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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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¡Qué poco nos gusta pagar!

Hace unos días, coincidiendo con el Mobile Worldwide Congress celebrado en Barcelona se ha publicado un interesante estudio realizado por el comparador Acierto.com.

El estudio muestra algunas de las contradicciones en las que incurrimos los españoles (o una gran parte de nosotros) en nuestra relación con los móviles, la tecnología y las aplicaciones que sirven para obtener un mayor rendimiento de ellas.

No nos importa pagar buenas cantidades de dinero para tener el último dispositivo, el más moderno, el más actual, (un 39% hemos cambiado de móvil en el último año – un 78% en los dos últimos – y un 20% hemos pagado más de 250 euros por el nuevo) seguramente porque eso es lo que podemos exhibir pero ¿qué tenemos dentro de ese móvil de última generación? Si atendemos a los resultados del estudio únicamente Apps (aplicaciones) gratuitas: un 48% de los españoles no ha pagado nunca por una aplicación y dos tercios de los que han pagado sólo lo han hecho por WhatsApp (y recordemos la que se montó cuando esta aplicación dejó de ser gratuita en Android: un buen número de usuarios estaba dispuesto a renunciar a algo que usaba a todas horas si tenía que pagar a cambio algo menos de un euro al año).

Teléfonos móviles

Por el contrario sólo un 4,9% ha gastado más de 10 euros en aplicaciones de pago.

Las aplicaciones más usadas son las de mensajería, incluidas las de las redes sociales aunque, sorprendentemente, esas mismas redes sociales no son especialmente usadas desde el móvil. Las aplicaciones de juegos son las segundas más usadas.

Menos de un 40% cree que sabe sacar todo el partido a las posibilidades de su telefono móvil mientras en el otro extremo un 7% sólo utiliza su teléfono para realizar llamadas; en un punto intermedio, aunque próximo a este último, se encuentra el 16% que sólo utiliza su móvil para realizar llamadas y enviar mensajes.

Vuelvo al principio: no nos gusta pagar por las aplicaciones; el 95% de los españoles nunca ha pagado más de diez euros por todas las aplicaciones que tiene en su móvil. Igual que no nos gusta pagar por los contenidos en Internet.

Yo lo relaciono con lo que en ocasiones he llamado el error Internet. En el principio de la red todo era gratuito, porque se transcribían contenidos ya amortizados en papel o en otros medios; incluso la publicidad que acompañaba a esos contenidos era aparentemente gratuita, porque se regalaba al comprar la publicidad en los medios analógicos de los que dependían los sitios de Internet.

Así nos acostumbraron a que en Internet todo, los contenidos que nos gustaban, los que resolvían nuestros problemas, los que buscábamos con fruición, era gratis. Y, ¡claro! pagar por algo que antes era gratis molesta.

Luego Internet se vio invadida por una publicidad que, como había sido gratuita, era muy barata y, como no daba para pagar los costes, era muy abundante y empezamos a pensar que la publicidad nos molestaba. Y aquí empezaron otros problemas, que dan para otros posts.

Pero la publicidad es la que paga la fiesta. Porque si algo es gratis, el producto eres tú.

Los 10 tuiteros imprescindibles

El portal marketingdirecto.com publica de vez en cuando listas en las que selecciona un cierto número  de tuiteros a los que recomienda seguir. Hace dos años creo que fueron 20 y yo @MadinaED estaba entre ellos. Eso hizo que aumentara en algo más de cien el número de seguidores que tenía entonces. Luego ha habido otras listas en las que no aparecía.

El martes pasado publicó una nueva lista. Esta vez de diez. Yo no la había visto, pero noté que de repente empezaba a crecer rápidamente el número de seguidores en Twitter, un número que últimamente se había mantenido muy estable. Pronto vi un aviso de un tuit en el que me mencionaban como uno de los 10 tuiteros imprescindibles que todo marketero debe seguir en 2016.

No sé cual es el criterio que se sigue para seleccionarlos; desde luego no es el número de seguidores (en ese caso yo nunca saldría entre los primeros). Una colaboradora del portal me dijo ayer que lo habían votado entre las redactoras (así en femenino; sé que son una mayoría aplastante, pero creía que había algún chico) que piensan que publico tuits interesantes. Espero que los lectores del blog también lo piensen de estos posts.

