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¿Por qué nuestros pies se enfrían tan fácilmente?

A través de un comentario en otro post de este blog, Virginia M. me pregunta por qué nuestros pies se enfrían tan fácilmente.

¿Por qué nuestros pies se enfrían tan fácilmente en invierno?

Los pies son una de las partes del cuerpo más propensas a enfriarse, especialmente en climas fríos (durante el invierno) o durante largos períodos de inactividad. Esto se debe a que esa parte de nuestras extremidades inferiores tienen una menor cantidad de músculos que generan calor.

Cuando hace frío el cuerpo responde reduciendo el flujo sanguíneo a las extremidades para conservar el calor en los órganos internos. Esto hace que se enfríen tan fácilmente y puede hacer que se sientan entumecidos. Curiosamente, el hecho de sentir frio en los pies suele provocar un malestar general.

Otra razón común de pies fríos es tener una mala circulación sanguínea, la cual puede impedir que la sangre fluya adecuadamente hacia los pies, lo que causa una sensación constante de frialdad.

Los pies fríos en la cama, durante la noche, pueden dificultar el sueño y provocar que nos cueste dormir y descansar adecuadamente.

Para mantener los pies calientes, es recomendable usar calcetines gruesos y zapatos adecuados para el clima, así como es muy aconsejable hacer ejercicio regularmente con el fin de mejorar la circulación sanguínea y levantarse a caminar durante unos minutos cuando se tiene un trabajo sedentario o se ha estado mucho tiempo inactivo.

 

 

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Fuente de la imagen: pexels

Media docena de expresiones que hacen referencia a alguna parte de la anatomía

Media docena de expresiones que hacen referencia a alguna parte de la anatomía

Tener cara de acelga:
Durante el Siglo de Oro español (siglos xvii y xviii) muchos fueron los literatos que usaron la expresión cara de acelga amarga, con la que se referían al semblante pálido y macilento (flaco, descolorido) que presentaba una persona por el cansancio o tras haber trasnochado. Con los años la referencia amarga desapareció de la locución y, todavía hoy, sigue utilizándose en el modo tener cara de acelga.

Tener orejas de soplillo:
Decir que alguien tiene  orejas de soplillo es referirse a sus grandes y separados pabellones auditivos. El término soplillo lo recibe del aventador en forma de pala (redondo y con un mango), hecho comúnmente de esparto y que sirve para avivar el fuego (por ejemplo, de una chimenea).

No tener dos dedos de frente:
Expresión con la que se da a entender que alguien tiene pocas luces o entendederas y que es una persona muy limitada intelectualmente. Proviene de la errónea creencia (surgida en la primera mitad del siglo xix) que la anchura de la frente de un individuo determinaba su inteligencia. Estaba basada en una pseudociencia llamada frenología, creada por el anatomista alemán  Franz Joseph Gall.

Ser la niña de sus ojos:
Predilección especial que se siente por algo o alguien. La  niña a la que hace alusión la expresión es las pupila, llamadas de ese modo debido a que antiguamente se percataron de que en la obertura que se encuentra en el centro del iris (y por donde entra la luz al ojo) quedaba reflejada la silueta de la persona a la que se estaba mirando, por lo que esa figura recordara el trazo de un diminuto cuerpo de niña.

Dormir a pierna suelta:
Cuando alguien duerme sin problemas y de un tirón suele decirse que ha  dormido a pierna suelta. Esta expresión proviene del hecho de dormir sin tener atadura ninguna en las extremidades inferiores y hace referencia a aquellos presos a los que, por buena conducta, se les permitía pasar la noche sin estar encadenados a unos grilletes o cadenas. Esos reos afortunados tenían un descanso nocturno mejor, por lo que a la mañana siguiente se encontraban en mejores condiciones que sus compañeros de celda.

Andar con pies de plomo:
Ante una situación que requiere calma y hacer las cosas con cautela, disimulo, sin prisas o con la máxima precaución posible suele utilizarse las expresiones andar con pies de plomo e ir con pies de plomo. Dos locuciones que hacen referencia al mundo subacuático en el que los buzos utilizaban unas botas recubiertas de plomo con las que conseguían tener mejor y mayor estabilidad y seguridad para andar por el fondo del mar o por la superficie de algún barco hundido.

