¿Sabes qué es una ‘Gorgorotada’?

El término ‘gorgorotada’ hace referencia a aquella cantidad de líquido (normalmente un licor) que se bebe de un solo trago (lo que comúnmente también conocemos hoy en día como chupito).

¿Sabes qué es una ‘Gorgorotada’?

Etimológicamente, proviene de  gorgor y este del latín gurga, cuyo significado es ‘garganta’ y que ha dado otros términos como  gorgorito (‘quiebro que se hace al cantar’) o gorgotear (‘ruido producido por un líquido al moverse en el interior de alguna cavidad’).

El vocablo aparece recogido por primera vez en el diccionario de la RAE de 1803, dándole la misma acepción que en la edición actual.

 

 

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¿De dónde surge la expresión ‘Se te ha comido la lengua un gato’?

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan de dónde surge decir a alguien ‘¿Se te ha comido la lengua un gato?’ cuando se mantiene callado y sin hablar.

¿De dónde surge la expresión ‘Se te ha comido la lengua un gato’?

A prácticamente todos nos han dicho en alguna ocasión, al estar sin hablar, una pregunta hecha con retintín en la que se interesaban por el motivo de nuestro silencio y que venía a decir ¿es que se te ha comido la lengua el gato?

Curiosamente, esa relación entre estar callado y los gatos no es algo moderno y existen evidencia de que se pronunciaba la mencionada frase hace varias décadas atrás, incluso también en otros países e idiomas dándole el mismo sentido (por ejemplo, en inglés usan la forma ‘cat got your tongue’ y en francés ‘chat t’a mangé la langue’). Pero la primera referencia escrita en la que aparece literalmente es en un artículo, de 1881, en la revista estadounidense ‘Ballou’s Monthly Magazine’, donde se indica que se trata de una popular frase de la época, pero sin dar más detalles sobre su origen. Otras menciones a frases similares se encuentran algunas décadas antes de ese mismo siglo.

La universalización de esta expresión ha llevado a que existan numerosas teorías sobre su posible origen y, dependiendo la fuente que se consulte, podemos encontrar que se le da una procedencia distinta.

Por una parte hay quien sostiene que proviene de una antiquísima leyenda proveniente de los ambientes náuticos en los que, según la creencia popular, en los mares vivía un mitológico ser en forma de un gigante gato de nueve colas el cual era el responsable de los temporales y naufragios. Para evitarlo, según dicha creencia, los marineros debían navegar callados y con la boca cerrada, con el fin de no llamar la atención del enfurecido animal.

También hay quien señala que, probablemente, provenga de antiguas tradiciones (aunque no se especifica una época concreta y unos dicen que en la Edad Medias y otros en el Antiguo Egipto), por el que existía un castigo de cortar la lengua a alguien que había cometido un delito y ésta se le echaba de comer a los gatos.

Hay quien indica que en el medievo también podría haber sido utilizada la frase ‘te va a comer la lengua un gato’ como una amenaza para que alguien se mantuviera en silencio y ante la creencia de que las brujas de la época se dedicaban a arrancarlas y dárselas de comer a sus domésticos mininos.

Cabe destacar que en francés podemos encontrar una alternativa a la frase y que dice ‘donner sa langue au chat’ que viene a significar literalmente ‘dar su lengua al gato’ y que se utiliza en clara referencia a que alguien debe permanecer callado, no debe hablar (en el sentido de confesar algo). Pero, curiosamente, dicha expresión aparece a partir del siglo XIX y anteriormente se decía pero nombrando a un perro y no un gato: ‘Jeter sa langue aux chiens’ (Lanzar la lengua a los perros).

 

 

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Fuentes de consulta: historyextra / expressio.fr / lefigaro / dufrancaisaufrancais / phrases.org.uk / grammarist
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¿Sabías que el concepto de ‘pasaporte’, tal y como lo conocemos actualmente, proviene de la Edad Media?

¿Sabías que el concepto de ‘pasaporte’, tal y como lo conocemos actualmente, proviene de la Edad Media?

Durante gran parte de la historia y más concretamente en la Edad Media, la mayoría de las poblaciones de cierta importancia estaban amuralladas y para poder acceder al interior de las mismas era imprescindible ir provisto de algún tipo de documento o salvoconducto que identificaba al individuo y le facultaba a cruzar al otro lado.

Lo mismo ocurría en las lindes y fronteras entre reinos, países e incluso condados (territorios pertenecientes a diferentes condes o miembros de la aristocracia).

Se señala al rey enrique V de Inglaterra como uno de los grandes impulsores en ordenar que se expidiesen en su reino documentos acreditativos a sus súbditos para que estos pudiesen viajar a otros reinos sin problemas.

Con el paso del tiempo esos salvoconductos identificativos fueron unificando criterios y formato y se les fue añadiendo algunos detalles, como la incorporación de la fotografía hacia el primer cuarto del siglo XX.

