El caso es cardarme bien el pelucón con reflexiones pseudo-libreras-literales-literarias, queridos. Como un sauce llorón.
Eso, cuanto más almidonado, mejor. Que su densidad y consistencia vayan siendo tales que corra el riesgo de morir aplastada bajo su peso es algo secundario. Lo primero es lo primero, y si hay que fenecer por sobreexposición metafísico-literaria, se fenece, que para eso estamos.
La semillita de la última de mis ramificaciones mentales germinó al pescar los últimos coletazos de una conversación que tuvo lugar en mis confines, entre dos visitantes anónimos de reginaexlibrislandia.
Reproduzco los retazos que cacé al vuelo, ya cuando salían:
– Cliente 1: Que si, tio, lo vi en una web y me llamó la atención.
– Cliente 2: Pero, ¿no recuerdas el sitio?
– Cliente 1: No, pero era una subasta de personajes literarios. Te daban unos a elegir, y pujabas por el que quisieras. Y si lo ganabas…
¿QUÉ? Me dieron ganas de gritarles, ¿SI LO GANABAS EN LA PUJA QUÉ DEMONIOS HACÍAS CON ÉL?
Y ahí de ahí me empezaron a crecer ramificaciones desde el pelucón, y así sigo. Porque a mi lo que de entrada me carcome es el tipo de subasta del que se podría tratar, y me imagino dos variantes:
– subasta de personajes de autores vivos con fines benéficos. Ellos aportan así su granito por una buena causa, y los mismo los seguidores de la criatura literaria. No sé, imaginaos a Donna León subastando a su Brunetti, o a Pérez Reverte su Alatriste… ¿Pujaríais?
– subasta de personajes de autores muertos. Sus herederos subastan ese legado y otros pujan por ese personaje para ‘hacerlo suyo’ y poder continuar dándole vida impresa o, quizás, a su vez especular para que un tercero que sí quiera perpetuar su estela literaria pague por su capricho.
Justo el otro día pedía ayuda Alluman en un post para localizar el título y la autora de una novela que le entusiasmó, pero de la que no recordaba esos datos, solo el argumento.
Pisti nos puso en la pista de Alexandra Ripley, y de su El hechizo de Charleston. El caso es que esa autora saltó a la fama internacional por ganar un concurso literario cuyo premio era escribir la continuación de Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell.
De ahí salió su Scarlett, que se convirtió en otro best-seller planetario.
Pero si se hubiese tratado de una subasta en lugar de un concurso, ¿creéis que Alexandra Ripley hubiera pujado por Scarlett O’Hara?
Para seros sincera, queridos, os diré que estando en reginaexlibrislandia rodeada de miles de libros en cuyas entrañas habitan todos esos personajes que ya son de cada lector que los ha acompañado en su aventura literaria me cuesta un imperio imaginármelos como ‘propiedad’.
¿No es como tratar de sacar a subasta fragmentos de viento?
Por cierto que los dos visitantes que me abonaron el pelucón sin saberlo se llevaron un ejemplar de La Conjura de los Necios, de John Kennedy Toole. ¿Se plantearían ellos pujar por el inmenso Ignatius Reilly?
Y vosotros, queridos, ¿pujarías por un personaje literario en una subasta?
¿Por quién? Y después, ¿qué haríais con él?
En el VIPS de al lado de mi casa venden libros de Indiana jones. Yo me lo llevaba a casa con látigo y todo.Pero el látigo para subastarlo en Ebay.
30 noviembre -0001 | 0:00
Al margen de tu entrada de hoy, quería hacer una observación. Abusas demasiado del ‘pelucón’, es decir, que de vez en cuando está bien, pero en cada post, y a menudo varias veces, resulta excesivo. Escribes bien y de modo interesante, pero tanto pelucón es ya muy machacón, ¿no te parece querida? otro lugar común en tu blog que enriquecerías si limitaras más su uso… aunque para gustos…
03 junio 2008 | 11:26
Muy bueno tu articulo!
