Nunca celebres alejarte de lo diferente (#estamosconvosotros, con los alumnos con autismo)

Estos días ha sido noticia la alegría y el alborozo, comprobadas mediante capturas filtradas de un grupo de Whatsapp, de varios padres que presionaron para lograr la expulsión de un chico con Asperger de un colegio argentino.

Lo contó este martes mi compañera Claudia Morán en el blog Goldman Sach is not an aftershave.

Que haya padres que hayan presionado para que se vaya un niño con autismo o con cualquier otro tipo afectación cuya conducta era disruptiva en clase no es ninguna novedad, sucede también en España y en algún caso incluso acaba llegando a los medios.

Tampoco lo es que esos padres se hayan alegrado cuando ese compañero de sus hijos que era diferente se haya marchado. Lo más novedoso del caso argentino y lo que ha propiciado que haya trascendido tanto son esos pantallazos de regocijo.

Siempre se trata de casos complejos que hay que tratar con prudencia porque no conocemos muchos detalles, pero alegrarse del fracaso de un niño es de miserables.

Bien es cierto que lo que mas nos encontramos los niños y las familias que intentamos la vía de la inclusión por parte de otras familias es la indiferencia, que estemos sin estar.

Jaime estuvo casi tres años en un aula TGD de un centro público, estuvo en la vía inclusiva casi tres años. Tres años en los que no hubo ningún problema de comportamiento, ninguna agresión, porque tiene un carácter muy dulce. Tres años en los que participé activamente en las actividades del colegio, me disfracé en Carnaval con los niños para que Jaime participara de mi mano, me ofrecí para llevar las cuentas de la cooperativa escolar un año, no me salté una reunión, iba a llevar y a recoger a Jaime al colegio con frecuencia (el primer año siempre)… En todo ese tiempo Jaime no recibió nunca una invitación a un cumpleaños. No sé si había un grupo de WhatsApp en el colegio, porque nunca me invitaron a uno.

Yo era la madre diferente del niño diferente. El niño que pasaba varias horas a diario con sus compañeros pero que era el niño con autismo, el que probablemente acabaría desapareciendo. Se asumía desde el principio, aunque fuera de manera inconsciente.

Solo recuerdo a dos madres, con las que me alegra seguir cruzándome por mi ciudad, que estuvieron genuinamente interesadas por entender lo que le pasaba a Jaime, que preguntaban sin miedo, que lo consideraban compañero de sus hijos igual que cualquier otro.

Cuando Julia entró en Infantil yo casi no pisé el colegio. Tenía a otro hijo en otro centro a treinta kilómetros de distancia y con los mismos horarios de entrada y salida. Al poco estábamos abrumados de invitaciones de cumpleaños, en un par de grupos de WhatsApp, quedando con otros padres y enviando postales en verano.

Muchos chavales con autismo y sus familias estamos sin estar del todo hasta que es el centro escolar el que invite a la marcha de ese niño, que se vaya a la vía especial o a otro colegio en el que pueda estar mejor atendido. Cuando la orientadora me dijo al final de Infantil que la evolución de Jaime no permitía que siguiera por la vía inclusiva y que era mejor que se fuera a Especial, que en ese colegio al que al año siguiente iría su hermana no podía seguir, no hubo ninguna despedida emotiva, simplemente nos fuimos y nadie nos echó de menos.

Y que queréis que os diga, me parece mucho más grave que sean profesionales de la enseñanza y del ámbito educativo de la Administración los que hagan fracasar la inclusión de un niño a que lo hagan los padres. Si no hay recursos en el centro, hay que pelear por tenerlos y no acostumbrarse a un desfile constante de niños a los que no se les ha podido dar una respuesta adecuada. La inclusión de un niño solo sucede si curricularmente es capaz de avanzar y si además no genera conflictos en casa. Capacidad y conducta. Si no se dan esos dos aspectos, la vía Especial y excluyente llegará tarde o temprano.

Si la culpa es la falta de recursos, me niego a entrar en el juego de crear guerras entre padres. Tampoco a presionar aún más a maestros que hacen lo que pueden sobrepasados por la carencia de medios.

