inculcó.

El convencimiento que tiene hacia esta panacea es tal que incluso coge la tablet que le regalamos hace un par de navidades y tras una búsqueda en Google me muestra los resultados de aquellas páginas que aseguran que tomar un vaso de leche ayuda a dormir (evidentemente yo le muestro aquellas que dicen lo contrario). Pero a pesar de ello me dice categóricamente que alguna que otra noche que no ha podido tomar su vaso de leche no ha podido conciliar el sueño y cuando sí lo bebe el efecto sedante es inmediato.

Y es que la verdad, para mi madre y una infinidad de personas, el hecho de tomar un vaso de leche antes de acostarse sí que les ayuda a conciliar el sueño, pero esto ocurre en realidad por puro efecto placebo debido a que lo que les funciona es el ritual de realizarlo cada noche y no el hecho de que la leche sea un alimento que contenga triptófano, un aminoácido que  ayuda a mantener los niveles de serotonina y melatonina en el cerebro (tal y como indican aquellos que defienden la hipótesis de que es un buen somnífero).

Si el hábito de tomar leche antes de acostarse lo sustituimos por el de cualquiera de estos otros: leer un libro, rezar unas oraciones, escuchar un poco de música, masturbarse, realizar ejercicio relajante o yoga e incluso que te cuenten un cuento, encontraremos que el resultado es exactamente el mismo: todos ayudan a conciliar el sueño y es que a cada persona le funciona una cosa distinta, aquella que de manera rutinaria esté acostumbrada a realizar el momento previo a meterse en la cama (o cuando ya esté dentro de ella).

Posiblemente más de un lector del blog se esté preguntando que si, tal y como he comentado un par de párrafos más arriba, la leche es rica en triptófano y está demostrado que éste es un aminoácido que ayuda a inducir el sueño, por qué no va a ser efectivo en un vaso de leche caliente antes de dormir…

Y es que la respuesta es muy sencilla: porque la cantidad de triptófano que un vaso de leche contiene es ínfima y para que realmente pudiese hacernos efecto dicho aminoácido tendríamos que ingerir varios litros. Incluso está demostrado que el triptófano presente en otros productos lácteos (como el yogurt o el queso) es muy superior al de un vaso de leche, así como en otros alimentos como el bacalao (hasta diez veces más); legumbres como las lentejas, la soja o garbanzos; cereales como el arroz silvestre o el trigo; frutas como el aguacate o las naranjas; la carne, infinidad de pescados e incluso multitud de frutos secos.

En resumidas cuentas… lo que realmente va bien para conciliar el sueño más rápidamente es realizar una rutina que nos sea placentera y será nuestro propio cerebro el que se encargue de proporcionarnos la serotonina y melatonina que necesitamos para dormir rápida y placenteramente pero el triptófano de la leche nada habrá intervenido en ese proceso.

 

 

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Fuentes de consulta: Juan Revenga (El nutricionista de la general) / sabescuidartehoy / cocinatis / uamshealth / sleepbetter
Fuente de la imagen: zac-attack (Flickr)

Clinofobia, el miedo irracional y patológico a meterse en la cama

Clinofobia, el miedo irracional y patológico a meterse en la cama

El cerebro humano es complejo y éste es el que determina qué cosas sentimos y por qué las sentimos (enamorarnos, tener miedo, reprimirnos, dejar soltar nuestra euforia, cólera o tristeza…, por poner unos poquísimos ejemplos)

También es el que se encarga de determinar si padecemos una fobia y qué es a lo que le tenemos esa aversión irracional e injustificada (en una gran mayoría de ocasiones) que se convierte en algo compulsivo.

De los centenares de fobias que existen, una de las más curiosas es la ‘clinofobia’, que es el miedo irracional y patológico que sienten algunas personas en el momento de tener que meterse en la cama.

Los clinofóbicos, a la hora de ir a dormir, comienzan a sentir una extraña ansiedad que les impide meterse en la cama, conciliar el sueño y descansar debidamente. Muchos son los motivos que pueden ocasionar esta fobia que no solo es miedo al acto de ir a la cama física, sino todo lo que representar que llegue la hora de acostarse.

Esa ansiedad, un gran número de veces injustificada, es debido en la mayoría de ocasiones al miedo que sientena que les ocurra algo mientras están durmiendo (morir, ser atacados, que entre alguien a robar, que haya algún tipo de monstruo o espíritu bajo la cama, orinarse encima…). A pesar de que nunca han vivido uno de estos episodios, los clinofóbicos sienten ese miedo irracional que les impide ir a dormir cuando llega la hora de acostarse. Muchas de estas personas acaban quedándose dormidas en el sofá, sin darse cuenta y rendidas por el sueño y el cansancio.

Seguramente muchos de los lectores rápidamente habréis identificado esta fobia con lo que sentían los protagonistas de la saga de películas ‘Pesadilla en Elm Street’.

 

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Fuente de la imagen: youthkiawaaz