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Reflexiones de una librera
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en iRegina, su réplica digital

6 personajes literarios de los que disfrazarse este Halloween

Quieras o no es prácticamente imposible sustraerse al oscuro encanto de la Noche de Difuntos, querid@s.

Rooney Mara es Lisbeth Salander (Columbia Pictures)

Rooney Mara es Lisbeth Salander (Columbia Pictures)

Y menos ahora que, sin saber muy bien cómo, cada 31 de octubre la tradición anglosajona nos envuelve como una substancia gelatinosa y color calabaza de la que no logramos desprendernos y calles, locales, comercios y gentes están -estamos- absolutamente halloweenizados. No hay escapatoria.

Pero hartos de toparnos con réplicas cutres de zombis, vampiros, brujas, momias, niñas del exorcista pasadas de vueltas, monstruos de andar por casa, psicópatas de pacotilla y a saber qué otra turbia criatura del Averno, en Reginaexlibrislandia hemos optado este año por darle un toque literario a nuestros disfraces.

Así que, con la premisa de que sí o sí el disfraz tiene que ser el de un personaje de novela y que no debe requerir una caracterización excesivamente compleja, hete aquí en qué 6 personajes literarios basados en novelones que nos encantan nos vamos a metamorfosear los reginaexlibrislandianos de pro este año por Halloween en mis confines librescos:

1. Hester Prynne. Letra escarlata, Nathaniel Hawthorne. Penguin. Con La letra escarlata Hawthorne alcanzó una de las cimas de la literatura del siglo XIX. En la ultrapuritana Nueva Inglaterra del siglo XVII, la irreverente Hester Prynne es objeto del escarnio público por haber engendrado un bebé con su marido ausente, y obligada a llevar bordada y visible una «A» de «adúltera color escarlata. Mientras tanto, su amante secreto, un reverendo devorado por la culpa, es digno de la estima general y un ser siniestro maquina contra ellos. Regia novela y maravilloso personaje el de una Hester tan fuerte como indómita que afronta un destino atroz con una dignidad inquebrantable.

Sugerencias de atuendo para Hester Prynne: Pelo recogido en moño, tocado blanco, vestido o capa negra hasta los tobillos con una letra A roja en el pecho, y un muñeco-bebé en los brazos.

La letra escarlata (Hollywood Pictures / Penguin)

La letra escarlata (Hollywood Pictures / Penguin)

2. Ignatius J. Reilly. La conjura de los necios, John Kennedy Toole. Anagrama. El mundo parece estar contra Ignatius Reilly, uno de los personajes más memorables, excéntricos, glotones, mordaces e irreverentes de la literatura que llena una disparatada, ácida e inteligentísima novela ambientada en los bajos fondos de Nueva Orleans. Aunque agridulce, la carcajada escapa por sí sola ante las situaciones desproporcionadas de esta gran tragicomedia, en la que Ignatius, atrincherado en su cuarto, se atiborra de comida basura mientras despotrica y escribe miles de páginas de esa gran obra que redimirá a la humanidad del capitalismo rapaz que la consume. Pero todo cambia cuando se ve obligado a salir al mundo real a ganarse la vida y a codearse con todo y todos a quienes detesta.

Sugerencias de atuendo para Ignatius Reilly: Imprescindible ir desaliñado, con bigote, gorro con orejeras, bufanda, camisa de franela, guantes sin dedos, chaquetón o gabardina, pantalones raídos y botas de montaña. Simular ser corpulento con relleno bajo la camisa si uno no lo es «de serie». Libreta en un bolsillo, hojas sueltas garabateadas  y perritos calientes (reales, o de gomaespuma) en las manos.

La conjura de los necios (Anagrama)

La conjura de los necios (Anagrama)

3. Alex DeLarge. La naranja mecánica, Anthony Burguess. Booket. Precedido por la polémica y eclipsado por la versión en el celuloide de Kubrick, La naranja mecánica es una de esas citas pendientes cuya lectura se aplaza sin fin. Error fácilmente subsanable y que proporciona satisfacción inmediata, ya que la novela de Anthony Burguess, pese a la aparente crudeza del mundo que describe, es un alegato a la libertad entendida como la posibilidad de elegir entre el bien y el mal. En ella, Álex, un joven apasionado de Beethoven, sale cada noche junto a su trío de drugos  a dar rienda suelta a lo que llaman «ultraviolencia» hasta que ocurre algo que le hace cambiar… o no.

