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El asperger y el acoso

Según la OMS, uno de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista / FOTO: THINKSTOCK

Según la OMS, uno de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista / FOTO: THINKSTOCK

La polémica de la semana a nivel mundial la han protagonizado un grupo de madres de alumnos de cuarto curso de un colegio religioso de Merlo, en Buenos Aires. A través de un grupo de Whatsapp, celebraron enérgicamente la decisión del centro de cambiar de clase a un niño con síndrome de Asperger.

Con mensajes cargados de emoticonos de alegría y celebración, las madres se congratulaban de que sus hijos pudieran «trabajar y estar tranquilos» a raíz de esa medida y señalaban que ya «era hora» de que se hicieran «valer los derechos del niño para 35 y no para uno solo».

Los pantallazos de la conversación fueron difundidos en Facebook por la tía del alumno con Asperger, lo que provocó que diversas asociaciones no dudasen en criticar públicamente la decisión del centro escolar, así como la actitud de las progenitoras. No se trataba de un caso de discriminación por parte del alumnado, sino de la propia comunidad educativa.

Según relatan varios medios, los padres habrían realizado huelgas y amenazado al colegio con no llevar a sus hijos al centro. Así lo denunció también la tía del alumno: «Les cuento que las mamás de los compañeritos hacían paro (no llevaban a sus hijos supuestamente hasta que no saquen a mi sobrino de esa escuela). Eso no pasó, pero lo cambiaron al otro cuarto», escribió.

Por su parte, la madre del niño con síndrome de Asperger defendió al colegio y culpó solamente a los progenitores de los otros alumnos, asegurando que los profesionales del centro «estaban desbordados por la presión de los padres».

Son muchas las asociaciones de personas con trastorno del espectro autista (TEA) que en numerosas ocasiones han puesto el acento en la estrecha relación entre dicho trastorno, en el que se incluye el síndrome de Asperger, y el acoso escolar. Sin embargo, en esta ocasión la actitud agresiva y discriminatoria la han protagonizado un grupo de familiares y un centro educativo, en contra de los esfuerzos de organizaciones como Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para mejorar la vida de los niños y adolescentes con trastornos mentales luchando por la igualdad y la inclusión social.

La OMS describe el TEA como «un grupo de complejos trastornos del desarrollo cerebral» que «se caracterizan por dificultades en la comunicación y la interacción social y por un repertorio de intereses y actividades restringido y repetitivo», y que afecta a «un niño de cada 160». Al mismo tiempo, señala que «en todo el mundo, la mayoría de las personas con trastornos del espectro autista y sus familias no reciben ninguna prestación de los sistemas de salud y bienestar social».

Además, la organización subraya que las necesidades asistenciales de las personas con TEA son «complejas», por lo que «requieren una gama de servicios integrados que incluyan la promoción de la salud, la atención, servicios de rehabilitación y la colaboración con otros sectores como el educativo, el laboral y el social».

Sin embargo, la propia OMS reconoce que las personas que padecen este trastorno «sufren a menudo estigmatización y discriminación, en particular privaciones injustas en materia de salud, educación y oportunidades para participar en sus comunidades».

Dentro del Plan de Acción de la OMS sobre salud mental 2013-2020 se incluyen medidas enfocadas a luchar contra la discriminación y las violaciones de los Derechos Humanos que «con demasiada frecuencia» acompañan a los trastornos mentales. Y, en efecto, no es la primera vez que surge la polémica en alguna parte del mundo por los casos de discriminación y acoso escolar relacionados con el Asperger (y otros trastornos). Lo cierto es que ocurre todos los días, pero sin la repercusión del reciente caso de Buenos Aires.

La actitud de los padres de los alumnos del colegio de Merlo, así como la decisión del centro religioso, iría en contra de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de Naciones Unidas, que reconoce «el derecho de las personas con discapacidad a la educación (…) sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades«.

A pesar de ello, ni la OMS ni la ONU han introducido el Día Internacional del Síndrome de Asperger, sino que ha sido posible gracias al trabajo de asociaciones y familiares para hacer visible al colectivo y sus necesidades y concienciar a la opinión pública. Así, desde el 2007 el 18 de febrero está dedicado al colectivo que sufre este trastorno, coincidiendo con el nacimiento de su descubridor, el pediatra y psiquiatra austríaco Hans Asperger.

Del mismo modo, el día 2 de abril está marcado en el calendario como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo a raíz de una campaña de la la Confederación Autismo España y la Confederación Española de Autismo (FESPAU), en coordinación con Autismo Europa.

A pesar de los grandes esfuerzos de integración y concienciación social sobre las personas con Asperger, casos como el de los padres argentinos ocurren todos los días en todos los países del mundo. Si bien es cierto que los niños pueden llegar a ser muy crueles con sus compañeros de clase por el hecho de ser diferentes, este caso muestra que los esfuerzos de integración y la lucha contra el acoso escolar no son suficientes si quienes ejercen la discriminación son los padres.

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