No es la primera vez que os digo que al que hay que mirar es al que está arriba con la cartera.Hay demasiados niños con escasos apoyos dando bandazos, niños que pierden derechos para los que no hay marcha atrás, que perderán la oportunidad de mejorar, vivir integrados y felices. Un coste inaceptable. Y la culpa es del dinero, siempre es el maldito dinero que hay a carretadas para muchas otras cosas pero no para ofrecer educación de calidad a nuestros hijos, tengan necesidades especiales (los que están en una situación más vulnerable) o no. Y no tiene visos de mejorar.

Volviendo al caso de Argentina. Os dejo con la reflexión, que comparto, de Álvaro Girón Martín, maestro y licenciado en psicopedagogía, que se describe como «involucrado y cada día más sorprendido con el autismo y el Asperger».

NUNCA CELEBRES ALEJARTE DE LO DIFERENTE

Todos queremos lo mejor para nuestros alumnos/as, todos queremos lo mejor para nuestros hijos/as y repito TODOS lo queremos, creo que eso está bastante claro. Quizá el problema esté en la realidad que cada uno tenemos sobre qué es lo mejor o qué es lo peor.

Hace unos días saltó una noticia en Argentina en la que un niño con Síndrome de Asperger había sido expulsado de su colegio como consecuencia de su comportamiento (no es relevante si buen o mal comportamiento). Nos enteramos de ello a través de unas capturas de pantalla, de uno de esos famosos grupos de Whatsapp de padres/madres en las que podíamos ver como el resto de familiares celebraba, festejaba o se alegraba de la noticia (en el fondo querían lo mejor para sus hijos/as)

Hemos encontrado a lo largo de estos días detractores y defensores de esas familias que se alegraban de la expulsión del chico, esto pasa siempre, opinamos de todo sin saber de casi nada y eso puede ser muy peligroso.

Tras esta pequeña descripción de lo ocurrido quiero compartir una reflexión, no por conocer más o menos sobre el tema, sino porque me veo en la necesidad de hacerlo y también, ya sea dicho de paso, porque vengo con las pilas cargadas de las vacaciones (dedicado a todos los que os encantan las vacaciones de los maestros)

Tenemos que ser capaces de mirar más allá de los simples pantallazos o de las simples noticias que nos llegan de primeras, detrás hay mucho más. Este tema en concreto está muy relacionado con la situación en la que se encuentra la educación. Debemos plantearnos, los profesores/as los primeros, qué es lo importante para nuestros chicos/as, porqué debemos luchar cada día que entramos al aula y porqué debemos dejar de lado horas de matemáticas, lengua o inglés.

Estamos hablando de educación en valores, de enseñar a respetar, de saber que todas las personas que tenemos a nuestro lado nos pueden aportar algo, de transmitir unos aprendizajes que nos valgan a lo largo de toda nuestra vida, incluso aprender a estar en un grupo de whatsapp y no alegrarse de una pérdida, y si, hablo pérdida porque lo que han sufrido los compañeros del alumno con Asperger en esa escuela es una auténtica pérdida.

Seguimos convencidos de que el mejor camino para educar es la competitividad, que lo más importante en esta vida es tener el mejor trabajo, la mejor casa o el coche de nuestros sueños, pero muchas veces se deja de lado lo esencial y por lo que todos luchamos y pocos consiguen: ser felices con lo que hacemos y con lo que queremos hacer de verdad.

Con esto conseguimos dejar de lado muchas cosas. No me cabe duda, que expulsar a un alumno por su comportamiento es una de las peores soluciones posibles, pero de lo que tampoco me cabe duda es de todo lo que hay detrás. ¿Ese alumno recibe los apoyos que necesita cada día al igual que el resto de sus compañeros? En eso se basa el principio de equidad, enmarcado dentro de la legislación educativa y por lo que se convierte en un derecho para todas las personas. Cuando alguna de las patas de esa mesa cojea al final termina siendo incómodo para todos.

Por eso, desde aquí y desde muchos más sitios que tengo el gusto de conocer, defendemos ese cambio de chip, esa verdadera educación en la que todos compartamos espacios, conocimientos, alegrías y tristezas, pero en la que haya un hueco para cada chico/a, ya sea rubio, alto o tenga asperger.

Si las personas que nos dedicamos a la educación, conseguimos transmitir este mensaje a la gente que nos rodea, a nuestros alumnos/as, a las familias (con la que debemos trabajar codo a codo cada día) conseguiremos que ningún chico/a se quede sin su sitio dentro de un aula y lograremos que las únicas celebraciones o los únicos festejos que haya en los grupos de Whatsapp sean los de cumpleaños.