Es todo un honor.

Verse en una lista de 10 imprescindibles refuerza el ego; si además se comparte esa lista con personajes de tanto prestigio como Enrique Dans o Félix Muñoz, tan populares como Risto Mejide, tan polémicos como Gaby Castellanos, tan reconocidos en el mundo digital como Ismael El Qudsi, Javier Regueira o Gema Muñoz @sorprendida, tan prolíficos como Javier Piedrahita, el director del propio portal o tan influyentes como Pablo Herreros, el hombre que se enfrentó a Tele 5; si entre ellos uno encuentra varios buenos amigos ¿qué más se puede pedir?

Así que muchas gracias a MarketingDirecto, a sus redactoras y a Javier. Por seleccionarme y por ponerme en tan buena compañía. En estos dos días son cerca de trescientos mis nuevos seguidores. Espero no defraudarles.

¿Qué futuro les espera a los Diarios?

En las últimas semanas se han producido un buen número de noticias referidas a los periódicos y a la profesión periodística. Hace tiempo que no echo una mirada en esa dirección, así que éste puede ser un buen momento.

Por primera vez en varios años el sector es protagonista de buenas noticias. El Libro Blanco de la Prensa en España, elaborado por Deloitte para la AEDE, afirma que el sector de la prensa diaria consolida su recuperación y duplica sus beneficios hasta superar los 59 millones de euros. El cambio de tendencia se debe al recorte en los gastos y a una cierta recuperación en la inversión publicitaria.

Los gratuitos contribuyeron a aumentar la lectura de Diarios

Los medios Impresos son los que menos están notando el crecimiento de la inversión publicitaria pero, aún así, si hacemos caso a Deloitte, empiezan a ver cómo les llega algo más de dinero.

Claro que ni siquiera en ese informe son todo buenas noticias: la Difusión de los Diarios cae un 7% y las Ventas un 9%.

De hecho los grandes diarios nacionales siguen perdiendo dinero, incluso más que el año anterior. Son los regionales los que ayudan a cambiar el signo de la balanza.

Esa conjunción de noticias buenas y malas no se da sólo en España. En el campo internacional vemos que mientras The Times amplía su tirada y alcanza sus mejores cifras desde 2012, se produce el primer abandono del papel por parte de un título histórico: el pasado 1 de enero dejó de imprimirse el diario La Presse de Montreal, que durante muchos años fue líder de la prensa francófona de Canadá.

Pero con todo lo malo que esto supone, lo peor no son las pérdidas económicas, ni los cambios de soporte; hay noticias aún peores: los Diarios están dejando de ser la referencia a la hora de informarse; así lo refleja en el Reino Unido un estudio elaborado para Ofcom, el regulador de telecomunicaciones. Se sitúan por detrás de la Televisión, Internet y la Radio. No creo que si se hiciera en España un estudio como ese los resultados fueran muy diferentes.

De hecho, el Informe Anual de la Profesión Periodística, que elabora un equipo dirigido por Luis Palacio para la Asociación de la Prensa de Madrid, el entretenimiento y el espectáculo están ganando terreno a la información. También aquí es la Televisión quien se pone a la cabeza (al menos del negocio; no sé si está tan claro que lo sea de la información). La precariedad y la superficialidad parecen haberse impuesto en una época marcada por Twitter y las tertulias.

Pero este informe contiene muchísima información muy interesante y merece la pena dedicarle un post específico.

Lo haré.

No la vio ni el Tato

Ayer murió Saza. José Sazatornil era uno de los grandes actores españoles. Aunque todos los medios le han calificado como secundario (y seguramente lo fuera por la duración de sus papeles en los repartos en los que participó) creo que hay muy pocos actores que hayan dejado una huella más profunda en la memoria de la gente. ¿Quién no recuerda varias de sus actuaciones magistrales?

Foto: Archivo

Como homenaje a su memoria La 2 emitió anoche La escopeta nacional, una de las grandes películas de Berlanga en las que Saza tiene un inolvidable papel secundario.

