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Día Mundial de los Niños: los niños y niñas tienen derecho a decir lo que piensan

Por Aristote M., joven reportero de República Democrática del Congo y ex vicepresidente de un Parlamento Infantil

La participación de los niños es un derecho que aparece en la Convención sobre los Derechos del Niño. En 2016, el gobierno congoleño, junto con UNICEF, estableció en Mambasa, en la provincia de Ituri (República Democrática del Congo), un Parlamento Infantil.

En Mambasa, como en otras partes del país, los niños desean defender y promover los derechos de sus iguales. Estos jóvenes líderes están convencidos de que, si una sociedad quiere respetar a los niños, estos deben poder participar en los procesos de toma de decisiones sobre los temas que les afectan.

Día Mundial de los Niños: los niños y niñas tienen derecho a decir lo que piensan

Integrantes del Parlamento Infantil de Mambasa, en República Democrática del Congo / ©UNICEF

Desde la creación de este Parlamento Infantil, se ha involucrado a los niños en la promoción de sus derechos, a pesar de los múltiples obstáculos que afrontan.

Wivine, de 15 años y presidenta del Parlamento, asegura que “nada es más importante que construir un mundo en el que todos los niños tengan la oportunidad de alcanzar todo su potencial, así como crecer en paz y de manera digna”.

El Parlamento Infantil de Mambasa se ha convertido en un lugar de encuentro en el que los niños de la zona se reúnen para debatir sobre la situación de sus compañeros, reflexionar sobre las soluciones que deberían ponerse en marcha, y decidir acciones concretas, siempre con la vista puesta en el objetivo final: respetar sus derechos.

“La promoción y protección de los derechos de la infancia no debería ser un simple ideal”, explica Bernard, el joven portavoz del Parlamento. Es importante “que se conviertan en una realidad diaria para garantizar el desarrollo de los niños y jóvenes de Mambasa”.

Desafortunadamente, este espacio de debate no tiene el apoyo suficiente. Los niños saben lo que hacen, pero “necesitamos el apoyo del gobierno y de las organizaciones que trabajan por los derechos de la infancia, y también de la sociedad, para poder desarrollar un buen papel en una zona donde se cometen muchas violaciones de nuestros derechos”, cuenta David, un joven reportero.

Los niños son el grupo más vulnerable del mundo, y sus derechos se ignoran a menudo. Los niños deben conocer bien sus derechos para poder estar en posición de promoverlos a través de diferentes estructuras, como los parlamentos infantiles. Como recogen los artículos 11, 12, 13, 14 y 15 de la Convención sobre los Derechos del Niño, es el momento de que la sociedad acepte la participación infantil.

Mulasi, de 15 años, es responsable del papel de las niñas en el Parlamento. “Hoy las niñas están quedando fuera de un mundo del que deberían formar parte. Son los niños los que defienden y promueven sus derechos”.

Por ello, Mulasi hace un llamamiento a sus compañeras: “Animo a todas las niñas a unirse a nosotras para aprender a defender nuestros derechos”.

Día Universal del Niño: que se cumpla tu sueño, pequeña Nabiha

Por Belén Ruiz-Ocaña, UNICEF en Serbia

Hoy es 20 de noviembre. Y los niños ocuparán unas líneas, tal vez incluso una página, en los periódicos; serán los protagonistas de alguna noticia en televisión; tal vez hablen de ellos en la radio. Las redes sociales les cederán un hueco entre la vorágine de mensajes que se lanzan cada día.

Porque hoy, 20 de noviembre, es el Día Universal del Niño. Una fecha en la que, desde las organizaciones que trabajamos por la infancia, recordaremos que todos los niños, sean de donde sean, estén donde estén, tienen unos derechos que deben cumplirse. Hablaremos de los millones de niños que sufren desnutrición, de los que no pueden ir a la escuela, de los que no tienen acceso a servicios sanitarios básicos, de quienes sufren la violencia.

Pero detrás de cada número, de cada cifra, hay una cara y un nombre, una historia real que merece ser contada. Como la de la pequeña Nabiha, que me mira con timidez sin decidirse a hablar conmigo.

Nos conocemos en el centro de registro de refugiados en Presevo, Serbia. Tiene una mariposa pintada en la cara, se la han dibujado en la frontera con la antigua República Yugoslava de Macedonia, tan solo unos kilómetros más atrás. Una mariposa que le hace sonreír y que le quita el miedo, aunque sea por un rato.

Tiene 12 años y es de Alepo, Siria. “Estoy bien”, nos cuenta, “pero cansada”. Salió de su país hace casi 20 días con sus padres, su hermana y su hermano. Huyen de la violencia. Son solo una familia entre los miles de refugiados que llegan a este centro cada día. Aquí pasan tan solo unas horas, el tiempo que tardan en registrarse y coger el autobús o el tren que les llevará a la próxima frontera, la que separa Serbia y Croacia. Y desde allí, un nuevo viaje en busca de un futuro mejor.

Que se cumplan tu sueño, pequeña Nabiha

Nabiha, delante de los dibujos realizados por niños en el espacio amigo de la infancia de UNICEF en Presevo, Serbia / ©UNICEF

Un futuro que Nabiha quiere encontrar en Alemania. Y allí, ¿qué te gustaría ser cuando seas mayor? “Peluquera”, y sonríe convencida. Le pregunto si no preferiría volver a su país. Su “no” es tan rotundo que sorprende, viniendo de una niña. “He visto mucha gente muerta, y muchos de mis amigos perdieron a sus padres. No había electricidad, ni comida, ni agua”. Y su mirada oscura ya no me parece la de una niña.

Su historia es parecida a la de los niños que nos rodean, casi todos ellos sirios, iraquíes y afganos. Estamos en el espacio amigo de la infancia que UNICEF ha habilitado en este centro de Presevo para que, mientras los padres realizan los trámites de registro, sus hijos puedan jugar o descansar. Ser niños de nuevo.

Casi todos llegan con lo puesto, y las organizaciones que trabajan en el centro les dan comida y otros artículos. UNICEF les da ropa de abrigo, porque aunque aquí nos cuentan que este año el invierno se está retrasando, el frío se acerca. Y todavía tienen muchos kilómetros por delante en busca de ese futuro que la guerra les impidió encontrar en su país de origen.

Por eso, en este 20 de noviembre, para mí el Día Universal del Niño tiene la cara de Nabiha y de todos los niños que, como ella, están atravesando Europa huyendo de lo que ningún niño nunca, en ningún lugar, debería vivir.

Pequeña Nabiha, ojalá se cumpla tu sueño y, dentro de unos años, seas la peluquera siria más feliz del mundo.