El miércoles me caí por las escaleras de mi casa. Estaba esperando un paquete y justo cuando salí de la ducha, fui corriendo al piso de abajo para abrir la puerta, y ¡zas, al suelo! Al tener los pies mojados, resbale al principio de la escalera y fui cayendo hasta el final como si fuera un tobogán. Afortunadamente, sólo acabé con rasguños, moretones y varios golpes por el cuerpo, aunque la peor parte se la llevaron los pies.
Siempre he sido especialmente patosa, pero con esta enfermedad, sientes que cada vez, estás más torpe. Aunque la culpa de mi reciente caída fue bajar las escaleras con los pies mojados, últimamente, tropiezo con los bordillos de las aceras o incluso me cuesta ponerme unos pantalones estando de pie.
Según va pasando el tiempo, vas notando una flojera en las piernas que va en aumento. Ya no están tan fuertes como antes, necesitas descansar, sentarte constantemente.
Cómo van a estar nuestras piernas en unos años, si vamos a poder andar, si vamos a necesitar un bastón, muletas o nos vamos a tener que desplazar en silla de ruedas; son algunos de los interrogantes que nos hacemos los que padecemos esta enfermedad. No poder andar o hacerlo con dificultad es uno de nuestros grandes miedos y lamentablemente, solo el tiempo nos va a responder. No me voy a quedar esperando a que llegue ese momento, así que hago lo posible para fortalecer las piernas: nadar y caminar.
1decada1000.
Esas interrogantes pasaron por mi cabeza constantemente el primer año después del diagnóstico. Luego aprendes que lo que tenga que venir vendrá y no hay que preocuparse antes de que ocurra.
15 febrero 2013 | 14:13
Tienes toda la razón, no me gusta mucho pensar lo que va a pasar conmigo, pero cuando me pasan cosas como mi última caída, todos los interrogantes sobre mis piernas vuelven a mi cabeza sin querer. Pero ya se han ido 🙂 muchas gracias por tu comentario, un saludo!
15 febrero 2013 | 16:06
Yo también he caído en varias ocasiones, pero aún con las piernas flojas, tardemos más o menos, volvemos a ponernos en pie. Un saludo para ti también
15 febrero 2013 | 17:42
Nos levantamos siempre 😉
16 febrero 2013 | 15:44
Es verdad todo lo que dices, sobre todo los miedos en pensar demasiado. Yo era una persona que antes andaba muchisimo y ahora ando pero sin prisas. Me ha costado mucho aceptarlo, pero se que tengo que ser positiva y esto me ayuedará muchisimo. Un saludo.
25 febrero 2013 | 19:02
Lo importante es no dejar de andar!! A veces, resulta imposible dejar de pensar en nuestros miedos, pero hay que saber cuando hay que dejar de hacerlo para no hacerte más daño. Con esta enfermedad, tendremos que ir aceptando muchas cosas, así que poco a poco lo conseguiremos. Un saludo!
26 febrero 2013 | 12:08