Seguramente mucha gente no se enteró; suele pasar con esos homenajes rápidos, en el mismo día: no da tiempo a promocionarlos. Yo mismo me he enterado esta mañana leyendo el informe sobre la audiencia de ayer que ha escrito Ana, de mi equipo.

En estos días de julio en los que hay mucha gente de vacaciones, Ana ha añadido a sus ocupaciones habituales de análisis de las redes sociales la elaboración de los informes de audiencia de televisión. Y lo está haciendo muy bien. Se arriesga a que le encarguemos que siga haciéndolos aunque no haya nadie de vacaciones.

Copio aquí literalmente su informe:

Poco se habla de la iniciativa de RTVE, que desde mayo y hasta el año 2017, dedicará el prime time de La2, todos los días, de lunes a viernes, a emitir una película española del siglo XX. Ayer, como homenaje a la muerte del actor José Sazatornil, “Saza”, un imprescindible de Berlanga (y tantos otros), La2 emitió “La Escopeta Nacional”. No la vio ni el tato (5,6%), al fin y al cabo sólo es cine español, y ayer emitían joyas como “Novia por Contrato” (14,8%) en A3 o el estreno de Invisibles en T5, la serie de Spielberg donde adorables niños se convierten en violentos asesinos dispuestos a destruir el mundo. Fue la emisión más vista del día, con 2,1 millones de telespectadores.

Aunque en estos tiempos que corren un 5,6% en La 2 es casi un récord (duplica la media de la cadena en lo que va de mes y sólo Saber y ganar está muy por encima de esas cifras cada día)  y lo de no la vio ni el Tato puede ser un poco exagerado, es una pena que sólo 727.000 personas vieran ayer la joya de Berlanga.

No recuerdo haber visto nunca Novia por contrato; supongo que es una típica comedia americana sin importancia, pero competir con Spielberg es duro en cualquier caso.

Aun así siguen llamando la atención las cifras de la televisión: casi hablamos de fracaso cuando hubo más de 700.000 personas viendo a la vez un mismo contenido. ¿Cuántos vídeos en Internet alcanzan esas cifras?¿En cuánto tiempo?

Estas líneas pretendn ser mi homenaje a Sazay al buen trabajo de Ana, con su siempre personal sentido del humor.

La publicidad en Internet debe ir con la verdad por delante

Cuando, hace algo más de veinte años, llegó Internet al mercado publicitario nos dijeron: en Internet se puede medir todo. Yo lo llamo el pecado original de Internet.

Efectivamente, en Internet se mide más (y, casi siempre, mejor) de lo que hayamos medido nunca cualquier medio.

Eso produce una mayor cantidad de indicadores y más información, publicitaria y de negocio, de la que disponemos en cualquier otro medio.

También eso ha hecho que a todo lo digital se le pida mucho más de lo que se le haya pedido en cualquier otro momento a ningún sistema de comunicación.

Pero, como advirtió el pensador francés Paul Virilio, cada invento llega con su accidente, su cara inversa: a la vez que el automóvil se inventaron los accidentes de circulación, la política viene en el mismo paquete que la corrupción e Internet llegó con la piratería y el mal uso de los robots.

Los robots son necesarios para muchas cosas, una buena medición entre otras, pero también se pueden usar para estafar. En un medio en el que muchas veces lo que se compra son impresiones es muy fácil hacer que un robot genere un número importante de impresiones (que nadie ve y, por tanto, no se deberían pagar). También es fácil identificar cuántas impresiones no son humanas sino que se han servido a un robot.

Otro tema espinoso es el de la visibilidad: hay impresiones que no han aparecido en la pantalla del internauta, porque tardan en descargarse, porque están muy abajo en el scroll, porque se descargan una segunda vez en una página por la que el navegante ya ha pasdo y a la que no volverá…o por cualquier otra causa. Durante un tiempo este problema era difícil de identificar, ahora ya es posible.

Un reciente estudio americano llegaba a la conclusión de que los anuncios que no aparecen en pantalla ¡no generan recuerdo! ¡Qué sorpresa! Nunca lo habría imaginado.

El anunciante sólo debería pagar por las impresiones vistas por personas. Eso supondrá sin duda un aumento en el precio unitario de la impresión, pero pagará por impresiones reales. Tambiéen se paga más por el litro de detergente concentrado.