Sugerencias de atuendo para Alex DeLarge: La cara empolvada de blanco, ojeras difuminadas y el ojo derecho con pestañas postizas. Bombín negro o similar y botas militares. Calzoncillos blancos largos o pantalón blanco (para nota un suspensorio blanco sobre los pantalones), camisa blanca y tirantes blancos. Bate de béisbol, botella con leche y algún dispositivo con el que reproducir la Sinfonía nº 9 en re menor 4º mov.

La naranja mecánica (Warner Bross / Booket)

La naranja mecánica (Warner Bross / Booket)

4. Jack Torrance. El Resplandor, Stephen King. Debolsillo. Si el terror tiene nombre -Stephen King-, una de sus cimas es El Resplandor. Se haya visto o no la adaptación al cine de Kubrick , la novela es estremecedora e inquietante de principio a fin. En ella un escritor llamado Jack Torrance, su mujer y su hijo se mudan a un hotel asilado para gradarlo hasta el fin del invierno. Pero el pequeño Danny tiene un don que despierta fuerzas diabólicas y advierte del peligro que les acecha. Una obra maestra de esas que pasaréis cada página con la sensación de que un dedo flaco y gélido os presiona el corazón. Cada personaje -el hotel incluido- es brutal, el ritmo es endemoniado y su lectura os absorbe a una atmósfera y unos hechos que no olvidaréis más allá del final.

Sugerencias de atuendo para Jack Torrance: Pelo enmadejado, barba de dos días, camisa de franela, chaqueta roja o granate, pantalón vaquero, botas de montaña y hacha en mano. Ir gritando como un poseso: «Weeendy, Wendy, honey» . Quienes quieran darle un toque diferente pueden introducir la cabeza en un cartón o cartulina color marrón para simular la escena de la puerta.

El Resplandor (Warner Bros / Debolsillo)

El Resplandor (Warner Bros / Debolsillo)

5. Lisbeth Salander. Trilogía Millenium, Stieg Larsson. Destino. Con Los hombres que no amaban a las mujeres, primera entrega de la trilogía Millenium, Stieg Larsson dibujó dos investigadores de órdago: la hermética, indomable y exótica Lisbeth Salander y el sagaz Mikael Blomkvist. Ella, de veintipocos, flaca, sembrada de tatuajes, asocial y hacker nata y él, periodista de mediana edad, quijotesco y con un olfato infalible para la corrupción. Un tándem tan original como inesperado que se topa con la desaparición de una chica tres décadas atrás en el seno de una poderosa familia de industriales, que es además la pista de un asesino en serie, mientras airean las vergüenzas de Suecia en la revista Millenium y comparten cama y más. Un thriller de muy alto voltaje.

Sugerencias de atuendo para Lisbeth Salander: Cara empolvada de blanco, ojos con líneas marcadas en negro y sombra negra difuminada. Imprescindible cigarrillo y vestir de negro, con chaqueta de cuero tipo motero, pantalones holgados de hombre o pitillos, botas militares, camiseta raída y simular piercings y tatuajes si es que no se tienen de serie. Llevar mochila con un macbook de pega y pelo negro corto, en cresta o, en su defecto con la cabeza cubierta por capucha negra. Cualquier adorno punk encajará.

Millenium I (Columbia Pictures / Destino)

Millenium I (Columbia Pictures / Destino)

6. Jack Griffin. El hombre invisible, H. G. Wells. Alianza. Un joven científico vive por y para una obsesión: lograr la invisibilidad. Tras años de experimentos fallidos da por fin con una fórmula que funciona con animales, por lo que solo le resta que sea efectiva en humanos, empezando por él. Es así como Jack Griffin llega a un pueblecito de West Sussex (Inglaterra) dispuesto a atrincherarse en la posada local para trabajar de día y optimizar su fórmula de noche. Pero pronto ese desconocido que sale a hurtadillas embutido en su abrigo, con el sombrero bien calado, guantes, lentes oscuras y el rostro oculto tras lo que parece una venda se convertirá en la comidilla local… hasta que el terror se apodera de todos cuando Griffin, además de perder su corporeidad, pierde la cordura y da rienda suelta a sus peores instintos.

Sugerencias de atuendo para Jack Griffin: Cabeza vendada a excepción de ojos, orificios nasales y boca (o, en su defecto, un verdugo blanco-carne), sombrero calado, gafas de sol, nariz de pega, traje, abrigo o gabardina, guantes y zapatos. Petaca o frasco bien cargado de «la pócima».

El Hombre Invisible (Universal Pictures / Alianza ed.)

El Hombre Invisible (Universal Pictures / Alianza ed.)

 

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