Archivo de agosto, 2016

Las claves no verbales de la reunión entre Mariano Rajoy y Albert Rivera

Tal y como apuntaban ayer los compañeros de Gonzoo en 20 minutos, «Mariano Rajoy se viste de Ciudadanos para su entrevista con Rivera», y yo añadiría el viceversa, Albert Rivera se viste con la formalidad propia de Rajoy para este encuentro. Y es que nada queda a la improvisación, de estos pequeños detalles se pueden extraer singulares interpretaciones.

Es curioso que no se pongan de acuerdo, ya que en la anterior ocasión era Rivera quien se quitó la corbata y Rajoy quién la mantuvo, si bien es cierto que a lo largo de este último año el líder del PP ha roto el protocolo, con la ausencia de esta prenda, en varias ocasiones significativas tal y como analizamos en su primer vídeo de la precampaña electoral. Evidentemente la apariencia que proyecta Rajoy está más rejuvenecida con este estilo muy de Ciudadanos (camisa blanca, americana y sin corbata), es más distendida y cercana. Está claro que ambos quieren acercar posturas y esto también se aprecia en sus atuendos.

La expresión facial de Rivera en la reunión de ayer nada tenía que ver con la mostrada el día anterior, cuando exponía sus seis condiciones para votar favorablemente al Partido Popular en la sesión de investidura, en la que se mostró serio, tenso, intenso en su expresión, e incluso en algunos momentos con ira. En la cita de ambos, permuta su conducta por una gestualidad más relajada, sonrisas amplias y espontáneas, tiene un ánimo mucho más positivo. Aún así antes de la reunión se le ve tragar saliva con dificultad, removerse ansioso en su silla y con algunos gestos manipuladores (se frota las manos, se toca la chaqueta, etc) que dan cuenta de la importancia del momento para él.

El saludo entre ambos es muy correcto y horizontalmente en sintonía, no hay rol de dominancia/sumisión en ninguno de los dos, se estrechan la mano de igual a igual, no hay lucha de poder, hay conexión entre ambos. En ocasiones anteriores sí vimos una cierto halo de superioridad en Rajoy y más docilidad en Rivera (tal y como se muestra en el fotograma anterior). Parece que sus posiciones se acercan y su lenguaje corporal también lo hace.

 

El nadador Santo Condorelli y su gesto de peineta (de la buena suerte) en los JJOO

Vimos anteriormente un gesto de peineta ‘inconsciente’ realizada por el actor Leonardo Di Caprio en su recogida del galardón en la gala de los Óscars. En esta ocasión, el dedo corazón vuelve a adquirir un gran protagonismo, aunque parece que ahora este gesto se realiza de un modo más consciente y con un significado nada ofensivo.

Santo-Condorelli-nadador-siempre-peineta_942517038_111050800_667x375El caso es que ciertos gestos también pueden llegan a convertirse en todo un acto de superstición. Si no que se lo digan al nadador canadiense, Santo Condorelli, que debutó ayer mismo en la competición (en la prueba de 100 metros libres masculinos) de los Juegos Olímplicos de Río. Antes de saltar a la piscina acostumbra a realizar un gesto de peineta a su padre, ritual que ha utilizado en todas sus pruebas hasta el momento y no porque esté enfadado con él, sino porque el atleta asegura que le trae buena suerte.

Pero, ¿qué significa y de dónde proviene este gesto? El gesto de peineta, o higa, se describe con el puño cerrado elevando el dedo corazón con el dorso de la mano hacia fuera. Se trata de uno de los gestos insultantes más populares, en lo que a comunicación no verbal se refiere, dio mucho que hablar en la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a Inglaterra y Francia entre 1337 y 1453. Muchos atribuyen el origen del gesto a este pasaje histórico. Cuenta la leyenda que en la batalla de Agincourt los franceses se habían propuesto cortar el dedo corazón a todo arquero inglés que lograsen capturar, así los arqueros mutilados de poco servirían en la batalla. Cuando la batalla comenzó a decantarse a favor de los ingleses, los arqueros comenzaron a enseñar su dedo corazón a los franceses como burla.

Pero también existen otras muchas fuentes que apuntan a que los orígenes del gesto se remontan a la antigua Roma y Grecia. En la obra ‘Las nubes’ de Aristófanes, en el 423 a.C, el dramaturgo manifestó su antipatía hacia Sócrates. En esta comedia, un personaje rústico, un labriego poco instruido, queda sorprendido al conocer la existencia de los ‘versos dáctilos’ que explica el poeta. El labriego piensa que al hablar de dáctilo Sócrates se refería a dedo, así que levanta el dedo corazón y pregunta: «¿éste tal vez?». El gesto se extendió rápido como sinónimo de zafiedad.

De Grecia a Roma. La peineta fue el gesto obsceno que Calígula ejecutó cuando ofreció su mano al tribuno Casio Querea (a quien solía tratar de afeminado) para que se la besara. Se dice que Calígula tenía predilección por este gesto como modo de humillar a sus súbditos.

Además, en la Antigüedad la peineta tenía otro uso que no se había mantenido en el tiempo (hasta ahora): se utilizaba para alejar el mal de ojo. La explicación está en la imitación que el gesto hace del órgano sexual masculino, al que se le atribuía poder para alejar esta especie de maldiciones. Los amuletos en forma de falo eran de lo más frecuente. Pero los poderes mágicos del gesto no han llegado hasta nuestros días… bueno, más bien hasta que ha llegado el nadador Santo Condorelli, que recupera esta connotación del gesto hasta ahora olvidada.