Ya sé que alguno me dirá: nunca supimos si las personas que se identificaban ante el audímetro se habían ido al baño; o ¿cómo sabemos si el lector ha mirado las páginas de publicidad o se las ha saltado?

Pero eso no podíamos saberlo.

En Internet, donde se puede medir todo, tenemos la oportunidad de ir con la verdad por delante.

 

(*) Este post es una adaptación de un artículo publicado en la revista IPMark este mes de junio.

La revolución de la Televisión conectada

La semana pasada participé en BIT Experience un evento que se celebró en el IFEMA en el que se presentaban los últimos avances tecnológicos en el mundo audiovisual.

La organización, el portal tecnológico Panorama Audiovisual, me propuso como título de mi charla La revolución de la Televisión conectada. Yo respeté ese título, sin añadirle unas interrogaciones, ni siquiera unas comillas, aunque empecé poniendo en duda que realmente se tratara de una revolución. Seguro que lo es desde el punto de vista tecnológico pero, en mi opinión, una revolución es un evento que cambia la vida de la gente, de la mayor parte de la gente. Lo fue la Revolución francesa, la soviética o la iraní; lo es la revolución digital, o incluso la móvil: todos hacemos las cosas de una manera diferente desde que llegó la digitalización; todos llevamos un móvil siempre con nosotros…pero aunque muchos tengamos un aparato de Televisión conectada, el uso que hacemos de él la mayor parte del tiempo sigue siendo de lo más convencional. Seguro que las cosas cambiarán, pero no sabemos cuánto puede tardar ese cambio. Ahora las esperanzas se centran en el aterrizaje de Netflix el próximo octubre.

El autor del blog durante su presentación en IFEMA. Foto: Panorama Audiovisual

No hablé de tecnología. Con un auditorio en el que predominaban los expertos en tecnología no habría podido decir dos palabras sin meter la pata y que me pillaran. Me centré en el espectador y en el negocio audiovisual (especialmente en la parte relacionada con la publicidad) y en cómo ha evolucionado la medición.

Actualmente vivimos en una esquizofrenia: por un lado nos dicen que la televisión ha muerto y por otro que el contenido es el rey (y ese contenido casi siempre es audiovisual).

La televisión lineal, la que se ve tal como la emiten las cadenas, en el momento de su emisión, no atraviesa su mejor momento (sobre todo entre los jóvenes) pero sigue ocupando en media cada día casi cuatro horas de la vida de cada español. ¡No está mal para un teórico muerto! Pero es verdad que cada vez se ve más contenido en diferido o en dispositivos diferentes del televisor del hogar; incluso usando varios dispositivos a la vez; o ver seguidos todos los capítulos de una temporada de una serie y pegarse el gran atracón. O sea que las dos afirmaciones, aparentemente contradictorias, tienen algo de razón.

Hice un repaso por la evolución histórica y el presente de la medición y de la inversión publicitaria, que no tiene cabida en este post. Aquí me voy a centrar en lo que creo que nos espera en un futuro ya muy próximo.

En una situación en la que las audiencias se fragmentan entre un número ya casi infinito de cadenas y en el que, además, las audiencias de un mismo programa se diluyen a lo largo del tiempo, cobran una importancia creciente los eventos que mayoritariamente se ven en directo (los deportes, el Festival de Eurovisión, los Goya, los finales de determinados concursos,…). En el plano de la medición toma cada vez más fuerza la idea de mediciones híbridas, complementando la información que se obtenga del panel de hogares (como el de Kantar Media en España) con la que proceda de estudios censales (como el que hace Kantar para Ono, o Rentrak para otros operadores). Según vaya creciendo la Televisión Conectada cada vez tendrá más sentido esa medición censal, que exige la colaboración del operador objeto de la medición.

En el plano comercial yo creo que todavía le quedan unos años de vida al sistema de venta de GRPs (puntos de porcentaje de audiencia) pero también está claro que la Venta Programática (que, en función de algoritmos, hará llegar a cada espectador/hogar una publicidad diferente en función de sus gustos o su comportamiento anterior) asoma con fuerza como nueva posibilidad a medida que crezca la conexión. Esperemos que no venga con los vicios que son habituales en Internet.