03 junio 2008 | 11:50
Me temo, Regina, que la cosa es menos original de lo que tú te imaginas. Me parece que debían de estar hablando de una práctica que últimamente se ha generalizado bastante: se trata de que un autor (normalmente con fines benéficos) subasta la posibilidad de convertirse en un personaje de su próxima obra. Puede tratarse de que el personaje lleve tu nombre, o tenga tus características (reales o las que tú decidas darle). Por ejemplo, Stephen King lo ha hecho.Eso sí, tu idea me gusta más. Yo, sin duda, pujaría por MI Sherlock Holmes, aunque pensaba que a estas alturas ya lo tenía en propiedad, o al menos en leasing. De lo que haría con él, pues nada bueno, 😉
03 junio 2008 | 11:58
Sin duda mi voto seria para D. quijote, pues aunque siempre alardeamos de ser un país repleto de ellos ,siento que la realidad es otra y que de Quijotes salvo algún héroe ocasional que arriesga su vida por otra persona sin pararse a meditarlo por la premura inminente,de Quijotes tenemos muy pocos, mas bien lo que tenemos en abundancia son Napoleones esquizofrénicos que nos creemos el ombligo de la creación.httpwww.antoniolarrosa.com
03 junio 2008 | 13:07
Armstrongfl pujaría por muchos, por Orlando y la rusa Sasha de Woolf, pujaría por Harry Haller de Hesse, pujaría por Dorian Gray y pujaría por la protagonista de Orgullo y Prejuicio, pujaría por el capitán Alatriste, pujaría por la Reina del Sur de Reverte, pujaría por Woodstock o Emilio de Charlie Brown, pujaría por la mujer de Cumbres Borrascosas…Querría asistir a todas las pujas. Y volvería a leer sus historias. Les pediría que viniesen con este astronauta y le inspirasen nuevas historias.En cuanto a Scarlett, a ella, le suplicaría de rodillas que se diese la vuelta y que me dejase ver su cara de una vez.
03 junio 2008 | 16:44
El mundo necesita más teología y geometría… y de buen gusto y decencia!Vaya si lo haría!Aunque me quedo con chinaski/bukowski, después de todo mi alma borracha de cerveza también es más triste que todos los árboles de navidad muertos en todo el mundo.Espero comprar algún día en tu librería (si está en madrid) aunque no sepa que sea la tuya ;P
03 junio 2008 | 18:17
La verdad, no sé, es un poco difícil. Quizá con Bartleby el escribiente, de Melville, uno de los personajes más curiosos de la literatura universal, pero a la vez tan trágico. Por tener la libertad de decir -y llevarlo a cabo, sobre todo-«Preferiría no hacerlo». Algo que muchas veces hemos pensado y/o dicho, pero que en la mayoría de ocasiones, por las razones que sean, hemos acabado haciendo. Pero esa libertad se paga cara… de ahí el final trágico y la conclusión, por tanto, de que el hombre no es libre.
03 junio 2008 | 19:25
En menudo aprieto me pones… ¿A quien pillo?http://agueda-torrado.blogspot.com/
04 junio 2008 | 9:17
Si pujara por Ignatius seria para poder quemarlo vivo, que de lo mucho que me repateo el personaje fui incapaz de leerme el libro.Desde luego si es para convertirse en parte de una historia ya merece la pena pujar, pero ojala se pudiera pujar para que un personaje literario se materializara en la realidad, porque entonces pediria a Aragon, porque a nuestro actual mundo le hace falta heroes y porque me enamore perdidamente de este personaje, a pesar de que cuando leia el señor de los anillos (mucho antes de que salieran las peliculas) pese que por primera vez me habia gustado un personaje perteneciente al bando de «los malos».
04 junio 2008 | 23:27
que lo pongan en ebay ^^
05 junio 2008 | 10:38
Pues si ,una tarde con Ignatius sería sorprendente ,seguro,aunque poder tener un aparte con Mario ,el muerto de Delibes me da mucho morbo.Eso si,imprescindible conocer a la desconocida de Zweig.Un saludo.
06 junio 2008 | 2:32
Yo votaría por Ignatius, por el inspector Wallander, por Julio de «Laura y Julio», por T.S. Garp, por Clara Deza, por Seymour Glass, y por el protagonista sin nombre del Laberinto de las aceitunas y El misterio de la cripta embrujada.
06 junio 2008 | 12:09
Sin lugar a dudas por Pepe Carvalho, sin lugar a dudas.
18 junio 2008 | 21:55