 

 

 

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Fuente de la imagen: nubedepalabras

¿De dónde proviene llamar ‘antípodas’ a los que viven al otro lado del planeta?

¿De dónde proviene llamar ‘antípodas’ a los que viven al otro lado del planeta?Es común escuchar a alguien utilizar el término ‘antípoda’ cuando se está refiriendo a una persona que vive en Nueva Zelanda.

Evidentemente este vocablo no es única ni exclusivamente para referirse a los habitantes de ese país oceánico, sino que el término debe utilizarse para aludir a aquel que habita en un lugar del globo terrestre diametralmente opuesto a donde habita el otro (en nuestro caso Nueva Zelanda o en el de Canadá sería la Antártida, Argentina y China…).

La etimología de la palabra nos llega desde el latín ‘antipŏdes’ y éste lo tomó del griego ‘ἀντίποδες’ (antípodes) formado por ‘anti’ (opuesto, contrario) y ‘podes’ (pies) y cuyo significado sería ‘el que está opuesto a nuestros pies’.

El término fue acuñado en el siglo II a.C, por el cartógrafo y filósofo griego Crates de Malos, pero fue popularizada y llegó hasta nuestros tiempos gracias al matemático greco-egipcio (y sabio multidisciplinal) Claudio Ptolomeo, que fue quien lo popularizó a través de sus estudios y escritos hacia finales del siglo II d.C.

¿De dónde proviene llamar ‘antípodas’ a los que viven al otro lado del planeta?

 

 

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Fuentes de las imágenes: clipartbest / pixabay  / Wikimedia commons

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [2]

Días atrás publicaba el post ‘Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban’ el cual alcanzó un gran éxito de lectura y muchos fueron quienes lo compartieron en sus redes sociales.

Haciendo caso a varias peticiones que he recibido a través de los diferentes medios de contacto, en el post de hoy os traigo una segunda entrega con otra docena de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban, el cual espero sea de vuestro agrado, al igual que ocurrió la vez anterior:

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Chicote

 

Chicote:

A muchos os vendrá a la cabeza el popular chef y presentador de televisión Alberto Chicote, pero, en este caso, un chicote es el nombre que se le da a la colilla de un cigarro puro

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Zorongo

 

Zorongo:

Nombre que recibe el característico pañuelo doblado (en forma de venda) que llevan en la cabeza los baturros (, el Diccionario de la RAE los define como «aragoneses rústicos»)

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Guedeja

 

Guedeja:

Es la melena del león. También se le llama así a las melenas muy largas en general

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Baceta

 

Baceta:

Son aquellas cartas (naipes) que se quedan en un montón y sin repartir (también llamada baza)

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Dilúculo

 

Dilúculo:

La última parte en la que se divide la noche. Es justo el momento anterior al que va a asomar el primer rayo de Sol.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Boquerel

 

Boquerel:

Es la pieza que se encuentra en la manguera de un surtidor de gasolina la cual agarramos y  apretamos el gatillo para que salga el combustible

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Sicote

 

Sicote:

La mugre que se acumula en el cuerpo (sobre todo en los pies) por la falta de higiene y limpieza

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Bazucar

 

Bazucar:

Lo que hacemos con un vaso o cualquier otro recipiente que contiene un líquido y movemos dando giros con la muñeca con el fin de removerlo (por ejemplo el azúcar de un café cuando no tenemos cucharilla)

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Bomborombillos

 

Bomborombillos:

Es el acto de llevar a alguien montado sobre los hombros (muy típico hacérselo a toreros, deportistas o a los niños pequeños)

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Chisguete

 

Chisguete:

Se llama así al chorrito de un líquido que sale disparado con fuerza (por ejemplo el de una pistola de agua) Pero un chisguete también es pedir que te sirvan un culín de vino (un trago corto)

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Zupia

 

Zupia:

Y hablando de vino, la zupia es el poso o residuo que queda al fondo de la botella o copa

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Jareta

 

Jareta:

Es el dobladillo que llevan muchas piezas de ropa por el que se coloca y/o asoma un cordón, goma o cinta que sirve para ajustar la prenda (pantalones, sudaderas…)

 

 

 

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