Creo que la clave es que las televisiones sigan vendiendo tiempo (spots de 10, 20, 30 segundos) y no simples impresiones como se ha hecho en internet. El tiempo es limitado: un día tiene 86.400 segundos; según la ley habría un máximo de 17.280 segundos publicitarios…abundante pero limitado. En una pantalla de Internet (en la que podemos habernos detenido sólo unas décimas de segundo) puede haber numerosos mensajes publicitarios; eso hace que la oferta publicitaria de Internet sea casi infinita, lo que lleva a que los precios tiendan a cero y haga muy difícil la supervivencia de una gran parte de los protagonistas de la transformación digital. Y por supuesto, que no se pague por aquello que nunca ha llegado a aparecer en las pantallas. Ese asunto de la visibilidad que ahora parece empezar a preocupar en Internet (y que sorprende que no preocupara antes).

Creo que la nueva situación que se prevé será muy buena para el espectador, que podrá ver lo que quiera, cuándo quiera, dónde quiera y en el dispositivo que quiera. Tengo menos claro que vaya a ser buena para la publicidad o para el negocio audiovisual en general.

En cualquier caso está claro que vienen tiempos interesantes. Habrá que estar atentos.

Dedicamos (casi) todo el tiempo libre al consumo de medios

Mi equipo proporcionó los datos referidos a España del informe que a principios de esta semana publicó, ZenithOptimedia, el grupo en el que trabajo. El informe ha tenido mucho éxito: cientos de medios de todo el mundo lo han reproducido. La razón es que algunos de los datos que incluye son muy llamativos.

En el mundo actual cada persona dedica por término medio 492 minutos al día (más de ocho horas) a consumir medios de comunicación. Aún se espera que ese tiempo siga creciendo, impulsado por el creciente uso de Internet, y que se sitúe en 506 minutos en 2017. Al menos esos son los datos de los 65 países a los que se refiere el estudio.

En los últimos cuatro años el tiempo dedicado a consumir medios creció un 5%, pero ese dato puede resultar engañoso para algunos medios: mientras el uso de Internet subió casi un 84% (pasó de 60 a 110 minutos) los medios tradicionales cayeron un 7% (de 402 a 376 minutos). Los más perjudicados son los Diarios, que caen casi un 26%. La Televisión en su formato tradicional también se está viendo afectada, aunque en menor medida: cayó un 6% en los últimos cuatro años. Pero por el momento sigue siendo el medio que predomina entre los consumidores.

Foto: 20 Minutos

El uso masivo de móviles aumenta las posibilidades de consumo de medios durante lo que antes habrían sido tiempos muertos.

El consumo de publicidad Exterior crece debido al aumento de emplazamientos y al hecho de que en los países emergentes una parte creciente de la población se deplaza hacia los ciudades, donde esos emplazamientos se concentran en mayor medida. Y ahora, cuando la crisis económica va quedando atrás en el mundo, pasamos más tiempo en la calle.

Pero volvamos al principio: si dedicamos más de ocho horas cada día a consumir medios, dormimos más o menos ocho horas y trabajamos otras ocho (o más, si nos dedicamos a la publicidad) ¿nos queda tiempo para algo más?

El truco está en que no todo el mundo trabaja, en que los jubilados y los parados tienen más tiempo para otras cosas, entre ellas consumir medios, y que, con los fenómenos multitarea y multipantalla, cuando hacemos varias cosas a la vez, multiplicamos el tiempo, al menos para este tipo de estudios.

Pero, en nuestro tiempo libre ¿hacemos algo más que consumir medios?

La nueva publicidad: con menos engaños ganaremos confianza

La digitalización supuso una revolución en muchos campos; también en el de la publicidad.

La mayoría de los cambios que ha introducido son buenos, pero en el paquete venían también algunos elementos negativos. Como nos advertía el pensador francés Paul Virilio

El progreso y la catástrofe son el anverso y el reverso de la misma medalla…Inventar el tren es inventar el descarrilamiento, inventar el avión es inventar el accidente…

Marc Pritchard, Director Mundial de Construcción de Marca de Procter&Gamble, el mayor anunciante del mundo, pronunció una conferencia que recoge como artículo la revista Anuncios. Los medios digitales no sólo ocupan cada vez más tiempo de las personas; también se han situado en un lugar central en sus vidas.