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15 comentarios

  1. Dice ser marian

    Cuando un niño/a escupe, interrumpe, pega constantemente a sus compañeros y más a los que tiene al lado, o simplemente no se relaciona con ninguno,es muy difícil que a ese compañero/a le tengan «aprecio», no tiene nada que ver con la educación, sino con las relaciones sociales, a nadie nos gusta que nos incordien o no nos hablen, pues menos a los niños.
    Sin intención de ofender pero:
    ¿Cómo se incluye a un chaval que pega, muerde, escupe y toquetea de forma compulsiva?
    ¿Cómo se incluye a un chaval que no interactua o lo mínimo con sus compañeros?
    La teoría es muy bonita, el día a día es otra historia.

    06 septiembre 2017 | 10:15

  2. Dice ser mari mar

    Gracias, Melisa.

    @ marian: No se le ha discriminado por «morder», «escupir» ni «toquetear»…se le ha discriminado por tener ASPERGER.

    06 septiembre 2017 | 10:48

  3. Dice ser mari mar

    De acuerdo con que no podemos obviar la posición del profesional….ni tampoco, que el colegio fuera religioso.

    06 septiembre 2017 | 10:52

  4. Dice ser Juan

    Marian, soy padre de una niña de 2 años con TGD (TEA), y te puedo decir que en la guarderia ni ha pegado, ni escupido ni mordido a ningun compañero. Tiene rabietas eso si, pero son porque tiene 2 años, como cualquier otro. Si que toca e interactua con los demas de otra manera, pero ningun padre nos ha llamado nunca la atencion, y se ha movido por varios ambientes.
    El trabajo de inclusion es de los profesionales, mi hija va a clases con niños «normales» y no desentona para nada, dicho por sus profesores e incluso terapeutas nos indican que lo hagamos.
    Tal vez el caso de mi hija, dentro ese gran espectro, no sea de los mas extremos, en cuanto a las relaciones sociales, no digo que sean sencillas para estos niños, pero desde las asociaciones luchamos para que se les incluya o al menos se nos conozca antes de juzgarlos, porque en ocasiones generando los ambientes adecuados estos niños consiguen alcanzar metas mas altas.
    Nadie dijo que fuera facil, pero hay profesionales muy involucrados, familias detras, y solo queremos que la sociedad nos de la oportunidad de ser visibles y compartir nuestras experiencias.

    06 septiembre 2017 | 10:53

  5. Dice ser Paco

    En un mundo en el que el dinero es finito, y me temo que en el país de donde vienen esas imágenes el dinero en educación de ser bastante limitado, un niño con problemas de este tipo atrasa a los demás y no estará bien atendido.

    Es injusto, pero el mundo no es justo. Nunca lo ha sido y probablemente nunca lo será.

    Hay que intentar vivir en el mundo real.

    Qué eso pase en un país pobre pues tristemente es lo que hay. Qué eso pase en España es otro tema, es lamentable e injustificable.

    06 septiembre 2017 | 11:16

  6. Dice ser Elena

    Pienso que independientemente del dinero está también la educación y valores personales,mi hija ahora va a hacer 10 años,tiene algunos rasgos leves de Asperger,Infantil fue un hortor para ella y para mí, la profesora no la entendia y era una histérica, me llego a insinuar que mi hija era retrasada,gracias a que la psicopedagoga no se llevaba bien con la profesora le hizo unas pruebas a mi hija y descarto lo que la profe queria que era que se fuese del cole.
    Empezo yendo a clases de apoyo hasta primero de primaria,la invitaron a muy pocos cumples porque a las madres no les gusta que sus hijos sean amiguitos de niños que necesitan apoyo.
    Mi hija ahora va a hacer 5 de primaria,saca practicamente en todo sobresalientes,le encanta la informática y leer, pero las relaciones sociales no se le dan nada bien,de hecho no tiene amigas,no comparten intereses, por decirlo de alguna manera y la cuesta expresarse,sobre todo sentimientos.
    En Infantil eran las madres las que no les hacia gracia que sus hijos, que sí la aceptaban,fuesen sus amigos
    Ahora las madres sí quieren que sus hijos sean amigos de mi hija porque es de las mas lista de la clase y que la inviten a los cumples, pero los hijos ya no quieren, han crecido y tiene otros juegos e intereses que mi hija no entiende..