Este documento, con el tiempo, ha sido conocido como ‘pasaporte’ y la constancia más antigua del término la encontramos en el francés ‘passeport’, a principios del siglo XVI. Éste, a su vez, deriva del latín, estando formado por dos vocablos; la primera parte de ‘passus’ (paso, acceso) pero la segunda no está del todo clara, pues hay diferencias entre los propios etimólogos, ya que unos dicen que procede directamente de ‘portus’ (puerto) y otros indican que viene de ‘porta’ (puerta, lugar de acceso).

Pero hay una tercera opción que es la que señala que podría provenir de una mezcla de ambas, ya que tanto un ‘puerto’ (de mar) como la ‘puerta’ (de una fortificación o ciudad amurallada) eran los lugares de acceso hacia cualquier lugar (ya fuese por vía marítima o terrestre).

El término pasaporte fue recogido por primera vez en el Diccionario de la RAE, en su edición de 1780, con la siguiente acepción: ‘La licencia, o despacho por escrito, que se da para poder pasar libre y seguramente de un reino a otro, o de una a otra parte’.

 

 

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¿Sabes qué es un ‘embeleco’?

¿Sabes qué es un ‘embeleco’?

Se conoce como ‘embeleco’ a un ‘engaño o embuste’. Fue recogido por primera vez en el diccionario de Autoridades de 1732 con la acepción de ‘Embuste, fingimiento, engañoso, mentira disfrazada con razones aparentes’.

Cabe destacar que, antiguamente, al que engañaba con dedicación profesional se le conocía como ’embelecador’, término proveniente del árabe andalusí ‘bala’, cuyo significado era ‘mal de amores’; y es que el embelecador solía seducir con sus palabras a sus víctimas.

También debo añadir que a pesar de su parecido con el vocablo ‘embelesar’, (del que hablé en un anterior post) nada tiene que ver con este ni con su raíz etimológica.

 

 

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El origen etimológico de los términos ‘hucha’ y ‘alcancía’

El origen etimológico de los términos ‘hucha’ y ‘alcancía’

El nombre más común para referirse a los recipientes utilizados para guardar el dinero es ‘hucha’, un término aparecido en el castellano alrededor del siglo xii procedente del francés huche, que hacía referencia a un tipo de cofre o mueble de pequeñas dimensiones en el que se guardaba cualquier pertenencia. Curiosamente, en Francia las huchas no son conocidas por ese término sino como tirelire, un vocablo cuya etimología no está del todo clara y que, muy probablemente, derive de la onomatopeya del tintineo que hacían las monedas al agitar el recipiente.

En muchos lugares de España y, sobre todo, en Hispanoamérica, es llamada popularmente ‘alcancía’. Término que llegó al español a través del árabe andalusí ‘kanziya’ (tesoro) y que se aplicaba para hacer referencia a un tipo de vasija, por lo general de arcilla, que tenía una pequeña obertura superior por la que se echaban las monedas.

 

 

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¿Desde cuándo se mide la magnitud de un terremoto con la ‘Escala de Richter’?

Cuando se produce un movimiento sísmico, para indicar su magnitud, se utiliza habitualmente el término ‘escala de Richter’ acompañado de un número (por ejemplo: ‘Se ha producido un temblor de magnitud 6,9 en la escala Richter’).

¿Desde cuándo se mide la magnitud de un terremoto con la ‘Escala de Richter’?

Tal denominación para este medidor se la debemos al apellido del sismólogo estadounidense Charles Francis Richter, quien en 1935 creó una escala que mejoraba y actualizaba las utilizadas hasta aquel momento para medir los seísmos.

Pero, al igual que la de Richter era una modernización de las anteriores, en todas estas décadas transcurridas desde entonces, se han desarrollado otros métodos y escalas. En 1979 se estableció otra nomenclatura para indicar la magnitud de un terremoto y los expertos aconsejan no utilizar la de Ritcher, especialmente cuando ésta está por debajo de 7,0.

Los centros sismológicos indican que se utilice la forma magnitud de momento (Mw) ‘X’, en la que ‘X’ es el número que corresponde a la intensidad del terremoto (por ejemplo: ‘Se ha producido un temblor de magnitud de momento 7,1’).

 

 

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¿Sabes qué es una ‘baratería’?

¿Sabes qué es una ‘baratería’?

Una ‘baratería’ es el engaño y fraude que se hace a través de la compra-venta de alguna mercancía. Quien lo cometía era conocido como baratero, vocablo que proviene de barato (de bajo coste), ya que para llevar a cabo la trampa solía ofrecer el producto fraudulento a un precio muy por debajo del estipulado.

En derecho se conocía como baratería el delito cometido por un juez cuando este admitía dinero o regalos por dar una sentencia.