 

Bésame mucho, pero mejor con los ojos cerrados

angelinaCon un beso comunicamos y mucho; es un gesto social de afecto que verdaderamente adquiere protagonismo para el análisis cuando entra en la categoría del amor y la pasión. La ciencia también nos revela el motivo por el que cerramos los ojos cuando besamos. No es un acto consciente, lo hacemos sin apenas darnos cuenta, a medida que nuestros labios se unen nuestros ojos se cierran de forma automática, y la clave (cómo no) se encuentra en el cerebro.

Un equipo de psicólogas del Royal Holloway College, de la Universidad de Londres, analizaron diversas experiencias sensoriales visuales y táctiles, comprobando que cerrar los ojos le permite a nuestro cerebro centrarse en la tarea en cuestión. A nuestra mente le resulta difícil procesar un sentido si está recibiendo un estímulo visual al mismo tiempo. Los resultados mostraron que somos menos sensibles al tacto cuando nuestros ojos trabajan más.

20130423-182212Cuando besamos y ejecutamos al mismo tiempo otras actividades placenteras, como practicar sexo, queremos enfocarnos en el sentido del tacto más que en ningún otro, por eso tiene sentido que nuestros párpados se cierren. Y es que cuando distraemos a nuestro cerebro con imágenes, nuestro tacto no funciona igual de bien; a más estímulo visual, menos sensibilidad táctil. Cerrar la entrada visual nos deja disponibles más recursos mentales para centrarnos en otros aspectos de nuestra experiencia. «Ya se sabía que aumentar las demandas de una tarea visual podría reducirse con otros estímulos visuales y auditivos. Pero nuestra investigación amplía este enfoque al sentido del tacto», destaca una de los autoras del estudio.

En resumen, nuestro cerebro opta por desconectarse de los sentidos menos importantes en el momento del beso y elige quedarse con la placentera experiencia sensorial, así que, si de verdad quieres sentir un beso despréndete de tu sentido de la vista, abrir los ojos al besar implica distraerse de la intensa sensación de placer que nos está ofreciendo el sentido del tacto.

 

 

*Fuente de consulta: BBC

 

¿Cómo aprendemos el código no verbal?

Esta pregunta es de una importancia considerable, ya que nos muestra qué elementos de la comunicación no verbal son innatos y cuáles son aprendidos. 

¿Cómo aprendemos el código no verbal? Esta pregunta es de suma importancia, ya que nos muestra qué elementos del lenguaje corporal son innatos y cuáles aprendidos.

El primer sentido que entra en funcionamiento para comunicarnos es el tacto. La sensibilidad táctil es la forma de comunicación más básica y primitiva, el feto no solo responde a los latidos del corazón de su madre, cuando acariciamos el vientre podemos evocar una reacción de movimiento (una patada) al contacto. En el momento del parto, y todavía antes de abrir los ojos, el recién nacido ya hace uso de sus sensores táctiles intentando tocar con sus manos.

Parece ser que cuando se alcanzan los seis meses de edad, aproximadamente, las madres tocan más a las hijas que a los hijos, es una diferencia muy sutil pero como resultado las niñas con trece meses de edad ya buscan el contacto físico más que los niños en situaciones de mucho espacio (Argyle, 1990). Este dato ya nos indica que el sexo biológico funciona como variable en el comportamiento táctil.

Captura de pantalla 2016-08-02 a la(s) 22.46.15El autor Knapp asume como proceso el aprendizaje de los bebés, que va desde la proximidad y el contacto físico hasta la distancia. Argumenta que en los primeros meses de vida las madres van acompañando el contacto físico con palabras. Paralelamente, el contacto físico con su madre es sustituido por indicios verbales y visuales a través de expresiones faciales y gestos. A partir del momento en que las palabras sustituyen al contacto táctil la proximidad íntima es remplazada por la distancia.

Knapp añade que la satisfacción táctil durante la infancia y la niñez tiene además una importancia fundamental en el posterior desarrollo de un comportamiento saludable. Explica que las personas que carecían o han tenido un escaso contacto físico durante la infancia aprenden a caminar y hablar más tarde.

 

 

 

#Vacaciones: ¿Besar, dar la mano o una reverencia? Cuánto, cómo y dónde

Fotografía EFE

Ya sin salir de España a mí me pasa. A veces, nos presentan a alguien y dudamos sobre si estrechar su mano formalmente o saludar con dos besos en las mejillas. Lo mejor, en estos casos, siempre es esperar la reacción de nuestro interlocutor y entonces dejarnos llevar; de todos modos, ambas opciones en nuestro país están aceptadas y no incurriremos en ningún agravio social si elegimos una alternativa u otra. Pero, ¿y fuera de España? Estos gestos son muy culturales y está bien conocer las particularidades de esta acción tan cotidiana puesto que en algunos países sí podemos caer en un error social grave o malentendidos embarazosos.

La cantidad de besos también importa, por ejemplo, el número de besos que se da en cada mejilla varía significativamente en Francia, desde tan solo un beso en algunas partes de Bretaña hasta cuatro en el valle del Loira. Tanto es así, que un informático francés, Gilles Debunne, ha diseñado un mapa interactivo de cómo se besa en cada parte de Francia, tal y como se muestra en la imagen adjunta.

Por contra, nos encontramos que en países como Alemania, Inglaterra o Estados Unidos lo adecuado es únicamente estrechar la mano del otro al saludar. De hecho, les suele chocar bastante ‘el besuqueo’ propio de la mayor parte del sur de Europa.

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