Todo anunciante avanzado ve esto y hace lo que ha hecho siempre: adaptar su comunicación a esos cambios que la tecnología provoca en las personas.

El potencial de creación de valor para el negocio es significativo —con una oferta infinita, precisión en el alcance de públicos objetivos, compra automática, venta y distribución, comunicación generada por el usuario, producción a bajo coste, amplificación de la publicidad no pagada (earned media)— todo dirigido a un mejor retorno de la inversión. Es a la vez más eficiente y eficaz que cualquier otro medio con el que hayamos trabajado antes. Estamos solo empezando a dominar este increíble nuevo lienzo creativo, y de la maquina mediática que hay detrás de él.
Los medios digitales, y en especial su comercialzación son muy jóvenes (menos de veinte años) y están en constante evolución. Nunca alcanzaremos a la tecnología, que siempre irá por delante, planteando nuevas propuestas.
Por el camino nos han ofrecido cientos de nuevas métricas, que amplían las que teníamos para otros medios; pero debemos centrarnos en las que influyen en los resultados reales de negocio.
Pero lo peor es que en la nueva frontera tenemos, como siempre ha ocurrido, trampas: piratas como los que abordaban  a las naves españolas que volvían de América cargadas de tesoros, o forajidos, como los que atacaban las caravanas en el Oeste.
En Internet tenemos los fraudes con robots, los visionados falsos, el exceso de publicidad, el mal uso de los datos conseguidos y unos cuantos más.
Pero las marcas trabajan para sus consumidores; le aportan valor generando confianza y seguridad. En palabras de Marc Pritchard:
Cuando hacemos esto bien, los consumidores nos premian con su confianza, su compra y su lealtad y todos prosperamos. Cuando no lo hacemos, nadie gana.
Hay que afrontar los problemas con transparencia para generar esa confianza. Sabemos que hay anunciantes que están pagando por anuncios servidos a robots, pero la misma tecnología de la que se aprovechan los piratas sirve para detectarlos: descontemos las impresiones falsas servidas a robots.
Sabemos que un cierto número de impresiones servidas nunca llegan a parecer en la pantalla del internauta, bien porque el servidor de publicidad es lento (cada vez menos) o bien porque están en una posición, casi siempre muy abajo, a la que no llega en su navegación. Tenemos criterios (muy laxos en mi opinión, pero aceptados por el mercado) para medir la visibilidad y las fuentes del mercado ya nos ofrecen el dato. ¿Por qué no se generaliza su uso?
Cada vez hay más personas, especialmente entre los jóvenes, que utilizan bloqueadores de la publicidad (jóvenes que no saben que la publicidad es quién paga los contenidos que consumen). Pero una parte de esos anuncios habrán sido servidos; si contamos las impresiones en el servidor, volveremos a estar cobrando por algo que nadie ha visto.
Todos los problemas son detectables; tenemos la tecnología para solucionarlos y no deberíamos resguardarnos tras la juventud del medio para no hacer las cosas bien.
Si somos capaces de eliminar los engaños ganaremos la confianza del consumidor…y las agencias la de sus clientes los anunciantes.
Como también dice Marc Pritchard:
Si no podemos confiar en que nuestro colaborador va a difundir nuestros anuncios de modo y en un soporte en el que sean vistos por seres humanos, y en que sea totalmente transparente acerca de sus incentivos financieros, debemos elegir un colaborador diferente.

Este año podemos

Todas las previsiones parecen estar de acuerdo: la inversión publicitaria crecerá este año, en el mundo y en España.

Después de una dura travesía del desierto que ha llevado a nuestro negocio, y a la economía nacional, a unas cifras impensables hace tan solo unos pocos años, 2014 se ha cerrado con crecimiento y 2015 apunta buenas maneras.

Estamos en año electoral. Por ello se reducen las retenciones en el IRPF, se devuelve a los funcionarios la paga que se les quitó en 2012, se moderan las subidas de precios y se mantienen algunos estímulos económicos como el Plan PIVE. Todo eso libera algo de dinero para el consumo y la industria publicitaria apoyará este empuje.