    06 septiembre 2017 | 12:12

  7. Dice ser Un padre

    En el instituto tuve un compañero con TGD y reconozco que al principio no sabíamos muy bien cómo relacionarnos con él. Un día nos reunió un profesor y nos explicó exactamente cómo pensaba, qué podíamos esperar de él (y qué no) y cómo sería deseable que nos comportásemos con él. Con paciencia e interés por parte de toda la clase no sólo terminó los estudios con buenísima nota sino que además lo pasó bien con nosotros y nosotros con él.
    Ahora mis hijos tienen compañeros con características similares y echo en falta esa iniciativa por parte del colegio para incluirles en la vida de los demás alumnos. Creo que están superados porque con una profesora para 25 alumnos (alguna más de apoyo de vez en cuando) y poco presupuesto no son capaces de dar a estos niños la atención que se merecen.
    Saludos.

    06 septiembre 2017 | 12:50

  8. Dice ser AGA

    Tal vez sea yo muy candida, pero me cuesta creerme que esos padres se alegren de que el ninio con asperger se vaya solo porque sea asperger. No me atreveria a juzgar porque no tenemos todos los datos, pero me es dificil pensar que sea tan solo por eso… Desde la ignorancia, parece mas que ese ninio debia ser conflictivo de alguna manera.

    Puede que no sea asi en este caso, pero en otras ocasiones si hemos visto que los padres se han levantado en armas para que se vaya del colegio algun companiero de sus hijos con problemas y despues hemos descubierto que era alguien que les pegaba, se metia con ellos…

    Pues que quereis que os diga, tenga algun tipo de «problema» o sea tan solo un cabroncillo, si un ninio pega a mi hija todos los dias tambien me alegraria de que se fuera…

    06 septiembre 2017 | 13:26

  9. Dice ser mariand

    A lo que dice AGA me refiero.
    Cada caso es un mundo, pero cuando se invita a unos padres a llevar a su hijo a un colegio especial y los otros padres «se alegran», siempre es por algo mucho más notorio que un «nombre de síndrome», más bien por el comportamiento que lo define.
    Hablo por experiencia no por fastidiar.

    06 septiembre 2017 | 13:35

  10. Dice ser Lin

    Alguien dice que se le ha «discriminado» por tener asperger.
    Se le hubiera «discriminado»igualmente si el comportamiento hubiera sido provocado por cualquier otra causa, incluida la mala educación. Los asperger no son de color verde, no se les puede discriminar simplemente por su diagnóstico.
    Y no me quiero repetir porque ya di mi opinión en la noticia del suceso, pero tratándose de niños el asunto es mucho más complicado de lo que parece.
    Los niños a esa edad no comprenden que otro niño rompa las reglas que a ellos les imponen. La inclusión solo es posible cuando ambas partes están preparadas y eso requiere de cierta madurez que los niños de primaria no tienen. No podemos exigirles que se comporten como adultos responsables, el comportamiento de su compañero les confunde y les sobrepasa y eso crea el caos.
    Por supuesto la falta de empatía mostrada por las demás madres es manifiesta y vergonzosa. Al menos por respeto y educación deberían haber disimulado tanto entusiasmo.

    06 septiembre 2017 | 14:50

  11. Dice ser mari mar

    @lin:
    Los que no «entienden», no son los otros niños, son los adultos.

    06 septiembre 2017 | 19:42

  12. Dice ser Grosero

    como siempre solo miras por ti. Seguro que hasta te crees empatica.

    06 septiembre 2017 | 21:16

  13. Dice ser Ana

    En clase de mi hija hay un niño con autismo, va a los cumpleaños siempre pero… es una tortura tenerlo en clase. Les pega continuamente, escupe, les lanza cosas, grita… no es por falta de medios tiene con él a alguien durante toda la jornada, es porque ese niño con las características que tiene no se puede integrar. Hasta ahora lo han aceptado pero ya empiezan a quejarse, los que sientan con él en el comedor lo pasan fatal porque escupe la comida y les da asco… yo creo que hay que saber mirar más allá y ver la realidad de otros padres cuyos hijos sufren los comportamientos de estos niños.

    06 septiembre 2017 | 22:58

  14. Dice ser LaCestitadelBebe

    Muy fuerte! De todas formas siempre que la conducta sea de integración, estoy contigo

    Anabel

    08 septiembre 2017 | 08:06

  15. Dice ser ERWIN  SALAS

    la inclusión es el futuro

    23 noviembre 2017 | 00:51

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