 

 

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El curioso origen etimológico del término ‘embelesado’

Se conoce como ‘embelesado’ al individuo que ha quedado cautivado, fascinado, seducido, absorto e incluso hechizado por algún motivo (por ejemplo, alguien amante del arte que queda embelesado ante un cuadro).

El curioso origen etimológico del término ‘embelesado’

El término fue recogido por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1732 en el que se le daba las acepciones de ‘pasmado, absorto, trasportado o traspuesto’. En las siguientes ediciones la entrada correspondiente a esta palabra redirigía hacia ‘embelesar’ (suspender, arrebatar los sentidos), siendo en la edición de 1822 la última en la que aparecía recogida la entrada ‘embelesado’ (actualmente tampoco aparece).

Etimológicamente, el término se formó a partir del prefijo latino ‘en-‘ (cuya función es formar verbos a partir de sustantivos) y el vocablo ‘belesa’, el cual hacía referencia a una planta que forma parte de familia de las plumbagináceas, muy utilizada para realizar ungüentos e infusiones medicinales en la antigüedad y que tenía virtudes narcóticas.

Aquellas personas que eran tratadas con la belesa quedaban, momentáneamente, en un estado de semiinconsciencia y con apariencia de haber sido hechizadas (en realidad estaban drogas), por lo que a aquel que parecía estar absorto, traspuesto o pasmado, empezó a ser señalado como ‘embelesado’, como si estuviese bajo los efectos de esa planta medicinal.

 

 

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Fuente de la imagen: theoskingdead

El origen de tres personajes utilizados para asustar a los más pequeños

El origen de tres personajes utilizados para asustar a los más pequeños

Numerosos son los personajes (sobre todo de ficción) que son nombrados a la hora que querer asustar a los más pequeños. En este post os traigo tres de los más famosos:

Ogro: Numerosas son las antiquísimas historias que hablaban de un malvado gigante que se alimentaba de carne humana. El ogro se convirtió en uno de los recursos de muchísimos cuentos infantiles para encarnar el mal y con el que se asustaba fácilmente a los más pequeños. Se trataba de un personaje que surgió de la mitología escandinava aunque también hay infinidad de referencias a él en la cultura celta. La denominación a este ser llegó al castellano a través el francés ogre, que derivaba del latín orcus, vocablo que los antiguos romanos utilizaban para referirse a la ultratumba o lugar al que iban a parar los muertos y del que también surgió el término orco.

Coco: Ser imaginario con el que se trata de asustar a los más pequeños advirtiéndoles de que, si no se portan bien, vendrá el coco y se los llevará. Es muy utilizado este recurso en prácticamente toda la península ibérica, especialmente en Portugal, donde un gran número de historias del folklore popular luso hablaban de un terrorífico ser llamado Côco. El etimólogo Joan Corominas indica en su obra Breve diccionario etimológico de la lengua castellana que fueron los marineros que acompañaron en su primer viaje al explorador Vasco da Gama quienes, a su regreso a Portugal, trajeron consigo un buen número de frutos recogidos en las palmeras que crecían en el delta del Ganges. Muchos de ellos encontraron una similitud asombrosa entre ese fruto y el personaje de Côco, tan famoso en su patria. El parecido radicaba en que los tres agujeros que hay en la cáscara del fruto les recordaban los ojos y la boca de la cabeza con la que se ilustraba en aquella época al personaje del asustador. Por tal motivo ese fruto tropical recibió el nombre de coco.

Hombre del saco: Otro personaje surgido del folklore popular para asustar a los niños y las niñas, amenazándolos con que, si se portan mal, aparecerá y se los llevará metidos en su saco. A pesar de que es un ser ficticio, son muchos los lugares en los que se ha cometido algún crimen y han bautizado al criminal con el apelativo de hombre del saco, como el perpetrado en la población almeriense de Gador por Francisco Leona, quien, en 1910, secuestró a un niño (metiéndolo en un saco) para darle de beber la sangre del pequeño a un enfermo de tuberculosis que había contratado sus servicios. Pero el personaje del hombre del saco no solo aparece en España; por ejemplo, los anglosajones tienen el bogeyman; en Francia, entre otras muchas denominaciones, recibe la de croquemitaine; y en Italia se conoce como babau.

 

 

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¿Sabes qué era el ‘cordojo’?

Antiguamente, el término ‘cordojo’ era una más de las muchas formas que se utilizaban para denominar al estado de aflicción, congoja, pena, desconsuelo, angustia o zozobra.

¿Sabes qué era el ‘cordojo’?

Etimológicamente provenía del latín ‘cordolium’, cuyo significado literal era ‘dolor de corazón’.

Por su parte el término ‘congoja’, ampliamente utilizado en castellano, llegó desde el catalán ‘congoixa’ y este del latín congustia, ‘con angustia’.

 

 

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Fuente de la imagen: x1klima (Flickr)