Pero es año electoral. Las elecciones europeas del año pasado nos trajeron la sorpresa de un nuevo partido que desde entonces no deja de crecer en las encuestas.

Sabemos que ha crecido apoyándose en los medios de comunicación (Televisión e Internet sobre todo) pero no conocemos su postura sobre la publicidad, vital en una sociedad de consumo que Podemos cuestiona.

Pronto habrá elecciones en Grecia. (*) Si se produce el esperado triunfo de Syriza empezaremos a tener una información algo mejor. Si Podemos consigue alguna cuota de poder en las autonómicas ya veremos algo más.

Pero pase lo que pase estamos experimentando los efectos de un importante revulsivo contra la corrupción.

La solución, a final de año. Mientras tanto, podemos crecer.
(*) Este post reproduce la columna que escribí para la edición en papel de la revista IPMark. Desde entonces ya hemos visto que triunfó Syriza y que las reacciones de los mercados no han sido tan duras como en principio se esperaba. También sabemos que la Administración Pública aumentará su inversión en publicidad.

2015: Una nueva realidad (I)

Tanto los panelistas de Vigía (medios) como los de Zenthinela (anunciantes) creen que la reactivación del mercado publicitario ya ha comenzado. En algún momento del último tramo de 2014 las cosas comenzaron a cambiar. Pero esos cambios se producen sobre una nueva realidad, la que nos ha quedado después de atravesar la dura crisis de los siete últimos años.

Un país con más de cinco millones de parados, en el que casi una de cada cuatro personas que quieren trabajar no encuentran trabajo y donde las cifras de paro disminuyen porque se van los inmigrantes, porque también nos dejan nuestros jóvenes mejor preparados y porque son (somos) más los que alcanzan la edad de jubilación que los que llegan a la edad de buscar trabajo, no tiene mucho que ver con el que conocíamos hasta 2007, aunque muchas de aquellas alegrías se debiereran a la burbuja inmobiliaria.

¿Qué ha cambiado en 2014?

Aunque aún no tenemos los datos oficiales, que entre enero y febrero nos ofrecerán Arce e Infoadex, ya sabemos que el año se habrá cerrado con un cierto crecimiento de la inversión publicitaria (las previsiones oscilan entre el 0,3% que apreciaban los anunciantes de Zenthinela y el 3,3% que pronosticaba Arce en octubre, pasando por el 1,9% de los medios de Vigía). Mi previsión personal en que, tras un buen último trimestre, el crecimiento se habrá situado cerca del 4%.

Todos son datos positivos, que confirman que, por una vez, las previsiones del año pasado por estas fechas fueron acertadas.

Tras las fuertes subidas experimentadas entre 2003 y 2007, en cinco de los seis años siguientes la inversión publicitaria cayó con fuerza (entre un 7% en 2013 y un 17,1% en 2009). Sólo en 2010 se produjo un ligero repunte del 1,9%.

¿Qué ha ocurrido en 2014 para que los resultados cambien? Se han producido algunos cambios en la situación económica y otros en el mercado publicitario.

Las cadenas de televisión dominantes, las del duopolio, han cambiado su política comercial: ahora su objetivo no es ya maximizar la ocupación sino el, mucho más lógico, de optimizar los ingresos. En un mercado tan dominado por la Televisión como el nuestro, ese cambio acaba afectando a todos los medios. Otro cambio, con poca influencia en la inversión total pero con un claro valor simbólico, es la vuelta de espectadores al Cine: este año ha crecido la asistencia a las salas (con una película española como sorprendente líder en recaudación) y de su mano ha crecido también la inversión publicitaria en el medio, ayudada por los importantes cambios que se han producido en su comercialización. El hecho de que ya se acceda más a Internet desde el Móvil que desde cualquier otro dispositivo se ha reflejado en un crecimiento en la inversión en Móviles, pero no en la explosión que siempre se anunciaba y que ahora parece que estaría justificada. Hay quien opina que las dificultades en la medición pueden estar detrás de ese crecimiento menor que el que se podría esperar. Veremos si la tecnología ayuda a solucionar los problemas de medición y esto hace cambiar la situación.

Este post es la primera parte de un artículo que se ha publicado en la edición en papel de la revista IPMark. Lo iré completando en los próximos días.