El miércoles me caí por las escaleras de mi casa. Estaba esperando un paquete y justo cuando salí de la ducha, fui corriendo al piso de abajo para abrir la puerta, y ¡zas, al suelo! Al tener los pies mojados, resbale al principio de la escalera y fui cayendo hasta el final como si fuera un tobogán. Afortunadamente, sólo acabé con rasguños, moretones y varios golpes por el cuerpo, aunque la peor parte se la llevaron los pies. Lee el resto de la entrada »